Capítulo 15
Alicia y Prim se bajaron del carruaje frente a la entrada de la fortaleza dirigida por Luu Luu.
Al menos por la apariencia exterior, no se podía notar ni una sola señal de que hubiera habido una batalla, y tampoco se veían nubes de humo elevándose por encima de los muros.
Tomando eso como una buena señal, Alicia no pudo evitar sentir que su suposición de que las fuerzas de Kuroinu no habían atacado esta fortaleza era correcta.
Cuando ella, junto con sus guardias, se colocaron frente a la puerta, estas lentamente se abrieron, produciendo un sonido agudo.
Cuando las puertas se abrieron por completo, una pequeña figura estaba parada en medio de un grupo de caballeros y enanos.
Con el cabello naranja que le llegaba hasta los hombros y terminaba en remolinos, usando un sombrero estilo boina de color verde con dos hilos sobresaliendo y terminando en una bola de tela acolchada.
Estaba usando una capa de color verde y de fondo café, además de unas medias de color blanco y botas de color café. Aparte de eso, lo único que la cubría era un pequeño parche en sus partes más íntimas.
Si Accelerator la viera, seguramente buscaría a la persona que estableció los estándares de ropa de este mundo de mierda y lo desollaría vivo.
Luu Luu levantó su mano y la agitó vigorosamente, corriendo hacia ambas princesas, que estaban en la entrada.
― Alicia-chan, Prim-chan ― dijo la chica con una inusual alegría en sus palabra , es una chica pequeña con ojos magenta y cabello naranja de longitud media con flequillo corto y cuatro rizos gruesos. Lleva un sombrero verde con dos bolas de plumas atadas con hilos rojos, una capa verde oscuro, una capa verde lima, una placa de metal que cubre su entrepierna, medias blancas hasta los muslos y botas marrones, ―. ¿Vinieron a visitarme?
― Luu Luu-san ― saludó Alicia con una sonrisa forzada. Nunca fue capaz de congeniar muy bien con la alegría y energía de esta chica, aunque ella era mayor que ella misma. Su apariencia discordaba mucho de su personalidad ―. Me temo que no es el caso.
― Buuu, no me llames Luu Luu-san, solo basta con que me llames Luu Luu ― se quejó Luu Luu, mientras inflaba sus mejillas. Luego se giró para mirar a Prim.
― Entonces no vinieron a visitarme ― dijo mientras parecía desanimada y abrazaba la parte inferior de Prim. Prim movió sus brazos de manera errática, sin saber qué hacer.
― Luu Luu, es un tema serio, así que me gustaría poder discutir esto en un lugar más privado.
Luu Luu dejó de jugar por un momento y, viendo la actitud de Alicia, asintió ligeramente antes de volver a sonreír y caminar hacia la fortaleza.
― Está bien, sus guardias pueden descansar mientras hablamos ― se giró hacia los caballeros y dijo con una sonrisa ―. Llévenlos a la habitación de invitados.
Un caballero asintió y se ofreció a guiarlas. Las guardias miraron a Alicia esperando sus órdenes; ella las miró un momento y luego asintió con una sonrisa.
Luu Luu caminó hacia el interior de su fortaleza con una sonrisa en su cara.
Esta fortaleza, a diferencia de las demás, no tenía una población civil muy grande. Era más que nada un parador usado por mercaderes y la alianza para recargar provisiones o enviar mensajes a otras fortalezas.
Les tomo alrededor de 20 minutos recorrer la fortaleza, y llegar al centro donde estaba el castillo principal, y luego de un momento entraron recorriendo los pasillos, en 5 minutos llegaron a una habitación que era usada para las reuniones.
La sala de reuniones está situada en lo profundo del castillo, con gruesas paredes de piedra que ofrecen tanto privacidad como protección. El centro de la habitación está dominado por una mesa de madera maciza, oscurecida por los años y pulida por innumerables manos.
En torno a la mesa, robustas sillas de respaldo alto están dispuestas. Candelabros de hierro forjado cuelgan del techo abovedado, iluminando la sala con una luz cálida y parpadeante que proyecta sombras danzantes sobre los rostros serios de los asistentes.
En un rincón, un gran mapa del reino, dibujado a mano sobre pergamino en el cual están las 5 fortalezas.
Luu Luu salto hacia su asiento, y se cruzó de piernas, mientras miraba a amabas princesas esperando a que se sentara y comenzaran con su reporte de lo que estaba pasando, pues incluso ella sabía que dos princesas vinieran a visitarla no era algo común, aun menos sin un aviso previo.
Mirando las expresiones en los rostros de Alicia y Luu Luu, se dio cuenta de que lo que iba a escuchar no sería nada agradable. Y efectivamente, no lo fue. La sonrisa en su rostro se desvaneció mientras escuchaba el relato de los eventos recientes. A medida que Alicia narraba los sucesos de los últimos días, sus ojos se iban ensombreciendo con cada detalle.
Alicia, con un esfuerzo notable, trató de resumir la historia. Habló de Kuroinu y de los ataques, evitando profundizar en detalles dolorosos. Su narración se volvió aún más difícil cuando notó que la mano de Luu Luu, que estaba agarrada con fuerza a uno de los soportes de su silla, comenzaba a agrietarse debido a la presión. La fuerza con la que la chica, aparentemente tan inofensiva, apretaba el soporte indicaba claramente su creciente malestar.
Finalmente, Alicia llegó a la parte más incómoda de la historia: Accelerator. Describió sus acciones y comportamiento, mencionando que él era un enviado de la diosa para ayudarlas a enfrentar la amenaza que se cernía sobre ellas.
Cuando terminó, Luu Luu parecía haber recuperado parcialmente su compostura, aunque el dolor y la preocupación aún eran evidentes en su rostro. El soporte de madera frente a ella mostraba claramente la forma de su mano, dibujada por la presión que había ejercido.
—¿Entonces qué planean hacer? —preguntó Luu Luu, sin rastro del entusiasmo que había mostrado anteriormente.
—Dado los fracasos que han experimentado en todos los ataques de Kuroinu, suponemos que ahora se están reagrupando. Seguramente no intentarán atacar otra fortaleza, porque incluso si consiguen conquistarla... —comenzó Alicia, su voz cargada de seriedad— ..."Accelerator" los mataría eventualmente. No sabemos cuál será su próximo movimiento, pero creemos que debemos empezar a reagruparnos nosotros también, para realizar un ataque antes de que se recuperen de los estragos que ocasionó el enviado de la diosa. En estos momentos, Kaguya-san está viajando hacia la fortaleza de Maia para informarle de todo y de nuestros planes. De cualquier manera, nuestro objetivo final es reunirnos con Celestine-sama para discutir todo con ella y tomar una decisión final sobre nuestras siguientes acciones.
—¡Vamos a patearles el culo! —exclamó Luu Luu de repente, sorprendiendo a las dos princesas con su repentina explosión de entusiasmo. Se lanzó fuera de su asiento y, con un salto ágil, se acercó a un enorme hacha colgada en la pared. Alicia observó, asombrada, cómo la pequeña figura de Luu Luu manejaba con facilidad el gigantesco hacha, contrastando con su tamaño diminuto.
La hoja del hacha era ancha y afilada, forjada en acero oscuro con un borde dentado que brillaba amenazadoramente. El mango, hecho de madera robusta y endurecida por el tiempo, estaba envuelto en tiras de cuero para proporcionar un agarre seguro, incluso en las condiciones más adversas. Cerca de la base, anillos de hierro reforzaban el mango, protegiéndolo contra los golpes y equilibrando el peso de la empuñadura.
Alicia vio cómo Luu Luu corría hacia la puerta, el hacha levantada, preparándose para romperla. Casi grita para detenerla, pero antes de que el hacha pudiera impactar, la puerta se abrió repentinamente. Luu Luu, sorprendida por la apertura inesperada, cayó hacia adelante y se golpeó la cabeza con un pequeño "¡ouch!" que escapó de sus labios.
—Me alegra ver que sigues tan enérgica como siempre, señorita, pero por favor, no rompas otra puerta. A los artesanos no les gustará.
Es un enano de robusta complexión, con una estatura que apenas supera el metro y medio, pero con un cuerpo ancho y musculoso, forjado por años de trabajo en las minas y entrenamiento en la batalla. Su piel es de un tono bronceado, marcada por cicatrices en sus brazos y rostro.
Los ojos del enano son de un penetrante color verde esmeralda, brillan con la astucia y determinación de alguien que ha visto tanto la belleza oculta en las profundidades de la tierra como los horrores que acechan en la oscuridad.
Cuando Luu Luu se recompuso, miró al anciano con una mezcla de emoción y urgencia.
—¡Abuelo! —gritó, acercándose corriendo hacia él—. ¡Tenemos que ir a patear los traseros de los malos!
El enano asintió con seriedad, aunque una chispa de diversión brillaba en sus ojos.
—Claro que sí, pero... ¿Quiénes son esos malos?
El enano giró su mirada hacia Alicia, levantando una ceja en señal de curiosidad. Alicia, reconociendo al enano, tardó un momento en recordar su nombre. Era Borin, el segundo al mando de la fortaleza.
—Borin-san, es un gusto volver a verlo —dijo Alicia con una sonrisa de reconocimiento.
—Oh, sí, la última vez que las vi, ambas eran igual de grandes que yo —rió el anciano, su voz grave resonando con calidez mientras su sonrisa se escondía debajo de su espesa barba.
A pesar de la broma, la pregunta que Borin había hecho seguía presente en sus ojos. Alicia suspiro cansada, y comenzó su relato una vez mas.
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Kaguya quería vomitar. Lo primero que hizo Maia cuando ella entró a la fortaleza fue mostrarle el resultado devastador de las acciones de Accelerator. Kaguya ya conocía el poder de Accelerator, sabía que podía eliminar a sus enemigos con una facilidad aterradora. Pero lo que estaba viendo ahora era diferente.
Ella había sido testigo de cómo Accelerator mataba a los miembros de Kuroinu con una rapidez implacable, sin mostrar el menor signo de preocupación por ellos. Sin embargo, al escuchar las palabras de Maia, su estómago se revolvía de manera violenta. A diferencia del ataque a su fortaleza, donde los enemigos eran claramente identificables, la situación descrita por Maia era mucho más caótica y brutal. Según Maia, Accelerator había llegado y, sin previo aviso, comenzó a matar soldados de manera aleatoria.
Kaguya sabía que debía haber alguna explicación, alguna manera en que Accelerator identificara a los miembros de Kuroinu y a los que no lo eran. Pero la verdad era que, según la información, él había matado a todos sin distinción, dejando un campo de cadáveres horriblemente mutilados.
Frente a ella se extendían cientos de cuerpos, algunos sin extremidades, otros en estados tan desfigurados que apenas parecían humanos. Entre ellos, mercenarios y caballeros, sus armaduras y ropas estandarizadas revelaban sus orígenes.
Kaguya comprendía por qué Maia le mostraba este espectáculo macabro. Era un intento de mostrar la crueldad y el poder de Accelerator, y quizás, de justificar por qué ella debía confiar en él. La pregunta que Maia parecía plantear era: "¿Esperas que confíes en el monstruo que hizo esto?"
Sin embargo, Kaguya ya tenía su respuesta, y finalmente la pronunció con una determinación fría.
—No —dijo con firmeza.
Maia la miró con incredulidad. Para alguien que había pasado la mayor parte de su vida en combate contra demonios, decir que no tenía que confiar en un aliado era algo que le resultaba casi imposible de aceptar. En un campo de batalla, la confianza en tus compañeros era crucial, o de lo contrario, todos estarían condenados a morir.
—¿Qué, no confías en él?
—Sí —respondió Kaguya, y luego se giró para mirar a la pelirroja—. No necesitas confiar en él. Es un hecho que los mercenarios se han aliado con los demonios de la Reina Oscura, así que ahora mismo si confías en él o no es irrelevante. Lo único que tenemos que hacer como princesas guardianas es proteger a nuestra gente y vencer a los demonios.
—Pero... ¿acaso no ves lo que hizo? —dijo Maia, extendiendo las manos hacia los cadáveres que se estaban preparando para ser incinerados y enterrados.
—Lo veo... pero él debió de haber tenido sus motivos para hacerlo. Hasta ahora, Accelerator ha salvado al menos dos fortalezas que estaban prácticamente tomadas por Kuroinu. Supongo que el motivo por el que mató a estas personas fue porque formaban parte de esa amenaza.
—¿...Puedes estar segura?
—No puedo, pero elijo creer en eso. Después de todo, si es un enviado de la diosa, dudo que ella mandara a alguien que solo mata porque sí.
—No... no puedo creer eso.
—Como dije, da igual lo que creas. Estamos en un momento decisivo, así que tenemos que actuar rápido. Por favor, reúne a tus fuerzas para que marchemos hacia la fortaleza de Celestine-sama. Ella confirmará si podemos o no confiar plenamente en Accelerator.
Kaguya dijo, y espero las palabras de Maia, ella apretó sus puños y se mordió el labio con frustración. Luego de un momento finalmente ella asintió resignada.
― esta bien, comenzare a preparar todo, por la mañana deberíamos de estar listos para salir.
Maia dijo con voz ronca, con un asentimiento Kaguya comenzó a caminar hacia el castillo, vio que una de las guardias de Alicia estaba parada a unos 20 metros.
― Kaguya-sama. ― dijo la caballero mientras se inclinaba, Kaguya levanto una mano tranquilizadora, y dijo con una suave sonrisa.
― crees poder decirme que paso con Accelerator estos últimos días.
Ella dijo con un que no dejaba mostrar toda la curiosidad que tenía sobre este tema.
La cabellera asintió enérgicamente, y ambas comenzaron a caminar hacia una habitación donde pudiera hablar más fácilmente.
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Accelerator observó la fortaleza que se alzaba en el horizonte, notando de inmediato que era diferente en comparación con las demás. Esta fortaleza se destacaba por no estar rodeada de los típicos muros imponentes que había visto en otras ciudades. En su lugar, se extendía una vasta ciudad que parecía ser al menos tres veces más grande que cualquier otra que había visitado en este mundo.
A medida que cruzaba el cielo, Accelerator pudo ver miles de figuras caminando despreocupadamente por las calles de la ciudad. El bullicio y la actividad contrastaban con la todo lo que había visto. La velocidad a la que la información parecía trasladarse en este mundo medieval parecía ser mucho más lenta de lo que él estaba acostumbrado, algo que le resultaba frustrante.
—Una razón más para terminar con esto e irse de este mundo de mierda —gruñó Accelerator con molestia mientras examinaba la imponente edificación en el centro de la ciudad. A diferencia de las fortalezas que había visto antes, esta no parecía un castillo en absoluto. Más bien, tenía la apariencia de un lugar turístico, diseñado para albergar a grandes multitudes en lo que parecía un enorme patio o plaza.
La estructura destacaba por sus características inusuales y por la forma en que parecía integrar el espacio para la reunión de grandes grupos de personas, algo que no encajaba con las fortificaciones militares tradicionales que Accelerator había encontrado hasta ahora. Esto indicaba que este lugar podría tener un propósito diferente.
El albino con cuatro tornados a sus espalda se movía hacia el lugar que parecía mas lujoso, y que supuso hay estaría la "reencarnación de la diosa" que lo había enviado a este lugar.
Accelerator notó que, mientras más se acercaba al lugar, más gente parecía darse cuenta de su presencia y comenzaba a apuntar sus manos hacia él. Sin embargo, no les dio importancia. Su mirada permanecía fría y enfocada, como si el mundo entero fuera insignificante a su alrededor.
Cuando llegó sobre el lugar, que parecía ser una terraza gigante, los tornados que rodeaban su espada se desvanecieron en el aire, disipándose en una bruma turbulenta. Su cuerpo comenzó a caer hacia el suelo, la sensación de vacío en el estómago le resultaba familiar.
Al principio, descendía a una velocidad constante, como un meteoro cayendo desde el cielo. Sin embargo, a medida que se acercaba al suelo, su cuerpo fue desacelerando de manera progresiva, hasta que sus pies tocaron la superficie con suavidad, provocando solo una ligera corriente de viento. El impacto fue casi imperceptible, pero el aire a su alrededor se agitó como si hubiese sido sacudido por una fuerza invisible.
Accelerator alzó la vista y comenzó a caminar hacia la entrada del enorme palacio que se alzaba frente a él. Sus pasos resonaban con un eco apagado en la vasta explanada, pero se detuvo en seco al notar que un grupo de personas caminaba en su encuentro.
Eran todas mujeres, vestidas con túnicas de un blanco puro, como si ninguna impureza las hubiera tocado jamás. Una mueca de desdén se dibujó en el rostro de Accelerator; si bien la mayoría de ellas llevaba ropa que cubría sus cuerpos casi por completo, la figura en el centro del grupo era la excepción.
Tenía el cabello rubio tan largo que le llegaba hasta los tobillos, fluyendo como una cascada dorada detrás de ella. Vestía una especie de atuendo que consistía en tiras de tela blanca que subían sobre sus pechos y se extendían hacia abajo, casi rozando el suelo. Una tira adicional colgaba frente a su cuerpo, cubriendo sus partes más privadas . En su frente llevaba una diadema dorada, y una corona de flores adornaba su cabeza, combinando tonos de verde y azul claro.
Había mucho dorado en su apariencia, proveniente de los numerosos anillos que rodeaban sus brazos y muñecas, brillando bajo la luz. Sus orejas eran largas y puntiagudas, confirmando su naturaleza no humana. La mujer se parecía bastante a la Diosa con la que Accelerator había hablado cuando llegó a este mundo de mierda, pero algo en su presencia no se sentía del todo correcto.
Los labios de Accelerator se estiraron en lo que podría haberse confundido con una sonrisa, pero en realidad era una mueca de burla.
—Así que tú eres la encarnación de esa diosa inútil, ¿huh?
Los jadeos sorprendidos de las mujeres que rodeaban a la rubia rompieron el aire, y lo miraron como si hubiera dicho algo blasfemo. Sin embargo, la mujer permaneció impasible y luego esbozó una ligera sonrisa.
—Bienvenido, Accelerator-san —dijo con una leve inclinación. El albino frunció el ceño, observándola con desconfianza—. Respondiendo a tu pregunta, sí, soy la encarnación de la diosa, aunque no creo ser digna de ese honor.
Accelerator la miró fijamente por un momento, antes de inclinar la cabeza hacia un lado con indiferencia.
—Lo que sea —murmuró mientras comenzaba a caminar, acercándose más a Celestine—. De cualquier manera, necesito que respondas a mis preguntas.
Se detuvo a unos dos metros de ella y la observó con una expresión desinteresada.
—Dependiendo de tus respuestas, esa diosa podría tener que reencarnar en otra perra.
Accelerator escupió con desdén y luego caminó a un lado de Celestine, dirigiéndose hacia un jardín cercano donde podía sentarse y dejar que su batería se recargara. El sonido de su bastón golpeando el suelo fue lo único que rompió el silencio que habían provocado sus palabras, resonando en el aire como un recordatorio de su desprecio.
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