La profesora llevó a rastras a los chicos, mientras yo luchaba por mantener mi risa,  sé que debí haberlos despertado junto conmigo, pero seguramente nos pelearíamos como salvajes  para decidir quién entra primero al baño, y no tenía tiempo para ello. Luego de un tiempo, la profesora ya había llegado, sin la compañía de mis compañeros, supuse que los dejó  en dirección, al fin y al cabo, no es completamente mi culpa, agradezco a los cielos el no haber venido con ellos, o  estaría en grabes problemas.

El tiempo paso lento, la clase de historia siempre se me hacía la más larga de todas, parecía que nunca llegaría a su fin, hasta que de pronto sonó aquel sonido tan amado por todos los estudiantes, la campana anuncio el horario de descanso. fue un completo alivio.

Traté de despejar mi mente, alejar las preocupaciones que comenzaban a inquietarme, de cierto modo era inútil, ya que aún permanecía la escena de esa noche repitiéndose una y otra vez en mi cabeza. La gente atónita, su padre con una mueca de horror, la madre al borde del llanto, y su prometida, le queda corto la palabra "impresionada", pero lo que más me aterraba era su mirada sin brillo y con el ceño fruncido. "-¿Por qué no apareciste hoy?-" Cuestioné en  un pequeño susurro con la cabeza agachada y repleta de preguntas. Para ser directa no estaba preocupaba, tenía miedo de lo que me podía ocurrir. Al momento que me corrió de la fiesta, su mirada  sombría fue como una daga apuñalandome, era como sí el pudiera ver a través de mi, y eso fue lo que más me asustó.

Al seguir caminando escuché un "-¡Hey tú!-" que me hizo percatar de la realidad y salir de mis pensamientos.

-¿Qué..?-Expresé casi en susurro con un rostro confuso. Hasta que vi de donde provenía la voz que me llamaba.

Era Knuckles con su rostro pegado en la ventana de la dirección con un papel que decía"-Ya verás lo que te ocurrirá rosado afeminado!!-". La verdad daba bastante gracia, cualquiera que lo viese lo confundiría con un acosador sexual por como se encontraba. Este chico no tenía escrúpulos, y se notaba en donde lo vieses. el de iris violetas claros saco su lengua haciendo muecas, enchastrando por completo el vidrio,  cualquiera quedaría traumatizado con esa escena. Pero lo que más me mató de risa fue al ver a la secretaria del director, o mejor dicho,  la secretaria del dueño del recinto, enojada mientras golpeaba al peli-rojo con un cuaderno.

Entre carcajadas me fui marchando, pero no sin antes sacarle la lengua y levantar el dedo del medio de mi mano, haciendo que este quisiera abalanzarse  hacia mi, pero fue retenido por la secretaria Sally, la cual no se percato de mi presencia, para mi suerte. 

Después de unos dos minutos subiendo escaleras, llego a la terraza del colegio, pudiendo apreciar la vista desde aquella altura. Era un lugar donde nadie iba y estaba prohibido el paso,  por lo cual nadie estaba allí. suspire acostándome por las rejas de seguridad que estaban a los bordes del edificio. El ambiente era tranquilo y cómodo. Al desviar mi mirada hacía una de las esquinas veo a alguien durmiendo. De alguna manera, la curiosidad se hizo presente, y a pasos lentos sin provocar ruido alguno me asomaba para ver quién era el individuo que estaba allí. 

Al acercarme retrocede como por reflejo y empiezo a tensarme, ningún músculo de mi cuerpo respondía, aunque quisiera, y nuevamente, esa inquietud, ese sentimiento frustrante  me invadía, el "miedo" sucumbía mi interior, ¿Cómo alguien como él era capaz de causar esto en mi?. ni siquiera los monstruos que "estaban de bajo de mi cama" me daban tal grado de terror como este sujeto. No sabía si era su mirada sin vida, sus actos despiadados, la forma en la él podía tener lo que quisiese, o la capacidad de matar a alguien si en verdad lo deseaba. No entendía cuál de todas ellas sería, pero de alguna manera u otra, el conseguía espantarme. Al estar junto a él, me sentía como un ratón y él, el gato que quiere cazarme. De todos en el mundo, después de lo que me salve ayer, ¿Por qué debo encontrarme con el princeso en este instante?.