Capitulo XXXVII

Sin levantar la mirada continúe de rodillas esperando la respuesta de ellas. Una parte de mí temía que su odio por nuestra raza fuese tan fuerte y se negasen a perdonarnos.

Unos pasos se escuchaban acercándose en mi dirección y sentí que alguien tocó mi hombro.

Era una bruja algo mayor, sus corrugados ojos me observaban buscando el porque de lo que hacía. Con determinación le devolví la mirada, lo que le habían hecho a ellas era injusto y alguien debía pedir disculpas por lo sucedido.

Aunque ésto no fuese suficiente para sanar todo el daño, al menos les daría su libertad; la libertad de elegir.

—¿Eres una princesa verdad? —preguntó la mujer pero sonó más como una afirmación.

Asentí varias veces con la cabeza.

—Sé que no merecemos ni pensar en recibir su ayuda, pero no lo haga por los culpables sino por las víctimas—comenté.

—Las brujas vivimos para ayudar a otros querida, levántate. Una princesa nunca debe arrodillarse—respondió ella brindadome una sonrisa.

Me levanté y después de agradecerles a todas, les informé de lo que sucedía. Sus rostros me indicaban que ya tenían una idea de lo que pasaba y sus miradas me decían que ya sabían quienes eran los descendientes.

Mi poder no era suficiente para restaurar el cristal, necesitaba la ayuda de todos pero por un momento recordé al líder más antiguo de La Legión y sus planes.

Neall se encontraba en peligro pero, así él sea considerado uno de los villanos seguía siendo mi hermano y no dejaría que le hicieran daño.

Todos salimos del subsuelo y nos dispusimos a planear el hechizo que haríamos mañana. Noah y Nicholás se encargaban de traer nuevos atuendos para las brujas pues sus ropas estaban destrozadas.

Alaska, Saori y yo, trazabamos el camino hacia el antiguo roble, estaba segura de que en éstos momentos Neall y Lilith estaban invocando a los demonios.

La noche pasó sin darnos cuenta y el día llegó, debía buscar a mis padres para explicarles nuestro plan; las brujas y mis compañeros salimos de la biblioteca en dirección al auditorio.

Tan pronto llegamos algo me sorprendió, no estaba vacío sino más bien la Academia estaba completamente llena. Las orejas puntiagudas que observaba me indicaban que un ejército de elfos estaba aquí.

Y no sólo ellos sino que también distintos tipos de alas y colores luminosos llenaban una parte del castillo.

—Madre—pronuncié al verla junto a nuestro aquelarre: los Fireblood.

Me acerqué a ella y a su lado estaba Arael quien al verme se arrodillo.

—Mi señora—dijo él con elegancia.

—Arael—hablé insitandolo a ponerse de pie.

Mi madre al ver a todas las brujas a mis espaldas sonrió, después me alejé en dirección a mi padre y al rey de Masedonia.

—Estamos listos para recrear el hechizo—dije con firmeza.

Ninguno me respondió, pues detrás de ellos pude observar a Izuriel acercándose. Tan pronto estuvo a mi lado me miró con frialdad y sacó una hoja de papel.

—Linda, te estaba buscando. Mis informantes dicen que Lilith vendrá antes del anochecer—comentó él escribiendo en el papel con delicadeza.

—Debemos ir por ella—dije con preocupación.

Sí ella se acercaba a la gente del reino de Shirovia con sus demonios, mataría todo a su paso y destruiría aquél reino.

—Lo siento pero no, antes de que ella llegue debes hacer esa barrera de la que presumes.

—Izuriel—gritó mi padre—. La barrera se hará al medio día.

Aquél hombre sólo me pasó el papel doblado y se alejó hacia sus guardias sin importarle las miradas furiosas qué le dirigían los reyes.

Abrí la hoja y las palabras escritas allí me llenaron de alivio pero a la vez de preocupacion; si destruía a Lilith mi hermano quedaría libre de ser asesinado pero sino todo el castigo caería sobre él.

Una puerta se escuchó al abrirse y allí apareció Katia, su liderazgo se desbordada al caminar. Detrás de ella venían licantropos pertenecientes a su manada.

Ella se acercó a mí con una sonrisa característica de ella.

—Todos vamos a luchar unidos —comentó ella con algo de emoción.

La situación era horripilante, pero una guerra con un mismo objetivo: salvar nuestro mundo traía la unión de todas las razas y también podíamos mostrarles a los habitantes vampiricos que ellos no eran una amenaza.

El primer rey vampiro había cometido un grave delito y error que la realeza debía reparar. Incluir a los otros Reinos en nuestra sociedad era algo primordial pero ésto sólo sucedería si lográbamos vencer a Lilith.

—Morgan —llamó mi madre sacándome de mis pensamientos.

—¿Si? —pregunté.

Ella me pasó el libro del sol antes de hablar.

—En las últimas hojas leí algo importante es sobre tu espada pero es algo que se debe hacer en caso de una emergencia.

Asentí a las palabras de mi madre y de inmediato busqué aquella información, después me senté en una de las escaleras para leer.

Pasé el resto de horas leyendo varias veces aquellas hojas pero el deber me interrumpió.

—Ya es hora —pronunció Alaska acercándose.

Me levanté de allí, ambas caminamos hasta la biblioteca, todas las brujas y brujos que estaban en la academia ya se encontraban allí.

—Gracias a todos por su ayuda —dije antes de empezar con gratitud.

Abrí el libro del sol e hicimos un círculo inmenso, todos nos tomamos de las manos y minutos después los reyes de los Reinos ocultos entraron.

Necesitaba la sangre de un licantropo, un hada y un elfo además de la de vampiro. El cristal no sería eterno pues aún faltaban cosas para hacer el ritual completo.

Damaeth tomó un pequeño cuchillo y cortó la palma de su mano. Varias gotas cayeron sobre los pedacitos del cristal pintandolos de rojo, Katia hizo la misma acción al igual que Derya.

Con rapidez corté mi mano y junté mi sangre con las otras, volví a abrir el libro y comencé a recitar el hechizo.

« Donec speculum sanguine maiorum praesentia. Pace ut veniat ad nos et grata sint nostra errata. Nos simul in unum copiis, ad compensare infirmitatibus nostris »

Las gotas carmesí comenzaron a trazar un círculo mágico, el cristal comenzó a brillar tan pronto las líneas terminaron de unirse.

—Juntos seremos una sola fuerza para compensar nuestras debilidades—pronuncié mirando a los demás.

Sus voces comenzaron a resonar en todo el castillo a medida que repetimos el hechizo varias veces.

El poder, fluía entre todos. Podía sentír a cada uno de ellos y escuchar el estallido de la magia llegando al cristal.

Éste comenzó a brillar cada vez más y sus pedazos se levantaron en el aire. La sangre se mezcló con el poco liquido blanco que había quedado pegada en ellos y se elevó.

Su forma se triplicó, los pequeños cristales comenzaron a unirse sobre ella y tan pronto terminamos de recitar, los pedazos encajaron en su lugar restaurando el cristal.

Derya, se acercó a él y con sus manos creó una planta enredadera a su alrededor colgandolo en el techo. Además de que ésta reparó el agujero en el techo.

Estábamos listos para enfrentar a Lilith o eso pensé antes de escuchar un fuerte estruendo en la Academia.

Hola😸
No me maten por el suspenso :v
Éstaba pensando en hacer una maraton de tres días seguidos ésta semana uwu la comenzaré el jueves.

Por cierto en el grupo estaré subiendo unos dibujos qué he hecho de los personajes 😊
No me maten xdxd
Y por último.
¿Qué les pareció el capitulo? ❤️

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