Capitulo XXIX

—¿Tu madre? —preguntó Damaeth con sus ojos llenos de asombro.

—Sí mi madre, ¿por qué ?

Ambos hablaban sobre cosas que no entendía.

Yo solo podía pensar en como el cuerpo de mi hermana estaba tornandose caliente. Aquellas líneas se tornaron más oscuras y comenzaban a expandirse cada vez más.

—Noah—grité un poco desesperado—¿Qué era esa estaca que tenía tu padre?

Él se acercó y al ver a mi hermana, su rostro palideció; ésto no me daba buena espina.

—No da buena espina—respondió él —. Ésa estaca no es normal, fue creada hace siglos por la legión y su propósito era matar a la descendiente.

—Eso veo, necesito que me digas si hay una cura o algo para sanarla.

—Ése es el problema, no existe nada que yo sepa. El ave fénix nació de una espada de fuego y la empuñadura de ésta fue usada para crear la estaca además tiene su propio fuego para hacerle daño.

Sus palabras me llenaron de ira, mi hermana podía morir en mis brazos y no había nada que pudiese hacer por ella. No quería creérmelo, más bien no me lo creería.

Ésto era mi culpa, ella había recibido aquél golpe que era para mí.

—A ella no le gustaría que te sintieras culpable—habló Noah a mi lado.

—Tú te callas —grité —. Eres quien menos debe opinar.

—Mira lo siento, he hecho algo muy malo pero mi madre iba a morir sino lo hacía.

Me callé y no le respondí más, pelear en éstos momentos no sanará a Morgan.

Damaeth se acercó junto a la mujer quien después de observar a Noah durante varios minutos se lanzó a abrazarlo.

Si ella era su madre, eso significaba que él era un híbrido.
Y aparte de eso príncipe de dos Reinos distintos.

La piel del rostro de mi hermana comenzaba a tornarse de color dorado, no sabía como ésto afectaba su cuerpo pero lo único que se me ocurrió era congelarla y detener el proceso por el que ella pasaba.

—¿Quieres ayudar? —pregunté mirando a Noah. Él al verme asintió y comenzó a congelar el cuerpo de mi hermana en un gran ataud de hielo.

Yo invoqué el grimorio de mi madre y busqué un hechizo de tiempo. Después de encontrar uno conveniente comencé a recitarlo.

«Tempus, audite me, et nolite vocatio ad vitam meus dilexit unum»

—Neall—llamó Katia, a su lado se encontraba el rey. Nicholás lo mantenía contralado con sus sombras oscuras.

Rápidamente me acerqué a él y tan pronto le quitaron la neblina oscura, empuñe mi mano con la energía y la apunté a su cabeza.

—Su majestad, será mejor que me digas como curar a mi hermana o comenzaré cortandote la cabeza y quemando tu cuerpo.

El rey parecía sorprendido al ver mi actitud, pero no solo era él. A mi también me sorprendió lo lejos que llegaría por el bien de mi hermana.

—Sólo hay una forma— titubeó el rey al hablar—. Debes encontrar el manantial de la vida y es algo imposible.

Tomé de su mano aquella estaca y lo solté. Me volteé mirando fijamente a Noah preguntándole si decía la verdad.

—Si, además acabo de descubrir la ubicación de la última vez que fue visto éste manantial—respondió él sonriendo.

No respondí a su comentario pues seguía enojado con él aún. Nicholás se me acercó y en mis manos colocó el sombrero mágico de los duendes.

Me acerqué a Damaeth y se lo entregué, ya casi completabamos todos los tesoros sagrados pero éstos no tendrían sentido sin mi hermana.

—Debemos movernos e ir por el manantial— comenté.

—Neall, yo debo llevar a Agatha a nuestro hogar. Debo ponerla a salvo.

—Ten cuidado— dije observando como la hermana de él a duras penas podía caminar—. Tengo una idea, espera.

Me acerqué a ella y después de sacar mi grimorio, recite un pequeño hechizo de sanación. No podía soportar verla en mal estado y no ayudarla si podía hacerlo.

« Et amarum dolorem praeteriti temporis, non habe: sano culpam, et cuncta patiendi. Sanat»

—¿ Mejor?—pregunté observando como ella recuperaba sus energías.

—Gracias—respondió con una sonrisa—. Damaeth, será mejor que nos pongamos al día en el camino. Noah llévame a cambiarme rápido, iré con ustedes.

Después de que todos estuviésemos listos comenzamos el viaje nuevamente, según Noah el manantial estaba ubicado justo en el reino de Masedonia, al sur este del castillo.

—Debemos quedarnos en uno de los hospedajes del reino. Ya está oscureciendo y tenemos que guardar energias—dijo Damaeth.

Entramos al más cercano, un letrero en grandes letras decía "Hospedaje Siberius", tomé varías monedas de oro y pagué  tres habitaciones de dos camas cada una.

Damaeth y Noah eligieron una habitación, en otra se hospedaron Katia y Agatha; por último Nicholás y yo nos quedamos junto a Morgan. Ella se encontraba en su sueño profundo, la cargabamos dentro de un ataúd de madera aparte del de hielo.

La noche llegó y se fue rápidamente, tan pronto el sol salió llamé a todos para continuar con el viaje. Faltaban unos cuantos kilómetros para llegar al bosque donde se encontraba aquél manantial.

Pasaron varias horas mientras caminábamos hasta que por fin vimos el espesor del bosque, apresuré el paso hasta llegar a lo que parecía un pequeño lago, el agua caía desde una cascada llenandolo.

Con rapidez saqué a mi hermana de aquél ataud y tan pronto Noah estuvo a mi lado comenzó a descongelar el hielo mientras yo rompía el hechizo del tiempo.

—Neall, ¿verdad? —preguntó la hermana de Damaeth, asentí a su pregunta—. Yo leí en un grimorio antiguo que la única forma de que el manantial te cure es colocando el objeto que te hirió en la herida.

Tomé aquella estaca con mi mano temblando un poco, Morgan estaba muy débil y lo último que quería era matarla.

Con mucho cuidado clavé aquella estaba en el corazón de mi hermana, todos en silencio observaban aquél proceso y daba gracias por eso.

Después sumergí a mi hermana en aquella agua. Pasaron los minutos y nada sucedía, empezaba a preocuparme.

—¿Algo va mal? —pregunté.

—Debemos esperar—respondió aquella mujer con una sonrisa intentando tranquilizarme.

Pero las horas pasaron y nada ocurría. Comenzaba a pensar en lo peor, eso no sería discutible porque yo no podía perder mi otra mitad. No podía perder a mi hermana.

De repente una gran llama comenzó a arder donde había puesto el cuerpo de mi hermana, con rapidez me acerqué a ver si mi Morgan salía pero lo único que pude ver fue como su cuerpo tan pronto se asomó a la superficie ardía y después comenzó a desintegrarse con el fuego.

Algo en mi se rompió, las lágrimas se asomaron por mis ojos.

—Señor—pronunció una horrible voz a lo lejos.

Todos volteamos nuestras miradas en dirección a la voz y allí se encontraban cuatro seres demoníacos.

—Ahora no es momento para sus tonterias—grité enojado.

—Yo creí que sí, su alteza, mi señora podría ayudarte a traer el alma de tu hermana y curar su cuerpo. Solo debes pedírselo, ella es muy poderosa.

Negué varias veces pero la posibilidad de que me devolvieran a Morgan me ganaba.

—¿Qué quieren que haga? —pregunté mirando a los seres.

—Sólo debes hablar con nuestra señora.

—No lo hagas Neall—gritó Damaeth.

Pero ya era muy tarde, con rapidez me fui detrás de aquellos demonios. Tal vez convirtiéndome en uno.

Hola
¿Qué les pareció el capitulo de hoy?
Por cierto estuve pensando si les gustaría que hiciera un grupo de Facebook o de WhatsApp para notificarles y compartir con ustedes.

Por ejemplo en galería podrán ver una imagen de un mapa que creé para que se ilustren un poco con las ubicaciones.

Si quieren me dicen😁❤️

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