Capitulo XXI

Traté de calmarme y seguir leyendo. Las notas especificaban que la profecía que conocíamos estaba incompleta y diferente.

Los libros tenían que ser despertados por descendientes de la Realeza del aquelarre Fireblood para vencer a Lilith y su maldición. Pero si había la posibilidad de que la descendiente de la luna fuese quien provocara el caos y la del sol quien tuviese que detenerlo.

Me quedé sosteniendo el libro sin dejar de pensar en mi madre, ella no podía ser quien destruyese nuestro mundo porque no sería capaz de matarla.

—¿Alguien más ha leído éstos libros?— pregunté mirando a Damaeth.

—Sólo yo y mis antecesores.

Suspiré al escuchar eso y Neall me miró exigiendo una explicación pero las palabras no salían de mi boca. Sentía una presión en el pecho así que le pasé el libro a mi hermano.

Neall comenzó a leerlo en silencio y a medida que avanzaba su rostro se marcaba por la preocupación.

—Ésto no puede ser—murmuró él frunciendo el ceño.

—Yo tampoco quiero creerlo. No puede ser que nuestra madre sea ella. Debemos volver a Jenovia y hablarlo tal vez sea alguien de su familia.

— No creo que eso sea lo correcto— interrumpió Damaeth— debemos encontrar los tesoros sagrados antes que ellos.

—¿ Antes qué quién?— pregunté con inquietud.

— Antes que los Darks Souls.

Otra vez ese nombre, los que nos habían amenazado en la academia. Quienes hirieron a Neall, rápidamente recordé la rabia de ese momento pero escuché la voz de mi hermano en mi cabeza y me calme.

—¿Y que propones ? —preguntó Neall mirando al rey.

—Por una parte les entregaré mi espada cuando sea la hora y por otra, el reino de las hadas está cerca. Pero les advierto, su reina no es tan amable.

—Bueno ¿qué podría salir mal?—preguntó Nicholás apareciendo.

—¡Oh por Dracula !¿Estás bien?Creí que tardarías más en despertar—dije mirando al pelinegro.

Él con la su seria mirada negó con la cabeza y respondió un estoy bien. Miré a Neall de reojo, él sabía que debíamos hablar del tema pero a la vez no se atrevía a decirlo así que tome la iniciativa.

—Nicholás se que tal vez no quieras hablarnos de lo que pasó pero debemos asegurarnos que no seas un impedimento más adelante —comenté sin delicadeza.

—Morgan se que desconfías de mi don, hasta yo lo hago pero ahora no es momento para contar mi vida—comentó el pelinegro con determinación.

No respondí ante su repentina vivacidad, solo sonreí asintiendo con la cabeza. Nos esperaba Seeliery: el reino de las hadas o Fairytopia como muchos le conocían.

—Morgan, el viaje a Seeliery será mañana. La noche está llegando y salir al bosque es muy peligroso.

Suspiré al escuchar las palabras del rey elfo, tenía prisa pero sabía que sí me dejaba llevar por mis impulsos las cosas podrían salir mal.

—Entonces, ¿podemos dar un paseo? —pregunté con suficiencia.

Quería conocer el lugar, la vida que llevaban éstos seres que creía extintos desde hace siglos.

Los tres miramos a Damaeth y éste asintió. Sin pensarlo dos veces salí del gran árbol hacia la estación del invierno.

Por alguna razón ese lugar me generaba nostalgia. Me acerqué con lentitud y el frío era notable pero no me importó. La nieve caía e inundaba el suelo como sí fuese lluvia cayendo en un lago.

Los elfos del invierno me observaban con curiosidad, unos me miraban con horror. Dudaba que fuese por mi llamativo cabello, era por el hecho de ser un vampiro.

Podía sentir el odio provenir de algunos de ellos y no los culpaba. Después de enterarme lo que había hecho la realeza vampírica me sentía un poco asqueada.

—Morgan— era la voz de Neall, volteé y a su lado se encontraba  Nicholás.

Ambos se acercaron y en silencio observamos el lugar. Su población llegaba a ser igual a la de un solo reino. Uno solo y en cambio nuestra raza tenía cinco reinos.

—¿Crees que nuestra madre lo sabía todo éste tiempo?— pregunté sin apartar la mirada del frente.

— Dudo que ella no estuviese enterada. Ella lo ocultó.

Suspiré, no me veía viendo a mi madre herida y cuanto antes quería advertirle de que la buscarían a ella o a su familia. De que La Legión iría tras ella.

Sabía que al rey de Masedonia no le importaría crear una guerra con tal de deshacerse de ella y aun no estábamos seguros si mi madre era la descendiente del sol. Podía ser cualquiera de su familia.

—¿Quieren dar una vuelta por el verano?—pregunté con algo de adrenalina a los dos príncipes que tenía al frente.

—Me vendría bien —respondió Neall sonriendo.

Comenzamos a caminar en dirección a esa estación, las miradas de odio no cesaban pero las ignoraba lo mejor posible.

El verano era cálido a pesar de que ya era de noche. Habían grandes prados de pasto y no fue hasta eso que me di cuenta que cuando aún se encontraba el sol, éste no nos quemo.

Según nos enseñaban los cristales protegían a los habitantes de transilvanos y por eso nadie podía salir más allá de ellos.

—Neall, no nos paso nada después de pasar al bosque. No paso nada y el sol tenia que habernos herido, pero no fue así. ¿ Será por la sangre de nuestra madre?

— En realidad es por la gema que llevamos en nuestra ropa. Son pequeños cristales creados de los originales y solo las familias reales tenemos uno.

Dirigí mi mirada al cristal que traía mi collar, uno que mi padre me había regalado hace más de medio siglo. Era de mis favoritos y lo cuidaba mucho. Él sabía que algún día haría ésto y a pesar de no estar de acuerdo a lo lejos nos cuidaba.

Con rapidez visitamos el resto de estaciones, la primavera estaba rodeada de jardines y sus habitantes poseían características similares a la estación. Por otra parte en el otoño, sus habitantes tenían la piel algo gris y algunos dorada.

Al terminar el paseo volvimos al árbol principal y Damaeth nos guió a nuestras respectivas habitaciones. Saldríamos en la mañana.

• Al día siguiente •

Me levanté algo somnolienta, aunque dormir no era necesario, me ayudaba a refrescar la mente y el cuerpo.

Alisté nuevamente mis cosas para partir, el rey me había dado el diario de sus ancestros con la condición de devolverlo. Bajé las escaleras y me encontré a Neall hablando con Nicholás de manera  divertida.

Me quedé en silencio y sólo sonreí, me alegraba qué mi hermano establecer una amistad. Tan pronto Damaeth apareció salimos de Ryamor para dirigirnos a Seeliery, ésta se encontraba a tres días de aquí.

Avanzábamos rápido pero de repente, una gran bestia de color negro apareció y después una manada completa. Nos tenían rodeados pero eso no fue lo peor.

El ambiente estaba pesado, sombras oscuras nos atacaban.

A lo lejos podía observar tres horribles figuras, sus ojos totalmente negros y con cuernos proviniendo de sus cabezas.

Eran Demonios y venían por nosotros.

Capitulo dedicado a peach_kimjeongguk

Holaaa v:
Pregunta del dia.

¿Cual es su personaje favorito de Academia Pharisse?

¿No?, ¿ninguno? V':

De sus respuestas depende el tiempo que me demore en subir el próximo cap

Iba publicar mañana pero decidí hacerlo hoy 😅

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