Capitulo XLVIII

La lluvia aún caía sobre Transilvania, Alaska no podía detenerla porque si lo hacía todos los portales llenarían el cielo nuevamente. La poca luz del sol que se colaba por las nubes nos dejaba observar con mayor claridad lo tétrico que se veía el exterior del castillo de Lilith.

—Yo entraré primero—dije observandolos a todos.

Nuestro plan consistía en dejar a la reina de los demonios inmóvil, para después poder crear el hechizo y sellarla.

Noah estaba listo para ser el sacrificio y yo para cumplir con el deber que me había sido asignado por más horrible que fuese.

Neall tomó mi mano por unos segundos brindandome su fuerza antes de comenzar a caminar hacia aquél lugar.

Sabía muy bien que ella era consciente de nuestra presencia pero a sus ojos, no eramos vistos como una amenaza. Su cometido de anular la magia lunar de mi hermano, había salido perfecto y conforme a lo que ella queria.

Lilith sabía que si los dos fusionamos nuestros poderes, ella no tenía oportunidad contra ambos pero ésto había sido descartado en el momento en que le dio su sangre a Neall.

Nuestros pasos golpeaban la lluvia y cuando creímos que nada nos atacaría, un extraño ruido sonó.

De la extraña agua oscura salieron dos monstruos gigantes. Sus ojos poseían un color azul oscuro y su cuerpo era viscoso pero lo extraño era que uno de ellos, mantenía una gema dorada alrededor de su cuello. Una muy parecida a la que poseemos las familias reales.

—Yo me encargo de éste —habló Neall mirando al otro monstruo.

Asentí, segundos después saqué mi espada y con rapidez la enterré en el pecho de aquel ser pero una luz comenzó a emanar de allí.

Fruncí el ceño al observar ésto y segundos después su cuerpo comenzó a expulsar un liquido negro por todos los alrededores.

La gema que se mantenía en su cuerpo estalló y una sensación cálida golpeó el ambiente.

El monstruo se convirtió en una gran cantidad de liquido oscuro.
A lo lejos, Neall había derrotado al otro ser pero éste se había hecho cenizas y no agua oscura; todos comenzamos a alejarnos hacia el castillo pero un susurro nos detuvo.

Al voltear, mi asombro era notable.

Un hombre con una edad similar a la de mi padre se arrastraba en el suelo, su cuerpo estaba cubierto por aquel color oscuro pero eso no era lo sorprendente sino la cabellera rojiza que poseía.

—Ayuda— balbuceo él con la voz entrecortada.

Con rapidez me acerqué y noté que sus características físicas me eran muy familiares.

—¿Quién eres? —preguntó Neall a mi lado.

El hombre trató de abrir la boca pero su palabras no lograron ser pronunciadas pues él cayó en la inconsciencia.

—Dijo que su nombre era Arion—comentó Noah a mis espaldas.

Miré fijamente a mi hermano, aquél nombre pertenecía a nuestro abuelo: El rey perdido como todos en Jenovia le habían apodado.

¿Cómo había llegado a convertirse en esa cosa?

—Goliad, puedes llevarlo con mi padre —dije mirando al gran dragón.

Él emitió un largo suspiro y levantó el cuerpo desnudo del hombre. Segundos después se transformó y emprendió vuelo.

Varias preguntas se asomaban por mi cabeza, pero no era momento para responderlas.

Todos nos dirigimos otra vez hacia el castillo de Lilith, con cuidado abrimos la puerta y entramos; el interior estaba tranquilo, no había nadie a la vista y no sabía si eso era bueno o malo.

El lugar era oscuro, y separarnos no sería una buena opción.

—Es de mala educación entrar sin ser bienvenidos a un lugar—dijo Lilith sonriendo.

Ella se encontraba sentada en su trono, y a su lado había un gran  libro oscuro. Su mirada se percató de que obsevarba el objeto y se apresuró a hablar.

—Éste libro, es el grimorio principal. Yo lo creé, gracias a el las brujas hoy en día tienen magia.

Tomé mi espada lista para atacar pero varios gritos me hicieron dar la vuelta.

El pequeño ejército que nos acompañaba, ya no estaba. Sólo quedaban restos de armaduras, con horror observé como la sangre permanecía en el suelo.

La rabia me llenó y sin pensarlo más me dirigí a atacarla. Podía escuchar los pequeños sollozos de Katia mientras me acercaba a Lilith.

Enterré mi espada en su cuerpo y sonreí al ver su rostro marcado por la sorpresa.

La magia de los habitantes de Transilvania fluía en mí y nada me detendría hasta acabarla.

Ella de un chasquido invocó dos portales de los cuales salieron varios demonios de bajo rango.

Podía escuchar como mis compañeros también batallaban y eso me llenó de más energía.

—Morgan —gritó Neall a lo lejos.

Pero el sonido de su voz me llegó justo cuando un golpe resonó en mi cabeza. Algo atontada caí al suelo, pero ésto no me iba a detener.

Lilith enterró una daga en mi cuello con burla, estaba amenazando a mi hermano con matarme pero ella no sabía que ésto era parte de mi plan.

En mi cabeza comencé a recitar un hechizo para crear un círculo de sangre y encerrarla en el.

—Ustedes no podrán vencerme, soy la reina de los infiernos y tengo más poder que todos ustedes —comentó ella con suficiencia.

—Eso es lo que crees, el poder no lo es todo —respondí con una sonrisa estampando mi mano sobre su cabeza.

Con rapidez me alejé de allí, de inmediato Neall estrelló varias esferas de energía contra el cuerpo de ella. El círculo de sangre ayudaba a que cualquier magia o poder que lo atravesara se incrementara el triple.

Noah no se quedó atrás y enterró varios conos de hielo en la reina del inframundo.

Encendí mi espada en llamas y comencé a lanzarle ataques, debíamos debilitarla al punto de no poder moverse y para ésto aún faltaba mucho.

—¡Morgan! —exclamó Damaeth, miré en su dirección y no podía creer lo que veía.

El suelo comenzaba a partirse en pedazos, el infierno se acercaba y comenzaba a querer consumir nuestro mundo. Si Lilith no era sellada, todo Transilvania se convertiría en cenizas.

El tiempo se estaba agotando.

—Neall—llamé a mi hermano—. Pasame los tesoros sagrados.

Él me observó y los invocó en su mano, guardarlos junto a su grimorio era el mejor recurso para protegerlos.

El ambiente se puso tenso a pesar de que cada uno batallaba contra un ser peligroso. Deposité los objetos en el suelo y seguí golpeando a Lilith con mi poder al igual que Neall.

Varios minutos después, la reina del infierno comenzó a ceder. Su cuerpo cayó al suelo y se notaba que estaba débil, ya sólo quedaba sellarla.

Noah se acercó y su mirada se encontraba sombría. Pero de pronto algo estalló en el suelo, los demonios querían atravesar hacia nuestro mundo; una espada salió volando de allí enterrandose en mi costado derecho.

De inmediato la saqué pero el dolor aún se mantenía ahí, Noah tomó mis manos y me regaló una corta sonrisa.

Sabía que debía hacerlo pero eso no quitaba el hecho de que más adelante me arrepentiria de haber tomado ésta decisión.

—Hazlo ya—pronunció él con firmeza.

Y eso hice, enterré una daga en su espalda para mantenerlo quieto. Sus ojos me observaban con tranquilidad, de inmediato enterré mis colmillos en su cuello bebiendo de su sangre, aquella que me causaba diferentes emociones.

Tras separarme de él no dudé en observarlo durante unos segundos para apreciar su rostro por última vez, después junté sus labios con los mios para darle un verdadero beso de despedida.

Una lágrima se resbaló por mi rostro y me acerqué a Lilith.

Atravesé el círculo mágico posicionandome al lado de la reina, Neall me observó con confusión mientras se acercaba a Noah pero yo me concentré en recitar un hechizo.

«Sanguinem Domine, suavis et inferni tormentum præstat nobis. Ego offerre animam meam ut facerent secundum sigillum, et comeditis bestia»

A medida que lo repetía, los tesoros sagrados comenzaron a moverse a nuestro allrededor.

—¿Qué haces Morgan? —preguntó Neall con horror al ver como la magia nos envolvía a ambas.

Tras terminar aquellas palabras, mordí a Lilith bebiendome su sangre y terminando la unión entre ambas.

El poder de los objetos sagrados desapareció y éstos cayeron al suelo.

Había descubierto que ésta era la única manera en que todos los que valoraba se mantuviesen a salvo.

Sellar a Lilith evitaría que Transilvania fuese destruida y también salvaría a mi hermano de convertirse en un monstruo.

Para ésto se necesitaba a alguien que poseía la sangre de dos razas y aparte de eso tuviera la suficiente fuerza para sobrevivir en ese mundo.

Yo debía ser el sacrificio.

—Lo siento mucho—dije al borde de las lágrimas —. Jamás te lo he dicho pero, te amo demasiado Neall y nunca olvides que siempre estaré contigo. Esté donde esté, no te preocupes por mí, yo viviré pero en el infierno.

De repente el fuego comenzó a consumirnos a las dos, todo a nuestro alrededor se iluminó y volvió a la normalidad. Segundos después el hechizo nos trago depositandonos en el mundo de los demonios.

Una lágrima resbaló por mi mejilla al recordar el rostro de mi hermano y el de Noah al ver como me alejaba.

«Lo siento mucho» pensé cayendo en la inconsciencia.

Hola
¿Qué les pareció el capitulo?
Espero les haya gustado y no me maten 😅
Hemos llegado al capitulo final de éste primer libro y ya es un logro para mí.
Pronto subiré el epílogo y una semana después comenzaré a subir el segundo libro 😁

Así que todo puede pasar uwu

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