Capitulo XIV

Observé los alrededores en busca de ella, pero no había rastro de su cuerpo o su presencia. Todo rastro que habíamos conocido se había esfumado como el aire.

—Noah, ¿Dónde está la hoja?—pregunté pero su rostro se encontraba sumido en la confusión.

Unos segundos después, su brazo se levantó y señaló el árbol. De inmediato me dirigí hacia allá, la guardiana cargaba a un hombre entre sus brazos.

Él se encontraba dormido, y su cuerpo se veía marcado por varias líneas doradas. Ellos habían sido sacrificios para encerrar a Lilith en el infierno pero esto no le causaba ningún daño a la reina.

Ella sólo regresaba a su lugar de origen mientras que las brujas descendientes del sol o de la luna perdían a quién más amaban o a sí mismas.

—Zell, despierta —pronunció ella depositando su magia sobre el hombre.

Unos instantes después, los ojos de él se abrieron pero la mirada que poseía era vacía. Como si despertar fuese un martirio y prefiriera estar dormido toda la eternidad.

—Debemos buscar a Morgan— dijo Noah llegando a mi lado.

—Primero debemos rescatarlos a todos, tal vez podamos hallar a las primeras descendientes —dijo la guardiana con firmeza.

Sus ojos parecían decir la verdad, no confiaba en ella pero nosotros no poseíamos el conocimiento que ella podía ofrecernos así que lo mejor sería aceptar sus consejos.

Rápidamente llegué hasta la cima del árbol y comencé a bajarlos uno por uno. Noah dudaba en hacer ésto pero unos segundos después cedió, ambos sabíamos que mi hermana tampoco sería el tipo de princesa que abandona a otros cuando necesitan ayuda.

—¿Tú puedes despertarlos verdad? —pregunté en dirección a la guardiana.

Segundos después, ella asintió y comenzó a depositar una parte de su magia sobre todos ellos mientras murmuraba lo que parecía un hechizo pero en voz baja.

Los ojos de ellos comenzaron a abrirse pero parecían estar llenos de confusión y a la vez albergar un vacío.

—Será mejor que uno se quede aquí con ellos —dijo la guardiana observando a los anteriores sacrificios.

—¿Puedes sentir a las descendientes?—preguntó Noah con firmeza mirando a la pelirroja.

Ella cerró sus ojos durante unos segundos, su magia la envolvió y uno de sus brazos comenzó a señalar un lugar.

—Más allá del árbol, es leve pero se encuentran detrás de una poderosa magia demoníaca.

Noah y yo asentimos, con rapidez comenzamos a alejarnos en busca de las primeras brujas del sol y de la luna pero tan pronto llegamos, a lo lejos una gran capa de magia oscura nos impedía el paso.

—Déjamelo a mí —habló Noah tomando su forma elfica nuevamente.

Una enorme concentración de hielo comenzó a envolverse a su alrededor hasta crear un gran arco de hielo.

A pesar del calor abrasador que envolvía el lugar, su hielo permanecía firme y sin intención de llegar a derretirse.

La enorme flecha salió disparada a gran velocidad en dirección a la esfera y el impacto creó una explosión junto a una abertura. Mis ojos se llenaron de asombro, Noah había estado entrenando todo éste tiempo para rescatar a Morgan.

—Vamos —grité.

Ambos nos adentramos en el lugar, pero lo que había al otro lado era algo desesperanzador y también lo que más temíamos.

Lilith se encontraba sobre un enorme demonio y atado a una cadena, permanecía el cuerpo de mi hermana dormido. Una maliciosa sonrisa adornaba el rostro de la reina del infierno, ella sabía que vendríamos por Morgan pero eso no era todo.

Encerradas en dos enormes jaulas, dos mujeres intentaban liberarse. Ambas se veían agotadas pero aún así no paraba de luchar contra la magia; una de ellas poseía el cabello tan blanco como la nieve y la otra tan ardiente como el mismísimo sol, no había duda.

Ellas dos eran las primeras descendientes pero ¿Qué hacía la reina del infierno con ellas?

—Los estaba esperando niños—dijo Lilith con burla.

Noah castañeo los dientes tras escuchar sus palabras, ésa mujer era un demonio pero ambos sabíamos que al salir de allí nos esperaban seres mucho peores y pertenecientes al cielo.

—Devuélveme a Morgan —dije con calma.

No debía desesperarme, pues ella usaba todo tipo de emociones negativas en nuestra contra y no podía darme el lujo de perder el control.

—Lo haré, si jugamos un juego y me dejan salir de aquí —habló ella con resentimiento.

—Jamás —pronuncié con firmeza.

De inmediato invoqué mis dos grimorios, sabía muy bien que ella en su territorio sería más poderosa pero podía usar dos de sus cartas a mi favor. Así que con determinación lancé dos fuertes hechizos de liberación mágica en dirección a las oscuras jaulas.

Éstas se destruyeron de inmediato en varios pedazos liberando a las dos descendientes pero la sonrisa de Lilith no desaparecía de su rostro.

—Ni con cien de éstas patéticas brujas podrás vencer me —habló ella riendo.

—Todo poder tiene un inicio y un final, nada es imposible —dije con firmeza condensando mi energía en una espada.

La descendiente del sol se acercó a su hermana y le ayudó a levantarse, ambas corrieron a gran velocidad en mi dirección mientras yo me lanzaba contra la reina del infierno.

—Oh no, a ti jovencito te daré una sorpresa —comentó Lilith alejándose.

Ella comenzó a tirar de la cadena que ataba a Morgan, magia oscura comenzó a rodearla y ella salió disparada en mi dirección.

—Morgan —grité esquivando sus golpes.

Pero ella parecía estar en trance, sus ojos azules se tornaron oscuros y de inmediato el recuerdo de lo que una vez yo había hecho pasó por mi cabeza.

Estábamos en la misma situación pero esta vez era al contrario, Morgan tuvo que pasar por la desesperación de ver como yo le atacaba y temer hacerme daño.

No quería lastimarla, y Lilith sabía éso. Nos usaba como marionetas sin poder tomar elecciones, sin poder negarnos a herir a nuestros seres preciados y así ser vencidos por ellos.

No dejaría que ella pasara por lo mismo, por el tormento de dañar, luego arrepentirse y por último odiarse a sí misma por ello.

—Neall, no puedo atacarla ¿Qué hacemos? —preguntó Noah. Él se encontraba confundido y sabía muy bien que recibiría cualquier daño a cambio de no herirla a ella.

El cuerpo inconsciente de mi hermana no dejaba de atacarme mientras la reina del infierno sólo observaba con diversión.

—Nosotras les ayudaremos —dijeron dos voces al unísono.

Las descendientes del sol se acercaron a mi hermana sin una pizca de temor y ambas la tomaron entre sus brazos mientras recitaban un hechizo.

«O magicae ex malo, in tenebris preys infirma. Liberet Deus animam eius»

Aquéllas palabras resonaron, tras terminar de recitarlo la magia oscura comenzó a liberarse del cuerpo de Morgan y éste cayó en un sueño profundo otra vez.

—Ustedes malditas, ahora ya no será divertido —dijo la reina del infierno con rabia acercándose.

La verdadera batalla sería ahora.

Hola :3
Aqui el capítulo, espero les haya gustado ❤️

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