Capitulo VIII
—Mantén la concentración —dijo Maebel mirándome fijamente.
El agua me cubría hasta el cuello y varias ramas se enredaban a mi alrededor. El rey de los duendes me había explicado el proceso de una purificación, mi cuerpo se estaba transformando como el de un demonio de rango alto poco a poco.
Según él me podía comparar a uno de los príncipes del infierno si llegaba a completar la transición, porque mi sangre vampirica se había manchado de magia oscura.
No era el primer vampiro en pasar por ésto, muchas veces sucedía cuando perdíamos el control de nuestras emociones y suponía que ésto también tenía que ver en mi caso.
—Ya es hora—dije al ver como el agua a mi alrededor se sacudía.
El bosque estaba absorbiendo las ataduras que Eva me había impuesto y al parecer éstas ya estaban desapareciendo.
Podía sentir como aquél poder se dispersaba y las punzadas se incrementaban.
Estaba seguro de que mis gritos sonaban desgarradores pues el dolor era insoportable. De repente el martirio se detuvo, abrí los ojos y una de las ramas sostenía una pequeña esfera blanca. Maebel la tomó y en sus manos se convirtió en polvo.
—La atadura ya desapareció —comentó él con una sonrisa.
Suspiré un poco aliviado, así esa mujer no podría controlarme pero ahora también debía evitar abrir el grimorio de Lilith o usar magia oscura.
Debía purificar completamente mi cuerpo para poder entrar al infierno en busca de Morgan y traernos a salvo a ambos. Aunque la duda de lo que pasaría después me ponía nervioso, al ella volver el cielo querrá darnos un castigo pero no les dejaría hacerlo.
Me levanté del lago del drya y me dirigí a la torre. Mi ropa se encontraba empapada y me sentía agotado, sabía que el proceso sería agotador pero no imaginaba que tanto.
—¿Lo hago por ti? —preguntó Arael a mi lado señalando mi ropa.
Un corto bostezo escapó de mi boca y él sólo pronunció unas cuantas palabras para secar lo que traía puesto.
Rendido caí sobre la cama y fui transportado a un sueño pero éste no fue tranquilo, siempre las pesadillas amenazaban con atormentarme. Morgan se encontraba frente a mí, detrás de ella un gran ave naranja desprendía llamas de fuego y ambos cayeron en un vacío oscuro.
«Neall» llamó.
Mis ojos se abrieron de golpe y a mi lado se encontraba Katia.
—Pensé que no despertarías, llevo un rato llamandote —dijo ella con una mueca.
Observé la ventana y el sol se estaba ocultando, al parecer había dormido mucho tiempo.
La flor.
Me levanté de inmediato, Katia me observó con confusión pero unso segundos despues entendió, ella me tomó de la mano y me guió hacia el exterior.
El rey de los duendes estaba riendo junto a Damaeth, él parecía estar cómodo al igual que los demás. El bosque daba una especie de paz y tranquilidad que no se podía sentir en los reinos.
—Despertaste — dijo Alaska regalandome un corto saludo.
Pero Noah al verme se desánimo de inmediato, él podía ver lo que acababa de soñar y la imagen de Morgan nos preocupaba.
—¿No piensan que es mejor volver a la Academia mientras me recupero? —pregunté con seriedad.
Faltaban pocos meses para finalizar nuestros dos años de aprendizaje y que cada uno tomara la corona. No quería retrasar los o quitarles su derecho a disfrutar tranquilos este tiempo.
—El director nos dio permiso, además ésto lo calificarán como una clase —respondieron con obviedad.
—No quieras quedarte con la responsabilidad de todo otra vez —refutó Nicholás.
Suspiré, ellos tenían razón se los había prometido.
La noche pasó con rapidez, y los días siguientes también. Una semana después la flor del drya se encontraba como un pequeño capullo, pronto podríamos ir en busca de las ruinas.
Pero la purificación de mi cuerpo no terminaba, al parecer la magia oscura de Lilith era muy fuerte y no me sorprendía ya que ella era la reina del infierno.
—Comencemos otra vez —dijo Maebel señalando el agua.
Asentí y me sumergí, las ramas de los alrededores se enredaron en mi cuerpo mientras él ponía una de sus manos sobre mi cabeza.
«Purga corporis. Quid mali a me»
Debía recitar aquéllas palabras en mi cabeza varias veces e imaginar como el poder oscuro se dispersaba de mí y se trasladaba a la naturaleza.
Las plantas mágicas y el agua del lago tenían el don de purificar, absorber o robar cualquier mala vibra para transformarlo en vida.
«Neall, Neall escuchame. No tengas miedo, yo te protegeré y ellos no podrán hacerte daño después de todo soy tu hermana mayor» dijo la voz de una Morgan de doce años.
Una lágrima se escapó por mi rostro, aquél recuerdo era tan preciado como mi vida. Ése día, habíamos escapado del castillo en busca de diversión y en cambio hallamos varios monstruos que nos atacaron.
Mi hermana como siempre me había pretegido, pero una parte del recuerdo que parecía pérdida volvió. El fuego cubrió a Morgan y espantó a todos esos seres, unas horas después nuestro padre nos encontró aunque nos dio un fuerte regaño.
La magia tembló en mi interior y junto a ella un nudo de emociones se disparó. No podía controlar la fuerza que poseían aquéllos pensamientos, dolor por la pérdida me invadía y lo peor de todo, el miedo.
—Damaeth—gritó Maebel—. Oye, ayúdame a contenerlo, está fuera de control.
Podía ver como el agua comenzaba a tornarse oscura pero que más daba, no entendía porqué pasaba ésto. Nada tenía sentido y todo lo que podía ver era la oscuridad que reinaba a mi alrededor.
Sabía que algo estaba mal pero por alguna razón no podía controlarlo, desde aquí veía a Damaeth y a Maebel gritando pero no podía entender lo que ellos decían o porque estaba tan preocupados.
Hasta que observé mis manos cubiertas por unas palpitantes líneas negras. Frente a mí estaba Nicholás, pero sus ojos al verme mostraron una expresión llena de asombro y pánico.
¿Qué me estaba pasando?
No entendía nada de lo que sucedía a mi alrededor.
—Neall, escuchame. Debes calmarte —dijo Maebel.
Calmarme.
Una palabra que me causaba más preocupación.
Aquél color oscuro parecía esparcirse cada vez más sin intención de parar. Debía actuar, si algo le pasaba a éste lugar sería mi culpa y después no habría manera de reparar mis errores.
Tomé aire con fuerza y cerré los ojos, la magia en mi interior vibraba. Podía sentir como se descontrolada e intenté apaciguarla, ella luchaba pero yo podía ser más fuerte.
Aquélla magia ahora era parte de mi así que la liberé en algún lugar de mi interior; me di cuenta que entre más intentara expulsarla, más se resistiría así que sólo debía volverla una sola conmigo y así dominarla.
El poder oscuro se dispersó y el agua del lago volvió a tornarse del hermoso color azul. Miré mis manos y las líneas ya no estaban pero mis amigos corrieron hasta llegar a mi alrededor.
Sus rostros estaban marcados por el alivio, otra vez los había preocupado.
—Lo siento —dije mientras mi cansado cuerpo caía en un profundo sueño.
Hola :3
¿Qué les pareció el capitulo?
Espero les haya gustado ❤️
Pd: Vengo a presumir un dibujo que hizo williansculll y me encantó. Está en multimedia.
Pd2 : Si revisan el grupo podrán ver un dibujo de Neall que hice yo uwu
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