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Sonreí por las palabras de Orión y le asentí para que supiera que podía confiar en mí. Cuando se fue, volteé a Duncan y me acerqué a él colocándome frente a frente.

-Me gustaría haber podido hacer más. Pero estoy feliz de que al menos eso bastara para que te recuperaras.- tomé su mano en el aire y le sonreí con amabilidad.

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- Hiciste mucho, arriesgarte a entrar en la enfermería cuando estaba prohibido es una gran hazaña.- dije riéndome suavemente.- Tealmente me alegra que hayas venido... Orión estaba demasiado tenso y yo quizás un poco quejica, jejeje

Estaba muy feliz de tenerla allí conmigo, saber que podía estar bien a su lado era alivio continuo a mi cuerpo y me ayudaba a mantener la mente en paz.

- ¿Cómo supiste que estaba aquí? ¿Alice te lo dijo?

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-Ouh... si... la encontré... por un incidente que pasó fuera de mi clase.- comenté mientras me acercaba a él estando sentada en el borde de su cama.- Ella estaba tratando de detener a Travis...

En ese momento hice una pausa. Recordé las advertencias de Duncan cuando estábamos en la enfermería. Le sería sincera, pero esperaba no alarmarlo por eso.

-Parece que él... había sentido mi olor... y estaba tras de mí...- dije bajando la mirada.- Ella no lo sabía y creyó que solo estaba forcejeando por capricho... pero yo sí sabía...

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- Travis recuerda cualquier cosa al olerla... Se guía por ello, para él hasta el cristal tiene olor.- dije suspirando intentando mantenerme tranquilo.- Muchos en la academia le llaman sabueso... O simplemente perro de caza. Podría seguir el rastro de una ardilla a dos kilómetros de distancia. Ha llegado a morder y a electrocutar a alumnos y profesores, por eso Alice es quien se encarga de él... Técnicamente es quien menos miedo le tiene.

No era del todo mentira, pues incluso sin preparación alguna, jamás había podido poseer a Travis para un uso eficiente de su poder en beneficio de la academia.

- Tienes que tener mucho cuidado con él, viste cómo estaba Alice de dañada... ¿No? Pues todas esas heridas fueron por parte de Travis... Y las explosiones también. Nunca ha dado pie a poder razonar con él y ni siquiera habla.

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-Vaya... es... bastante duro ser parte del comité disciplinario aquí...- dije con un tono bajo.- Pero haré lo posible por cuidarme de Travis. Después de todo, no quiero dar problemas a nadie aquí...

Mientras hablaba, eché un vistazo a la habitación de los chicos. Nada llamativo, la verdad, siendo que son hombres y, bueno, uno ciego. No me sorprendía la falta de decoraciones en ese lugar. Sin embargo, me fijé que en la esquina de Duncan, estaba apoyado un bastón.

-¿Tú... necesitas usar bastón...?- pregunté confusa al no comprender hasta qué punto Duncan podía o no saber de sus alrededores.

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-  A veces... En contadas ocasiones como fatiga mental, falta de concentración o daño auditivo. Soy capaz de hacer algo así como un mapa mental de lo que hay a mi alrededor gracias a mi oído... Pero en el caso de que eso falle, estaría totalmente a ciegas y necesitaría el bastón.- expliqué sonriendo y agachando levemente la cabeza.- El año pasado pasé medio curso usándolo la verdad jejeje.

No quería dar demasiados detalles, pero al menos por el momento podía responder todas sus preguntas sin tener que esconder nada y eso me alegraba.

- Por otra parte, hay muchas cosas que no puedo hacer con respecto a cualquier otra persona, aunque nunca ha sido una molestia para mí.- sonreí encogiendome de hombros.- Aunque lo único que lamento es haberme perdido el tercer día de clase... Entré en el ala C sin darme cuenta.

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-Oh, Dios... eso... debías de sentirte muy raro así si siempre te guías por tu oído siempre...- tragué saliva, lo que me estaba contando me oprimía el corazón.

De repente me sentí un poco mal por hacer tantas preguntas, pero era la única forma en la que podía conocerlo. Duncan era muy amable, pero era alguien que no gustaba de hablar de sí mismo y me había dado cuenta de eso. Por eso quería conocerlo más.

-Pero... ¿Nunca tuviste a nadie que pudiera estar contigo para acompañarte y guiarte si te ponías así...?- saqué un valor que ni sabía que tenía para formular una pregunta así.

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- Mmmm... Bueno, para momentos así suelo contar con Orión, ya que es bastante consciente de lo que le rodea y es bastante bueno haciendo de guía, pero él tiene una vida también y no puedo monopolizarle todo el tiempo.- dije riéndome suavemente.- Además, apenas tiene paciencia, es todo un loco. De todas formas, a pesar de que es más normal en mi ir sin bastón, puedo valerme más o menos bien, así que no me preocupa.

No es que no me preocupara, en realidad es bastante incómodo ir de aquí para allá con el bastón tropezando en tantos pies, puertas y paredes. Pero no tengo otro remedio, tampoco soy un súper héroe, pero puedo hacer cosas aún sin mi oído.

- Tampoco es tan raro, después de todo soy ciego de nacimiento y si tengo que ver algo siempre puedo poseer a alguien. Es una ventaja, cuando poseo a alguien puedo ver a través de sus ojos.

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Tras escuchar sus palabras, me quedé pensativa unos segundos. Estaba en silencio, sin decir nada, maquinando una forma para facilitar en algo a Duncan. Solo se me ocurrió una.

-Duncan... ¿dónde puedo conseguir otro bastón como ese?- pregunté sin dar a conocer mis intenciones, en parte quería saber cómo reaccionaría ante mi pregunta.

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- ¿Mm? - intenté preguntar, pero las palabras no salían de mi boca simplemente porque no entendía en qué estaba pensando Bell.

Me había quedado sin palabras, eso sí que no es nada normal en mi, aún menos sabiendo que no soy capaz de meterme en ella sin preguntar primero.

- Bell... No... No entiendo...- dije intentando tomar mis propias ideas en orden.- ¿Para qué quieres un bastón?

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Reí levemente al notar que mi pregunta lo había tomado por sorpresa. Esa expresión era algo nuevo en Duncan, al parecer, no era normal que lo tomaran tan desprevenido.

-Para tenerlo en mi dimensión de sombras por si necesitas un repuesto en algún momento.- respondí sonriendo.- Ya he notado lo ajetreado que es todo aquí, y también que no andas con tu bastón. Si algún día hay algún incidente y lo necesitas, yo puedo dártelo desde mis sombras como mismo te di aquella botella de agua.- expliqué esperando que la idea le agradara, puesto que me estaba arriesgando al hacer esa propuesta sin antes haber pedido su opinión.

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- Nunca lo había pensado así... Es muy buena idea.- me llevé la mano a la cabeza para rascarme la nuca.- Creo que la escuela podría proporcinarlo... Pero no es necesario, tengo uno de repuesto en el cajón del escritorio.

Señalé a una parte de la habitación en la que dos pupitres estaban juntos, allí solía sentarme a estudiar con Orión.

- El mío es el de la derecha, pegado a la pared, el cajón está lleno de cosas, pero el bastón está justo a la izquierda, en primera fila. Puedes tomar ese.- le dije sonriendo amablemente, pues había tenido la idea solo por poder ayudarme en cualquier momento que lo necesitara.

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