-Esa "cosa", será tus ojos cuando yo no esté contigo. Y el mérito no es todo mío si mi paciente no fuera tan dedicado y atento con todas las cosas que le enseño.- me detuve un momento, haciendo que él también se detuviera y le sonreí.- Dime algo, ¿sabes llegar a ese lugar donde venden donas?

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- Claro... Iba casi todos los días y si lo hubieran cerrado, Gian nos lo hubiera dicho. Si no hizo comentario alguno es porque sigue justo donde hace años, acabamos de salir del restaurante, así que está dos calles, girar a la derecha y una calle más. Es la forma más rápida de llegar, si nos damos prisa, puede que lleguemos a la hora feliz... Nos darán dos donas por cada una que compremos.

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-Bueno, si te sabes el camino así de bien...- me acerqué un momento y le di un beso en la mejilla antes de soltar su mano y quedar justo frente a él.- Venga, yo cuidaré tus pasos, pero intenta avanzar solo.

No me alejaría mucho, apenas un metro, poco más. Pero si tanto había avanzado yendo conmigo, quería que confiara en que estaba junto a él, pero debía hacerlo solo también. Aunque igual lo detendría al llegar a la calle para ayudarlo a cruzar.

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Travis suspiró muy lentamente y después simplemente fue avanzando. Se notaba que sus pasos eran ligeramente más vacilante dado que no tenía ningún apoyo como lo era Bell, pero aún así avanzaba bien, incluso se detuvo solo antes de cruzar.

Aun cuando el semáforo se puso en verde y ella le dio el visto bueno, nunca mejor dicho, para cruzar y ya estaban a medio camino de la siguiente calle...

Un coche se había saltado el semáforo, quién sabe lo que estaba pasando por la cabeza y ojos del conductor. Lo importante es que Travis alcanzó a proteger a Bell con su propio cuerpo y detuvo el coche con la mano libre.

La respiración de Travis estaba excesivamente acelerada y todo su rostro denotaba el miedo que había sentido en ese justo momento.

No contento con haber estado a punto de atropellarlos, el conductor del coche salió gritando varios improperios hacia Travis por haberle abollado el coche.

- TÚ ERES EL QUE ESTÁ JODIDAMENTE LOCO DE REMATE... ¿DÓNDE DIABLOS CONSEGUISTE LA LICENCIA? ¿EN UN MERCADILLO DE GITANOS? EL PUTO SEMÁFORO ESTÁ EN VERDE.- gritó Travis plenamente confiado en que Bell no le haría cruzar si no hubiera sido así.

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Aún me estaba recuperando de aquel susto mientras escuchaba a aquel hombre gritando improperios y a Travis confrontarlo. En ese momento, lo único que me importaba era que Travis estuviera bien, por eso comprobé su mano con la que detuvo el coche.

-¡¿Estás bien?!- pregunté y miré a aquel hombre con odio por sus reclamos.- Señor... por favor... no sea grosero... Si no le pasó nada, que bien, déjenos pasar entonces y no nos culpe de su error, aparte de que tenga cuidado de no atropellar a nadie.

Tomé el brazo de Travis aunque este no se movía, estaba rígido y yo no podía compararme con su fuerza.

-Trav, vámonos... por favor... estamos en medio de la calle... es peligroso...- traté de convencerlo con eso.

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Travis sonrió y giró su cabeza hacia Bell con calma.

- Tranquila, solo será un momento.- al decir eso, le dio el bastón a ella.- Solo sostenlo un segundo.

Travis fue a paso seguro y decidido, sin siquiera tropezar. Se notaba que estaba internamente enfadado.

Al llegar a donde estaba el conductor, lo levantó agarrándolo por el cuello de la camisa que este llevaba.

- Míreme bien... Estoy ciego, pero escuché perfectamente su vehículo... También soy capaz de oler lo borracho que está a pesar de que solo es de mañana. Si yo fuera una persona normal, ahora mismo habría dos cadáveres en la calle por su culpa... Hágale un favor al mundo y si quiere morir, hágalo usted solo... ¿ME ENTIENDE?

Una vez se desahogó, lo soltó sin cuidado ninguno, al menos aparentemente. Con la misma decisión volvió al lado de Bell con una sonrisa y le acarició el pelo.

- ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño en alguna parte? ¿Te agarré demasiado fuerte?

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-N-no... Tranquilo, estoy bien...- le devolví el bastón y tomé su mano para llevarlo al otro lado de la calle mientras miraba de reojo al conductor cómo se ponía en pie mirándonos con enojo.

Cuando seguimos caminando y doblé la esquina, me detuve y solté un suspiro de resignación. Tomé las manos de Travis para comprobar su estado.

-Será tonto de mi parte preguntar si te duele... pero cuando tomes las pastillas esta noche, vas a sentir el dolor de lo que hiciste...- miré sus manos y luego a él.- Gracias por salvarme... fuiste muy valiente...

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- Habría hecho mucho más que dar un par de gritos y una amenaza si no hubieras estado ahí... Pero si hago un revuelo, acabarás teniendo problemas por haberme sacado de la academia sin permiso de la directiva.- dijo abrazándola.- Tuve mucho miedo... Demasiado, si no hubiera podido alcanzarte...

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Con una mirada de sorpresa, correspondí al abrazo de Travis compartiendo su cariño y ganas de protegernos entre nosotros.

-No pasó nada, Trav... estoy bien... calma... Estoy contigo, ¿no es así? Entonces no me pasará nada malo.- es cierto que había pasado miedo, pero tenerlo a mi lado fue lo mejor de todo.

Mis sombras me hubieran protegido, pero tener la protección de Travis fue lo mejor que me pudo pasar.

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- Cierto... Te dije que te protegería... No pienso faltar a mi palabra nunca... Nunca dejaré que te pase nada malo.- dijo el rubio cuyas manos se aferraban a Bell, casi temblorosas.

- ¿Aún tienes ganas de esas donas? Acabo de recordar que hay unas con glaseado de fresa... También hay de limón o de chocolates... Te compraré todas las que se te antojen.

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Sonreí conmovida por su preocupación. Aún luego de lo que pasó, estaba preocupado por mis ánimos de comer las donas.

-Trav, está bien... no pasó nada.- volví a colocar su mano en mi hombro.- No tienes que decirme eso para levantarme el ánimo. Todo está bien. Solo vamos a ese lugar... por lo que pasó, no se nos ha arruinado la salida. Venga, sigamos.

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Travis sonrió y continuó el paseo hacia la tienda de donas, incluso llegaron a la hora feliz.

La cantidad de dulces y variedades de donas jugosas y perfectas era impresionante. Había te diferentes tamaños, formas, colores y sabores.

- Huele demasiado bien.- dijo Travis sonriendo como un niño, creo que podría comprar la tienda entera.

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-¿Cómo es posible que exista todo esto?- pregunté emocionada mientras mis ojos pasaban por aquel cristal que mostraba todas las ofertas.- Cuantos colores, olores... -miré a Travis con una sonrisa.- Debes estar flipando por estar aquí.

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- No tanto, reconozco el olor de la mayoría... Hay unos con un glaseado amarillo chillón... ¿A qué si? Esos son de limón. También hay de fresa y de canela... De chocolate con menta y demás... ¿Ya tienes pensado cuáles quieres?

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-¡¿Chocolate con menta?! -busqué entre los carteles de las ofertas y al verlo, no pude evitar dar un saltito de alegría.- ¡Quiero probar ese! ¡Y el de limón!

Mi emoción era tanta, que cuando miré a Travis, me sonrojé por completo.

-Lo siento...

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- Me gusta escucharte así de feliz, no tienes que disculparte... Vamos dentro, yo quiero de chocolate blanco y de fresa, aunque no lo parezca me gusta mucho lo dulce.

Travis sonrió y llevándola dentro la dejó disfrutar de toda la variedad de olores, colores y formas de las donas que allí había.

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Tras entrar y hacer el pedido de las que íbamos a comer, llevé a Travis a una de las mesitas que allí había. Me senté con él esperando que nos trajeran las cajitas con las donas que había pedido.

-Oye, Trav... sé que lo hiciste por reflejo... y que no tenías más opción, pero... quiero pedirte que a partir de ahora trates de ser menos imprudente con tu bienestar...- no era un regaño, pero es que, a pesar de no sentir dolor, su mano se había lastimado por el impacto.- Solo quiero que te cuides un poco más... Ahora serás diferente, tus poderes estarán reprimidos... y cosas así... dolerán... y mucho...

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- Me da igual que duela si con ello salvo a alguien, en este caso a ti. Además, no recuperaré todos los nervios de la noche a la mañana... Solo sentiré dolor durante unas horas.

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-Creo que se te olvida lo... bueno, lo mucho que duele el dolor... aunque suene un poco raro que se diga así...- en ese momento, nos trajeron las cajitas con las donas que habíamos pedido, y, en efecto, nos habían puesto una de más.- Vaya... no sé ni por dónde empezar...

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- Mmm... Yo empezaría por el de limón, el chocomenta tiene sabor más fuerte y eclipsara el de limón si te lo comes después... Yo empezaré por el chocolate blanco... Puedes coger las que nos ponen de más para llevarlas a Duncan, Orión y Alice si te apetece.

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-¡¿Podemos hacer eso?! ¡Genial!- dicho esto, comencé a comer la dona de limón y me quedé maravillada con ese sabor tan delicioso.

Hasta me hizo soltar un gritito de placer de lo mucho que me había gustado.

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Travis reía por lo bajo al escuchar la expresión de Bell, escuchar y saber que ella era feliz era lo mejor que podía pasarle al rubio.

- Me alegra que te gusten tanto, ¿sabes? Podemos hacer que nos cambien las donas extras por las favoritas de Orión y Alice... Sé cuáles les gustan pero lo que sí que no tengo idea es cuál le gusta a Duncan.

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-¿Hay donas de melocotón?- pregunté mientras limpiaba mi boca de un poco de crema de limón y sacaba otro pañuelo.- Trav... ten... para que te limpies... -puse el pañuelo en su mano.- O... ¿prefieres que limpie yo...?