-Travis, estoy segura. Si no me quedo yo contigo, ¿quién lo hará?- lo miré con el ceño fruncido.- ¿Quién más está dispuesto a cuidarte como lo hago yo? Solo dime una sola persona.- lo abracé sin dudarlo.- Si te pasa algo, te sientes mal, te desmayas o lo que sea, quiero quedarme a tu lado para cuidar de ti hasta que te acostumbres... ¿me negarás algo así...?

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- No puedo negarte nada, sinceramente creo que haría cualquier cosa que me pidieras, hasta saltar desde un rascacielos sin paracaídas, sin habilidades y de cabeza. Todo eso es lo que confío en ti.- dijo sonriendo y abrazándola con suavidad justo cuando llegaban las bebidas.

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Me separé rápidamente de Travis cuando vi que Gian llegaba con las bebidas. Volví a acomodarme en mi asiento y seguí tomando de mi limonada recién llenada hacía unos momentos por Lili.

-Entonces, tenemos un acuerdo.- le susurré a Travis para que supiera que no lo dejaría solo en ese momento, si iba a contar conmigo y yo a cuidar de él, debía ser tanto en los buenos como en los malos momentos.

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Travis agarró rápidamente su botellón de cerveza tal y como lo agarraria cualquier otro que viera.

- Ese es mi colega.- dijo sonriendo tranquilidad antes de darle un buen buche a la cerveza.-Aaaaah... Esto si que es vida, cervecita después de comer italiano con la mejor compañía del mundo...

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-Ojalá no te pongas a soltar puras verdades de tu pasado y eso por beber alcohol.- recordé mi primera experiencia con alguien que bebió alcohol, Duncan se había abierto completamente en sinceridad solo por una copa, y Travis bebía la cerveza aquella como si fuera agua.

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- Naaah... Eso es porque Duncan no aguanta el alcohol, yo no voy a caer por solo una cerveza.- dijo el rubio con toda su calma.- Además, esto tiene menos alcohol que el vino de esa fiesta.

- Belly, si quieres... Aunque él no te lo cuente, yo puedo decirte como era de pequeño... Y de jovencito también.- soltó Gian felizmente.

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-Bueno, Travis no me ha contado mucho sobre su pasado, pero sí sé que es un buen amigo y gran hermano mayor.- lo miré con orgullo al decir esto, aunque en parte también tenía mucha curiosidad, por lo que terminé por asentir a la propuesta de Gian.

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- Travis estuvo en una primaria normal y corriente donde nos conocimos y rápidamente nos hicimos amigos. Siempre estaba metido en algún pequeño lío o en todo desastre... No porque él lo causara, sino porque estaba haciendo lo correcto. Por ejemplo, si veía que estaban acosando a una niña, él se metía a pegar al abusón. Cosas así.

Gian le dio un trago bien grande a su cerveza antes de seguir hablando.

- En la secundaria, su padre lo envió a una escuela militar que nunca terminó porque, cuando Elenita cumplió 7 años, hubo una gran catástrofe por una pelea entre varias facciones del ejército. Ahí murieron tanto los padres de Trav como Elenita. Después de eso, Trav se volvió un poco loco y acabó en el ala C de la academia. Yo le llevé para que lo ayudaran y acabó en una celda de 2x2. De pequeño era ya bien parecido, con ese pelado rubio y ojazos que parecían llevarse por delante a toda joven damita que pasaba cerca, era la envidia de todos nosotros, todos queríamos ser él.

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-Gian... ¿por qué hablas en tiempo pasado?- cuestioné mirándolo con el ceño fruncido.- Travis sigue siendo guapo y un buen modelo a seguir. Tiene un cabello hermoso y sus ojos aún tienen belleza a pesar de no ver y... ugh...- me detuve en seco al darme cuenta de todo lo que estaba diciendo.

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- Sigue diciendo... Pero, por favor, míralo, lo estás sonrojando. Claro que sigue siendo digno de ser modelo de pasarela... Pero de pequeño era, si cabe, mucho más adorable... Sin contar con que no hablaba hasta que cumplió 10 años.

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Cuando miré a Travis, me di cuenta de que nunca lo había visto tan rojo. Me pareció demasiado tierno, y más aún con lo que me contaba Gian.

-Uhm... Travis... ¿hay algo que me quieras contar tú?- dije intentando que no se quedara en blanco.- Creo que si Gian me sigue contando, no se te irá ese sonrojo en un mes... jijijiji...

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- Di más bien que si sigue por ese camino, le haré tragarse el botellín completo...- dijo bastante sonrojado.- No hablaba porque desde pequeño, mi educación fue estricta, no me dejaban hablar sin permiso en casa, así que acabé con la costumbre de estar callado... Después fui hablando poco a poco... Hasta que un día pegaron a mi hermanita...

- Y Travis mandó a la UCI al idiota que se atrevió a tocar a Elena... Ni más decir tiene que yo agarraba al idiota mientras él le pegaba.

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-Eran como un par de justicieros ustedes cuando eran más jóvenes. Elenita debía de estar muy orgullosa de tenerlos.

Sonreí con admiración ante los chicos frente a mí. Conocerlos, que fueran así de nobles y valientes, y su gran sentido de la justicia, me hacía confiar en que no todos habían vivido siempre como yo gracias a ellos.

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- Elenita estaba todo el tiempo regañándonos con esa forma suya de hinchar las mejillas, parecía una pequeña ardillita rubia y hermosa.

- Elena siempre decía que de mayor se casaría contigo... Y yo siempre decía que entonces irrumpiría en la boda para matarte... Después siempre me pegaba, era demasiado linda.- dijo Travis con una leve sonrisa melancólica.- También me regañaba cuando me hacía daño, llegaba con un desinfectante y vendas siempre que me caía.

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-Bueno, si te pasara eso, yo también lo haría por ti. Siempre tengo esas cosas conmigo.- dije dándole algunas caricias sobre su mano.- Ahora yo seré quien vele por ti cuando te metas en líos o te pase algo. Ya Gian me lo pidió, así que no te puedes negar.

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- Aunque Gian no te lo hubiera pedido, no te lo negaría, ya te dije que no soy capaz de decirte que no.- dijo el rubio como si nada.- Creo que será mejor que nos vayamos yendo... Podríamos ir por unas donas antes de volver a la academia.

- Por cierto, la comida y las bebidas de hoy corren de mi cuenta, invita la casa... Ya sabéis por el reencuentro y todo eso.- dijo Gian sonriendo.- Y, Bell, si alguna vez necesitas algo, ven a la parte universitaria, solemos estar allí... O me llamas a este teléfono.

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Tomé la tarjeta de sus manos y solo la guardé en mis sombras dándole una sonrisa de agradecimiento. Me puse en pie primero para cuidar los pasos de Travis.

-Gracias por todo, Gian. La comida, el recibirnos, tu ofrecimiento... todo... eres un gran amigo. Prometo cuidar bien de Travis... Y me gustaría compensarte de alguna forma lo que has hecho hoy por nosotros...

Saqué de mis sombras un par de rosas y se las di. Una era para él y la otra para Lili. No era mucho, pero era lo único que siempre tenía para dar y esperaba que le agradara tanto a él como a su chica.

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- Gracias, lo consideraré un bonito regalo de una amiga, así que anda, iros a por esas donas... Comeros una a mi salud.

Con una pilla y agradable sonrisa, Gian se despidió de ambos.

Travis simplemente se despidió con calma y se levantó echando mano de nuevo a su bastón antes de tomar la mano de Bell y salir del local a buen paso, se notaba que iba aprendiendo a usar su nueva herramienta a pasos agigantados.

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Salí del local aún agitando mi mano para despedirme de Gian desde lejos. Luego miré a Travis analizando sus movimientos y uso del bastón. Me hacía sentir orgullosa lo bien que había tomado mis instrucciones y las ponía en práctica al pie de la letra.

-Me ha agradado mucho Gian. Que bueno que tengas amigos así de jocosos.- comenté mientras lo observaba y, aunque sujetaba su mano, me alejé ligeramente de su cuerpo.- Lo haces muy bien, Trav. Te acostumbraste bastante rápido a usar el bastón.

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- Bueno, bueno, aún no es como para tirar cohetes... Lo bueno es que podré saber las aulas a través del olor y tengo eso a mi favor.- dijo sonriendo con serenidad.- Todo es mérito tuyo, sin ti a mi lado, estaría aún en esa celda y sobre todo, no aprendería tan rápido a manejar esta cosa.