-Calma, Travis...- sabía que se pondría contento, pero no me esperaba que tanto.- Escucha, estás bajo mi supervisión y tanto Duncan como Orión confían en mí para tratar contigo. Así que, por esta vez, esto será bajo mi responsabilidad, pero sí. Vamos a salir fuera de la academia.

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- Ahora mismo te comería a besos, lo juro.- dijo el rubio en una sonrisa de niño pequeño.- Vamos, prometo portarme bien, no quiero que llegues a tener problemas por mi culpa.

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-No los tendré, porque confío en ti.- caminaba con lentitud, esperando que Travis explorara tanto como necesitara, aunque estaba casi segura que, por la emoción de lo que le había dicho, lo menos que hacía era ponerle atención al camino.- Supuse que querías salir de verdad, y la academia tiene un... ambiente muy suyo, así que quería que tuvieras cosas nuevas para disfrutar.

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- Bueno... Tranquila, la academia no es peor que sitios en los que he estado.- dijo con calma y sonriendo.- Incluso donde vivía de pequeño me tenían miedo, quizás porque mi padre era el general... Bueno, es6ta bien... Además, no sabes lo que me apetece salir contigo por ahí... Mi primera salida al pueblo y será contigo.

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-A mí también me emociona mucho salir contigo, Travis.- comenté sonriendo y yendo a la salida, pero me detuve antes de atravesarla.- Jum... ¿dónde estaremos? Jijijiji...- pregunté con tono juguetón.

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- Estamos justo en la salida, el vestíbulo se friega con limpia suelos de olor a coco porque es un olor generalmente agradable, además noto el aire fresco.- dijo sacando información que en principio nadie sabría ni siquiera con un buen olfato.- Vamos... Venga, hay un sitio genial en el pueblo que sé que te gustará. Además, incluso ciego, me conozco el pueblo mejor que tú, así que yo te guiaré.

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-Jijijiji Muy bien, entonces tú me llevas al lugar, y yo te cuido los pasos.- retomé el camino.- Pero no te negaré... que a la que mirarán un poco raro será a mí... ya que fuera de la academia nadie te conoce... pero mi aspecto no es normal para ellos...

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- En el pueblo están acostumbrados a ver personas con habilidades, así que nadie te va a mirar mal... A mí me conocen desde pequeño y a los demás también.- dijo como si nada, así que la tomó suavemente de la cintura.- Vamos, iremos a una de mis cafeterías favoritas.

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-T-Travis...- me sonrojé a más no poder cuando me sujetó por ahí, eso no tenía nada que ver con una forma de guiar a un ciego.- Y-yo... Uhm... está bien...- continué caminando un tanto nerviosa.- Es que... tampoco soy muy buena en las multitudes... la gente siempre me odió, así que nunca me sentí bien... en medio de muchas personas...

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- Sobreviviste a la fiesta de aquella noche, en el pueblo no vive tanta gente, la mayor parte son padres o familias de chicos con poderes, no tienes que preocuparte. Además, yo te protejo.- dijo sonriendo ampliamente y caminando con mucha calma, esquivando a las personas y los que no podía evitar, lo evitaban a él.

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Me quedé observando ese comportamiento de la gente a nuestro alrededor. Era como si Travis fuera una especie de bicho raro. Y no era por ciego, más bien, esas expresiones eran de asombro y confusión.

-¿Tan mala reputación tienes para que la gente se aleje de ti de esa forma...?- pregunté en susurro mientras seguía caminando lentamente.

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- Nací en este pueblo y mi padre era el general, mi madre era considerada una loca y me metí en bastantes peleas con los que se metían conmigo y con mi hermanita, pero bueno... Hay muchos otros que seguro que aún me recuerdan sin tanto odio. Además, nadie sabe que estoy libre, ciego y esas cosas. Hace años que no salgo así, iremos a la cafetería de un colega.

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-¡Espera! ¿Quieres decir que ni tus padres ni tus amigos supieron de ti desde que estabas encerrado?- pregunté conmocionada por lo que me decía, no me imaginaba que él fuera de ese mismo lugar.

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- Mis padres murieron, Bell, antes que mi hermana.- dijo como si nada.- Después de eso, acabé en la academia, mucha de esta gente recuerda cuando enloquecí, pero no las veces que los ayudé. Ahora vamos, quiero llegar a la cafetería, la lleva un amigo... Al menos así era cuando llegué a la academia hace 3 años.

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Bajé la mirada mientras intentaba que mis pasos se mantuvieran estables. No quería decir nada más para no recordarle cosas incómodas. Volví a levantar la vista y me encontré con una cafetería.

-Travis, veo una cafetería al final de la calle. Es una que hace esquina. ¿Es esa la de tu amigo?

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- Sí, sí es esa.- dijo emocionado.- Te va a encantar, nunca habrás probado algo mejor... Aunque tu comida sí que es mejor... Bueno, vamos, vamos.

Travis apuró un poco el paso, estaba y se le notaba mucho más cómodo con el bastón.

- Dime si el cartel es blanco y verde... Si es así, lo vamos a pasar bien.

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-Sí, tiene esos colores...- dije algo más animada al ver lo emocionado que estaba Travis.- ¿Cómo es tu amigo? Así lo puedo identificar en ese lugar y acercarnos a él para que lo saludes.

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- Es casi tan alto como yo, ojos azules y pelo rojo, te va a caer bien... Está un poco loco, pero es buena gente. Quizás es más como yo cuando me conociste... Es lo más probable.

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-Muy bien, solo... oh, ¡para! -tuve que detener a Travis debido a que estaba tan emocionado que casi se golpea con la puerta.- Ten cuidado, Travis. Aunque las de las celdas del ala C sean reparables fácilmente, aquí habría que pagarlas, jijijiji...- dije en tono de broma mientras abría la puerta y entraba con él.- ¡Oh! Allí está tu amigo, tras el mostrador.

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- ¡Gian!- dijo en voz ligeramente alta sonriendo de forma traviesa.

- No puede ser... ¡TRAV! Ojojojojo... No me lo puedo creer, dichoso ese pelo.- dijo el pelirrojo corriendo hacia el rubio.

Del abrazo y las palmadas en la espalda se podía ver perfectamente que eran de todo menos tranquilos esos dos.

- Wooo espera... ¿Una chica? Hola, guapura, ¿qué hace una cielito como tu6 con este majadero? - dijo sonriendo y tendiéndole la mano.- Soy Gian, encantado, belleza.