-Victor, no... -quedé justo frente a él, incluso si quería, era capaz de tomarme con sus manos.- Sé que tienes mucho odio dentro de ti, pero no debes dejar que eso te consuma... debes superarlo y seguir adelante... Estoy segura de que Hanna hubiera querido que fueras feliz...

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- No la conociste, no hables de ella, no quiero.- dijo echando la cabeza hacia atrás, incluso dándose un ligero golpe.- Vete... Vete de aquí... AHORA

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-¡Víctor, no!- lo sostuve por los hombros para que no volviera a hacerse daño.

Odiaría tener que contar nuevamente con la ayuda de Duncan para curarlo. Eso sería demostrar que yo no podía con esto. No, lo ayudaría como fuera.

-Victor... no me voy a ir... no si estás así... Me quedaré hasta que te calmes... No quiero que trates de hacerte daño de nuevo...

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- Vete... Vete... No quiero...- dijo llevándose las manos a la cabeza antes de gritar con todas sus fuerzas mientras se tiraba del pelo.- LARGO... FUERA... FUERA DE MI CABEZA.

Comenzaba a encogerse como un niño pequeño al ver algo que le infunde verdadero temor.

- No quiero hacer daño, no me obligues... No quiero, no quiero, no quiero...

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Lo sostuve por sus manos para que no se tirara del cabello y las bajé a los costados de su cuerpo antes de darle un abrazo bien fuerte. Tanto como me lo permitieron mis brazos, pero haría lo posible por hacerle sentir el consuelo que quería transmitirle.

-Calma, Víctor... Tranquilo...- dije con un tono bajo y suave.- No vas a lastimar a nadie... Te lo prometo... Yo voy a estar contigo... No pasará nada malo...

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- No lo entiendes, no entiendes nada.- dijo ya sollozando y escondiendo su rostro todo lo que podía.- Por favor... Vete... No quiero hacerte daño...

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-No me importa si me haces daño... prefiero que me lastimes a mí antes que a ti...- aunque decía palabras tan pesadas, mi voz no cambiaba en su tono.- Si lo ves necesario, hazme lo que quieras con tal de que luego te calmes, pero no te dejaré así. No pienso dejarte solo en estas condiciones. Quiero ser tu amiga, y los amigos se cuidan entre sí...

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- Vete, por favor.... Vete, no quiero... Para... Vete, largo... Te lo suplico... Ahora no... Ahora no...

Un golpe se escuchó y unos segundos después Travis apareció en la celda de Víctor.

- Vic... No es real, abre los putos ojos, estáis solos tú y Bell... Bueno, y ahora yo.- dijo el rubio sin tacto ninguno, pero al menos Víctor parecía mucho más tranquilo.

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-¡¿Travis?!- al verlo, me separé de Víctor lentamente y fui con él.- ¡¿Cómo llegaste aquí?! ¡¿Estás bien?!

Estaba asustada, recordaba haber cerrado bien su celda, además de que, si había llegado hasta aquí, lo había hecho más que a ciegas debido a la hermeticidad de las celdas.

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- Oh... Tiré el cristal de un empujón.- dijo el rubio sin más con toda su calma.- Lo colocaré cuando vuelva.

Víctor alzó la vista con algo más de claridad.

- ¿Travis? - dijo frunciendo el cejo.

- Así es, Vic... Solo cálmate, estamos solo nosotros tres en la celda... No hay nada ni nadie más. Así que cálmate.

Victor asintió suavemente.

- Está bien...- dijo calmado, al menos un poco, pues al menos estaba hablando con un poco más de sentido.

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-Se ha... ¿calmado...?- dije mirando el cambio tan radical en el comportamiento de Victor.- Me alegro tanto... -sonreí, pero luego volteé a Travis.- Tonto... no me des esos sustos. Creí que te había pasado algo malo...- dije con un poco de enfado, pero feliz de que me hubiera ayudado.- No vuelvas a hacer una locura así, ¿me oyes...?

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- Es que se me había olvidado decirte algo importante y en cuanto lo recordé, vine a decírtelo...

- ¿Le ibas a decir cómo calmarme? - dijo Víctor mirando al rubio.

- Exacto... Después de todo, Bell intenta ayudarnos con todo lo que tiene, así que déjate de rechazar su ayuda. Además, es más terca de lo que parece.- dijo Travis riéndose y al cabo de un momento, Vic se había contagiado de la risa del rubio.

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Parecían buenos amigos a pesar de las diferencias. Me alegraba que se llevaran bien y, sobre todo, que Travis reconociera y le hiciera ver a Víctor que no me rendiría con él.

Sonreí al verlos tan risueños y tomé la mano de Travis para que se acercara a la cama de Víctor. No estaba mal la idea de charlar un rato los tres ahora que este último estaba más calmado.

-¿Desde cuándo se conocen ustedes dos que se llevan tan bien?- pregunté mirándolos a ambos.

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- Nos conocemos desde hace poco, Vic es de primer año, como tú, lleva apenas uno o dos meses aquí... Pero todos nos llevamos relativamente bien, es lo menos que podemos hacer.- dijo Travis tan tranquilo acariciando la cabeza de Vic.- Solo hay que hacerle ver la realidad y que no se olvide de tomar su medicación.

- Para, Travis... No soy un perro.

- No, pero aún así eres lindo... Vamos, sabes que no te haré nada.

- Lo sé... Siempre haces de hermano mayor para Jared, Rassel y para mí.- dijo Victor suspirando ligeramente.

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-Hasta hace de hermano mayor para mí. Lo lleva en la sangre, jajajajajaja...- reí apretando la mano de Travis mientras notaba lo bien que estaba Víctor, tan diferente a cuando entré.

Me alegraba que estuviera más relajado, pero me intrigaba qué era lo que había visto para que se comportara de esa forma.

-Victor... perdona que te pregunte, pero... ¿qué era lo que creías ver...? Estábamos solo nosotros... ¿qué más veías tú...?

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- Bell, no es una pregunta agradable... Creo que...- comenzó a decir Travis cuando Víctor lo detuvo.

- A Hanna, ella siempre me habla, no solo ella, sino muchos más... Pero ella es a la que más escucho, a la que más veo. Pero no es buena, ya no, es demasiado celosa y no le gusta que haya otra chica aquí.- dijo convencido de que Hanna había estado allí, en esa habitación con ellos.

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-Entiendo... -comprendí entonces que Víctor no sabía diferenciar sus desvaríos y visiones de la realidad, y debía usar eso a mi favor lo más posible.- ¿Qué tal si... la próxima vez que la veas, le dices que solo quiero ayudarte para que te mejores? Como lo he hecho con Travis.- alcé las manos del rubio para dejar ver sus muñecas.- Es decir, mira. Ya no hay grilletes ni heridas... o no habría podido venir hasta aquí... ¿Qué dices? ¿Crees que Hanna pueda comprender que solo quiero ayudarte y que no estés ni atado ni encerrado?

Me la estaba jugando con eso, eran palabras fuertes, duras y directas y no sabía cómo reaccionaría. Aún así, debía arriesgarme a hacerlo o no estaría cumpliendo con hacer lo posible para sacarlos de ahí a todos ellos.