Al ver que casi me arrebataron a Duncan de mis brazos, me sentí que ya no podría hacer nada. Solo fui con Alice, aunque no tenía deseos de nada más. Solo de saber que Duncan estaría bien.

-Solo... solo quiero ir a la habitación... y esperar a que Duncan mejore... -dije con la mirada baja mientras caminaba junto a Alice.- ¿Crees que tarde en despertar...?

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- Conociéndolo... Despertará antes de que amanezca, pero estará aún demasiado cansado.- comenzó a decir sonriendo muy levemente.- La fatiga de Duncan es mental, así que con algo de descanso estará bien.

Alice se mantuvo cerca de Bell en todo momento. A cada paso que daba su piel se regeneraba, ya dejando invisibles las quemaduras del ataque.

- ¿Sabes? La fuerza mental de Duncan es mucho mayor que la de nadie que conozca... Estará más que bien. Orión tardará algo más en recuperarse, ambos están cansados por haber usado demasiado sus habilidades... Yo digamos, que puedo obtener energía del fuego que otros crean o de un incendio. Orión puede hacer lo mismo con el agua, pero en un incendio o ataques suele escasear, así que acaba derrotado... Y Dun... Bueno, él se recupera durmiendo, así que los médicos le suelen llamar perezoso.

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Sonreí de solo imaginar esa imagen de Duncan durmiendo plácidamente. Al menos, no debía tener esa expresión tan contraída como cuando usaba sus poderes mentales para controlar cosas.

Cuando llegamos a la habitación, me senté en la cama soltando un largo suspiro y luego mirando a Alice. Al menos ya estaba recuperada del todo, aunque su escasa ropa y manchas negras por todos lados contrastaban con su animada sonrisa.

-Deberías darte una ducha, ¿no crees?- dije sonriendo y en un tono jocoso.

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- Cierto... Estoy llena de hollín y cenizas...- dijo ella riéndose de si misma.- Una pena lo de la ropa, pero podré ir al pueblo el sábado, así que compraré algo que me guste.

Alice fue al armario escogiendo un pijama normal y yendo al baño.

- Con permiso... Iré primero jejejeje.

Tras una buena ducha, Alice salió felizmente, como renovada.

- Aaaaah... Una ducha después de pelear es lo mejor que hay.- dijo como si nada antes de ir a su cajón y sacar un pequeño bote de pastillas rojas de muy pequeño tamaño y de forma perfectamente redonda.

- Una y a la cama a dormir... Mañana estará todo reconstruido, por suerte pudimos encontrar a todos los alumnos del ala C.

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Mientras Alice se duchaba, me quedé en mi cama abrazando mis rodillas. Pensaba en Duncan y en si estaría recuperándose bien. Había sido una pieza clave en ese incidente, pero... ¿a qué precio si terminaba en esas condiciones?

Cuando Alice salió de la ducha fue que me di cuenta el nivel de suciedad que tenía encima. Reí levemente por ello y luego fui a ducharme yo. Aunque desde el baño, quise preguntarle a Alice una cosa que me había llamado la atención.

-Alice, ¿qué son esas pastillas que tomas?- dije mientras me bañaba.

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- Ah, ¿esto? Es algo así como un pequeño inhibidor... Cuando usamos nuestra habilidad más de lo que debemos, nuestro cuerpo se resiente, esto nos ayuda a seguir como si nada. También nos ayuda a regenerarnos, por eso me curo tan rápido.- dijo Alice como si nada.- Por cierto, cada alumno que las toma tiene pastillas diferentes, porque a cada uno le pasa factura de forma distinta, las mías son rojas... Las de Orión azules... Las de Duncan nunca las he visto, pero sí sé que las toma.

Alice acabó cayendo dormida tras la explicación. No es que estuviera como Duncan y Orión, era solo que las pastillas la dejaban KO a los pocos minutos de haberlas tomado.

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Cuando terminé de ducharme y vi que Alice dormía, esperé un rato a que no se escuchara nada fuera. Quería salir, si al final nadie me vería hacerlo, y menos si era de noche.

Más o menos una hora después, salí hecha una sombra y me arrastré hacia la enfermería. Algunos estudiantes dormían, otros aún daban su guerra, pero siendo una sombra, no era vista por ellos. Recorrí un poco el lugar hasta que, por fin, encontré donde Duncan descansaba.

Me materialicé junto a él y me acerqué tan sigilosamente como pude. No sabía si estaba despierto, según Alice, era muy posible, pero aún así, lo quise comprobar.

-¿Duncan?- susurré tan bajo como pude.- ¿Estás despierto?

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- Si... Pero no deberías estar aquí, Bell.- dije igual de bajo que ella.-  Ahora mismo estoy inmóvil y no podría hacer nada si algo pasa.

En la oscuridad de la zona en la que me encontraba era fácil divisar su silueta difuminada, así que esta vez sí tome su mano al primer intento.

- Solo necesito descansar un poco... Pero ya puedo decirte que hiciste muy buen trabajo. Me ayudaste mucho cuando más te necesitaba, eres genial.- logré sonreír muy levemente, pero esperaba que ella lo notara, pues estaba muy orgulloso de ella.

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Sonreí por sus palabras, y hasta me puse un poco sonrojada porque había ido directo a tomar mi mano. Mi corazón estaba feliz de verlo sonreír, de verlo bien a pesar de todo.

-Disculpa, no podía quedarme tranquila sabiendo que estabas mal. Quería al menos verte antes de dormir... y... bueno... me alegra haberte sido de ayuda...

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- Sin ti no hubiera podido ayudarles, así que te debo mucho más que solo agradecimientos.- dije dándole el mérito que debía ser.- También me alegra mucho que vengas a verme... Pero tienes que irte... No quisiera que alguno de ellos te oliera, solo se pondrían peor.

Solté su mano muy ligeramente, pues es verdad que debía irse cuanto antes... No quería que nada le pasase, aunque estábamos en la enfermería... En estos momentos también es uno de los lugares más peligrosos como lo son todos ellos aquí.

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No comprendía su preocupación, pero al menos ya estaba satisfecha con ver que estaba recuperándose bien. Me acerqué a su rostro y dejé un suave beso en su mejilla.

-Vendré a verte en la mañana.- dije sonriendo.- Que pases buenas noches, Duncan.

Volví a hacerme una sombra lentamente y desaparecí de ahí yendo nuevamente a la habitación. Me acosté en mi cama con el rostro encendido de la pena. Le había dado un beso a Duncan. ¡Dios mío! De tanto pensarlo, solo logré abrazar mi almohada y quedarme dormida al poco rato.

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En la mañana, Alice seguía dormida como toda una bebé, parecía haber dado vueltas por la cama como si esta fuera un prado... Incluso estaba envuelta entre mantas y con los pies donde debería estar la cabeza.

Orión... por otra parte, estaba despierto, con branquias y literalmente cola de pez y una aleta dorsal en su espalda.

Por último, Duncan apenas había podido descansar después del beso recibido... Sino todo lo contrario, estaba absolutamente despierto.