- ¿Me estás... prestando tus ojos? - pregunté un poco extrañado, pero aún así sonriendo, nunca me habían invitado a poseer los ojos de alguien, aún menos los de una chica.

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Asentí sonriendo y me acerqué un poco más a él.

-Puedes tomarlos. Siempre que quieras. Mis ojos... estarán a tu disposición siempre que quieras. Así como mi ayuda para ti.- al decir aquello, sentía que el corazón se me saldría del pecho.- Quiero que sepas que puedes confiar en mí para todo, y que tendrás de mí lo que necesites... siempre...

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- Primero tienes que saber que desde que te posea en lo más mínimo... Podré sentir lo que sientes, sea lo que sea, los pensamientos que pasen por tu cabeza... Lo sabré.- dije siendo absolutamente sincero, ya no le guardaría secretos, ni uno solo, al menos, a ella no.

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-No tengo miedo de eso. No tengo nada que esconderte. Y sé que lo que sea que haya en mi mente, lo sabrás comprender como yo te he comprendido a ti a pesar de todo lo que eres y el pasado que cargas.

Fui sincera también. No me importaba qué pudiera ver dentro de mí, confiaba en Duncan lo suficiente como para dejar mi mente a plenitud de su curiosidad. Todo lo que quisiera ver o saber, lo tendría a su alcance sin resistencia alguna de mi parte.

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- Entonces... Allá voy, en el momento, si te sientes incómoda, prométeme que me lo dirás.- dije sonriendo ampliamente antes de poseer el cuerpo de Belly, claro está, en todo momento dejándola a ella en completo control de su cuerpo.

En cuanto vi el cielo a través de sus ojos, fue maravilloso. Jamás había visto algo tan hermoso, tan oscuro, pero apaciguante, tan diferente a mi oscuridad.

- Es genial... Completamente genial.- susurré a su mente con asombro.

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Sentirlo dentro de mí al hablar sí que era agradable. Como si un calor me invadiera y me hiciera sentir protegida.

-Sí... es precioso... recuerdo que de pequeña me gustaba subir al techo de mi casa para ver las estrellas... No me sentía tan sola al hacerlo...- el recuerdo de mi anterior hogar vino a mi mente.

Una casa abandonada llena de agujeros en el techo y toda polvorienta. Allí vivía yo, escondida del mundo por años desde que mis padres me habían abandonado. Allí había crecido, sola y alejada de muchos. Solo a veces veía gente cuando trataba de conseguir comida y terminaba siendo golpeada por chicos que me molestaban. Chicos que muchas veces terminaron siendo víctimas de mi descontrol.

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- Belly... Te juro por mi vida que nadie te hará daño de nuevo, nunca más. Si alguien se atreviera a hacerlo, se las vería conmigo.- dije creando una imagen en su mente, algo que no hacía mucho que dominaba.

Implanté en su mente una especie de ilusión recordatoria, con nosotros abrazados, en mi caso de forma protectora. Lo mejor es que yo lo veía como una silueta, pero ella podría perfectamente vernos como realmente nos vemos.

- Te protegeré de todo lo que sea capaz de herirte... Incluso si ese algo... Soy yo....

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Me sobresalté por un momento y lo miré. Estaba creando esa imagen en mi mente y el sentimiento apegado a ese recuerdo, me dominaba y sobrecogía.

-Oh, Dudú...- él había visto los recuerdos de mi pasado, el dolor y la soledad que me habían atormentado por tanto tiempo.- Gracias... gracias por ser así... por estar conmigo... y querer quedarte a mi lado... para protegerme... Aunque... estoy segura de que no serías capaz de hacerme daño...

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- Nunca se sabe... Yo... Cualquiera puede perder los estribos... En nuestro caso, nunca es bueno.- susurré en voz baja en su cabeza.- Podría hacerte daño sin querer, todo esto es nuevo para mí y... Y... No sé cómo reaccionar, eso solo hace que me ponga más nervioso. Pero, cuando estoy contigo así, mirando el cielo, hablando, riendo... Me siento normal por una vez... Bueno, normal hasta donde somos capaces de serlo.

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-Si eso llegara a pasar, entonces quiero que también grabes en tu mente ese abrazo. Ese recuerdo que has creado en mí, quiero que lo compartamos.- dije mientras guiaba su cuerpo con mis manos para que su cabeza reposara en mi regazo.- Así, cuando estés fuera de control, cuando vea que es posible que me lastimes, solo te pediré algo... Te pediré que me abraces y me protejas...- dije mientras lo miraba, seguía pensando que me resultaba demasiado guapo, y más aún con ese traje.

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- Gracias... Aunque no creo que esté tan guapo, más bien me hace pensar que parezco un pingüino.- dije divertido aún en su mente.

Me sentía realmente como alguien de mi edad, vivo, feliz. Belly es como un sueño para mí, solo para mí.

- Te protegeré siempre... Dentro o fuera de mi control, juro que jamás te haré daño.

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-Creeré en esa promesa solo con una condición.- dije con una sonrisa picaresca mientras le acariciaba el cabello con suavidad.- Debes contestarme una pregunta y ser completamente honesto. No quiero que te dejes detalle alguno.- usé un tono serio, y esperaba que, a pesar de estar en mi mente, no pudiera averiguar mis intenciones.

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- Está bien... Te prometo que seré totalmente sincero. Haré lo que sea con tal de que creas en mí.- dije igualmente serio, estaba muy seguro de que podría contestarle y sobre todo, que podía ser el hombre que ella merecía.

La mejor de mis intenciones era protegerla y la peor de ellas era matar, mutilar y corromper a todo aquel que le hiciera el más mínimo daño.

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-Quiero que me digas si alguna vez has intentado verme a través de los ojos de alguien más y, si ha sido así, ¿cómo soy para ti?

Aquello me intrigaba. Es decir, tuvo la oportunidad cuando nos conocimos, en más de una vez hemos estado con Orión y Alice, podía haberlos usado para ello. Y también pudo haberlo hecho en la fiesta de recién, cuando poseyó a todos los presentes. Casi que era imposible que no hubiera tomado esas oportunidades para eso.