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-Así es...- me recosté levemente sobre su brazo.- Yo también me siento así, Dudú... Para haber dudado toda la vida de la gente que se acercaba a mí, el haberte dado la oportunidad sin alejarme... fue la mejor decisión que he tomado en mi vida... Quiero que te quedes a mi lado siempre...

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- Lo estaré siempre... Te lo prometo, Belly.- dije sonriendo y abrazándola un poco.

Me quité la chaqueta para ponérsela a ella por encima de los hombros, no quería que se resfriara por mi culpa. Llegamos a la academia al fin y la ayude a salir del coche con cuidado.

- Cuidado, está ya oscuro y no queremos tropezar.- dije con calma y sin perder la sonrisa.

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Ese comentario me hizo dar una leve risita. Nunca le había contado nada sobre mis poderes en ese sentido, puesto que, los de mis ojos, eran un secreto para todos.

-¿Le dices a una sombra que tenga cuidado en lo oscuro?- dije con un tono gracioso.- Tranquilo, Dudú. Podría estar tan oscuro como para confundirse con lo que tú ves y sería totalmente claro para mí. A mis ojos, las sombras son algo existente, tangible y siempre visible. En resumen, que, como se diría en términos de los que no tienen poderes, puedo ver en la oscuridad. Jijijiji...- atravesé con él la entrada de la academia en dirección al edificio principal.

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- Bueno... Supongo que es lo mismo para mí, por muy oscuro que esté no me comeré la pared.- dije riéndome y tomando su mano.- Zobre todo porque ya estoy del todo bien.

Sonreí ampliamente ya que ahora sabía que hasta en la oscuridad ella podía verme sin problemas.

- Subamos al tejado... ¿Qué tal en una estatua? En la entrada hay una que llega hasta el tejado con la mano.- dije como si fuera evidente.

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-Me alegro mucho de que ya estés bien...- dije con una sonrisa de alivio, al menos ya no temía que pudiera equivocarme al guiarlo.

Aunque esperaba que fuera diferente en su caminar al ser guiado por mí o tener su oído a la perfección, pero nunca fue distinto. Era como si no desconfiara en que lo fuera a llevar por el buen camino.

-Sería curioso subir por una estatua. Me gustaría probarlo.- dije con ánimo.

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- Eso pensé... Vamos.- dije llevándola alegremente hasta un lateral de la academia en la que una enorme estatua se cernía.

Usando animación hice que toda la figura bajase hasta tender su mano en el suelo. Primero subí yo y después la ayudé levantándola suavemente por la cintura. De nuevo hice que todo se moviera, asegurando a Bell para que no tropezara, por si acaso.

En pocos segundos la estatua nos dejó en lo más alto, justo en el borde de forma que podíamos bajar sin escalón ninguno.

- Tachán... ¿Quién dijo que necesito escaleras?

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Mientras subíamos en la mano de la estatua, la figura de Duncan me resultaba galante. Tanto fue así que me sonrojé, además de que era muy pronunciado su agarre en mi cintura.

-S-si... ha sido muy... divertido subir así...- dije intentado disimular mi sonrojo.- Uhm...- me volteé a la estatua y le sonreí.- Jijiji... gracias, estatua.

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- Me alegra que te haya gustado, solía hacerlo mucho en primer año... Me regañaban bastante.- Dije sonriendo con suavidad.

Sonreí de medio lado y acentué un poco más mis poderes para que la estatua no solo se moviera haciendo una reverencia hacia Belly, sino también para que esta hablara diciéndole que había sido un placer, simplemente quería saber como reaccionaría.

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Al ver que la estatua tenía la capacidad de hablar, me sorprendí, pero luego miré de reojo a Duncan con una sonrisa. Saqué una rosa de mis sombras y se la ofrecí a la estatua como una especie de agradecimiento y se la puse sobre su gran mano.

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La estatua volvió a su pose original, por supuesto que la rosa no la aplastó ni nada parecido, solo se quedó sujetando con cuidado para que esta no saliera volando.

- Lo siento... Quería sorprenderte, espero haberlo logrado.- dije sonriendo dulcemente.- Con la dosis adecuada de habilidad puedo hacer que hablen.

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-Eso fue muy genial, Dudú. Yo también puedo hacer algunas cosas... pero no sé si tú seas capaz de verlas...

Miré la azotea y sonreí mientras iba al centro del lugar. Saqué de mis sombras una manta para poner en el suelo. No quería que el traje de Duncan ni el vestido tan bonito que me había hecho Alice se arruinaran o ensuciaran.

-Ven, Dudú, podemos sentarnos aquí un rato.- dije agitando mi mano hacia él.

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Fui junto a ella y tomé su mano, esperaba que ella se sentara primero para después quedarme a su lado, la frescura era genial. Me sentía bien al estar con ella fuera como fuera.

- Se siente bien... Ojalá la mañana no llegara nunca. Mañana tengo que ir con el presidente por la tarde.

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-¿Debes irte?- lo miré con dolor.- ¿Por cuánto tiempo?

Ahora que había aclarado los sentimientos de mi corazón. Ahora que sentía esa plenitud junto a Duncan... ahora, el deber me lo arrebataba de mi lado sin poder hacer nada para evitarlo.

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- Solo me iré por un par de horas, estaré bien, será un trabajo fácil.- dije sonriendo y abrazándola con cuidado.- Cuando vuelva, iré contigo en cuanto llegue.

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Bajé la mirada estando preocupada. Olvidaba que Duncan era alguien con quien contaban todos aquellos militares y demás personalidades influyentes para su servicio.

-¿A qué hora será? Quisiera estar libre para cuando regreses...- pregunté mientras levantaba la mirada observando el cielo nocturno y abrazando mis rodillas.

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- Llegaré sobre las 6... Me iré a las 3, más o menos.- dije con calma, solté su abrazo con cuidado solo para estirarme con las manos en la cabeza.

- Será muy rápido, así que no te preocupes, no es nada difícil.- estiré mi mano para llegar a acariciar su espalda con suavidad.

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-Está bien... me quedaré esperando por ti... -dije con una sonrisa y con mi mano dirigí su rostro hacia el cielo.- ¿Quieres verlo?

Esperaba que mi pregunta fuera evidente con mi insinuación. Quería hacer real la frase de ser sus ojos. Quería que supiera que todo lo que quería ver, lo podía hacer a través de mí. Todo lo que deseara, se lo concedería, sin dudarlo.

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