-Tranquilo, Dudú... me sé defender... y hay mucho de mí que aún no conoces...- aclaré con calma apretando su mano.- Aunque suena doloroso, me siento orgullosa de Alice... y quisiera ser como ella. Espero que, con mi ayuda, todos los que pasen por el ala C, logren salir como nuevas personas y puedan rehacer sus vidas con una nueva visión del mundo y de lo que son... Si... es tan inspirador...- suspiré como una tonta ilusionada.

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- No insinúo nada, pero... Entiendo porque Orión esta enamorado de Alice, ambos tienen el mismo sentido del deber.- dije riéndome en voz muy baja.

El discurso de Alice terminó en un par de frases más y bajó tranquilamente de la tarima sonriendo tan radiante y dando la mano a los que se acercaban a saludarla. En cuanto tuvo oportunidad y previa disculpa, vino hacia nosotros.

- ¿Qué os ha parecido? ¿Fui demasiado dura?- preguntó algo nerviosa.

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-Para mí, te ganarías hasta las elecciones de la próxima vuelta de presidencia, jijijiji...- dije en tono de broma mientras, por primera vez en la noche, soltaba a Duncan par darle un fuerte abrazo de felicitación a Alice.- Estuviste maravillosa, Alice. Segura, concreta, contundente. Me hiciste sentir orgullosa de ser tu amiga... y de saber que tienes tan ardua tarea y que haces con tal pasión aun así.

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- Harás que me sonroje, Bell... Por favor.- dijo Alice sonriendo igual de radiante.- Estaba muerta de los nervios, creí que esta vez me echaría a llorar.

- Alice... No seas exagerada, siempre lo haces bien.- dije sonriendo.

- Gracias, Dun... Iré a ver a Orión antes de que suba al escenario... No sé concentra si no me grita antes.- rió antes de irse hacia un lado de la tarima.

- ¿Quieres escuchar el discurso del hijo pródigo? Te aseguro que será más duro que el de Alice.- dije alzando las cejas varias veces.

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-Jeje... ehm... ¿podemos saltarnos esta parte? Creo que no me siento bien con tantos políticos a nuestro alrededor...- dije con una sonrisa apenada esperando que me acompañara a salir hasta que terminara el discurso de Orión.

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- Si... Será mejor.- dije sonriendo.- Mejor vamos a la academia, siempre suelo irme antes, así que habrá un coche... Normal, esperando fuera.

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Salí con él de la mano y busqué el supuesto coche. Entre tantos autos caros y lujosos, ¿cómo saber dónde rayos estaba ese que Duncan decía?

-N-no... no lo encuentro, Dudú... no sé dónde está...- dije algo decepcionada conmigo misma.

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- Busca el coche más normal, pequeño y con alguien esperando por fuera, posiblemente vestido de traje y pajarita, con guantes y un sombrero chato.- dije sin más, sabiendo como vestían los chófer del presidente.- Nos llevará a casa sin problemas... No me gustan los coches de lujo la verdad, siempre huelen fuerte.

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-¡Oh, debe ser ese!- señalé al auto más... decente que había por todo ese lugar.- Vamos, Dudú. Debes decirme tú si es ese el auto.

Lo llevé de la mano hacia donde estaba el vehículo, teniendo un poco de pena cuando nos acercamos al chófer. No importaba quién fuera, seguía siendo tímida con los desconocidos.

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- ¿Directos a la academia?- preguntó el chófer con amabilidad abriendo la puerta.

- Por favor, Paul.- dije sonriendo feliz.- Es este, muy bien visto, Belly, vamos, pronto estaremos en la academia, tranquilos, sin gente y sin tanto ruido.

La ayudé a subir al coche y con calma subí tras ella. Me sentía más cómodo en un coche pequeño y normal, espero que ella se sienta igual.

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Me sentí mucho más tranquila al estar en un coche más pequeño. Solo quería regresar a la academia, a mi única zona de confort que hasta ahora había considerado buena y agradable.

Miré por la ventanilla cómo nos alejábamos del lugar y solté un suspiro para luego mirar a Duncan.

-Dudú... sé que no tiene nada que ver contigo, pero... ¿por qué nunca me has preguntado por mi pasado? ¿Acaso ya te metiste en mi mente para saberlo...?

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- Jamás me he metido en tu mente, y no lo haría para saber algo a traición, prefiero que me lo cuentes tú... Porque quieres. Además, es imposible que hayas hecho algo peor que yo, tampoco me importa si lo has hecho, la Bell que conozco es buena, amable e incapaz de hacer daño.

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-Al menos, no queriéndolo. Solo mira cómo dejé tus oídos cuando te llevé en mis sombras. Y tampoco ayudé mucho a la celda de Travis cuando perdí un poco el control estando ahí. Mis poderes son destructivos por donde sea que los interpretes....

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- Lo del viaje en tus sombras fue un accidente, no tienes culpa de nada.- dije calmando y ordenando mis ideas.- No me habías dicho nada de perder el control en la celda de Travis... Espero que no fuera nada grave, pero si estás aquí y bien, debió ser un simple momento.

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-¡A-ah...! Pues... eso... ehm... yo...- al recordar que Travis había sido el primero al que había besado en mi vida, muchos sentimientos chocaron en mi corazón en solo un instante.

Quería a Travis, era para mí una persona especial. Y si no estaba en mi vida, ya se sentiría vacía. Pero lo que sentía hacia Duncan era diferente. Mucho más fuerte y profundo, más que hasta por mí misma.

-Perdona... por no decirte... Travis estaba pasando por un mal momento y... bueno... nos pusimos algo sentimentales... una cosa llevó a la otra... y... bueno... al menos en ese momento, me prometió que haría todo lo posible por comportarse según el protocolo para que le autorizaran salir del ala C.- no estaba preparada aún para contarle a Duncan sobre el beso, pero esperaba que cuando lo hiciera, este fuera comprensivo con ello.

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- Entonces nada ha sido en vano, me alegra que llegaras aquí, que nos ayudes... Pero más que nada, me alegra que estés conmigo. Eres todo paz para mí y sé que no soy el único que se siente así.- dije sonriendo como nunca lo había hecho.- Eres todo lo que necesitaba desde hacía tiempo.