- Si, muchas gracias, Bell, eres demasiado amable.- dijo Rose sonriendo amablemente.- Ahora entiendo porque Travis te cogió cariño tan rápido.

Rose se acomodó un poco más arrastrándose hasta quedar recogida de forma adorable.

- ¿Te cuento algo curioso? Estoy segura de que sabes lo inteligente que es Duncan... Y también que Travis no es solo una bestia en una jaula. Pues ahí va... Si ambos tuvieran un duelo de inteligencia... Posiblemente ganaría Travis. Después de todo ambos fueron entrenados por militares...

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Cada vez me sentía peor al saber el pasado de mis amigos. ¿Acaso pensaba que por vivir en una casa abandonada y sola había pasado una mala infancia? Ellos lo tuvieron muchísimo peor que yo, no tenía derecho a quejarme.

-Espero... que nunca entren en duelo... -miré la hora en el reloj.- Debo irme, Rose. Duncan me espera...- dije dándole un abrazo antes de quitarme el traje protector.- Me gustó mucho hablar contigo.

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- Suerte con él... Ven a verme siempre que quieras... Oh, y yo si que querría ver un duelo entre ambos.- dijo riéndose.- ¿Quién sabe...? Puede que ese duelo sea por tu amor y atención.

Obviamente se estaba burlando un poquito de ella, aún así, sus palabras no habían sonado en absoluto como una broma.

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-Ugh... solo... dejémoslo así...- sonreí apenada y me despedí de ella.

Salí de la celda y busqué a Duncan por donde lo había dejado hacía un rato, en la celda de Víctor. Esperaba que este último también estuviera mejor.

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Víctor estaba muchísimo mejor, de hecho la herida ya había sanado, ahora solamente estaban hablando.

- Lo entiendo, Vic, tranquilo, nada malo pasará, te lo prometo.- dije dándole unas muy leves palmadas en la espalda.

- No, no entiendes nada en absoluto, Duncan... Nada es bueno. Siempre seremos el objetivo de alguien.

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Al ver que conversaban di un par de toques en la celda. Esperaba que, a pesar de no verme, Duncan supiera que era yo. O si no, que Víctor le dijera quién era. Estas celdas cristalizadas e insonorizadas eran un obstáculo hasta para entrar con mis sombras.

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- ¿Quién es? - preguntó Víctor al mirar hacia la pared.- Pelo negro en continuo movimiento, ojos negros, bajita, aspecto aniñado...

- Es Bell, soy su tutor y acaba de entrar en el comité disciplinario.- dije sonriendo.- Algún día la conocerás, verás que es muy buena persona.

Me levanté tras darle unas palmadas en la espalda a Víctor e ir hacia la puerta con calma. Al salir, le dediqué una suave sonrisa a Bell y la tomé de la mano.

- ¿Fue todo bien con Rose?- pregunté con calma mientras Vic nos miraba desde el fondo de su celda.- ¿Rose está bien? Hace días que nadie me dice nada de ella.

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-Si, Rose está muy bien. Fue muy buena conmigo y charlamos todo el rato. Se dio un buen baño...- dije mirando a Víctor desde lejos.- ¿Él está bien? Parecía que lo estabas consolando por algo...

No es que sea muy buena con eso, pero siempre he sido muy observadora. Y una de las cosas que sé hacer, aunque sin grandes pretensiones, es leer los labios. Claramente a mis ojos ese chico había dicho "siempre seremos el objetivo de alguien". ¿A qué se refería con esas palabras? Otra pregunta más a sumar para Duncan.

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La celda de Vic ya estaba cerrada, así que al menos yo era consciente de que no nos escucharía.

- Está casi seguro de que Hanna, su novia fallecida, no cayó en combate... Sino que fue asesinada por la misma persona que la contrató para el trabajo.- dije suspirando.- Pero algo así es imposible... Solo está nublado por la idea de haberla perdido.

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-¿Por qué consideras que no puede tener razón? Aunque los sentimientos lo impulsen, muchas veces esas conjeturas se basan en hechos verídicos.

Si, recordaba muchas veces haber visto a los locos en los manicomios en los que me querían encerrar defendiendo sus ideas por algo. Y tras su muerte, los doctores arrepentirse de no haberlos escuchado porque tenían razón. Claro, no siempre era el caso.

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- Porque es un disparate... Los empleadores tienen que pasar rigurosas pruebas, entre esas pruebas estoy yo. Así sabemos que sus intenciones son buenas. Hanna murió en combate en medio de un tiroteo, era muy buena chica y aún mejor luchadora.

Estaba más que seguro de que Víctor tenía razón, pero mis convicciones, lealtad y deseos se oponían a la idea de que alguien estuviera tras las personas con poderes como nosotros.

- Vamos, tenemos que ir a la sala del comité... Descansemos un poco. Además, tenemos que tomarlo con calma, ya que mañana tenemos una cena a la que asistir.

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-Supongo... que si pasa por ti... las dudas están de más...- dije algo pensativa mientras salía del ala C estando de la mano de él.

Cuando me recordó la cena aquella, me sonrojé por completo y recordé el peso que tenía para mí una actividad como esa. Pero teniendo a Duncan a mi lado, a pesar de todos sus secretos, actitud y otras cosas que sabía de él, me daba calma, una calma incomparable.

-¿Quieres que te lleve o vamos caminando?- propuse con una amplia sonrisa.

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- Caminando... A no ser que estés cansada... El traje de la celda de Rose no es nada liviano... También es bastante incómodo.- dije sonriendo suavemente.- Es que me gusta caminar, me despeja la mente.

Estaba bastante tranquilo a pesar de lo que había pasado con Víctor, de todos los problemas que hay en esta academia. Pocas cosas me hacen perder el control, pero sé que tener a mis amigos y a Bell en peligro... Me haría perder mucho más que la paciencia.

- Pongámonos en marcha... Orión tiene que estar agotado de llevar los papeles al despacho del director.

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-El traje me quedaba enorme, pero no estoy cansada. Realmente lo ofrecí como una comodidad para ti.- comencé a caminar de su mano y con una amplia sonrisa.- ¿Por qué siempre hay tanto papeleo? ¿No se puede pedir una orden del gobierno para evitar todo eso?

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- Es una orden del gobierno el papeleo, es cuestión de tener un control sobre cada alumno, petición, potencial y corrosión de todos nosotros.- dije suspirando.- Después de todo, los de clasificación EM tienen alta posibilidad de pasar al ala C en un simple desliz. A mí, por ejemplo, me hacen exámenes mentales cada dos o tres semanas.