La sombra del rey. | 09

Lilith

—Es un maldito genio... —dice Henry, examinando la puerta acolchonada con grandes grietas en el vidrio.

—No es un genio, es un psicópata —Elwin se frota las sienes.

Niego con la cabeza en señal de desaprobación.

—Azael es todo menos un psicópata.

—¿Te parece normal todo lo que ha hecho? —arruga la frente—. Asesinó a una actriz, se escapó del psiquiátrico y, por si no fuera poco, secuestró a Emma.

—Suena muy dramático cuando lo dices así —intento defenderlo. Él eleva una ceja, probablemente considerando la idea de internarme a mí también—. Escucha, era cuestión de tiempo que se escapara. Lo tenían como a un perro encadenado, sin permitirle siquiera ver la luz del día.

—Eso solo comprueba más el punto de Elwin —Henry se mete en la conversación—. Mientras estaba aquí, contó prácticamente los minutos para saber qué hora era, analizaba a todos en su mente para saber qué hacer y qué no, manipuló a su psiquiatra sin que se diera cuenta... ¡siendo psiquiatra!

Elwin me da una mirada de "te lo dije".

—Además, no solo planeó un plan... hizo veintitrés.

Se me cae la mandíbula al ver una hoja con veintitrés estrategias diferentes para burlar a los guardias y desactivar cámaras y alarmas.

Me muerdo el interior de las mejillas para no soltar una carcajada por la última de la lista:

"Realizar una secta con todos los pacientes del psiquiátrico. Primero, les ofrezco salir de aquí si me ayudan a escapar... Después les pediré disculpas en la mente por no cumplir mi palabra.

Ni loco saco a los pacientes del psiquiátrico."

—Su pensamiento rápido es fascinante, pero alarmante a la vez —Elwin me mira—. Necesitamos hablar, a solas.

Henry se lleva una mano al pecho fingiendo dolor y me guiña un ojo mientras sale de la habitación.

—Azael no mató a Angeline.

—¿Cómo estás tan segura de eso?

—Porque él no es... —No termino la frase...

<<Alguien que está enojado es capaz de lo que sea, Novata. Incluso sin estarlo, cualquier persona es capaz de todo. Jamás vamos a terminar de conocer la mente de alguien.>>

—Los resultados son claros, Lilith —su mirada se endurece—. Tú ya no llevarás el caso del agente Smirnov.

—¡¿Qué!? ¡¿Por qué!? —pregunto a la defensiva.

—Porque tus sentimientos hacia él te están nublando los pensamientos —dice, pero su mirada se desvía cada pocos segundos a la puerta, sus manos acarician sus piernas y una leve capa de sudor le recorre la frente.

Los mismos signos de alguien que miente.

—¿Cuáles sentimientos? Solo estoy defendiendo a un agente que está siendo juzgado de manera injusta.

—¿Crees que no me doy cuenta de cómo babeas por él?

Frunzo el ceño confundida, sin entender a qué se refiere. Yo no veo a Azael como algo más que mi compañero, ni siquiera llega a ser mi amigo.

Él... es la persona que más me ha hecho daño en tan poco tiempo.

—Observas sus labios como si quisieras morderlos.

Una oleada de calor me golpea el estómago y las mejillas.

¿Siento mariposas en el estómago por Azael? No. Antes muerta.

—¿Por qué me dices estas cosas de repente? ¿Cuál es tu punto?

Su mirada se endurece de nuevo y comienza a acariciar sus piernas con rapidez. No me responde y se dirige a la puerta; sin embargo, no cruza a través de ella, se queda ahí dándome la espalda.

—No sigas con la investigación. Es una orden. Azael es culpable, te guste o no.

Y con eso, me deja sola con mis pensamientos. No me interesa lo que ordene Elwin, yo no le obedezco a nadie. Seguiré investigando por mi cuenta.

Ese amargado de ojos dispares me dijo que nunca obedeciera a nadie.

Maldito seas, Azael, te sigo obedeciendo sin que tú estés.

Recorro la habitación con la mirada. Debajo de la cama parece haber... ¿una hoja?

La tomo y mis latidos se aceleran al reconocer esa caligrafía que tanto admiro.

"Sé que estás leyendo esto, novata.
El guardián de la ley esconde su sombra,
su mano ordena, pero nunca deja huella.
Si el juez dicta el destino con palabras doradas,
pregúntate quién escribió su sentencia."

Okey... No entiendo nada, pero no hace falta. Pronto descubriré lo que significa.

Me quedo mirando la hoja con la caligrafía de Azael, el acertijo parece desafiarme, como si estuviera invitándome a seguir buscando más allá de lo que mis ojos pueden ver. Las palabras se repiten en mi mente, pero no consigo hallar un sentido claro. No es la primera vez que Azael deja algo críptico para que lo descifre, pero esto es diferente. No tiene ese tono de burla, sino una urgencia oculta, como si hubiera algo que necesitara que yo entendiera.

"El guardián de la ley esconde su sombra..."

Lo de la "sombra" me hace pensar en algo más profundo. Tal vez no se refiere a un guardián literal, sino a algo que está oculto, alguien que controla las piezas sin que nadie lo vea. Mi mente da vueltas y vueltas, pero algo me detiene. La sensación extraña de que Elwin podría estar detrás de todo esto. Me ha dicho tantas veces que me detuviera, que me alejara del caso, pero hay algo en sus palabras, en su comportamiento, que me hace pensar que está ocultando algo.
Sonrío para mí misma. No lo haré a mi manera... lo haré al estilo de Azael. Su forma de pensar es única, llena de astucia, de estrategias que no se ven a simple vista. Y si voy a seguir su ejemplo, necesitaré ser más calculadora, más astuta. No puedo dejar que Elwin, o cualquiera, me detenga.

Necesito acceder a los registros de los criminalistas para ver los verdaderos resultados de los análisis. Es la única forma de conseguir las respuestas que busco, pero el problema es que el único que puede darme acceso a esos registros es Elwin... o algún otro superior. Pero la verdad es que no le hablo a ninguno de ellos, y no pienso hacerlo. No puedo confiar en ellos. No con lo que sé ahora.

Entonces, hay otro camino. Henry. Él también es un superior, y aunque no lo admite, sé que tiene una debilidad por mí. Está enamorado de mí, lo noto en cada mirada que me dedica, en cada sonrisa que me ofrece, aunque trate de disimularlo. Sé que si le pido algo, no dudará en complacerme. No importa lo que sea, lo hará sin protestar. Si le pido que se arrodille, lo hará. Si le pido que me ayude a obtener esos registros, no se atreverá a negarme.

Pero para que eso funcione, tendré que fingir estar interesada en él también. Tendré que jugar su juego, hacerle creer que lo veo como algo más que un subordinado. Que mi atención no está solo en el caso, sino en él. Será un papel difícil de interpretar, pero nada que no pueda manejar. No es la primera vez que actúo para obtener lo que quiero.

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