Romeo en julio

Que bellas se ven las azucenas
opacadas por tu rostro.
Entre las espinas se esparce:
estuviste con otro.

Aún así tus pupilas no me canso de mirar.
Entre tus estrellas mueren sombras de mi tragedia
y aunque el imposible nos estanque
con mis brazos pararé tus lágrimas.

Si acaso tus palabras
dagas se vuelven
los vidrios que nos envuelven
las detendrán. Y también
podrán parar tu desdén.

Los años pasan como si nada,
nuestras manos siguen entrelazadas
y entre gritos se van... Las esperanzas.
Si acaso tus palabras...

Aún así tus pupilas no me canso de mirar.
Con tu belleza matas sombras de mi tragedia
y aunque el imposible nos estanque
con mis brazos pararé tus lágrimas.

Si acaso tus palabras
dagas se vuelven
los vidrios que nos envuelven
las detendrán. Y también
pondrán fin a tu desdén.

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