Estamos a millas de distancia, Jules.

Por eso no podemos amarnos,
no podemos creernos eternos
y luego lamentarlo.
Tu te destrozas entre recuerdos
y yo soy un esclavo del presente.
Tu tienes tus problemas
y yo te anhelo en mi mente.

Sí. Así es, querido, estamos jodidos
hasta el cuello.
Podremos combinar nuestros versos
pero nuestros pensamientos
nos están en sintonía.
Ya perdimos el ritmo
en este breve baile,
ya perdimos el hilo
y ahora solo hay palabras redundantes.

¿Qué siento?
Me preguntaste
qué sentía yo

y yo te respondí
que no tenía tiempo
para romanticismo pasajero.
(¿Aún podemos ser amigos?)
No, de mi boca a mis dedos,
de mis dedos a mis pensamientos
hay millas de distancia.

Y sí, me puse una corona de papel
y lo lamento.
Y sí, dije palabras que no debí decir
pero los recuerdos
te consumen más que a mi.
No lo entiendo.

Solo quiero ser amado
y no morir en el intento.
Solo quiero que me den amor
pero sin estar obligado
a ser recíproco.

¿Aún no te has ido
luego de esta falacia vomitiva?
¿Cómo es que mis allegados
soportan tanto mi malicia?

No nos reconstruiremos el uno a otro,
eso no nos corresponde
porque
estamos a millas de distancia
y a tu metáfora aún no le he puesto nombre.

Supongo que
eres una lupa
acompañada del sol,
mostrando y quemando
todos mis errores.