libélulas

Este cuerpo no es mío
pero desde él estoy escribiendo.
Esto es tan confuso y ambiguo...
Mis manos tocan el vidrio.
¿Quién soy? ¿Quién soy?
No importa la respuesta.
¿Quién quiero ser?
Eso es subir la apuesta
que, de todas formas, perderé.

Soy un ángel
(cuando me quedo callada,
cuando mis labios no se abren).
Oh, podría ser un ángel por siempre
si tan solo perdiera la voz.
Si corto mi garganta,
¿cuántas cuerdas cortaré?
La carne, el tejido,
y luego la muerte dirá "ya llegué".

Caeré en picada
hasta llegar al ataúd,
eso lo sé.
¿Y qué?
¿Por qué debo darle importancia
a lo que está frente a mis ojos
cuando no soy conciente de nada?
Esto es irrisorio.

Si mi barco fuera a naufragar
en este incómodo abismo
prefiero morir primero,
sé que de eso no despertaré.
No soy un zombie, no como cerebros.
Acércate.

Siendo un poquito serios...
¿Por qué son importantes las personas?
Todas deberían morirse
y bailar en el infierno de Lucifer
agarradas de las manos.
O hacer una orgía, tal vez.

Mamá cree que mi boca está sana,
que no digo groserías ni malas palabras.
Pero, como niña buena,
las maldiciones surgen sin invocarlas
y me pongo a insultarla,
le tiro retahílas en mi cerebro
que después nunca digo.

Papá no sabe porqué lloro,
no comprende la depresión.
Ups, era adolescencia. Perdón.
Aún no llego a la etapa de usar
camisas de Nirvana y maquillaje del Guasón.

Por dentro soy un desastre,
como cualquier persona.
Es muy normal eso
y eso mismo es lo que me derrumba
porque es nauseabundo ser como el resto.

Tengo varios nombres.
Mamá tampoco sabe de esto.
Tengo ganas de llorar,
odio a los religiosos,
fui acosada y...
también fui un bully,
nunca pedí perdón.

Mis ojos arden por las noches,
tengo cicatrices en las piernas.
¡Pero, venga! No importa lo que diga,
no importa cuánto diga
nunca nadie estará contento
¡así que al carajo! ¡Váyanse todos al infierno!
Para que ya no me esté jodiendo
esta pendeja parte del cerebro
que controla la moral.

Mamá, papá, quiero matarme.
Mamá, papá, yo tengo
un Edén de polvo estelar
que está clavado
en la región oscura de mis pensamientos.

¿Podría ser un demonio?
No lo considero correcto.
A Lucifer lo enviaron al infierno
porque los humanos malos necesitan
un jefe que los esté castigando y atendiendo.
¿Cómo será en realidad el infierno?
¿En realidad existe Dios?
¿En qué más podría estar creyendo
si hubiera nacido en Asia?

Me hice una trenza
porque sobraba un mechón de cabello.
Hago esto porque aún
no siento mío lo que voy viviendo.
Seamos claros, hay dos
personas escribiendo esto.

Mis ganas de respirar
son lo mismo que mis ansías de tener sexo.
Casi nulas, muy cerca del cero.
Ojalá fuera más intenso,
ojalá fuera más intenso este sufrimiento.
Así podría desquiciarme sin reclamos,
así podría hacer del abismo un pantano
y de ese pantano un lugar
similar al infierno. Un hogar al que huir
cuando lo que más temo se haga verdadero.

A dos casas, una salida.
En otra ciudad sería una nueva vida.
Pondría mi reputación en juego.
¿Será ese mi verdadero miedo?
No lo sé, no lo sé. No sé qué estoy diciendo.
Entre más sincero el cuento,
más alejado de la verdad me encuentro.

Tan solo estoy molesto,
enojado, frustrado,
con ganas de romperlo todo
pero ni lo intento.
Podré ir en picada
en mi imaginación
y volar si me viene en gana,
pero este cuerpo
es sumiso, manso,
y obedece tanto como un cerdo
a punto de ir al matadero.

Me pregunto si he creado algo obseno.
Lo dudo, no lo sé.
Entre más escribo, siento
que me alejo más de mi propósito,
de mi salida y me encuentro
al final del verbo "rezar".

Escribir es mi sustento.
Es la línea divisora
entre gritar en voz alta,
quemarme a mi y a toda mi memoria
y empezar a llorar.

Cuando bonito parecía el cielo,
tan sólo aparté la mirada.
¿Qué es esto?
Me gustan las nubes,
quisiera flotar
como ellas
y alejarme por el cielo
hasta desvanecerme por la eternidad.

Aunque la energía no se destruya
cuando la energía en mi cerebro ya no fluya
seré libre porque dejaré de pensar
en el qué hubiera pasado
si no fuera tan callada,
si hablara más con las personas,
si sonriera más o si tan sólo
contestara los mensajes del whatsapp.

Estamos en otra época,
las rimas pueden también ser modernas.
Aunque esto no justifica
mi forma de ser, actuar y pensar,
ni las palabras que uso
y las intenciones que hay detrás.

Necesitaré más de un minuto de silencio
para compensar las horas que he perdido
mientras llegó oxígeno a mis pulmones
y yo no era parte de mi propia vida.

Dejé de perderme en la narrativa
porque la novela Demian me pareció aburrida.
(Me ahogo)
Podré oír muchos sonidos,
(¿podré crear algo siniestro?),
pero me sigo separando del resto.
¿Es eso normal? ¿Común?
¿Aceptado? ¿Comprendido? ¿Algo...?
Ellas tienen depresión y yo
estoy aquí estancado,
sin ganas de volver a ser parte del "resto".

¿Qué es esto?
Tan sólo dejo que mis pensamientos fluyan
y que el teclado intuya lo que voy diciendo
(aunque me lo dificulte el autocorrector).
Por dentro
ya no entiendo la comunicación entre personas.
Es confuso, no recuerdo cómo funciona.
Sólo recuerdo...
Recuerdo gritos y algunas pocas bromas.
¿Cómo era? ¿Qué se sentía?
Sólo sé que no quiero volver a eso.
(Quiero silencio...)
¡Silencio con música!
Tan sólo escribo lo que pienso
porque no puedo ir diciéndolo,
(no podría vivir si voy diciéndolo).

Tengo pereza, no abulia.
Quiero escaparme
pero no tengo dónde ir a parar.
Olvidé cómo parar,
¿existe algún freno en realidad?

Imágenes negras cubren mis ojos,
no estoy loca. No estoy solo, no estoy loco.
Pero quisiera estarlo,
así mi estado taciturno quedaría justificado.
¡Sería maravilloso pasar la vida sin mover los labios!
Y tan sólo escribir lo que voy pensando.
Pero sin vivencias no hay imaginación
y sin imaginación se muere mi teatro.
Mi pequeño circo de ratas se está ahogando.
¿Cuándo pararé? ¿Debo pararme ahora o después?
No lo recuerdo. Ya no recuerdo el enojo
con el que esto empecé.

(Lee mis labios)

Debo parar, debo parar, ¡debo parar esto!
Hilarante. Río sin ganas. Respiro sin dramas.
No siento gozo por mis hazañas (¿cuáles? Ja)
Estoy cansada...
Pero sólo uso la "a" para hacer rimas.
Estoy bien, estoy bien, estoy bien
pero quisiera estar loco.
Quisiera que ellos me vieran
como un respetable loco,
como libélula saliendo de su crisálida:
algo que no va a pasar, pero que puedes imaginar.

La persona que te habla es abstracta.
La persona que escribe esto es ambigua.
Pero sólo yo sé lo que eso significa.
(Chiste interno para un dolor perpetuo)

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