Ámame a como un creyente
ama a su dios.
Ámame a pesar de mi indiferencia.
Ámame con devoción
sin esperar nada a cambio.

Ámame sabiendo
que todas tus acciones
las juzgaré yo.

Ámame así,
como los cristianos,
cada vez que agachan la cabeza
ante quien les recita el sermón.
Y págame con dinero
por cada minuto de atención
que te dediqué hoy.

Cuéntame tus pecados entre besos,
cuéntamelos en la oscuridad,
aún sin ver mi rostro.
Aún sin ver a quién has de besar.

Ámame como los creyentes,
que yo seré tu religión.
Ámame eternamente
y ruégame por perdón
si te hago daño
en algún momento de tensión.
Porque tu serás el culpable
de todos los pecados que cometeré yo.

Ámame y reza de rodillas.
¡Que se claven vidrio y astillas
en tu frágil articulación!
Yo seré tu nueva religión,
seré el amo, el soberano,
de tu cuerpo, alma y espíritu.

Te invito a tener fe
en este amor que nunca existió.
Ama sin ser correspondido,
así como los creyentes aman a su dios.
Ámame porque yo seré eterno,
si con genocidio y labia
propagas mis delitos
como una nueva forma de salvación.

Ámame porque desde ahora
seré tu nuevo dios. Seré tu dueño
y tu alma arderá en mi infierno,
generado por ira y celos.
¡Genocidio y violación!
Propaga mi palabra,
tu eres mi profeta
y mi nueva posesión.

Ámame,
que en este universo
sólo mando yo.

Ámame,
porque de todas formas
dios no te ama
y yo tampoco.

Ámen.