Si las plantas sangraran
¿qué pasaría?
¿Sienten agonía al ser despojadas de sus ramas?
¿O se quejan en silencio de su agonía macabra?
Mientras el humano actúa como dueño del universo,
cuando él si sangra,
él si se asfixia en su propia malicia
aún si su propia piel se raspa.

Pero somos similares a las ramas,
aunque no sangremos savia.
Somos materia, estamos vivos y respiramos,
pero necesitamos
un propósito para vivir.
¿Y qué sentido tiene
si nuestros brazos son iguales a las ramas?
¿Qué sentido tiene la muerte
si somos carnívoros aún sin tener colmillos o garras?

En nuestras mentes se desintegra la naturaleza
cuando la volvemos palabras.
Decimos que morimos, pero no hacemos nada.
Estamos hechos de lo mismo,
aún sin ser ramas.
Aún si nuestra piel se regenera
dejando cicatrices a la espera
de crítica nefasta que nos hiera.

Ellas sufren en silencio,
mientras nosotros vamos a terapia.
Y las células se dividen miles de veces,
solo para darle vida
a otro ser que a un millón de ellas mata
en solo una cena durante el fin de semana.
Y las plantas lloran sin soltar lágrimas,
mientras proveen aire al mismo
que a sus hermanas masacra.
Porque con el ADN se propaga el virus de la vida
y nosotros solo nos preocupamos por el dinero, las razas,
por la tecnología que promueven el ocio
y a nadie salva.