12- "Muerto"

Por la mañana del día siguiente, la abuela despertó a los dos jóvenes y les indicó que el desayuno ya estaba listo. Nicole fue hacia la cocina donde estaba servido, en cambio Fabián se dispuso a guardar todos sus libros para luego, cuando hubiese terminado el desayuno, irse a su casa.

—Llama a tu madre—le recomendó la señora—, así sabe que estás bien.

—Oh, ella ya lo sabe perfectamente—contestó educadamente.

Después del desayuno, al ver que Paul y el abuelo aún no habían bajado todavía, Nicole le preguntó a su abuela que ocurría. Ésta solo contestó que habían salido a hacer unas compras y como iban a tardar mucho, irían a alguna cafetería. Tal vez ya no vería más a Paul, porque tal parecía que no necesitaba más quedarse en la casa.

Fabián se fue y luego de una media hora, el abuelo llegó sin la compañía de su hermano. Traía la noticia de que Paul había decidido quedarse en su propia casa, ya que no quería estorbar más en la de su hermano.

Durante el día no ocurrió la gran cosa, pues el abuelo se había metido en su despacho y todavía no había salido, mientras que la abuela estaba preparando bombones para la merienda. Nicole se encontraba un poco resfriada, pero se pasó la mayor parte del tiempo mirando la televisión. No se le había ocurrido revisar el noticiero para ver si las desapariciones seguían sucediendo, así que cambió de canal.

Un periodista estaba contando que habían encontrado otro cuerpo en el mismo lugar en el que encontraron el del pobre niño descuartizado, solo que esta vez se trataba de un hombre bastante mayor. Un anuncio que decía que las siguientes imágenes podían herir la sensibilidad apareció en toda la pantalla y a continuación, se mostró un cuerpo semi-tapado por la nieve en la alcantarilla. Se horrorizó al darse cuenta que trataba del mismísimo Paul.

Un grito penetrante inundó toda la casa, haciendo que los dos ancianos fueran a ver qué era lo que le ocurría a su querida nieta. Se quedaron boquiabiertos al ver el cadáver del hermano de Fausto en la televisión.

El teléfono móvil de Nicole empezó a sonar y fue corriendo a atender, se trataba de Fabián quien había llamado para comunicarle que viera el noticiero. Se sorprendió al escuchar que Nicole ya lo sabía y que lo había visto. Como nunca era bueno para decir algo en esos casos, se despidió y cortó; ya tendría algún momento para darle su pésame.

Mientras tanto, los abuelos se habían ido a la cocina. Parecían estar charlando, casi susurrando, pues Nicole no escuchaba ningún ruido proveniente de esa habitación.

Agarró el teléfono fijo de la casa de los abuelos y marcó el número de su madre. Sabía que debía estar trabajando a pesar de ser vacaciones, pero dada la circunstancia de que nunca le había contestado el teléfono desde que se encontraba en ese pueblo, pensó que estaría desesperada y esperando una llamada de ella.

—Pequeña...—dijo la mujer en el otro lado del teléfono—. ¿Cómo estás? ¿Todo bien? ¿Cuándo vas a volver?

Esta vez, la adolescente no tenía muchas ganas de hablar, pero trató de no ser muy fría con su madre.

—Se podría decir que estoy bien—contestó—. Hoy encontraron al hermano del abuelo muerto, más bien asesinado—rió nerviosamente—. Esta semana supongo que ya volveré, porque extraño mucho a mi perro Dagan.

La madre le contó todas las travesuras (las cuales no eran muchas ya que pasaba poco tiempo en la casa) y locuras que había hecho el perro. Se notaba que extrañaba mucho a su dueña Nicole, al igual que los padres de ella.

Como no había muchas cosas para decir, se despidieron y finalizaron la llamada. La mamá de la chica estaba apurada porque tenía otra llamada en espera que era demasiado importante.

Nicole ya se estaba aburriendo un poco de estar en la casa de los abuelos. Aunque había hecho una amistad, podría seguir charlando con Fabián por teléfono y en cuanto a los abuelos, podría regresar en las vacaciones de verano o ellos podrían ir a visitarla. Por lo menos, había pasado la mitad de estas vacaciones con su cariñosa abuela y su divertido abuelo a los cuales ni veía desde hacía muchísimo tiempo ya.

A pesar de que pasaba la mayor parte del tiempo, echaría mucho de menos las historias de Fausto que la entretenían, pero él mismo había prometido prestarle el libro de donde sacaba sus historias, así que eso mucho no extrañaría.

Se dio cuenta que iba a echar mucho de menos estar con sus abuelos, pero en algún momento debía volver a su hogar.

El abuelo salió de la cocina justo cuando Nicole estaba por subir a su cuarto. Le preguntó cómo se sentía al haberse enterado de aquella desgarradora noticia, de la cual el abuelo parecía estar medianamente ignorando. La chica pensó que su abuelo era bueno ocultando lo que sentía, ya que no había empalidecido ni nada por el estilo, todo lo contrario a ella.

Sintió que los ojos se le humedecían. Le daba miedo hablar sobre la muerte.

—Igual, si no quieres querida, eres libre de decírmelo. Solo quiero saber si puedo ayudarte...

—No. Me da un poco de "cosa" hablar de esto—Hizo pausa para acomodarse un mechón detrás de la oreja y sonarse la nariz con un pañuelo—, pero verdaderamente no sé lo que siento. Lo único que sé es la manera en la que lo mataron.

Oh, esa chica sí que sabía cómo sorprender al abuelo.

— ¿Có-cómo lo mataron? —Se animó a preguntar el abuelo. No quería saberlo, de tan solo pensar que su hermano ya había pasado a otra vida...

—Paul tenía cara de ser adicto al juego y puedo apostar a que pasaba bastante tiempo en el casino. No sé muy bien como lo sé, tal vez lo delatan sus ojeras... pero no estoy segura. Probablemente había alguna persona a la que le debía dinero o algo así, desconozco cómo es la vida de alguien que se la pasa jugando en el... casino—dijo, apartando la vista a los ojos del abuelo.

Los dos estaban sentados en el sofá cuando la abuela irrumpió en el salón de estar.

—Enciendan la televisión—les dijo, un poco exaltada.

Como siempre, el canal que allí se encontraba era el de las noticias. Una vez más, el mismo periodista abarcaba la pantalla, pero no se encontraba en la alcantarilla como siempre, sino que esta vez estaba frente a una capilla. Comentaba que habían encontrado a otro niño muerto.

A un costado de la pantalla, aparecía la foto censurada del pobre niño que habían encontrado muerto sentado en uno de los bancos de la capilla. En esa posición lo había hallado una pobre mujer que iba allí a rezar; al lado del pequeño había una biblia que dentro contenía un papel en el que estaba escrita la palabra suicidio. Este niño era uno de los que estaba desaparecido.

Aun no se sabía cómo había muerto, pues no había ninguna lastimadura en su cuerpo y mucho menos un moretón. Tampoco había marcas en la altura de su cuello para decir que alguien lo había asfixiado.

Varios gritos de fondo se cruzaban con las palabras que decía el periodista. Las palabras «incompetentes» y «policía» eran las más dichas por las personas que pedían justicia.

—Tiene toda la razón esta gente—dijo la abuela, muy enfadada—. Es increíble como la policía no hace nada al respecto.

Muy indignada, se sentó al lado de su nieta ya que durante ese rato había permanecido de pie. Nicole vio el momento justo para decirlo.

—Esta semana voy a volver a mi casa.

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Nota: En este capítulo hay una palabra oculta que está asociada con la del capítulo 05.01- "Sospechoso". Y no, no es suicidio.

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