32

Aang

―Estás tan coño-dominado por Thais.

Me siento en mi escritorio en la oficina del último piso de mi casa, donde tengo más privacidad mientras que Thais debe estar en su habitación leyendo el libro que trajo mi madre. Con un cigarro en la boca y mi computadora portátil frente a mí, trabajo mientras Terrence habla por el altavoz.

―Me domina con su vagina, pero no de la manera que estás sugiriendo. —respondo, porque el seco con mi pequeña sí es alucinante y si fuera por mí me la pasaría cogiéndola todo el tiempo. Sin embargo, estoy días que la he estado cuidando no me ha importado no tener sexo con ella, me ha gustado solo tenerla acostada en mi pecho mientras se duerme, o que nos sentemos simplemente a hablar—. Solo disfruto de su compañía.

―Estoy en desacuerdo. Estás tan obsesionada con ella que ni siquiera puedes salir de casa para ir a trabajar.

―Trabajo desde casa, uno de los beneficios de ser tu propio jefe —digo—. Estoy comprometido con ella... debo cuidarla.

Terrence se ríe entre dientes.

―Hombre, recuerdo cuando me dijiste que no te importaba en absoluto. Sería más fácil si Theodore la hubiera secuestrado antes que Elliot te convenciera de protegerla cuando descubriste que era la misma niña que juraste ser tuya cuando creciera o alguna mierda así.

Escuchar ese sentimiento repetido de nuevo me enferma. Es difícil de creer que dijera esas palabras y las dijera en serio. Pero ahora, no quiero que nada malo le pase a ella. Ella no es una carga en mi vida. Ella es lo único que siempre esperé.

De alguna forma el destino la puso en mi camino de nuevo. Cuando apenas era una niña dije que sería mía sin conocerla, cuando tenía diecisiete volvió a cruzarse en mi camino y quería hacerla mía, pero estaba demasiada borracha, la lleve conmigo a mi habitación de hotel, le quité la ropa de vomito, luego la puse a dormir en mi cama cuando nunca dejaba que ninguna mujer durmiera conmigo y ella me dejó abandonado en el hotel sin una nota. A los diecinueve la vi de nuevo y dije que tenía que ser mía, y la tomé. Luego que mandé a investigarla, descubrí que era la misma niña. Ahora ya entiendo por qué Elliot me ocultó información de ella, sabía que tendría menos ganas de dejarla ir.

―Las cosas cambiaron.

―Por eso digo que te domina —se ríe. —Es gracioso verte dominado por alguien a quien le doblas de tamaño.

―No lo llevaría tan lejos. Siempre he estado obsesionado con las vaginas.

―Pero está vez, estás obsesionado con solo uno, específicamente la de ella.

―Lo que sea. Mi libido es la misma y ella sola ha podido satisfacerme, así que, no tengo porque buscar lo que tengo en otro lugar ―tomo una bocanada y dejo que el humo flote de mi boca. Es de tarde, un poco temprano para un cigarro, pero el impulso me había golpeado—. ¿Qué pasó con tu chica?

―Follamos por un tiempo: buen sexo, de hecho esa chica tenía una flexibilidad y las cosas que hacía con esa boca, ¡madre de Dios! Luego me aburrí y ella se fue.

Me rio. ―Esa es una buena manera de decirlo. Ya sé cómo se dice ser un idiota ahora sin decir idiota literalmente.

―No te hagas el santo, Aang. Tú hacías lo mismo y te aseguro que te he pintado una imagen vívida al contártelo, pervertido ―su risa hace eco en mí. ―Entonces, ¿terminaron tus días de soltero? Si es así, necesito encontrar un nuevo compañero de juego, ¿crees que a Elliot le gusta?

Técnicamente, mis días de soltero terminaron hace mucho tiempo. Desde que Thais entró a mi casa.

―No sé... no lo diría así —digo. —Y no creo que Elliot le gusta, le gusta otro tipo de sexo.

―Pareces comprometido con Thais. Sería estúpido discutir.

―Estoy comprometido con ella. Ella es mi protegida, mi chica, y es mi trabajo cuidarla. Pero no diría que estoy comprometido con ella sexualmente por siempre. Nos divertimos, pero eventualmente se agotará como todas las demás relaciones. Volveremos a dormir con otras personas cuando acabe el contrato. Luego lo haremos todo de nuevo...

―Eso es tan romántico, Aang ―dice sarcásticamente.

―Muchos hombres que tienen amantes mantienen una relación sana, sin los lazos perjudiciales del matrimonio. No hay ningún hombre en la tierra que pueda decir honestamente que está contento con la monogamia que abarca décadas de asfixia. No es natural. Hace que todo se vuelva rancio y cansino. La monotonía mata hasta la pasión más fuerte.

―Si así es como realmente te sientes, quizás debas decirle eso.

―Ella lo sabe.

―No creo que lo haga, hombre. Veo la forma en que te mira...

―Pues ya me pegó los cuernos ―digo herido. ―Y el karma no tuvo nada que ver en eso, en todas mis aventuras antiguas dejaba en claro algo: no soy fiel a nadie que no se lo haya prometido. Con Thais si fui fiel, pero de ella no se puede decir lo mismo.

―Pensó que estabas muerto y además, había pasado un mes desde que te dejó. Eso no cuenta.

Estoy cansado de hablar sobre mi vida amorosa y que él la defienda.

―Pero igual me engañó ―reafirmo.

—Suenas como un hombre herido al cual el amor de su vida le fue infiel.

—Cállate o te mato —digo entre dientes. —Bueno, igual te mataré, si lo repites.

Vuelve a reír.

―Pero la estás cogiendo ahora, ¿verdad?

―No.

―¿No? ―Terrence pregunta con incredulidad. ―Estás bromeando. ¿No te has acostado con ella desde su rescate? ¿Tiene miedo a que la toques? ¿Ella no quiere sexo, o algo así?

―No, ninguna mierda de eso ―doy otra calada.

―Aang, no quiero ser un idiota, pero ella es hermosa. El día de la fiesta, ella era la mujer más sexy del lugar. Ella es probablemente la mujer más sexy que he visto. ¿Qué diablos te pasa, amigo?

No quiero hacerle daño hasta estar seguro de una opinión médica.

―Nada.

―¿En serio? Yo con un cul.. ―no dejo que termine porque eso puede terminar feo.

―¿Qué hacías viéndole el culo?

―Aang, no me jodas. Incluso si no quisiera poner los ojos en ello se nota —suelta. —De hecho, cuando la secuestraste y le propusiste el acuerdo, pensé que la ibas a compartir cómo compartimos en el pasado.

Bueno, tiene razón. El culo de Thais no es grande, pero tiene un tamaño perfecto y llamativo. Con Terrence nunca me había importado compartir mujer hasta Thais.

―Voy a pasar la tarde trabajando. Hablamos luego.

―Bien, nos vemos en la noche ―cuelga.

Aprieto el botón del altavoz y sigo trabajando, el cigarro todavía está en mi boca. Unos minutos después, Thais asoma la cabeza por la habitación.

―¿No sería mejor trabajar en la empresa?

―Solo es papeleo ―dejo el cigarro en el borde del cenicero.

Ella entra en la habitación mientras balancea sus caderas, luciendo sexy con un pantalón corto jeans y una camiseta que debió haberlo cogido de mi armario. Tiene el tipo de cuerpo que puede llevar cualquier tipo de atuendo. En este momento, merece un perfecto diez.

Sigo mirándola en lugar de mi computadora.

Agarra el cigarro y lo aplasta contra el recipiente de vidrio. ―Fumas demasiado. Te hará daño.

―Solo lo hago de vez en cuando.

―Si fumas demasiado ocasionalmente, sigues fumando demasiado.

Sonrío levemente ante su ingenio.

―Lo digo en serio. El cáncer es algo real.

―No le tengo miedo al cáncer, igual voy a morir de otra cosa.

Su rostro de repente se vuelve frío. No me doy cuenta de lo que había dicho hasta que las palabras idiotas ya estaban fuera de mi boca. Soy insensible y estúpido.

―No quise decir eso ... lo siento ―su padre de crianza, el señor Castro, falleció de cáncer de pulmón y no era un gran fumador. No había razón para que no me pasara lo mismo.

Ella baja la mirada. ―No quiero que sigas fumando.

―No veo el daño de encender de vez en cuando.

―De vez en cuando es como dos veces al año. Cada semana no es de vez en cuando. Técnicamente eres un fumador.

Me encojo de hombros. ―Se adapta a mí.

―Bueno, no te conviene, deja que hacerlo. Encuentra otra cosa que hacer ―rodea mi escritorio y abre el cajón superior donde está mi escondite. Los agarra y los mete en su bolsillo para poder tirarlos más tarde.

―No aprecio que me digas qué tengo que hacer.

―Únete al club porque a mí tampoco me agrada que tú hagas lo mismo, pero lo haces cada vez que puedes ―ella regresa al frente del escritorio, enfrentando una actitud que nadie más podía lograr. ―Quiero que vivas mucho tiempo, Aang. No importa si no es conmigo, solo quiero que vivas ―continúa hablando. ―No dejes que te encuentre fumando otra vez. Te prometo que te arrepentirás porque te daré una bofetada fuerte que te va a reiniciar el window y luego una patada en tus bonitas joyas.

―Nadie me ordena.

Ella entrecierra los ojos.

―Atrévete a encender otro ahora mismo.

La miro a los ojos y veo cómo baila el fuego. Cuando me pierdo en la belleza de su rostro, olvido lo mucho que me ha cabreado, cómo está pensando destruir mis cigarros y de su reto. Todo en lo que puedo pensar es en la curva sexy de su labio inferior, la forma en que lo había besado la noche anterior. Esta mujer me enfurece, pero al mismo tiempo se gana mi respeto.

Sin esperar que haga nada se da la vuelta y sale, su culo perfecto temblando de un lado a otro.

Lo miro hasta que ella sale por la puerta.

Ahora, mi pene está duro en mis jeans, y no puedo recordar en qué estaba trabajando. Solo una cosa está en mi mente, pero no puedo tenerla que realmente la quisiera tener.

Más tarde, Anton con pasos sigilosos entra, repasa la lista de todo lo que necesitaba para la fiesta.

―¿Hay algo más que quieras? Aún podemos incluirlo.

―No. Parece que ya te has ocupado de todo ―digo. ―Como siempre.

Él dobla su lista.

―Perdóname por preguntar, pero el señor Theodore está invitado, ¿quieres que se cancele a último momento?

Anton y yo nunca discutimos asuntos personales, pero como él comparte la administración de mi propiedad, está al tanto de todo lo que sucede en el lugar. Él conoce a Theodore y sabe que no tenemos contacto. Probablemente no tiene idea de que Theodore fue quién secuestró a Thais yha estado detrás de todos los atentados en mi contra, pero sería mejor si él no supiera esa información.

―No, deja que venga ―algunas cosas no se pueden evitar.

Anton no parpadea sobre mi respuesta. ―Bien. ¿Necesitas alguna cosa, señor?

―No, gracias.

Él se retira.

Sigo trabajando hasta que tengo que prepararme para la fiesta. Después de cambiarme me pongo a revisar unos correos urgentes cuando Thais entra al dormitorio, ve el vestido colgando del poste de la cama. De color rosa champán con un escote hundido en la parte delantera, es sexy, pero también con clase. Mi comprador lo escogió para ella y me aseguró que sería el vestido perfecto.

Cuando sus ojos casi se transforman en formas de corazón, sé que tenía razón.

Thais se acerca al vestido y toca la tela con la punta de los dedos.

―Oh, Dios mío.... por favor, dime que esto es para mí.

―Será mejor que no pienses que es para Lou o mío.

Pasa sus dedos por la tela antes de cogerla y la sostiene contra su cuerpo. ―Puedo decir que se va a ver genial. ¿Cuándo es la fiesta?

―Está noche.

―Pensé que no estaba invitada.

Me encojo de hombros y continúo mirando a través de mi correo. Ella lleva el vestido al espejo de cuerpo entero y lo pone delante de su cuerpo mientras lo examina.

―Cambie de opinión, pero debes prometer no beber.

―¿Ni una copa?

―Ni una gota de alcohol, Thais. Hablo en serio.

Se vuelve hacia mí. ―Está bien. ¿Sabes algo de Morgane?

Me había pedido investigar sobre una chica que estuvo secuestrada con ella y la había ayudado. Habíamos enviado a todas las que tenían familia a sus familiares y las que no tenían, a centro de ayuda para mujeres en su situación, por Thais hice una donación; sin embargo, ella tiene un interés en esa chica en específica.

―Trabajaba en un bar como camarera, mande a dejar un sobre de dinero en su casa y dice que le agradeces por todo lo que hizo. Hace unos días escuché que se fue del país, pero volverá en un mes ―digo simplemente.

―¿Y su ex novio?

―Elliot se encargará de darle una paliza y está en la cárcel, ¿feliz?

―Feliz ―dice. ―Me gustaría visitarla algún día.

―Haré todo lo que quieras, pequeña.

Cuando termino de mirar el correo, me vuelvo para mirarla. La veo mirar el vestido con ojos amorosos, enamorándose de él en el acto. Cuando sonríe así, su belleza es incomparable. La observo un momento más antes de que se fije en mi mirada en el reflejo.

―¿Está bien?

―Está bien ―me sonríe. ―Gracias por el vestido. Me encanta ―camina hacia mí y se baja un poco para besarme en los labios. Es un beso ordinario, pero está lleno de mucho afecto lo que lo hace extraordinario.

Se aleja.

Mis ojos la siguen, mi pecho lleno de un calor que puede derretir el chocolate. Ver sus ojos iluminados así hace que mi boca quiera sonreír. Darle regalos que le encanten me hace sentir valorado. Hacerla feliz a ella me hace feliz a mí.

Va a la cómoda y encuentra el joyero negro guardado allí.

―Oooh... ¿Esto también es para mí?

―Quiero que te lo pongas esta noche.

Ella abre la caja y encuentra un collar y par de pendientes de diamantes dentro. Tengo más joyas de las que sé qué hacer con ellas, pero encuentro que cada pieza es especial cuando se la pone ella. Inmediatamente saca los aretes de la caja y se los mete en los lóbulos de las orejas antes de comprobar su apariencia en el espejo.

―Son hermosos, me encantan. Se verán perfectos con este vestido ―se da la vuelta, aún radiante. ―Gracias por malcriarme.

―Estás conmigo.... deberías ser malcriada más a menudo, mi pequeña bruma.

Me sonríe.

―Me iré a cambiar ―me avisa, yendo al baño.

Minutos después vuelve y se da la vuelta para que le suba la cremallera.

―¿Sabías que tu amiga Verónica está saliendo con Theodore? ―pregunto casualmente.

―¿Qué Verónica qué? ¿Qué mierda?

―Esa boca.

―Lo siento ―hace un puchero con fingida arrepentimiento. Insolente. ―¿Qué Verónica qué?

―Está saliendo con Theodore.

―No, no lo sabía. Ella me lo contaría, ¿verdad?

―Lo dudo. Estoy seguro que no te lo dirá porque la está usando como hizo con Anjoly y le pedirá que sea un secreto.

Dejo un beso en su cuello y ella se estremece.

―¿A qué te refieres?

―Que antes de conocerme Anjoly ya estaba saliendo con Theodore, incluso ella estaba enamorada de él. Sin embargo, Theodore utilizó esa devoción que Anjoly sentía por él para enviarla a mi cama. Quería que me enamorara de ella para luego destruirme con ese mismo amor. Pero su plan fracasó cuando ella se enamoró de mí y como venganza hacia ella la chantajeó y a mí me convenció de regresar antes de mi viaje para poder encontrarlos juntos en mi cama.

―Qué cruel. ¿Por qué te odia tanto? ―me pregunta, girando.

―Por Nova ―suspiro. ―Cree que yo la maté cuando ella decidió huir con él.

―¿Y fue así? ―su voz tiembla.

―Claro que no, yo la apreciaba. Cuando llegué al lugar del encuentro él y sus hombres se habían dispersado y Nova ya estaba muerta. La violaron y luego la mataron. Siempre he sospechado que fue su padre quien la mató, pero nunca hallé pruebas.

―Oh, Dios mío. Va a matar a mi amiga, luego de tomar lo que quiere. Debo hacer algo.

―No seas ingenua, Thais ―comento. ―¿Desde cuándo una amistad ha sido obstáculo para alguien enamorado? Ella no te va a escuchar y lo único que harás es que se aferre más a él y te odie.

―Mátalo, Aang. Quiero que lo mates ―susurra con rencor. ―Si es la única forma de deshacernos de él. Hazlo. Mátalo.

Mis manos se mueven a sus brazos y le doy un suave apretón.

―Lo haré, si es lo que quieres.

―Me golpearon, me dejaron sin comer, y por su culpa casi me viola...

—Shh —la interrumpo. ―Por favor ―es la primera vez que bajo la mirada, como si no pudiera manejar la historia de terror que está a punto de contar. ―Simplemente no sigas... ―miro al suelo por un par de segundos antes de levantar la mirada para encontrarme con la suya. ―Lo mataré por ti ―susurro. ―Lo prometo.

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