Capítulo 1
19 de marzo, 1953.
Chicago, USA.
Frente al escritorio de madera caoba, fumando, un cigarrillo como solia todas las tardes, el pelinegro podia observar tras los cristales de la gran ventana, justo del lado izquierdo del despacho, como geogi, su mascota, corria de aqui y haya tras de su pelota de hule amarilla.
A los 19 años de edad se mudo de una ciudad a otra, buscando conseguir su sueño de ser pintor reconocido, tenia muchas desventajas el cambio drastico al cual tubo que someterse, pero sin duda una de las mejores desiciones que habia tomado.
Levantandose desde las 4:30 de la mañana para comenzar su dia a dia, limpiaba algo el pequeño departamento que rentaba, se daba un baño y más tarde salia rumbo a su universidad con sus inseparables botines timberland. Sus padres, que siempre lo habian apoyado, iban y lo visitaban debes en cuando en vacaciones, pero los extrañaba mucho, nunca seria nada igual como en casa.
Despues de haber terminado la universidad se habia dedicado a sus obras y dar todo de si para cumplir su sueño, afortunadamente lo habia conseguido con exito, era muy bueno en ello y pronto ubo quienes se interesaron en el, comenzando asi su carrera. Ahora habia viajado a chicago para habrir su proxima galeria donde sus nuevas obras serian mostradas a todo el publico.
Pero habia algo, lo tenia todo ya, habia conseguido lo que más anhelaba en su momento, sus padres estaban orgullosos de el, y su padre ya habia dejado de trabajar despues de un pre-infarto que sufrio. Pero seguia faltando algo; ya no encontraba su inspiracion.
La pintura habia y era lo que más le apasionaba, desde que tenia memoria eso era su mundo. En su antiguo hogar le encantaba pintar las paredes o sus pertenencias llenandolo de colores todo, era la cosa; lo que podia transmitir a base de la pintura y sus manos, sentir la mescla espesa y su olor a alcohol, cada trazo formando distintos paisajes, momentos u memorias, simplemente era su forma de expresarse, lo que su boca no habia podido soltar.
Ahora ese sentimiento ya no era igual, seguia ahí, más no obstante, no tenia el mismo significado, no tenia ideas, ni inspiracion, o algo que le causara emocion, ni siquiera sentir la pintura le causaba la misma euforia de antes ¿Es que acaso habia perdido su tacto?
Necesitaba ese algo, que aun no averiguaba su forma; pero que le diera sentido a su vida.
—Geogi, ven aca —Llamo a su pequeña mascota que seguia entretenido pero esta vez con un pajarillo australiano que volaba por ahí. Este enseguida llego a su llamado. —Lindo chico deja al pobre pajarillo en paz.
—¡Jeongukk baja a comer! —El grito de su mejor amigo, kim seokjin, se escucho desde la planta baja.
Bajo pasando por el baño a lavarse las manos, no sin antes tirar la cachicha del cigarrillo, a seokjin le cabreaba que fumara y más dentro de la casa cuando el humor podia quedarse impregnado.
—¿Qué es lo que tanto hacias ahí dentro? Eh de admitir que me da miedo el que pases tanto tiempo encerrado de amargado —exclamo el rubio quitandose los guantes despues de dejar la olla caliente sobre la mesa.
—Nada importante, ¿Qué tienes programado para mañana? —lo que menos tenia ganas era de una larga charla del por que debia salir más tiempo, de ahí a que su amigo fuera un colero de fiesta en fiesta no viene con el.
—La señora michelson de la papeleria me invito a la fiesta de su nieta menor, no puedo quedarle mal —
—Si claro, solo esta ves no te lies con clotilde por el arreglo de mesa —se burlo. La verdad era que a todos le divertia cada que el pelirubio y la señora se encontraban en algun convivio, sus batallas por el arreglo de mesa eran de lo más divertidas, solo interferian cuando los arañasos empezaban.
—Ella me busca pelea, le doy lo que merece, cómo sea, ¿Tu que haras mañana?
—Ire a la galeria, y más tarde tengo una cita con wheein, no me esperes para comer —se apresuro en decir —No digas nada, ya se que te cae mal.
—No me cae mal de a gratis, odio como te trata y lo sabes —Y era cierto. La vieja histerica esa llego el momento cuando ni siquiera queria dejarlo hablar con el, sus celos eran obsecivos e posesivos, no era normal que incluso le prohibiera salir de casa pensando que hiria con otra mujer u hombre.
—Ya hablamos sobre eso, ella me hizo la promesa que intentaria dejar de pensar asi, ahora estamos bien que es lo que importa.
—Llegara el momento donde habras los ojos, y yo solo te dire; te lo dije, pero es que te lo dije.
Se levanto de la mesa a lavar su plato vacio, dejando al pelinegro con la palabra en la boca.
Tarde mucho en publicarlo, pero ya esta, espero sea de su agrado.
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