xxxv. viajes pasados y errores
RUINAS,
capítulo treinta y cinco: viajes pasados y errores!
EL SOL SALIÓ DEL HORIZONTE UNA VEZ MÁS. Este iluminó los cabellos rubios de Steve, quien se encontraba sentado en la cama, mirando como Irina se colocaba el traje sin problemas – notando un ligero temblor en sus movimientos. Steve también estaba así, el nerviosismo era realmente inevitable y más aún cuando estaban tan cerca de realizar la misión más peligrosa de todos los tiempos. Era algo completamente normal ver al equipo agitado. Irina cerró su traje y buscó la peluca sintética que Tony había preparado, esta estaba en forma de corona, la cual se volvió castaña al entablar contacto con el cabello de Irina, camuflando su color rubio a un castaño oscuro casi negro, alargando más su tamaño en cuanto a pelo e Irina se vio al espejo una vez más.
Así lució ella una vez.
Así lucía un monstruo que seguía órdenes.
Definitivamente no extrañaba su cabello largo y castaño, ni cuando el cetro de Loki cambió su color a rubio.
La muchacha se giró sobre sus talones, encontrándose con Steve – quien lucía el traje que utilizó en 2012, en la invasión de Nueva York. Ella sonrió antes de sentarse junto a él en la cama que ambos compartieron durante esas noches que permanecieron juntos. La muchacha de cabellos largos agarró la mano de su marido en la suya, dándole calor y confianza. Ambos se miraron, fijamente, sin importar lo que pasase a su alrededor – ellos simplemente se miraron. Irina cerró sus ojos, dejando escapar una lágrima y Steve se acercó para juntar sus frentes.
—Te amo—murmuró Irina antes de abrir los ojos—. Te amo, Steve Rogers.
—Yo también te amo, Irina Morgan.
—Volverás a mí, cueste lo que cueste.
Steve asintió—Cueste lo que cueste.
Con tan solo esa promesa, Irina no podía pedir más.
Un ligero toque contra la puerta abierta los sacó de aquella burbuja y ambos se giraron, observando a Natasha, quien vestía su traje nuevo de color negro – claramente con lo último en tecnología para Tony. La pelirroja recogió su cabello en una trenza larga y se veía bastante lúcida, ella le sonrió a la pareja y se cruzó de brazos.
—Ya no es tiempo para sexo, chicos.
Steve soltó una carcajada y se levantó de la cama, poniéndose de pie al lado de su esposa, le tendió una mano – la cual Irina aceptó sin problemas y los dos miraron a la pelirroja quien se acercó para tocar el cabello falso de Morgan.
—El castaño te queda bien—continuó Romanoff asintiendo—. Pero entre tú y yo, me gusta más el rubio—Irina soltó una carcajada y la pelirroja miró a Steve—. ¿Puedo robarme a tu esposa por unos minutos? Iremos al pabellón de entrenamiento en cuanto terminemos aquí.
Steve simplemente asintió.
En cuanto se retiró, Natasha bajó un poco el cierre de su traje y rebuscó algo dentro de él, sacando un sobre doblado para apoyarlo sobre la mano de la castaña. Irina frunció el ceño, mirándola fijamente, preguntando silenciosamente de qué se trataba. La pelirroja tragó saliva, al mismo tiempo que cerraba los ojos. Irina esperó pacientemente, sintiendo que su compañera debía estar preparada para decir lo que tenía para decir.
—Quiero que me prometas algo—comenzó ella y abrió los ojos, enfocando sus orbes celestes en los de Irina—. Si no lo consigo...
—Lo harás.
—Si no lo consigo—continuó ella alzando su voz, callando a Irina—. Y ustedes logran traer a todos de vuelta...Quiero que le des esto a mi hija, quiero que Erika tenga esto.
—Se lo darás tú misma, Nat.
—Irina, no te lo estoy preguntando—añadió la pelirroja de forma seria—. Promete que se lo darás si no vuelvo.
La castaña miró hacia abajo y asintió en silencio. Natasha la atrajo para abrazarla con fuerza, Irina también la abrazó. Natasha permaneció mirando al sol durante el tiempo que estuvieron abrazadas.
—Me alegró haberte conocido en Siberia, Irina. Gracias por aparecer en nuestras vidas.
Irina volvió a asentir, separándose de ella. La pelirroja tocó su brazalete, colocándose su traje blanco para viajar en el tiempo y sonrió a Irina. Ella guardó la carta dentro de su traje y también tocó su brazalete, observando como el traje blanco también recubrió su figura. La muchacha respiró hondo y siguió a su compañera en los pasillos de la base. Pasar por allí fue algo alucinante, como si fuese la primera vez que Irina caminaba por esos pasillos – tanta incertidumbre, tanta confusión de como sería el futuro. Irina recordaba cuando los pasillos rebosaban de agentes en entrenamiento y también los vengadores que decidieron quedarse para formar el nuevo equipo.
Las dos vengadoras pasaron al lado del pabellón que Tony destinó a los héroes que cayeron en el camino. Allí se encontraban las estatuas de los héroes que dieron su vida por la paz, la lucha y por lo que era correcto. La estatua de Tatiana Belkova encabezaba la fila, seguida por la estatua de Erika Barton y la última era para Visión. Morgan sabía que otra estatua seguiría después de él, pero se negaba a enfrentar esa realidad. Ambas mujeres llegaron al pabellón gigante de entrenamiento, donde estaban los demás integrantes del equipo esperándolas. Steve sostenía a James en sus brazos y a Roman de una mano, al soltarlos, ellos corrieron a abrazar a su madre e Irina no sabía si quedarse por ellos o enfrentarse al abismo y morir en el intento.
Si ella quería un mundo mejor para ellos, así lo haría.
—Cuida a tu hermano, Roman—murmuró Irina antes de separarse—. Los quiero mucho.
—De acuerdo, mamá—dijo Roman asintiendo, tomando la mano pequeña de su hermano en la suya.
Irina simplemente sonrió.
Al incorporarse, sus hijos se despidieron con la mano, observando como sus padres cruzaban la puerta y se dirigieron a la máquina. La luz del sol se colaba en las ventanas y los integrantes se acercaron lentamente hacia la máquina. Bruce colocó las coordenadas y funciones necesarias antes de indicarle al resto que subiese a la plataforma. Todos se pusieron círculo, completamente en silencio y se miraron los unos a los otros.
—Hace cinco años, perdimos—dijo Steve frente a todos—. Todos nosotros. Perdimos amigos, perdimos familiares, perdimos una parte de nosotros mismos. Hoy tenemos una oportunidad de recuperar todo—tomó la mano de su esposa—. Conocen sus equipos, conocen sus misiones. Consigan las gemas y tráiganlas de vuelta. Solo un viaje de ida y vuelta. Nada de errores ni segundas oportunidades—Natasha y Clint miraron seriamente a Steve—. Casi todos vamos a un lugar que conocemos. No significa que debamos saber qué esperar. Tengan cuidado, cuídense mutuamente. Es la mayor pelea que enfrentamos—juntó su puño en el centro y el resto del equipo imitó su acción—. Y vamos a ganar.
—Cueste lo que cueste—declaró Irina mirando al resto—. Udachi vsem vam (Buena suerte a todos).
Rocket miró a Scott—Es muy bueno para eso.
—¿No?—añadió Scott asintiendo.
—De acuerdo—dijo la muchacha castaña—. Cuando nombre a los integrantes del equipo, dirán exactamente a dónde irán y qué gema buscarán. No cometan errores—miró al mapache—. Rocket y Thor.
—Asgard. Gema de la Realidad—respondió Rocket.
—Nébula y Rhodes.
El hombre de piel negra asintió—Morag. Gema del Poder.
—Natasha y Clint.
—Vormir. Gema del Alma.
—Scott, Tony, Bruce, Steve y yo—prosiguió la castaña antes de mirar a su equipo—. Nueva York. Gemas del Tiempo, Espacio y Mente.
—Ya la oíste—bramó Tony a Bruce, quien se alejó para acomodar unos últimos detalles—. Presiona esas teclas, Wazowski.
—Rastreadores encendidos—anunció el gigante.
Clint observó una versión minúscula de la nave de Rocket y el mapache se cruzó de brazos frente a él—Prometiste traerla de vuelta entera, ¿no?
—Sí, sí, claro—murmuró Clint con indiferencia—. Bueno, haré lo que pueda.
—Como promesa, fue bastante patética.
Irina soltó una carcajada cuando Bruce se colocó al lado de Steve y tocó su guantelete para encender la máquina y ponerla en movimiento. Natasha miró a Irina—Uvidimsya cherez minutu (Nos vemos en un minuto).
—Uvidimsya cherez minutu, Romanoff (Nos vemos en un minuto, Romanoff)—respondió Morgan en ruso antes de sonreír.
La estructura metálica que estaba sobre ellos comenzó a moverse y todas las máscaras se colocaron en las cabezas de forma correcta. Irina respiró hondo antes de sentirse engullida por un portal, dejando ningún rastro del equipo.
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Nueva York, año 2012.
Irina nunca se había sentido tan mareada en un viaje tan rápido. Ella observó como sus compañeros se iban separando poco a poco, pero ella siguió a su equipo hacia la brecha del tiempo donde debían estar. Aparecieron en un edificio, rodeado de destrozos de la calle – se escuchaban gritos e incluso explosiones detrás de ellos. Irina se quitó el casco y vomitó a un lado, provocando que Steve agarrase su cabello largo para ayudarla.
—Eso si que estuvo algo agitado—declaró Bruce mirando a la castaña—. Es un efecto secundario del viaje.
—O que nuestra vengadora más poderosa esté embarazada otra vez—se mofó Tony y recibió una piedra en el camino—. ¡De acuerdo!¡Retiro lo dicho!
Todos los integrantes se quitaron los trajes blancos y miraron el desastre que era Nueva York en esos momentos. Steve miró a la calle y asintió—Todos tenemos nuestras tareas. Dos gemas en el centro, una en las afueras—se giró a ver al resto—. Mantengan el perfil bajo. Vigilen la hora.
Un estruendo resonó detrás de ellos y todos miraron en dirección al ruido. Una versión más joven de Hulk pateó a un Chitauri y luego lo aplastó con un auto, pisándolo luego con sus propios pies, gruñendo para terminar el tormento de aquel enemigo. Irina y Scott miraron a Banner, quien se tapó la cara con vergüenza.
—Oh...los viejos tiempos—murmuró Irina.
—Podrías destrozar algunas cosas en el camino—declaró Steve.
—Creo que es innecesario, pero no importa—dijo este arrancándose la sudadera.
Irina agarró su gancho y lo disparó para ir a buscar a su versión más joven. Recorrió los edificios con su gancho sin ser descubierta y escaló la Torre de los Vengadores sin ningún problema. Llegó a la azotea y se escondió, recordando que aquí llegaría la versión más joven de Tatiana Belkova. Encontró a la castaña, quien estaba inspeccionando una máquina – la máquina que utilizó la energía del Teseracto para abrir el portal y dar entrada al ejercito de Thanos. Irina agarró un arma y de su cinturón, buscando un dardo para meterlo en el cañón.
Ella realmente tenía ganas de saludarla otra vez, pero eso complicaría mucho la misión.
—Lo siento—murmuró Irina antes de disparar.
El dardo se incrustó en su cuello y Tatiana se agarró el cuello, soltando un quejido antes de caer de rodillas al suelo. La muchacha de cabellos castaños salió de su escondite e intentó recordar donde estuvo ella cuando la misión seguía en curso. Seguramente vigilaba desde los pisos superiores a donde estaban los Vengadores con Loki.
—Mejor apúrate, Cap—anunció Tony en el comunicador—. Parece que ya están terminando. ¿Ya has hecho tu parte, Morgan?
La castaña accedió al edificio por las escaleras de emergencia—Estoy en eso.
Irina corrió por los pasillos, intentando de sentir su propia presencia. Bajó uno, incluso los tres pisos para encontrarse con la muchacha, quien estaba mirando por la rendija de la puerta de emergencia. En ese momento, Irina se metió en la cabeza de su versión más joven y observó que Tony estaba siendo descubierto por ella, pero él no sabía si era la verdadera ella o su versión más joven.
Irina disparó contra su espalda y la joven estuvo a punto de soltar un quejido de dolor, el cual fue ahogado por la mano de la Irina del futuro.
—Huh, señor Rogers, me olvidaba que ese traje...—dijo Tony en los comunicadores—. No te hace lucir mejor el trasero.
Irina le atestó un golpe en la cabeza a su versión más joven, quien forcejeaba contra su agarre y rodó los ojos—Yo vi ese trasero primero, Stark. Ese trasero me pertenece a mi.
—Yo conocí al capitán primero, cielo.
—Nadie te pidió que mires, Tony—respondió Steve del otro lado—. Además, le daré la razón a mi esposa.
—¡JA!—exclamó Irina en voz baja, mientras que cargaba el cuerpo de Irina un piso más arriba—. Ese trasero solo puede ser tocado por mí. ¿Celoso?
—Creo que te ves genial, Cap—añadió Scott—. Hasta donde yo sé, ese es el trasero de Estados Unidos.
Irina se conectó a la red donde el equipo STRIKE se comunicaba con la Irina de HYDRA. La joven de cabellos castaños dejó el cuerpo escondido y bajó las escaleras corriendo, observando los números de los pisos hasta llegar al indicado. Al cruzar la puerta, se encontró con Steve, quien llegaba al lugar del elevador.
—Vaya, ¿quién es este hombre atractivo?—preguntó ella antes de acercarse.
—Ultraviolent, estado—la voz de Rumlow resonó en el comunicador de Irina.
La castaña rodó los ojos—Sucedió algo, estuve comprometida pero recibí una mano de un colega. Me dirijo al ascensor.
—¡Ese no es el plan!—bramó Rumlow.
—Confía en mí, Rumlow.
—Bien, Cap, tengo nuestro cetro en el elevador—la voz de Tony se escuchó en el otro canal, sin ser detectado por HYDRA—. Pasando por el piso 80.
Steve miró a Irina—Irina y yo nos ocuparemos.
Las puertas del ascensor se abrieron y los dos miraron seriamente a los agentes de HYDRA que, para su propia sorpresa, intentaron disimular su asombro. El capitán le hizo un espacio a Irina y le miró—Después de usted, agente.
—Gracias—respondió Irina con sarcasmo, mirando a Rumlow de reojo antes de colocarse delante de él—. La caballerosidad no se ve en estos días.
—Capitán, creí que coordinaba búsqueda y rescate—anunció el agente de SHIELD, a quien Irina odiaba monumentalmente, Jasper Sitwell.
—Hubo cambio de planes—respondió Rogers antes de mirar a la castaña—. La agente Morgan necesitaba ayuda. No fue algo que ella pidió pero insistí.
A pesar del silencio, Irina pudo ver a uno de los agentes llevándose una mano a la funda de su arma. Irina sonrió y miró al frente, permaneciendo en silencio. Steve miró al mismo agente que tenía la mano ubicada contra su arma y habló—Acaba de llamarme el secretario. Lideraré la misión del cetro.
Todos miraron a Steve.
Jasper Sitwell miró a Irina—No entiendo.
—El secretario nos acaba de informar que podrían intentar robarlo—respondió ella de forma seria, sin mirar al secretario.
—Lo lamento, cielo—declaró Rumlow—. No podemos darte el cetro.
—Tendré que llamar al director—replicó Sitwell.
—Está bien—dijo Steve con completa calma—. Confíe en mi—se acercó a Jasper—. Hail HYDRA.
Todos se quedaron en silencio otra vez y se detuvieron en otro piso, las puertas del ascensor se abrieron y Rumlow le entregó el maletín con el cetro a Steve. El capitán se dirigió a la salida del ascensor y miró a Irina por el rabillo del ojo—¿Vendrá conmigo, agente Morgan?
—Usted adelántese, capitán. Gracias por ayudarme.
—Fue un placer conocerla, señorita.
Las puertas se cerraron en cuanto salió. Irina miró a los otros agentes, quienes se giraron a mirarla a ella y el agente de SHIELD miró a la castaña—¿Qué diablos acaba de suceder, agente Morgan?
Irina se encogió de hombros y cerró sus ojos.
—Vamos, princesa, el capitán no es de HYDRA.
Irina abrió sus orbes repentinamente, revelando su color azul y sonrió a Rumlow—Lo sé. Yo tampoco soy de HYDRA—alzó una mano y todos los miembros del ascensor perdieron la conciencia. Irina se detuvo en otro piso y envió al resto a los pisos principales, antes de romper una ventana y saltar hacia el vacío. La joven sacó su gancho y lo lanzó para terminar con los pies contra las ventanas. La muchacha bajó rápidamente el gran edificio y corrió a esconderse.
En cuanto llegó al callejón, se encontró con Tony y Scott, quienes estaban dentro de un auto. Ella sonrió de verlos con vida, pero al ver que no había ningún maletín con ellos era algo alarmante.
—¿Qué sucedió?—exclamó Irina.
—Cálmate, ojitos diabólicos.
Steve no tardó en aparecer—Estás bien.
—Sí, estoy bien pero al parecer...—señaló a los dos vengadores dentro del auto.
—Disculpa, compañero, tenemos un problema—declaró Tony.
Scott soltó una carcajada sarcástica—Sí, lo tenemos.
—¿Qué parte entendiste de "no errores"?—recriminó Irina mirando a Tony—. Nos falta una de las tres ahora. ¿Qué procede?
—Dame un respiro, rubia teñida—dijo Tony abriendo la puerta—. Fui golpeado la cabeza con Hulk.
—Dijiste que teníamos una oportunidad—dijo Scott saliendo del auto—. ¡FUE ESTA! La gastamos. Las seis gemas o nada. Eran las seis gemas o nada.
—Te repites—balbuceó el millonario.
—Te repites, te repites, te repites—se quejó el hombre hormiga.
Irina miró a Steve con completa molestia—Parecen niños de primaria. Son peores que James y Roman.
—¿Hay otras opciones con el Teseracto?—preguntó Steve.
—No, no hay más opciones—exclamó Scott enojado al capitán—. No hay segundas oportunidades. No vamos a ningún lado. Nos queda una partícula a cada uno. Eso es todo. ¿Sí? Las usamos...adiós, no volverás a casa.
—Si no lo intentamos—declaró Irina mirando a Scott—. ¡Nadie volverá a casa!
—Ya sé—dijo Tony saliendo del auto—. Hay otra forma de recuperar el Teseracto y obtener nuevas partículas. Recuerda los viejos tiempos.
—¿Quieres decir que iremos más atrás en el pasado?—inquirió Irina.
—Sí, los tres—respondió Tony y miró a Steve—. Instalación militar. Nueva Jersey.
Oh, así que ese era el nuevo plan.
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editado ✓
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