xii. planes y más planes


EL HIMNO DE LOS CAÍDOS,
capítulo doce: planes y más planes!



          SAM WILSON ATERRIZÓ EL QUINJET CON CUIDADO. Erika se levantó de su asiento y tomó la mano de su madre, incitándola a ir junto a ella. Visión fue ayudado por Wanda y ellos fueron los primeros en salir luego de que las compuertas se abriesen. Erika y Natasha Romanoff salieron después y Sam las siguió no muy atrás. Steve tomó en brazos a Roman, quien había despertado unos minutos antes y se frotaba los ojos con gran desdén – así teniendo más ganas de dormir y se abrazó al cuello su padre, acurrucándose en él. Morgan sonrió de lado y se dirigió hacia la compuerta pero el capitán tomó su brazo antes de que ella pisara la salida. La rubia miró a Steve, alzando una ceja, de alguna manera intentando de no traer a la luz el tema que está ocurriendo entre ellos dos – inevitablemente sucediendo ahora mismo.

          —Tenemos que hablar—dijo Steve y soltó el brazo de su esposa—. Sé que no es el momento preciso pero...

          Pero quiero explicártelo, escuchó su voz y oh, Irina lo sabía muy bien. Ella sintió a Steve durante todo el trayecto de Glasgow hacia Nueva York, podía sentir muchas cosas: alegría, tristeza, desesperación y también decepción; porque sabía que él no quería que las cosas terminasen así pero al destino siempre le gusta jugar a malas pasadas.

          Irina sonrió—Sé que quieres darme explicaciones pero ahora debemos enfocarnos en resolver esto—ella se acercó y pasó una mano por el cabello de Steve, inclinándose para besar su frente y volvió a mirarlo—. Roman te extrañaba mucho, Steve, ahora no se separará de ti.

          Steve esbozó una sonrisa tan genuina que a Irina le dieron ganas de llorar al ver que él realmente estaba de vuelta con ellas—No lo pensaría por un momento.

          Sam les hizo señas con la mano—¡Cap!¡Irina!

          Morgan suspiró—Aquí vamos...—y la familia Rogers-Morgan se encaminó hacia la entrada de la base de los Nuevos Vengadores.

          Al entrar allí, Irina se sintió como en su propia casa, junto a Steve y ahora junto a Roman – era cómo volver a ese recuerdo una y otra vez, un recuerdo bueno, un recuerdo feliz. El equipo subió las escaleras e Irina pudo percibir a Rhodey hablando con algo, en realidad: alguien y ese alguien – según el tono de su voz – no era alguien deseado en aquel momento. Irina entró y observó a Rhodey sentado hasta que escuchó otra voz allí—¿No hay noticias de Visión?

          —Los satélites lo perdieron en Glasgow—mintió.

          —En un quinjet robado por siete de los criminales más buscados—replicó Thaddeus Ross en un holograma.

          Rhodes caminó hacia Ross—Sabe que son criminales sólo porque quiso llamarlos así.

          —Dios mío, Rhodes. Su talento para las estupideces rivaliza con el mío.

          —Si no fuera por esos acuerdos, Visión estaría aquí.

          Ross se levantó y caminó hacia él—Recuerdo que firmó esos papeles, coronel.

          —Correcto—respondió él y dio un paso más—. Y pagué por eso, estoy seguro.

          —Yo también lo hice y aquí estoy.

          Rhodes y el secretario miraron hacia la voz e Irina Morgan apareció por el pasillo, atrayendo la atención de Ross – vistiendo su traje blanco con gracia y el resto del equipo le siguió después—Rhodey, secretario Ross.

          Ross caminó hacia ella—Usted es audaz, señorita Morgan, se lo reconozco.

          —Señorita Morgan-Rogers, ahora. Le sería útil un poco de eso—replicó la inhumana mirándolo con una sonrisa de lado.

          Ross miró a Steve—El mundo está en peligro. ¿Creen que está todo perdonado?—miró a Roman—. ¿Crees que esta niña vivirá a salvo?

          —No buscamos el perdón. Ya no pido más permiso—su agarre contra Roman fue más fuerte, recibiendo aquel comentario como una amenaza—. Y no dudaré en detener a quienquiera que lastime a mi familia. La tierra perdió a uno de sus mejores defensores—miró a Irina—. Nos queda una y la protegeremos, por eso vinimos a luchar—dio un paso más, finalmente enfrentándolo—. Y si quiere ser un obstáculo, lucharemos con usted también.

          Ross rodó los ojos y se giró para mirar a Rhodes—Arréstelos.

          Rhodey hizo una mueca—Estoy en eso—y deslizó su mano a un costado, cortando la llamada. El holograma desapareció en cuestión de segundos y Morgan miró a Rhodes, quien ya miraba al grupo de fugitivos—. Me gané un consejo de guerra—pero luego sonrió antes de negar la cabeza—. Es bueno verlos, Cap—y extendió su mano, la cual Steve aceptó. Nat se acercó y le dio un abrazo, siendo seguida por Erika. Al separarse, miró al resto—. Wow, chicos...se ven muy mal. Debieron ser dos años duros.

          Sam soltó una carcajada—Sí, los hoteles no eran cinco estrellas.

          Roman rebotó en los brazos de Steve e intentó levantarse para trepar su cabeza, balbuceando algo que nadie entendió y Rhodey miró a Morgan acercarse a Steve—Digamos que tener a esta pequeña cambió las cosas.

          Irina rodó los ojos—Oh, y eso que su padre desapareció por todo un año.

          Una voz detrás de ellos anunció—Creo que lucen muy bien.

          Al girarse, todos se encontraron con Bruce Banner caminando hacia ellos. Un reencuentro tan notorio y reconfortante al mismo tiempo. Irina simplemente no podía creer que todos estaban juntos ahora. El hecho de que se separaron desde lo ocurrido con Ultrón, la guerra con los Vengadores y la gran separación, dejó muchos cabos sueltos. Sin embargo, Irina sabía que ellos lograrían unir todo y estar juntos para enfrentar a una nueva amenaza. Bruce terminó a unos pocos metros del grupo y anunció—Sí, he vuelto.

          Natasha asintió y sonrió de lado—Hola, Bruce.

          —Nat.

          Sam miró a Erika—Esto es incómodo.




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          El grupo de fugitivos con los Vengadores restantes permanecieron mirando un holograma de Próxima Midnight junto a su compañero para luego escuchar a Rhodey hablar al resto. Roman por su parte, se encontraba jugando con unos cubos que se encontraban en el bolso de su madre. Rhodey miró al resto—Asumimos que volverán, ¿no?

          —Y que pueden hallarnos—acotó Wanda.

          Bruce Banner pasó por detrás de James Rhodes—Precisamos toda la ayuda posible. ¿Dónde está Clint?

          Irina apretó sus labios y miró a Banner—Luego de los Acuerdos de Sokovia, él y Scott hicieron un trato, por lo que yo me he enterado.

          —Tienen arresto domiciliario—declaró Natasha.

          —¿Quién es Scott?

          —Ant-Man—respondieron Steve e Irina al mismo tiempo y luego se miraron entre ellos.

          —¿Hay un Ant-Man y un Hombre Araña?—preguntó Bruce aún más confundido—. De acuerdo, escúchenme. Thanos tiene el mayor ejército del universo y no se detendrá hasta conseguir...la gema de Visión.

          —Entonces debemos protegerla—anunció Erika dando un paso hacia delante.

          —No—declaró Visión tocándose su herida—. Debemos destruirla—y todos le miraron en silencio—. Pensé mucho en este ente en mi cabeza. Sobre su naturaleza...pero también sobre su composición—miró a Wanda y a Irina—. Creo que si la exponemos a una fuente de energía poderosa—se acercó a las jóvenes—. Algo que tenga una firma muy parecida a la suya, quizá...se rompería su integridad molecular.

          Irina se puso de pie—Exacto, y tú con ella. Una opción muy práctica, pero la descartaré de inmediato.

          Wanda asintió—Estoy de acuerdo con Irina, Vis. No es una opción.

          —Sólo eliminándola podemos asegurarnos que Thanos no la consiga.

          Wanda miró a Visión—Es un precio elevado a pagar.

          —Y no arriesgaremos la vida de uno de los nuestros para pagarlo, Visión, lo sabes perfectamente—anunció Irina cruzándose de brazos.

          Visión la miró—Tú debes esconderte.

          Irina negó—Estuve en el exilio durante dos años, olvídalo.

          —Ustedes dos tienen el poder para pagar ese precio—respondió Visión mirando a las dos mujeres y luego miró a Morgan—. Thanos te quiere a su lado, él sabe que eres la Vengadora más poderosa y no parará hasta capturarte—Wanda se separó de él y caminó hacia un lado—. Thanos amenaza a medio universo. Una vida no puede obstaculizar su derrota. Él quiere traer destrucción y quiere a Irina para lograrlo.

          Morgan miró a Visión con sus ojos azules—¿Crees que eso no lo sé? He visto lo que Thanos hará, él no podrá tenerme a su lado porque no lo permitiré. Una vida debería obstaculizar su derrota.

          —Irina tiene razón—anunció Steve y miró al androide—. No intercambiamos vidas.

          —Hace 70 años, diste tu vida para salvar ¿a cuántos millones?—añadió Visión caminando hacia él—. Dime, ¿cuál es la diferencia?

          Erika inclinó su cabeza—Porque podrías tener una alternativa. Tu mente es un invento, un invento que Tony y Bruce desarrollaron.

          —Tu mente está hecha de un complejo entramado de capas—declaró Bruce acercándose—. Jarvis, Ultrón, Tony, yo y la gema. Todas mezcladas, cada una aprendiendo de las otras.

          Wanda dio unos pasos al frente—¿Dices que él es más que la gema?

          —Digo que si sacamos la gema, quedaría mucho de Visión—respondió Bruce enfocando su mirada en la hechicera—. Quizás las mejores partes.

          Nat miró a Bruce—Podemos hacerlo.

          —Yo no, aquí no—respondió Banner.

          Irina sonrió—Creo que tengo una idea—y miró a Steve, quien alzó una ceja hacia ella—. ¿Piensas lo mismo que yo, esposo?

          Wakanda.




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