vii. los hijos de thanos


EL HIMNO DE LOS CAÍDOS,
capítulo siete: los hijos de thanos!



          TONY NO QUISO GIRARSE COMPLETAMENTE PARA MIRAR A IRINA MORGAN A LOS OJOS, los cuales estaban completamente azules gracias a su poder, pero sabía que ella estaba comenzando a molestarse – y estar preocupada al mismo tiempo. Aquel año en el que Steve estuvo haciendo Dios sabe qué, Irina permaneció escondida, entrenando y criando a Roman de la mejor manera posible, sin embargo, ya llegaría el día en el que Irina Rogers debería salir en busca de su esposo y compañero de vida. Ese día, y no de forma lamentable, había llegado. La rubia caminó hacia Tony, sabiendo que no sería fácil para él comunicarse con Steve: luego de lo que había pasado.

          Irina también sabía que, a la larga, Roman estaría necesitando una figura paterna presente en su vida. Y esa figura paterna era la de Steve Rogers, una persona que al ser recta por fuera, llegó a ser tan ablandado y suave por dentro cuando vio a la pequeña desde el día uno. El peligro se estaba acercando, también, e Irina no podía proteger a Roman por su cuenta – ella lo necesitaba, en alma y en cuerpo. Ella haría todo lo posible para traerlo de vuelta.

          Kyle soltó un suspiro—Esto es grandioso.

          —Quizá—murmuró Tony y sintió una mano en su hombro por parte de Irina, Bruce se acercó—. Pero...

          Bruce le miró exaltado—Llámalo.

          Morgan le miró seriamente—Bruce, no es sencillo—rápidamente recordó que él no estaba cuando ocurrió la fragmentación de los Vengadores y los Acuerdos de Sokovia. La voz del secretario Ross resonando en su cabeza: "¿Saben dónde están Banner y Thor ahora?"—. Diablos, lo olvidé. No estuviste cuando pasó.

          —Hace mucho que no nos ponemos al día, ¿no?—dijo Tony mirándolo con ironía glacial en sus ojos y Banner negó—. Los Vengadores nos separamos. Estamos fritos.

          Bruce parecía no comprender—¿Se separaron?—miró a la rubia—. ¿Cómo los Beatles?

          —Cap y yo estamos peleados—murmuró Tony y Morgan le codeó la espalda—. Metimos la pata. Irina se vio envuelta en esto y nos separamos. No nos hablamos—señaló a las dos rubias de la habitación—. Ellas dos vienen del exilio, luego de dos años.

          —Tony, escúchame—declaró Bruce mirándolo fijamente, intentando de hacerlo razonar y convencerlo de ayudar—. Thor murió—Irina jadeó al entrar a los recuerdos de Banner, recordando aquella escena una y otra vez. La misma que en sus visiones con Thanos—. Viene Thanos. No importa a quien le hables o no.

          Tony miró a Bruce, luego a Irina y la rubia pudo ver la lucha de ambos bandos dentro de su cabeza. Ella no sabía que era lo que deparaba el futuro, no sabía si era una buena elección o no – pero Tony necesitaba esto, necesitaba llamar a Steve y sanar aquella herida, la cual, después de dos años, seguía abierta. Sangrando menos, pero sangrando. Stark le tendió a Roman y la rubia alzó a la niña entre sus brazos, mirando atentamente a Tony mientras que él se giraba y sacaba su teléfono. Era un celular con tapa, como los que había antes de los táctiles – y este solo tenía el teléfono de Steve como único contacto.

          En cuanto Tony iba a presionar el botón de llamada, Irina sintió algo, algo fuerte. Roman también lo sintió y comenzó a llorar, Morgan empezó a tararear una canción y la pequeña cerró los ojos, soltando lágrimas para luego abrirlos y revelar orbes de color celeste – usando su poder. Stephen miró a la rubia y Morgan parpadeó un par de veces antes de mirar al resto con sus ojos celestes. Roman soltó un chillido al escuchar un estruendo y varios vidrios se rompieron. Varias cosas temblaron y Kyle miró a Irina.

          Ella negó—No soy yo. Hay...Hay algo allá fuera.

          Los seis integrantes miraron hacia la puerta, observando cómo se traslucía a la calle, el caos en las calles y era sobre algo que no conocían. Irina miró al resto y ella decidió caminar hacia la puerta. Cada vez que más se acercaba, más gritos escuchaba – Roman continuaba llorando en su hombro y no se atrevió a soltarla. Tony le siguió por detrás y la rubia abrió las puertas. Era como ver el incidente de Nueva York otra vez. Gente corriendo hacia múltiples lados, escapando de algo o alguien, el pánico en las calles – el caos perfecto para anunciar la llegada de un nuevo enemigo. Tony e Irina corrieron por la calle, cuidándose de no salir lastimados y ayudar a los que podían. El millonario se puso sus anteojos, le tendió un auricular a Irina y declaró—Viernes, ¿qué veo?

          —No sé. Estoy en eso—anunció la AI de Tony en las orejas de Irina.

          Stark se giró y miró a Strange—¡Deberías poner la Gema del Tiempo en tu bolsillo, Doc!¡Ya tu chico también!

          Kyle hizo un movimiento horizontal con su mano y miró a Stephen—Aunque nadie se dé cuenta aquí, yo tengo mis trucos. Quizás usemos la gema.

          Irina se acopló a una esquina, su espalda contra la pared y registró el terreno. Salieron un par de cosas volando y al ver que ya no había más peligro, ella decidió salir a ver qué ocurría. Subió a Roman a sus hombros y la mantuvo allí, esperando a que no cayera. Tony y Morgan se acercaron, observando un anillo gigante de metal que movía unas bobinas para mantenerse flotando. Ella cerró una puerta y Tony decidió hablar—Viernes, evacua el sur de la calle 43. Avisa a los socorristas.

          —Lo haré.

          Kyle Belkova extendió sus manos y creó un remolino que dejó de levantar viento por parte de la máquina, de alguna forma, para detener aquel sonido rumiante y evitar heridos. Al bajar ambas manos, miró a Stephen para después guiñarle un ojo de manera coqueta. Stephen rodó los ojos antes de comenzar a caminar hacia la gran nave—No te pases de listo, Belkova, o lo lamentarás.

          —Nope, no lo estoy lamentando—replicó él sonriendo de lado.

          —Chicos—dijo Irina a modo de advertencia y señaló a Roman—. Hay una niña aquí.

          Los seis héroes se acercaron al centro, donde se proyectó una luz azul, dejando ver a dos individuos poco comunes para esta tierra. Claramente no eran de allí y eso preocupaba más a la rubia. No eran de la tierra, pero Irina reconoció a uno de ellos: el de la visión. Eran los hijos de Thanos. El Titán Loco los envió a buscar la gema a la tierra, pero...solo eran dos y ella juró ver cuatro en su visión con Thor en aquel barco asgardiano. ¿Dónde estaban los otros dos?

          —Escúchenme y regocíjense—anunció uno de sus hijos, el sabio—. Están por morir a manos de los Hijos de Thanos. Sean agradecidos, que sus insignificantes vidas ahora contribuyen...

          —¡Lo siento!¡La tierra está cerrada hoy!—exclamó Tony cruzado de brazos—. Mejor empaquen y váyanse.

          —Guardián de la gema—inquirió la criatura blanca—. ¿Este animal parlanchín habla por ti?

          Morgan extendió sus manos y apartó a los hijos de Thanos un poco—Les daremos dos opciones: o se van de aquí sin ser lastimados o nosotros los matamos.

          —Me sorprende al fin conocer a la criatura más poderosa del universo—se inclinó, haciendo una reverencia—. Mis más sumos respetos, Irina Morgan. A Thanos le encantaría conocerte en persona.

          —Creo que prefiero quedarme aquí, gracias.

          Stephen hizo un par de movimientos rectos con su mano, formando dos discos con su magia—Entran sin permiso en la ciudad y en planeta. Yo diría que consideren las opciones que mi compañera les dio.

          Tony miró fijamente al frente—¡Dice que te vayas, Calamardo!

          —Me agota—replicó el hijo de Thanos y miró a su compañero gigante—. Tráeme la gema y captura a la inhumana.

          Kyle miró a Irina, formando dos discos de magia para ponerse a su lado. Morgan tocó su muñeca y su traje blanco pareció mediante escamas, protegiendo todo su cuerpo. Roman también tenía uno parecido. Tony iba a objetar algo pero las palabras simplemente no salieron. Belkova le tendió un anillo a Irina y ella recordaba que debía hacer con él: abrir portales. La rubia miró a Bruce—Banner, ¿quieres participar?

          Banner tartamudeó—No, no realmente. Pero ¿Cuándo consigo lo que quiero?

          Tony le miró y luego miró al gran monstruo que se acercaba a ellos—Es verdad.

          Banner comenzó a empujar y Morgan observó como una pequeña sombra verde emanaba de la piel de Bruce. Bruce intentó una, dos, hasta tres veces, su piel tiñéndose de verde pero retomando su color original. Irina se encontró con el dilema de ayudarlo o sacarlo de allí con sus poderes, pero sabía que hubo una pelea interna entre Hulk y Banner. Stephen miró a Tony, quien rodó los ojos y miró a Bruce de soslayo—Me haces quedar mal.

          —Lo siento. O no puedo o no quiere—murmuró Bruce.

          —Está bien, Bruce—dijo Irina, apartándolo un poco y colocando al vengador detrás de Wong—. Nosotros nos encargaremos—miró a Tony—. Dime que eso que llevas en el pecho es un puñetero traje.

          Tony Stark sonrió de lado antes de presionar la placa en su pecho, convirtiéndola en una capa de metal. Él caminó hacia el centro, siendo recubierto en la armadura de Iron Man y fue el primero en recibir el primer golpe del enemigo.




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