Capítulo 2

Una hora después te encontrabas en la casa de seguridad que Steve había conseguido, estaba a una cómoda distancia de Brooklyn. Los había traído aquí con la esperanza de que ayudara a Bucky a relacionar lugares con sus memorias. No había tenido mucho progreso hasta ahora.

Entraste por la puerta, y le entregaste el USB a Sam que ya estaba esperando junto con Scott y Clint detrás de ti. Estaban hablando tan bajo que no podías escuchar lo que decían pero tampoco te interesaba mucho de lo que fuera que estuvieran hablando.

Tus ojos buscaron a Bucky, sentado en el antebrazo de una silla y hablando con Steve. Ambos voltearon a verte. Steve te regaló una pequeña sonrisa de alivio y un "Que bueno que están bien." Bucky no reaccionó, solo los volteó a ver completamente serio y regresó a ver a Steve. Un rastro de melancolía cruzó por tu cara pero lo borraste de inmediato.

—¿Estás bien? —Te preguntó Steve gentilmente, a punto de levantarse de su asiento pero lo detuviste con una seña y le diste una sonrisa cansada.

—Largo día. —Murmuraste, sin poder resistirte a ver de nuevo de reojo a Bucky. Tenías su atención esta vez, una pizca de curiosidad estaba dentro de él. Cuando vio a Steve era como si esa curiosidad hubiera desaparecido. Sam podía hacerlo reír, cuando estaba ahí y tú solo le inspirabas curiosidad.

Tal vez Natasha tenía razón, tal vez deberías dejarle la recuperación de Bucky a Steve.

No te arrepentías de haber escogido el lado del Capitán durante está catástrofe. Los acuerdos estaban mal, y estaban mal respecto a Bucky. Él merecía una oportunidad de verdad, lejos de su vida de HYDRA. Pero estabas comenzando a cuestionar el mérito, tu corazón era un desastre.

Podías sentir la mirada de Clint detrás de tu cabeza, pero ignoraste el sentimiento y fuiste a la cocina. En estos momentos pareciera que necesitarías un trago.

****

Natasha se había quedado en la torre un rato más, sin hacer nada, solo pensar, recordar.

—Si tanto quieres a tu soldado aquí está.— Un brazo la empujó directo al suelo, James estaba sentado frente a ella en una silla de metal.

—James... —su voz sonó perdida, fue un susurro, una caricia.

Sus ojos no podían dejar de verlo, se sentía perdida, quería que él le respondiera.

—¿Qué tiene? ¿Por qué no está hablando? ¿James? ¿Me escuchas? —Ella rogó por una respuesta y si que la recibió pero no era lo que esperaba.

—¿Quién es James? —Fue como si hubieran golpeado su cabeza contra el pavimento.

—¿De verdad creíste que sería tan sencillo, pequeña Natasha? Sigues siendo una niña ingenua.— Esa voz fue la que no la dejó dormir una buen tiempo por las noches.

Se vio interrumpida cuando una llamada de Tony hizo que gruñera y se olvidara de todo.

—Dime que haces en la torre, agente Romanoff. —La voz de Tony sonó de inmediato.

—Nada malo, si eso es lo que quieres saber. —Sonrió porque le gustaba irritar a Tony.

—Vuelve, te necesitamos. —Tony dijo fingiendo no haberse molestado.

—Estoy en 10.  —Salió a paso rápido de ahí. 

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