Desesperado, así recibió Jimin al jovencito. Apenas Yoongi entró por la puerta, fue tomado por el mayor en un beso ansioso y pasional que hacía temblar a ambos; Placer y divinidad, eso era besar a Min Yoongi según el artista y en verdad no se iba a primar de aquellos lujos.  

Entre jadeos , el mayor se despegó de los labios del pálido —¿Le dijiste a tu madre?—

Un poco aturdido, Yoongi lo miró extrañado —N-no entiendo, maestro—

—Que pasarás la noche aquí y que regresarás mañana por la tarde, ¿le has dicho?

—Lo hice, señor

—Buen chico, tengo una sorpresa para ti, ponte tu abrigo que hemos de partir pronto si queremos disfrutar del tiempo

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—Es preciosa— Un suspiro de asombro se le había escapado al muchacho apenas observó la casa, era perfecta para su locación

—Lo es...Mi madre era de cuna humilde y aquí vivió su infancia, se mudó al pueblo con sus padres y tuvieron que dejar este lugar. Apenas murió, pasó a pertenecerme. Y por Dios te aseguro que ahora esta es nuestra casa de campo, mi niño dulce 

Yoongi sintió su corazón latir con fuerza y en seguida se lanzó a los brazos de Jimin, para besarlo de una manera profunda. El mentor podía asegurar por milésima vez en su vida, que Min Yoongi lo elevaba más que cualquier licor, Min Yoongi era su absenta.