Capitulo 5

Abril después de recibir la primera clase de Sistemas y Métodos se fue caminando a las afueras de la universidad, miro su reloj fijándose que ya casi eran las doce y cuarenta y cinco del mediodía pensó — ¡Ya Lucia debe estar almorzando!, No la voy a molestar... ¡Dios! ¡Gracias! — decía ella en voz baja.

Los demás transeúntes que pasaban por un lado de ella la miraban curioso, decían mucho dentro de ellos — ¡Tan joven y está tan loquita! ¡Pobre!.

Abril con cars de sorprendida miraba a todos lados,  en una esquina había un señor moreno, como de sesenta y tres, con un termo algo grande venía hacia ella, pensó — ¡Ese señor! Debe saber cómo tomo el autobús para ir a Chacaíto.

El señor vendiendo su café negro pensó que Abril le compraría, con una sonrisa en sus labios le pregunta — ¿Lo quieres pequeño o mediano?.

—¿Que señor? — pregunta Abril, el señor enojado le responde —  ¡El café! ¡Niña!.

— ¡¿Café?!, ¿Cuando yo dije que quería un café señor?, Yo solo quiero saber ¿En dónde está la parada de autobuses?.

El señor con las manos en la cabeza decía sonriente — ¡Carajo!, ¡Carajo!, Esto es por allá, pasa la esquina ¿La ves?, Ahí mismo.

Abril muerta de cansancio, sentía un poco de hambre, tenía que ir al Bazar a explicar que ya no podía continuar laborando por haber comenzando sus clases ya un rato más tarde.

Abril va a la avenida principal, a buscar la parada de autobús.

Tiempo después...

Abril llegó a plaza Venezuela bajandose cerca de la torre la Previsora subió la mirada viendo que ya eran las una y cincuenta de la tarde. Pensó — ¡Ya es tardísimo!.

Lucia ya debe haber entrado tomando su teléfono prefirió llamarla, ella metida debajo de la caja contesto diciéndole — ¡Abril ¿Que paso? ¡Tuviste clases!.

— ¿Por qué estás susurrando? — Lucia se asoma levantándose responde — ¡Miro que Daniel Montilla, no estés por ahí!— Exclama Lucía, asomándose de vez en cuando.


Abril escuchando le responde — ¡Está bien! ¡Hablamos más tarde! — colgando la llamada, camina hacia el boulevard.

Jungkook aún en clases, veía con el profesor más estricto Juan Canelón, la primera clase haciendo una especie de dibujo hablaba en voz alta, clara y fuerte les decía.

— ¡Los circuitos eléctricos o electrónico son un conjunto de componentes que se encuentran interconectados entre si.


Jungkook copiaba atentamente, poco a poco toda la explicación que daba el profesor Canelón, el profesor miró su reloj, va hacia la ventana y les dice a sus alumnos.


— ¡Pueden tomar quince minutos!, Vayan a comer algo, ¡Por favor!.


Los chicos comenzaron a salir, Carlos sentando a un lado de Jungkook le pregunta.

— ¿Quieres que comamos un sándwich de pollo?.

—¡Si!, Estaría bien — responde Jungkook metiendo sus cosas en el morral.


Carlos y Jungkook minutos más tarde ya en el cafetín de la universidad piden un desayuno muy modesto, cuando ya están comiendo entra  con dos amigos, Valeria Echeverría paso por un costado de Jungkook sin darse cuenta siquiera, gira su mirada diciendo.

— ¡Heeyy!, ¿Tu qué haces aquí?.

— ¡Yo estudió aquí! — responde.

Belinda sonriendo le pregunta — ¿Enserio? ¡Guao!.

—¡No creo! — Exclama Valeria, acercándose a la mesa, Carlos tomaba un sorbo de su jugo, continúa comiendo su sandwich, Belinda se acerca también sentándose las dos frente a ellos, Valeria miraba a Jungkook, mientras el en silencio pensaba en que había que volver a clases, de pronto Valeria le toca la mano a Jungkook con la de ella, volviendo le a preguntar.

— ¿Yo nunca te he visto aquí en la universidad?.

Carlos se levantó enojado diciéndo en voz alta — ¡Claro que él y yo estudiamos aquí!,  Lo que pasa es que nunca viene, por eso no nos conoces.

Valeria asombrada por tal respuesta le dice — ¡Idiota!, ¡Eres un idiota!.

—¡Vamos Jungkook!, Tenemos que volver.

Jungkook tomando su sandwich con la servilleta termina de comérsela en el trayecto al aula de clases, mientras Valeria con Belinda se quedan mirándolos como se retiraban.

Minutos más tarde...

— ¡Carajo!, No puede ser que Valeria sea tan... ¡Si! , ¡Si!, Mejor hago silencio — exclamaba Carlos, caminando al lado de Jungkook — ¿Que te molesta?, ¡Solo ignora la! — respondía su amigo, tomando con una pajilla su jugo.

Juan Canelón leía un libro muy concentrado, sentado en una silla alejado por sus piernas del escritorio, los alumnos uno a uno fueron llegando creando un desorden al llegar, Juan Canelón cierra su libro pensando — ¡Jóvenes!, Nunca pueden hacer silencio — bajando los pies del escritorio, se levanta caminando lentamente a la pizarra de dos metros de ancho, su material acrílico, podía usar un marcador negro para la letras rojo y azul para hacer los croquis.

Carlos al lado de Jungkook sacaban de nuevo su cuaderno, anotando lo que estaba escrito solo esperaban a Juan.

Abril en la tienda de departamento El Gran Bazar, subió directamente al piso donde se encontraba la oficina de recursos humanos, Daniel Montilla revisaba en su computador, la nómina de pago desvía la mirada hacia la puerta ve a Abril, con cata de molesto le pregunta.

—¿Que haces aquí?, ¿Que necesitas?.

Abril entrando algo temerosa le responde — ¡Vengo a renunciar!.

Daniel con una sonrisa sarcástica pregunta — ¿Renunciar? ¡Ahhh! ¿Y a quien le importa? Porque a mí no.


Abril mirando a un lado, pasando la molestia le dice con voz alta — ¡Ah! Ok, eso es una buena respuesta ¿Verdad señor Montilla?.

Daniel golpea el escrito con su mano, la mira con ojos de desprecio levanta su mano señalando la puerta, con voz baja se acerca a ella diciéndole — ¡Sal!, ¡Saaaaal! De aquí.

Abril tomo los tirantes de su bolso fuertemente con sus manos bajando por las escaleras corriendo, una lágrima brota por su  mejilla.

Ya en la planta baja en dónde están todas las cajas para pagar, Lucia en la número siete, la llama haciendole señales con sus brazos, una cliente, la toca diciéndole — ¡Niña!, Esa chica de allá creo que te llama.

Abril mirando a Lucia, le responde a la cliente — ¡Si! Voy por allá.

Lucia pensando dentro de si misma, sabía que algo había salido mal, bloquea la máquina y se va lentamente encontrándose a su amiga en el camino — ¿Que te pasa Abril?, ¿Por qué estás llorando?.

Abril quitando las lágrimas con sus manos responde — ¡No es nada!, Solo que el hijo de su... ¡No me pagó! — Exclama con  mucha ira.

Lucia indignada le dice — ¡Qué! ¿Cómo que no te pago? ¿Quien se cree el?.

Abril deteniendo la le dice — ¡Hey! Ya, déjalo así, yo me voy a casa.

Lucia mirando atrás le dice — ¿Te veo más tarde? ¡En tu casa!.

Abril camina dos pasos, le dice adiós con sus manos y se retira lentamente.

Mientras tanto en la oficina de Recursos humanos, Daniel Montilla, desaparecía todos los papeles que costaban que Abril Méndez, trabajaba como cajera, la idea de el era depositar  en su cuenta todo el dinero de los empleados despedidos.

Horas más tardes....

La bella Lucia vivía unas calles más allá de la casa de Abril, después de llegar de trabajar, ayudo a su madre con la limpieza, limpio las habitaciones, lavo el patio mientras recogía la larga manguera entre sonrisa, chistes malos le dice a Rosa su madre.

—¡Rosita! Tu eres muy bonita y todo, pero tengo que ir a casa de Abril.


La madre sorprendida le responde — ¡Ah! ¿Enserio Lucia?, Por eso tanta amabilidad.

Lucia camina hacia ella, de pronto se detiene mirándola con los ojos pelados como búho, le responde — ¡Madre! ¿Cómo me dices eso?, Dañaste mi autoestima — haciendo una actuación de digna de un premio a primera actriz se arrodilla frente a Rosa diciéndole.

— ¡Madre!, Madrecita, ¡Me voy!.

Rosa mirándola le dice sonriendo — ¡No vengas tarde!.

Al día siguiente...

Lucia y Abril durmieron en la misma habitación, las ojeras caían sobre sus mejillas... ¡Pues!, El extra noche fue ¿Cómo decir?, ¡Fuerte!, ¡Ahhh!.

Amelia amasando, la harina de maíz, le hecho un poquito de azúcar — ¿Haré empanadas? — Se pregunta de pronto oye una voz gruesa que le dice — ¡Amelia! ¿Que vas a hacer? ¡Tengo hambre! Y me tengo que ir, ¡El jefe mío no perdona un atraso! — Exclama Julián sirviéndose un café, se sienta en una silla a esperar, pensando en el trabajo dice en voz baja — ¡El señor Poleo es un hombre complicado!, Ese hombre es codicioso.

—¡Ay! Cariño, ni te preocupes, ¡Mejor tomate tu café tranquilo! — Exclama Amelia, hechando una empanada en el caldero.

Abril ya lista para irse a la universidad, revisaba su morral que todo estuviera bien, mirando por la ventana pensó — ¡Otro día más!, Hoy será mejor. — De pronto Abril miro hacia su habitación con voz alta grito el  nombre de — ¡Luciaaaaa! — a todo pulmón, ella terminando de vestirse le responde — ¡Que!.

— ¡Apúrate! — le responde Abril, sonriendo.

Amelia con un pañito de cocina comienza a aventarlo contra Abril enseguida se formó un relajo de risas, entre ellas, Julián miro el reloj vio que faltaban cuarenta y cinco , del para las siete de la mañana, con voz alta le dice — ¡Alto! ¡Ya!, ¡Abril! Y ¡Lucía! ¡Ya váyase!, ¡Por favor! Se hace tarde ¡Carajo!.

Hora más tardes...

Abril ya en la universidad entraba por la puerta principal, caminando lentamente disfrutaba del paisaje de ver jóvenes corriendo para no llegar tarde, sacando un papelito pensó— ¡El aula es 365!.

En el pasillo habían muchos chicos, esperando por la hora, Abril ya al frente de la puerta toma la Manilla para girarla alguien se colocó detrás de ella diciéndole muy cerca.

— ¡Hola!.

Ella gira su cuerpo mirando a ver quién la saludaba, al frente tenía a Cristhian Poleo, un chico de veintiséis años, muy guapo , con el cabello amarillo como los primeros rayos del sol, delgado por los ejercicios en el gimnasio, tiene una sonrisa muy dulce, pero con una reputación ¡Un poco!, Digamos ¿Controversial?.

¡Si!, ¡Eso!, Abril con una sonrisa nerviosa le responde el saludo, el abriéndole la puerta le dice con voz baja — ¡Pase señorita! — entrando detrás de ella, le asigna un lugar entre los dos puestos de la primera fila.

Minutos más tarde...

Se sienta al lado de ella presentándose, le tómala mano diciéndole

— ¿Cuál es tu nombre princesa?.

Abril avergonzada, se queda en silencio unos segundos giro su cara hacia el otro lado, vuelve a mirar a Cristhian respondiendole —¡Soy Abril!.

—¿Abril? — pregunta Cristhian, ella rectificando le pregunta
— ¿Tu eres  de este grupo?.

El sonriendo le dice — ¡No!, Yo soy del segundo año.

Abril sorprendida le responde — Segundo año, ¡Guao!, ¡Te felicito! — Exclama sacando un cuaderno nuevo.

Cristhian en silencio, se levanta y camina hacia la puerta del aula, se asoma para ver en el pasillo, un chico que estaba en la entraba  a su salón lo llama con la mano diciéndole — Ven ya llegó el profesor.

Cristhian se de vuelve a dónde Abril, le toma la mano y le dice — ¡Ok!, Me tengo que ir ¡Nos vemos luego!.

El se retira del aula , cuando va por la mitad del pasillo se encuentra a Valeria junto a su inseparable amiga Belinda — ¡Hola!, Cristhian.

— ¿A dónde vas?. — pregunto Valeria.

— ¡A clases! — responde Cristhian.

—¿A clases? ¡Ahhh! ¡Por favor! — Exclama Valeria riéndose de el, se queda en el pasillo mirándolo como el se va al aula.

Belinda la empuja la hace devolverse para que ella entre al salón para poder saber que le pasa a Cristhian que entró a clases.

En el vivero Jardín Esperanza Soo Hyun en el mostrador revisaba unas facturas de compras, Luis el nuevo empleado del vivero, parecía aprender a clasificar los tipos de plantas ornamentales, un cliente de edad avanzada entra al local diciendo.

—¡Buenas tardes!.

—¡Buenas tardes! Señor ¿Que desea usted?.


— ¡Hijo!, ¡Hijo! — Exclama el señor admirando, los lindos Rosales Rosados, quitándose los lentes le pregunta a Luis — ¡Joven! ¡¿Cuánto me cuesta estás plantas?! — Exclama el señor señalando las, Luis sonrojado le responde.

— ¡Oiga señor! Yo soy nuevo aquí, no tengo idea ¡Por favor pase!, Allá dentro está el dueño, seguro le responderá sus preguntas.

El señor pensativo le dice — ¡Si! Es buena idea, ¡Gracias!.

Minutos más tarde...


El amablemente  entra lentamente pensó — ¡Es realmente hermoso este lugar! Me trae mucha paz.

Soo Hyun lo observa acercándose le pregunta— ¿Desea algo usted?.

El señor sonriendo le responde — ¡Si!, Eso.

Soo Hyun girando su mirada ve el rosal de diversos colores, sonríe le dice — ¡Cayó usted! En la trampa de la belleza.

El señor le responde — ¡Creo que sí!, Pero quiero por lo menos una diez plantas — pasando su mano por la cabeza pensó — ¡Ahhh! A mi querida esposa le gustaran.

Soo Hyun sonriente llama a Luis con su mano el acercándose le dice — Quiero que le despaches, diez plantas de esas ¡A este señor! — Exclama señalando las rosas, el chico vuelve a tomar en una carrucha, las lleva al auto del señor, mientras el hiendo a la caja a pagar, Soo Hyun le hacía la factura del pago.

Soo Hyun lo mira preguntándole — ¿Cuál es su nombre señor?.

—¡Gonzalo Pinto! — responde entregándole su tarjeta, Soo Hyun hace todo el trámite de transferencia le entrega la tarjeta al señor Pinto, el la toma, la guarda y se retira del vivero.

Soo Hyun pensativo recuerda el apellido Pinto y dice dentro de si — ¡Pinto!, Así era el apellido de mi amigo de la secundaria cuando era pequeño.

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