Implosión

Todos guardamos un trauma muy dentro de nosotros, en lo más profundo de nuestra mente, en lo más recóndito de nuestro subconsciente se esconde un trauma y todos decidimos qué hacer con él y de eso depende quien somos.

Quién decidimos ser depende de explotar y dañar a los demás con nuestro dolor o crear una implosión que permita destruirnos internamente.

Explotar y destruir a los demás siempre será la manera mas fácil de salir del hoyo en que nos escondemos, devaluar a una persona, degradarla al punto de hacerla sentir nada, todos guardamos un monstruo dentro, uno que espera salir y asesinar sin piedad alguna.

Dentro de nuestras mentes hay un asesino serial que marca con letras de sangre lo que tanto deseamos hacer y pocos logran. En nuestro interior hay un ser extraño que durante las noches encuentra una salida y se mete en nuestros sueños, observando desde un rincón, mirando nuestros pasos y cada vez que puede, interrumpe nuestra paz y causa las más vivaces y terribles pesadillas.

Cuantas veces has empuñado un cuchillo y has atravesado con él a la gente que te rodea, cuanto placer existe en verlos morir desangrados, moribundos pidiendo piedad pero solo presionas el puñal y sonríes. Sonrisas tan honestas y miserables como la persona muerta a tus pies.

Muy en tu interior hay una bacteria encerrada bajo llave que carcome tu ser de vez en cuando, la sientes escapar de su prisión en momentos críticos cuando sientes que el mundo te da la espalda.

Come tu humanidad, se prende de ti y succiona tu vida, te deja seco y se instala en tu alma manchando, dañando y dejando todo un desastre a su paso.

En tu interior se resguarda la peor parte de la humanidad, algo que la sociedad intenta almacenar bajo leyes y prejuicios morales, algo que reprimen para lucir como parte de la utopía clasicista que las etnias han formado con el paso de los años, pero todos saben la verdad en su interior.

Todos saben que no somos más que asesinos seriales primitivos y sedientos de sangre, nadie lo quiere aceptar pero todos conocemos la verdad en silencio, sabemos muy bien que un placer morboso se extiende por nuestro sistema nervioso cuando un psicópata desliza una navaja por el cuello de un ser aparentemente inocente, el morbo de sentir un aroma a muerte en el aire e impregnarse en él.

Nadie me conoce, tampoco te conocen a ti, no saben lo que dices de ellos ni lo que planeas hacer, no saben como luces en realidad y mucho menos saben como luzco yo.

No saben que mientras ellos reprimen su asesino interior, yo ya planeo sus muertes, me deleitó en la idea de arrebatar sus almas en una estocada, todo mientras los veo, porque estoy en tu mente, estoy ahí viéndote aparentar que no existo, pero aquí estoy y en poco tiempo te mataré, saldré de ti cuando implotes y yo me encargaré de matarlos a todos.