Día 10: Perfiles (J&J)
Los rayos de luz invadían la habitación volviendo cálida la mañana, no parecía comprender la lógica de ese martes de abril cuando despertó en el baño aún vestido con su ropa formal.
Recuerda haber dejado el buffet de su padre cuando eran alrededor de las cinco de la tarde, desde que despertó un dolor de cabeza lo había agobiado, provocando su irritación. Jake era un joven abogado prodigio buen mozo, orgullo del mejor buffet en toda la ciudad, siempre amable y tan cordial, verlo irritado era un agravio a su imagen, algo que rara vez sucedía, por ello ese lunes decidió irse.
Recuerda que la noche comenzaba a caer, salir del edificio y adentrarse a las calles bañadas de sombras rojizas con matices oscuros, sin embargo, no tiene memorias de él llegando a casa esa precisa noche, ni de otras más de días atrás.
Camina al espejo y se ve, se sorprendió cuando suciedad se extendía por su mejor Armani y su piel tenía rastros, ya secos, de un curioso líquido rojizo. También había manchas en su solapa, era sangre, el pútrido aroma férreo de la sangre y ese gran cuchillo lo delataba...
No era la primera vez que sucedía, esta ya era la tercera en los últimos meses, pero antes de ese día había culpado a sus noches de copas, por ello lo dejó, ahora no se explicaba ver eso en el espejo.
Un hombre oxidado, irreconocible.
Observó alrededor y tras el impacto de despertar en su propio baño con su mejor traje hecho jirones, no notó el bolso en el piso.
Dinero, era dinero. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando corrió hacia su habitación y encendió la televisión. Las noticias matutinas anunciaban el tercer ataque del asesino misterioso denominado <<Harry>>.
Sabía que era él el tipo de las noticias de las siete, el irreconocible tipo con un armani hecho jirones que corría siendo grabado por la cámara del banco. Debía entregarse.
Entonces decidió deshacerse de ese Armani mientras corría por ropa nueva, el bolso y su dignidad rota.
Seria la tercera vez que se lo diría a la policía, pero esta vez tenía pruebas. Pruebas de que por las noches, algunas veces al mes, era Harry el misterioso asesino y ladrón de bancos, no el prestigioso abogado del buffet J&J, no el joven honesto, humilde y justo del que Jake padre se jactaba.
Una maleta con dinero y su palabra tendrían que valer algo. Miró su reloj mientras tomaba otro sorbo de su café diluido en esa sustancia que tanto le costó llegar a crear, esa que le daba jaquecas, vio el dinero de la maleta y arregló su Channel clásico de doble solapa mientras se preparaba, estilo ante todo, empujando la puerta de la estación de policía.
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