Me haces falta ahora
Maratón 1/?
El sonido de zapatillas cómodas de enfermera se deslizan por el suelo, el rechinido de ruedas de camillas se trasladan de un lado a otro y el impacto que tiene la tormenta contra las ventanas de la clínica hace que abra los ojos lentamente. No fue muy buena idea haber usado de lecho el duro asiento de la sala de espera. Miro a mí alrededor y me topo con una frazada rosa chillón envolviendo mi cuerpo. La cartera de cuero de Abril descansa en el asiento de mi lado izquierdo. El abrigo de Fred, el padre de Abril, está colgando de los costados. Estiro los brazos y siento como mi espalda cruje lentamente. Esbozo una triste sonrisa al recordar la razón por la cuál estoy aquí. Reviso la hora en mi celular y son la seis de la mañana. ¿Tanto he dormido?
Al levantarme de la silla, siento los pantalones pegajosos y por el calor que me daba mi chaqueta más la sábana que me abrigaba, hicieron que tenga restos de sudor por mi espalda. Me siento mal, sucia, vulnerable y dolorida. La espalda me duele como si hubiera dormido en un trozo de madera. Voy al baño y me mojo la cara, haciendo que los restos del mal sueño se camuflen un poco. Me aprieto la cola de caballo; no quiero sacarme la coleta. Debo tener el pelo horrible.
Cuando vuelvo a la sala de espera, el silencio es interrumpido por los tacones de Abril resonando por el pasillo, haciendo un nuevo eco. Su sonrisa radiante se encuentra con mis ojos y da un sonoro beso en la mejilla. Saca del bolsillo de su pantalón las llaves de su casa y las deja sobre mi mano.
-Ve a casa. Date un baño de agua caliente, debes tener la espalda echa añicos después de haberte quedado dormida ahí- ahoga una risa. -Por cierto. Michael llamo diez veces a tu celular y yo le devolví el llamado. Está preocupado por ti ahora. Me dijo que lo llamaras mientras puedas.
En estos momentos siento como si mi mandíbula tocara el suelo. Mike, llamando diez veces, a mí. Estaba preocupado por mí. Quería saber de mí. Me muerdo el labio mientras salgo por las puertas de la clínica, pegando mi trasero en el asiento de la moto y conduciendo con cuidado a causa de la abundante neblina que cubre a la ciudad y las calles resbaladizas por la tormenta que está inundando Detroit.
Al llegar me doy una ducha de veinte minutos, sacando las señales de haber dormido asquerosamente horrible, aunque las ojeras y la cara de cansancio no me la quita nadie. Me visto con lo primero que veo en el clóset y me pongo encima un chaleco crema con blanco que me queda algo grande, pero me protegerá de la lluvia por la capucha que tiene; nunca me gustó usar paraguas.
Antes de salir de la casa, me preparo un poco de té con un sándwich de queso derretido. Ahora las tripas ya no me rugen, porque disfrutan del cálido líquido del té y del queso caliente. Cuando estoy apunto de salir de casa, el celular empieza a vibrar en mi bolsillo. Los nervios me consumen y todo lo que acabo de comer empieza a revolverse en mi estómago.
Oh, mierda.
-¿Aló?- digo con la voz más segura y tranquila que puedo fingir. Me muerdo la uña del dedo índice mientras espero que su voz llene mis oídos.
-Valu...- mi nombre enredado en sus labios es la cosa más hermosa que he oído. Puedo sentir su respiración entrecortada contra el parlante del teléfono y sé que está molesto y a la vez muy preocupado. Me frustra conocerlo tanto.
-Michael, hola. Perdón por no contestarte ayer, pero cuando yo te llamé tampoco contestaste- musito temblorosa. Él suspira pesadamente y estoy segura que está frunciendo el entrecejo.
-Estaba ocupado- responde cortante y muy molesto. Su tono de voz es tan frío y sin afecto que es como si me estuvieran enterrando algo en mi pecho. Respiro ahogadamente.
-Bueno, lo siento- titubeo. -Perdón por molestarte. Sí estabas preocupado, bueno, gracias por tu atención. Ahora tengo que irme, adiós Michael.
-Val- mi nombre no se alcanza a escuchar completo porque mi dedo presiona con tanta fuerza el botón rojo, hasta el límite de que el dedo me duela por la fuerza que estoy ejerciendo al pobre botón. Aprieto los dientes y la mandíbula me duele.
De nuevo el teléfono empieza a sonar, cinco, diez veces y yo no contesto. El nombre de Mike se empieza a repetir y llena mi lista de llamadas perdidas. Hasta que se cansa y deja de llamar por unos minutos. Pero, envía un mensaje.
"Lo siento, estaba enojado. Me molestó que hubiéramos quedado mal. Estos dos días que no hemos hablado te he extrañado mucho, créeme. Además, no pude contestarte ayer porque estaba en el velorio de mi tía abuela. Me haces falta ahora. Perdóname por haberte tratado de esa forma. Te quiero."
~*~
Es muy tarde lo sé, acá en Perú son las 12:20, pero quise darles una sorpresita...
Voy a hacerles una maratón de unos pocas capitulos...
Pero OJO... el maratón se va a ir publicando en el transcurso de este día, osea desde la madrugada de hoy hasta la noche de hoy.
Mñn volveré a seguir desconectada de wattpad o por lo menos hasta tener un celular.
Y se van a preguntar como voy a estar publicando capítulos si no tengo celular y el que tengo es una mrd porque solo puede publicar en My Blog (por cierto estoy publicando frases, vayan y denme esa estrellita que tanto me gusta).
La cosa es que le pedí su cel de mi mamá para poder publicar esta maratón y ustedes se preguntaran: ¿por que está burra no hace eso siempre para así no dejarnos si capitulo?
Bueno, es muy simple: a ella no gusta emprestarme su celular pero como hoy es una fecha importante me lo está dejando, además de que si alguien viera mi biblioteca de wattpad se muere al segundo.
Bueno... ya mucho...
Esperen con ansias el siguiente capitulo que lo publicaré en un ratito o en la mañana, (que raro se siente decir eso) osea cuando salga el sol, cuando los gallitos canten, bueno ustedes me entienden.
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