La cita de Michael
Después de harto tiempo de conversa con el director Wright, Michael tuve que ir a sus siguientes clases. La profesora Clarck habló con el director, diciendo todos mis defectos, la poca concentración en sus clases, la falta de respeto y muchísimas cosas malas que yo traté de no escuchar y tomarle poca importancia, pero lo único que consiguió fue bajarme más el autoestima (lo poco que me había subido en estos días). El señor Eright trató de defenderme muchas veces diciendo que por lo menos tenía buenas calificaciones en la materia y que eso ella lo tendría que agradecer, porque no muchos estudiantes tienen buenas notas con ella. La profesora Clarck se quedó muda y salió de la oficina sin antes advertirme que lo que pasó lo registraría en mi hoja de anotaciones. El señor Wright intentó subirme el ánimo con un poco de chocolate caliente y golosinas ácidas, pero no logró mucho. Me dijo que aunque yo no esté de acuerdo, en unos de estos días tendrá que llamar a mi mamá para hablarme de mí y mi mala convivencia con la profesora de álgebra. Me encogí de hombros, le di las gracias por la comida y salí de la oficina del señor Wright con los ojos llorosos.
¿Cuánto habría pasado desde que me echaron de la clase? No sé que hora es. Busco mi celular dentro de la mochila y me dice que son las 13:15 pm. ¿Tanto estuve castigada? Hasta me salté el almuerzo. Pero bueno... no tengo hambre.
Me dirijo hasta el aula veintidós, donde deje todas mis cosas. Cuando llego a ella, está desierta. Voy hacia mi puesto y tomo mi bolso con algunos cuadernos que no me caben en la mlchila y mi abrigo de cuero. Me doy cuenga que hay un libro botado cerca de mi pupitre, lo levanto y busco el nombre del dueño. Es de Michael. Resoplo y salgo del salón en busca del despistado de Mike. En estos momentos debe estar sacando sus libro del casillero, entonces bajo un piso y estoy en lo cierto: está ahí, sacando unos libros de biología, pero no está solo. Está con Stephanie, conversando animadamente y riéndose a ratos. Con algo de timidez me acerco a él, con el libro bajo mi brazo.
-Michael...- mascullo.
Él nl se percaga de mi presencia, está muy ocupado conversando con mi mejor amiga. Suspirl e intento tocarle el hombro para llamar su atención, pero me da vergüenza interrumpirlo. Por lo tanto, dejo el libro dentro de su casillero y me alejo de ahí, yendo hacía la cafetería para contarme algo. Me compro unos de esos caramelos ácidos que me dio el señor Wright, porque eran realmente exquisitos.
Me voy comiendo uno de color anaranjado mientras camino por el vestíbulo. En eso, siento una mano femenina adueñarse de mi hombro, que me voltea hacía ella, haciendo que mi espalda choque con fuerza contra los casilleros, provocándome un dolor agudo en la columna vertebral y en el pecho. Es Abril, la capitana de las porristas.
-Sólo hago esto para informarte que estl todavía no ha acabado. Que ese niño bonito te esté defendiendo a cada minuto no significa que me quedaré de brazos cruzados, ¿ok?- me dice entre dientes. Yo solo asiento con la cabeza, congelada por el miedo. Me sonríe hipócritamente y se da la vuelta para volver con sus amigas. Me sobo la parte baja de la espalda, que me está doliendo terriblemente.
Ignoro el fuerte dolor que siento y salgo del instituto, en camino a la junta. Recibo un mensaje de Louis informándome que será en un pequeño parque que está cerca de mi casa. Me apresuro a tomar ek bus y corro con dificultad por el fuerte pesar que me inunda las vértebras. Camino por la calle paralela a mi condominio y puedo divisar un gran grupo de chicos sentados en el césped. Todos al verme me saludan con la mano y sonrió con tristeza.
-¡Hey! ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tienes esa cara?
Suspiro, y el aire que boto hace que un mechón de mi cabello me pique en el rostro. Lo vuelvo a poner en su lugar y miro fijamente los ojos azules de Louis.
-¿Por qué no estás con Mike? ¿Dónde está?- me dice, con rostro preocupado mientras me soba la espalda.
-Michael no sé donde está, la última vez que lo vi, fue en los casilleros, estaba con mi mejor amiga, no quise molestarlo... y una chica me tiro contra los casillero y me duele aquí- señalo la parte baja de mi espalda, donde Louis coloca su mano y le da pequeños golpecitos.
-¿Te duele mucho?- asiento con la cabeza. Él hace una mueca y me toma de la mano para poder acercarme junto a ellos. Hablamos un poco de lo que nos ha sucedido hoy, les deseamos felicitaciones a dos chicos que han dejado de tomar alcohol y le cantamos feliz cumpleaños a una chica que cumple diecinueve.
Las horas pasan volando y no noto que el cielo ya está completamente cubierto por la noche que nos regala una hermosa luna llena. Algunos chicos ya tienen que irse y mi espalda duele menls gracias a unos masajes que me da Louis. Me quedo sola con Louis conversando sentados en una banca admirando la belleza de la noche.
-Aún me sigue pareciendo raro que Michael no haya venido contigo- me dice. Yo me encojo de hombros, aflijida.
-No me gusta molestar a las personas, Michael estaba ocupado, así que no quise decirle nada. Nunca lo había visto hablando con Stephanie.
En eso, recuerdo mi inquietante pregunta que se me formuló hace algunos días. Así que tomo el valor de preguntárselo a Louis.
-Louis...- él se voltea y me regala una sonrisa. -Tú... me imagino que sabes cuál es el problema de Mike ¿verdad?
Louis asiente con la mirada baja.
-¿No podrías... contarmelo?
Él me mira y se muerde el labio superior, como sí fuera la cosa más terrible del mundo. Se endereza sobre la banca y cruza sus dos manos sobre las rodillas. Empieza a mover la pierna derecha, nervioso.
-A Michael no le gusta hablar de eso, Valentina. Ni siquiera los chicos del grupo saben. Él único que sabe de su problema soy yo, porque me tiene la suficiente confianza- me siento algo ofendida, ¿Michael no tendrá bastante confianza para decírmelo?
-Oh- murmuro.
-No creas que es porque no te lo quiero decir. Pienso que tienes todo el derecho de saber, para poder ayudarlo. Michael te quiere mucho, te admira y eres muy importante para él. Pero... es difícil, y creo que él debería de contártelo en vez de hacerlo yo.
Pasavan los días y Michael no aparecía en el instituto. No sabía lo que estava pasando, no sabía que es lo que estaba pasando, pero raramente el grupo de porristas no me han tocado ni un pelo. Estaba preocupada. Hoy Stephanie llegó atrasada a clases y no vino en dos días, pero me dijo que fue porque tuvo que viajar a Los Ángeles porque su tío había muerto.
Pasaron las horas de matemática, gramática, literatura y química y salimos a almorzar. Stephani me obligó a comerme un sándwich de jamón y queso y a tomarme una bebida frutal. Después de unos minutos me empezó a doler el estómago, Stephanie no creyó que no tenía hambre, pero era totalmente verdad.
Ahora siento que las tripas se me revuelven y tengo que tomarme dos vasos de agua. Stephanie está tecleando en su teléfono muy rápido, suelta algunas risitas y sonríe con la mirada brillante. Frunzo el ceño y me siento a su lado.
-¿Qué pasa, Stephanie?
Ella no despega los ojos de la pantalla y vuelve a reír. Paso mi brazo por sus hombros.
-¿Stephanie? ¿Con quién hablas?
Ella me mira unos segundos y se echa a reír por cinco minutos seguidos sin parar. Es raro, nunca he visto a Stephanie tan feliz. Se acomoda el cabello y abraza sus rodillas.
-Valentina, te juro que me encanta.
-¿Quién?- le pregunto confundida. ¿No qué Stephanie tenía novio? ¿Qué habrá pasada con Sam? Él era el único que me caía bien del grupo de fútbol, era un buen chico. -Stephanie, joder, despierta.
Le doy un pequeño golpe en el hombro y vuelve a estallar en carcajadas. Su risa es contagiosa, entonces me río también olvidándome de mi dolor estómago. Stephanie me sonríe y se muerde el labio inferior con fuerza.
-Valu, mira, no le puedes decir a nadie, ¿va?- yo asiento con la cabeza. -Prométemelo.
Alza su dedo meñique, un signo de promesa. Ruedo los ojos y entrelazo mi dedo con el suyo. Ella me sonríe y suelta una leve risita. Con una mano me dice que me acerque y hago lo que me pide. Acerca sus labios hasta mi oído y susurra:
-Me gusta Michael.
Primero pienso en el Michael del equipo de fútbol, un chico muy lindo de hermosos ojos celestes. Ella nota mi cara de confusión, pone los ojos en blanco y de nuevo se acerca a mi oído.
-Tu amiguito.
Oh. Ese Michael. No sé porque siento que un balde de agua congelada me recorre el cuerpo. Tomo una gran cantidad de aire en los pulmones para contestarle. Sonrió falsamente y le doy unas palmaditas en la espalda.
-Qué bien- le respondo. -¿Estabas hablando con él?
-Sí... no ha venido a clases porque tiene gripe. ¿No te ha dicho?
No, no me ha dicho nada.
-Sí- miento. -Es que mi celular se me perdió y no me he podido comunicar con él, pero... hoy iré a su casa.
-¿En serio?- un brillo intenso pasa por el verdoso iris de los ojos de Stephanie. -¿Podrías decirle que no se olvide de nuestra cita el viernes?
Michael y Stephanie... ¿en una cita? ¿Desde cuándo? ¿Tanto me he perdido? ¡Sólo han pasado tres días!
-Claro- mascullo entre dientes.
Stephanie salta en su lugar y justo tocan el timbre para el retiro de clases. Tomo la mochila y la pongo en mi hombro, saco unos cuantos cuadernos de mi casillero y camino para tomar el bus. Se me hace difícil poder imaginar a mi mejor amigo y a mi mejor amiga juntos... ¿pero cómo a Stephanie le puede gustar tan rápido una persona? ¡Sólo se conocen hace menos de una semana! Es imposible. Estoy tan sumergida en mis pensamientos que no me doy cuenta que ya estoy al frente de mi condominio. Me bajo del bus, no sin antes despedirme del conductor. Corro con todas mis fuerzas hacía la casa de Michael, pasando por los dos condominios y por el parque. Saludo rápidamente al guardia (una costumbre que se me ha pegado, de Michael) y sigo corriendo hasta el pasaje número tres. Veo a Alessandra en los juegos y le digo sí quiere acompañarme hasta su casa. Ella asiente feliz y me dice que me ha extrañado mucho, al igual que Kev. Eso me hace sonreír. La Después de harto tiempo de conversa con el director Wright, Michael tuve que ir a sus siguientes clases. La profesora Clarck habló con el director, diciendo todos mis defectos, la poca concentración en sus clases, la falta de respeto y muchísimas cosas malas que yo traté de no escuchar y tomarle poca importancia, pero lo único que consiguió fue bajarme más el autoestima (lo poco que me había subido en estos días). El señor Eright trató de defenderme muchas veces diciendo que por lo menos tenía buenas calificaciones en la materia y que eso ella lo tendría que agradecer, porque no muchos estudiantes tienen buenas notas con ella. La profesora Clarck se quedó muda y salió de la oficina sin antes advertirme que lo que pasó lo registraría en mi hoja de anotaciones. El señor Wright intentó subirme el ánimo con un poco de chocolate caliente y golosinas ácidas, pero no logró mucho. Me dijo que aunque yo no esté de acuerdo, en unos de estos días tendrá que llamar a mi mamá para hablarme de mí y mi mala convivencia coñ la profesora de álgebra. Me encogí de hombros, le di las gracias por la comida y salí de la oficina del señor Wright con los ojos llorosos.
¿Cuánto habría pasado desde que me echaron de la clase? No sé que hora es. Busco mi celular dentro de la mochila y me dice que son las 13:15 pm. ¿Tanto estuve castigada? Hasta me salté el almuerzo. Pero bueno... no tengo hambre.
Me dirijo hasta el aula veintidós, donde deje todas mis cosas. Cuando llego a ella, está desierta. Voy hacia mi puesto y tomo mi bolso con algunos cuadernos que no me caben en la mlchila y mi abrigo de cuero. Me doy cuenga que hay un libro botado cerca de mi pupitre, lo levanto y busco el nombre del dueño. Es de Michael. Resoplo y salgo del salón en busca del despistado de Mike. En estos momentos debe estar sacando sus libro del casillero, entonces bajo un piso y estoy en lo cierto: está ahí, sacando unos libros de biología, pero no está solo. Está con Stephanie, conversando animadamente y riéndose a ratos. Con algo de timidez me acerco a él, con el libro bajo mi brazo.
-Michael...- mascullo.
Él nl se percaga de mi presencia, está muy ocupado conversando con mi mejor amiga. Suspirl e intento tocarle el hombro para llamar su atención, pero me da vergüenza interrumpirlo. Por lo tanto, dejo el libro dentro de su casillero y me alejo de ahí, yendo hacía la cafetería para contarme algo. Me compro unos de esos caramelos ácidos que me dio el señor Wright, porque eran realmente exquisitos.
Me voy comiendo uno de color anaranjado mientras camino por el vestíbulo. En eso, siento una mano femenina adueñarse de mi hombro, que me voltea hacía ella, haciendo que mi espalda choque con fuerza contra los casilleros, provocándome un dolor agudo en la columna vertebral y en el pecho. Es Abril, la capitana de las porristas.
-Sólo hago esto para informarte que estl todavía no ha acabado. Que ese niño bonito te esté defendiendo a cada minuto no significa que me quedaré de brazos cruzados, ¿ok?- me dice entre dientes. Yo solo asiento con la cabeza, congelada por el miedo. Me sonríe hipócritamente y se da la vuelta para volver con sus amigas. Me sobo la parte baja de la espalda, que me está doliendo terriblemente.
Ignoro el fuerte dolor que siento y salgo del instituto, en camino a la junta. Recibo un mensaje de Louis informándome que será en un pequeño parque que está cerca de mi casa. Me apresuro a tomar ek bus y corro con dificultad por el fuerte pesar que me inunda las vértebras. Camino por la calle paralela a mi condominio y puedo divisar un gran grupo de chicos sentados en el césped. Todos al verme me saludan con la mano y sonrió con tristeza.
-¡Hey! ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tienes esa cara?
Suspiro, y el aire que boto hace que un mechón de mi cabello me pique en el rostro. Lo vuelvo a poner en su lugar y miro fijamente los ojos azules de Louis.
-¿Por qué no estás con Mike? ¿Dónde está?- me dice, con rostro preocupado mientras me soba la espalda.
-Michael no sé donde está, la última vez que lo vi, fue en los casilleros, estaba con mi mejor amiga, no quise molestarlo... y una chica me tiro contra los casillero y me duele aquí- señalo la parte baja de mi espalda, donde Louis coloca su mano y le da pequeños golpecitos.
-¿Te duele mucho?- asiento con la cabeza. Él hace una mueca y me toma de la mano para poder acercarme junto a ellos. Hablamos un poco de lo que nos ha sucedido hoy, les deseamos felicitaciones a dos chicos que han dejado de tomar alcohol y le cantamos feliz cumpleaños a una chica que cumple diecinueve.
Las horas pasan volando y no noto que el cielo ya está completamente cubierto por la noche que nos regala una hermosa luna llena. Algunos chicos ya tienen que irse y mi espalda duele menls gracias a unos masajes que me da Louis. Me quedo sola con Louis conversando sentados en una banca admirando la belleza de la noche.
-Aún me sigue pareciendo raro que Michael no haya venido contigo- me dice. Yo me encojo de hombros, aflijida.
-No me gusta molestar a las personas, Michael estaba ocupado, así que no quise decirle nada. Nunca lo había visto hablando con Stephanie.
En eso, recuerdo mi inquietante pregunta que se me formuló hace algunos días. Así que tomo el valor de preguntárselo a Louis.
-Louis...- él se voltea y me regala una sonrisa. -Tú... me imagino que sabes cuál es el problema de Mike ¿verdad?
Louis asiente con la mirada baja.
-¿No podrías... contarmelo?
Él me mira y se muerde el labio superior, como sí fuera la cosa más terrible del mundo. Se endereza sobre la banca y cruza sus dos manos sobre las rodillas. Empieza a mover la pierna derecha, nervioso.
-A Michael no le gusta hablar de eso, Valentina. Ni siquiera los chicos del grupo saben. Él único que sabe de su problema soy yo, porque me tiene la suficiente confianza- me siento algo ofendida, ¿Michael no tendrá bastante confianza para decírmelo?
-Oh- murmuro.
-No creas que es porque no te lo quiero decir. Pienso que tienes todo el derecho de saber, para poder ayudarlo. Michael te quiere mucho, te admira y eres muy importante para él. Pero... es difícil, y creo que él debería de contártelo en vez de hacerlo yo.
Pasavan los días y Michael no aparecía en el instituto. No sabía lo que estava pasando, no sabía que es lo que estaba pasando, pero raramente el grupo de porristas no me han tocado ni un pelo. Estaba preocupada. Hoy Stephanie llegó atrasada a clases y no vino en dos días, pero me dijo que fue porque tuvo que viajar a Los Ángeles porque su tío había muerto.
Pasaron las horas de matemática, gramática, literatura y química y salimos a almorzar. Stephani me obligó a comerme un sándwich de jamón y queso y a tomarme una bebida frutal. Después de unos minutos me empezó a doler el estómago, Stephanie no creyó que no tenía hambre, pero era totalmente verdad.
Ahora siento que las tripas se me revuelven y tengo que tomarme dos vasos de agua. Stephanie está tecleando en su teléfono muy rápido, suelta algunas risitas y sonríe con la mirada brillante. Frunzo el ceño y me siento a su lado.
-¿Qué pasa, Stephanie?
Ella no despega los ojos de la pantalla y vuelve a reír. Paso mi brazo por sus hombros.
-¿Stephanie? ¿Con quién hablas?
Ella me mira unos segundos y se echa a reír por cinco minutos seguidos sin parar. Es raro, nunca he visto a Stephanie tan feliz. Se acomoda el cabello y abraza sus rodillas.
-Valentina, te juro que me encanta.
-¿Quién?- le pregunto confundida. ¿No qué Stephanie tenía novio? ¿Qué habrá pasada con Sam? Él era el único que me caía bien del grupo de fútbol, era un buen chico. -Stephanie, joder, despierta.
Le doy un pequeño golpe en el hombro y vuelve a estallar en carcajadas. Su risa es contagiosa, entonces me río también olvidándome de mi dolor estómago. Stephanie me sonríe y se muerde el labio inferior con fuerza.
-Valu, mira, no le puedes decir a nadie, ¿va?- yo asiento con la cabeza. -Prométemelo.
Alza su dedo meñique, un signo de promesa. Ruedo los ojos y entrelazo mi dedo con el suyo. Ella me sonríe y suelta una leve risita. Con una mano me dice que me acerque y hago lo que me pide. Acerca sus labios hasta mi oído y susurra:
-Me gusta Michael.
Primero pienso en el Michael del equipo de fútbol, un chico muy lindo de hermosos ojos celestes. Ella nota mi cara de confusión, pone los ojos en blanco y de nuevo se acerca a mi oído.
-Tu amiguito.
Oh. Ese Michael. No sé porque siento que un balde de agua congelada me recorre el cuerpo. Tomo una gran cantidad de aire en los pulmones para contestarle. Sonrió falsamente y le doy unas palmaditas en la espalda.
-Qué bien- le respondo. -¿Estabas hablando con él?
-Sí... no ha venido a clases con ella hasta su casa. Toca la puerta y me abre Vicky.
-Valu, querida- me da un beso en la mejilla y me deja pasar. -¿Vienes a ver a Michael?
-Sí, también quería saludar a Kev.
El pequeño morocho entra por la puerta de ls cocina y empieza a reír. Sonrió y lo abrazo con fuerza. Me susurra algo que no logro entender mucho y sólo le contesto con una sonrisa y un beso en la mejilla.
-Michael está en su habitación, está en cama. Lo más probable es que esté durmiendo, despiértalo si quieres- me dice guiñando un ojo. Suelto una carcajada y subo las escalera hasta la habitación de Michael.
Cuando estoy enfrente de la puerta de su habitación, el nerviosismo se apodera de mí. Las manos me comienzan a sudar y me tiemblan las piernas. Cierro los ojos y respiro lentamente tratando de calmarme. Coloco mi mano derecha en la manilla y le doy vuelta tratando de no hacer ruido. Asomo la cabeza y observo a Michael dormiendo. Está con la cabeza hacía la pared, con las sábanas hasta el cuello. Entro en la habitación y camino jasta sentarme al lado de él. Se mueve un poco y me asusto, pero para mi suerte no logra despertar. Acerco mi mano hasta su cabello que está algo húmedo, tal vez recién haya tomado una ducha porque hay ropa esparcida en el suelo de la habitación. Nunca me había dado cuenta de lo atractivo que es Michael... tiene unas facciones finas y marcadas. Cuando paso mi dedo por su frente, arruga la nariz y se mueve muy bruscamente lo que provoca que caiga encima de él. Con toda la sangre acumulada en mis mejillas, me enderezo y me vuelvo a sentar en la cama, pero con un Michael con los ojos abiertos de par en par.
-¿Valentina? ¿Qué haces aquí?
Hago una mueca y suspiro un poco más calmada.
-Creo que para lo más importante que vine a hacer aquí, es para recordarte que tienes una cita con Stephanie el viernes. Gracias por contarme que estabas enfermo, ¿eh?
Le dedico una sonrisa irónica y me dispongo a salir de ahí, pero la mano de Michael me aprieta el brazo y me impide salir moverme. Trato de zafarme del agarre, pero lo único que logro es volver a caer encima de él.
~*~
Que hayan tenido una feliz navidad y tengan un prospero año nuevo. Espero que todos sus sueños se cumplen, nunca se rindan y nunca dejen de ser como son.
¡¡Semana de Abrazos Gratis!!
Comenzamos hoy lunes y terminamos el domingo.
Esperen sus capítulos toda esta semana a las 6:00 pm (horario de Perú).
.
Les recomiendo el libro de sollima_v se llama Fix you, déjenme decirles que la leí hasta su última actualización y me ENCANTO, está súper buena, me encanta que tengan cosas que pasan en la vida real, porque a veces en los libros solo se muestran las cosas que a los lectores le gustan, y no se muestran las cosas que realmente pasan.
sollima_v tu libro hasta ahora me encanta. Sé que tienes un grandioso futuro, tienes ese enganche que me gusta. Sigue así, llegarás muy lejos.
Ahh...
Actualiza plox, que sigo con la intriga de que le pasa a Carolina.
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