Argentina

Espero te guste, lo hice con mucho esfuerzo     .//u//.
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- Mex ¿Todo listo? -

El bicolor de escudo de sol cerraba su maleta.

- Todo listo Argi -

El tricolor de escudo de águila llegaba a la habitación en donde estaba el primero, arrastrando una maleta de ruedas.

- Entonces andando - 

Tomando con suavidad la mano del más bajo y se encaminó a la salida de aquella casa en territorio del más alto para salir al aeropuerto con destino a Chile.

Si algo podían podían observar todos los que veían al par de países, era la forma tan tierna en que se trataban pero a la vez tan divertida, entre bromas, besos en la mejilla y besos en la mano.

- Señor Argentina, el vuelo está listo -

Una de las asistentes en el aeropuerto se dirigió al más alto con una sonrisa.

- Muchas gracias Elena -

Cargando la maleta de su pareja y la suya en uno de sus brazos, el argentino con una sonrisa radiante, agarró la mano de su pareja y caminaba directo a abordar el avión.

Cualquiera que lo viera, no reconocería jamás al Argentina de hace un año. Aquel Argentina que no le preocupaba su vida o lo que pasara a su alrededor ... pero ahora a cambiado. Ahora sonríe incesantemente día y noche, cuida su alimentación y cuida de no alterarse de lo que sucede a su alrededor. Y la razón de todo esto, es el mexicano que tanto ama.

- Estoy emocionado de ver a Chile tras tanto tiempo -

El argentino miraba directamente a los ojos del tricolor.

- Lo se. Ya ya pasado un mes desde la última vez que lo vimos -

El tricolor sonreía apaciblemente. Pero algo recordó y abrió los ojos.

- ¡Y por ningún motivo se te ocurra hacer cualquier tontería! -

Amenazaba con su dedo índice.

- No si no estoy yo -

- Hahaha ¿Como puede ser tan adorable mi novio? -

Abrazó al latinoamericano más bajo con un brazo en el hombro y el otro en su cadera para poder acercarlo a si.

Amaba sentir su aroma cerca, lo calmaba hasta en las más difíciles situaciones. Sintió unos brazos rodear sus costillas y llegar hasta su espalda.

- Yo también te amo Argentina -

Recargando su frente en el pecho de su amado y acurrucándose en el.

El argentino movió sus manos y las llevó a la espalda del de escudo de águila y lo acomodó mejor en su asiento, donde su cabeza estuviera recostada en sus piernas para poder dormir con más comodidad. Acariciaba su cabeza delicadamente.

~ Por favor ... Nunca me dejes ~

Arrojó un beso sobre la mejilla del tricolor y sonrió sonrojado.

Seria un viaje largo, pero si podía ver el rostro del ser que más amaba, desearía que el viaje durara más.

- WEONES -

- BOLUDO -

- WEY -

Los tres países se encontraron momentos después de llegar al aeropuerto y gritaron con los brazos abiertos para dar un abrazo entre los tres.

- No sabía que llegarían tan temprano -

El chileno hablaba.

- Quisimos llegar lo antes posible. Sabes que nunca nos perderíamos una salida con amigos -

El mexicano tenía su mano en la cadera.

- Aunque espero que no se sobrepasen cuando estén solos -

Guiñaba el otro tricolor.

- ¡Chile! -

Un sonrojado mexicano cubrió su cara para ocultar el rojo de su rostro. El bicolor abrazaba por el hombro a su pareja mientras el tricolor de estrella reía.

- Si quieren pueden adelantarse a mi casa. Ahí ya está Brasil y Perú, yo tengo que esperar a Bolivia -

Un suspiro cansado salió de sus labios.

- Hahaha No tanta emoción che -

Reía el de escudo de sol.

- Recen para que no me mate -

- Lo haremos -

Con la mano, se despedían los tres, donde la pareja se separó para ir a la sección de taxis y el otro se quedaba sentado en una delas bancas, esperando el avión en donde llegaría su amigo.

Ya estando en el taxi, ambos países se subieron en la parte trasera.

- ¿De nuevo se volvió a burlar de Bolivia por mar? -

El tricolor un poco menos sonrojado.

- Hahaha Eso parece -

Terminaba de colocarse el cinturón de seguridad. Y el vehículo se pudo en marcha hacia la casa del chileno.

-Que bom que eles chegaram!   (¡Que bueno que llegaron!) -

Un Brasil emocionado abrazaba al tricolor de escudo de águila que estaba parado en la puerta principal.

- ¡Hey! El es mío -

El argentino terminó de pagar al taxista, llegó atrás del tricolor y lo jaló hacia el desde la cintura.

- Hahaha eu sei amigo. (Hahaha Lo se amigo) -

El brasileño lo soltó instantáneamente.

- Mas estou animado para esta viagem (Pero estoy emocionado por este viaje) -

Y en un momento abrazó a ambos países elevándolos un poco del suelo para después bajarlos.

- Pero hay que esperar a los demás que vendrán con nosotros-

El argentino tomaba aire, tras el gran abrazo del más alto.

- Aun falta Bolivia, Paraguay y Costa Rica -

El mexicano completó la frase.

- Pues a esperarlos -

Un peruano salía a la entrada de la casa donde sus demás amigos estaban con una sonrisa.

- Perucito -

El mexicano corrió hasta su amigo y lo abrazó, este devolvió el abrazo.

El argentino nada más suspiraba con ciertos celos por el peruano, que recibía la atención de su tricolor. Pero lo calmo, las risas que este emitía.

~ Nadie puede hacerme más feliz que tu ~

Tomando las maletas con ayuda del de habla portuguesa, entraron los cuatro a la casa del chileno entre pláticas.

- ¿Y qué tal están ustedes? ¿Ya cuanto tiempo llevan saliendo? -

Un peruano curioso preguntó tomando un sorbo de su jugo de manzana en caja.

- Estamos muy bien ambos. Ya tenemos un año y medio como pareja -

El tricolor sonreía nerviosamente mientras un sonrojo invadía su rostro.

- Ha sido el mejor año y medio de mi vida -

El argentino besó la mejilla del tricolor, probando una ligera risa de este.

- Estou muito feliz por ti. Eles realmente parecem felizes (Me alegro mucho por ustedes. Realmente se ven felices) -

El brasileño de brazos cruzados y recostado sobre el sillón miraba a la pareja junta con una sonrisa amigable.

- Y lo soy ... siento que ... de no ser por Argentina, no habría salido de muchas situaciones adelante -

Comentaba el tricolor mirando hacia abajo.

- Él me apoyó aun cuando yo veía todas las posibilidades perdidas. Le debo mucho a él -

Colocó su mano roja sobre la celeste de su pareja y lo vio a los ojos.

- No México -

Entrelazó sus manos unidas.

- Yo soy el que pide de ti. Tu me regalaste de las más hermosas sonrisas y me diste los mejores recuerdos ... yo soy quien debería agradecerte por todo -

Llevó sus dos manos a las mejillas del tricolor y plantó un beso en la frente.

- Aww ... ¡Que vivan los novios! -

Gritó Perú desde su asiento siendo seguido de los aplausos de Brasil.

- ¿Que celebramos? ¿Ya llegó la boda? -

Un boliviano cargando una mochila en la espalda apareció en la sala.

- Aun un falta para eso che -

Argentina que aún sostenía la mano de su pareja, tomó la de la mano izquierda y la alzó hacia su rostro.

- Pero ten por seguro que va a pasar -

Y beso su dedo anular.

- Pido ser el padrino -

El costarricense habló detrás del sillón en donde se hallaba la pareja.

- Yo seré el padrino del guagua -

Chile gritó desde la cocina donde servía agua para sus invitados.

- Pero ... nosotros aún no ... -

El mexicano creía que sus amigos de adelantaban a los planes.

- ¿Tu no quieres un hijo conmigo? -

El argentino tomó las manos de su pareja y las puso en su pecho haciendo la cara más tierna que pudo ladeando su cabeza ligeramente.

El corazón del tricolor de escudo de águila latía con fuerza y por supuesto que no evitó tener un sonrojo en todo su rostro de tres colores.

- Yo ... Yo ... Por supuesto que quiero ... -

Bajo su cabeza. Jamás pensó que decirlo le causaría tanta vergüenza.

- Te amo mi México -

Abrazó al menor rodeando su cabeza con sus brazos.

- Dejando de lado la preparación de la boda de la pareja ... -

El de estrella se acercaba con una charola hacia donde sus amigos estaban.

- ¿Alguien quiere Piscola? -

En coro todos respondieron "Yo".

Y entre todos disfrutaban de una buena tarde, para descansar en la noche y estar listos a la mañana siguiente. El viaje sería largo para llegar a Valparaíso.

La mañana llegó sin imprevistos, todos despertaron con la alegría de viajar junto a sus amigos. Desayunaron, se ducharon y se pusieron en marcha.

- Si tu eres latino ... -

Cantaba el mexicano desde atrás con el brasileño en la parte delantera del carro a todo pulmón.

- ¡SACA TU BANDERA! -

Siguieron en coro todos los demás alzando los brazos.

- Es mi favorita -

El paraguayo bailaba sentado al ritmo de la canción.

- Es bastante buena ¿cierto? -

El de escudo de Sol en el centro habló mirando a su pareja.

- Por supuesto que si -

Afirmó el norteamericano.

- Agora vamos tocar a próxima música (Ahora pongamos la siguiente canción) -

El de habla portuguesa tocó la radio por donde se reproducían las canciones, comenzó a sonar la siguiente canción. Todos la reconocieron al instante.

- Si el ritmo te lleva a mover la cabeza ya empezamos como es -

Comenzaba el tricolor de escudo de águila.

- Mi música no discrimina a nadie así que vamos a romper -

El brasileño comenzó a bailar con las manos.

- Toda mi gente ... se mueve -

El boliviano volteó a ver a sus amigos mientras el se movía en pequeños movimientos.

- Mira el ritmo como los tiene -

Costa Rica siguió los movimientos cerrando sus ojos.

- Hago música que entretiene -

Paraguay hizo mímica llevando sus manos hacia sus oídos simulando que tenía auriculares.

- El mundo nos quiere, nos quiere, y me quiere a mí -

Perú alzaba los brazos emocionado.

- Toda mi gente ... se mueve -

El chileno al volante sonreía cantando.

- Mira el ritmo como los tiene -

El Argentino bailaba al ritmo.

- Hago música que entretiene -

Paraguay, Brasil, Peru y Chile cantaron en coro y casi perfectos a la letra.

- La música los tiene fuerte bailando y se baila así -

Bolivia, Costa Rica, Argentina y México continuaron la letra.

Y así dio inicio al baile un poco extraño de parte de los latinos, donde movían tronco, manos, piernas y brazos, pero no se paraban de su lugar.

Y por supuesto, que el argentino no paraba de ver los movimientos mexicano, desde el mover de sus piernas descubiertas por usar short, hasta sus caderas que se movían alegres al compás de la canción y que de vez en cuando chocaban contra él al estar al lado del tricolor. Pero esto no le importaba en absoluto, hasta que comenzó a sentir un cosquilleo en su parte baja.

~ No ahora ~

Es lo único que pensó para solo cerrar los ojos y pensar en otra cosa, pero las imágenes del tricolor venían a su mente. Sí, sería un viaje largo.

Llegaron al hotel en donde se hospedarían y por supuesto tenían que quedarse en parejas. El brasileño con el boliviano, pues de esta manera no mataría a Chile, el peruano con el chileno, todos pedían que se durmieran temprano y no vieran películas tan tarde, el costarricense con el paraguayo, una combinación bastante simple, estarían bien, y finalmente la pareja entre todos los demás, el argentino y el mexicano.

El tricolor entró primero a la habitación para acomodar las maletas y revisar la habitación, era amplia y tenía un balcón donde lograba ver el mar y las olas bailar en el atardecer. Pero no escuchó la puerta que se cerraba detrás de él.

- ¿Acaso no es bonito? -

El mexicano se pegó a la barandilla del balcón.

- Yo estoy viendo algo incluso algo más hermoso que eso -

El bicolor rodeó con sus brazos al más bajo, impidiéndole mover sus brazos.

- ¿Ar .. Argentina? -

El menor se retorcía en sus brazos. Pero se detuvo al sentir algo húmedo sobre su cuello.

- ¡¿Mmm?! -

Volteando ligeramente la cabeza, pudo observar a su pareja lamer entre pocos su cuello.

- Ahg ... Ah -

Argentina sonrió al escuchar los ligeros gemidos de su pareja. Sabía que ahí era uno de sus puntos sensibles.

- Ar ... Ah ... Argentina -

El tricolor llamaba por su nombre. Volteó su mirada al menor

- Lo siento ... -

Se escuchó el sonido de un cierre.

- Pero mira como estoy -

Tomó una de las manos del tricolor, la llevó a su espalda y pudo sentir un bulto bastante duro sobre la tela del boxer.

- ¡¿Y es mi culpa?! -

Un poco molesto alzo la voz.

- Prácticamente si. Te movías bastante bien con la canción -

Sintió como le pegaba más su miembro a su trasero.

- De ... De acuerdo. Te voy a ayudar -

Con un sonrojo hablaba el norteamericano.

- ¡Pe ... Pero solo lo vas a frotar! -

Habló hacia el bicolor que sonreía victorioso y jalaba a su pareja dentro de la habitación.

Se bajó el boxer que llevaba el bicolor y colocó su miembro entre las piernas de color verde y rojo de su pareja, razonado poco a poco la entrepierna sobre el short que llevaba el tricolor.

- Mmmh ... -

El tricolor apretaba sus labios para evitar soltar gemidos, pero poco a poco su miembro también despertaba.

- ¿Que pasa cariño? ¿Por que no gimes para mi? -

Llevó una de su manos hacia delante del tricolor para desabrochar su short, bajarlo hasta sus pies y seguir con los bóxers.

- ¡A ... Ah! -

Tomó entre sus manos el falo del menor y comenzó a masturbarlo. Lentamente, con sus dedos masajeaba la punta y la otra mano se iba hasta la base subiendo y bajando. El líquido preseminal corría por sus dedos celestes hasta llegar a su miembro.

Aún embistiendo su miembro entre las piernas del tricolor con el tintinear del collar que llevaba puesto, podía sentir el cuerpo del tricolor caliente por sus acciones, lamía su espalda dejando marcas en el camino. A su punto de vista, el menor se veía tierno, tratando de no ser ruidoso, pero hasta el tenía un límite de cuanto aguantar.

Tomo los dos miembros y los comenzó a frotar uno contra otro, la excitación aumentó en el norteamericano, quien encorvó su espalda y dio un gemido más alto, siendo callado por un beso profundo de su pareja detrás de él.

- ¡Mmmm! -

Fue un gemido ahogado entre ambos labios. Se separaron unos segundos viendo sus rostros y escuchando sus respiraciones exaltadas.

- Pero aún no terminamos ¿verdad? -

- Ah ... ¿Eh? ... ¡AH! -

En un movimiento repentino el tricolor sintió presión y un ligero dolor en su entrepierna, pero más debajo de su miembro, por supuesto que supo que el de tez celeste le había insertado dos de sus dedos.

- ¡AH ... Pa ... AH ... ra! -

Comenzó a moverlos, arriba y abajo, arriba y abajo. Aumentaba la velocidad sacando más gemidos del menor quien comenzó a sentir cosquillas en su miembro que subían de intensidad para al final expulsar su líquido seminal y dejarlo chorrear por su miembro. Sus piernas no aguantaron más y se desplomó aún con el líquido blanco sobre él.

El argentino se vino después de ver la cara del tricolor al llega al clímax, también manchando el suelo.

Los dos respiraban entrecortado, pero se hallaban satisfechos.

Cargando a su pareja hasta al baño, el bicolor preparó una tina con agua caliente donde él y su pareja tomarían una ducha para quitarse toda evidencia de la pequeña travesura.

- Te dije que sola la frotaras -

El cuerpo del mexicano recaía lentamente entrando en la bañeras para recargarse sobre la pared sentado.

- Lo siento jeje -

El más alto le besó su frente para después entrar el en la tina.

- Con los sonidos que emitías era imposible resistirme -

El mexicano se sonrojó con solo pensar en aquel momento de éxtasis. Su pareja lo tomó de las mejillas y le sonrío mientras lo recargaba en su pecho y lo dejaba descansar en esa posición. Tenían suerte de que sus amigos optaran por salir en la noche. Más tiempo para ellos a solas.

x En la noche x

Un grupo de latinos salía del hotel para dirigirse directa a un restaurante que según el de estrella era bastante bueno para cenar.

- ¿Así que estas son las Humitas? -

Levantaba su tenedor el argentino hasta sus ojos para observar el platillo nuevo que su paladar probaría.

- Cómelo weon. Es una delicia -

El chileno picaba del plato del bicolor de sol y mostraba una sonrisa satisfactoria.

Acercó el bocado a su boca, comenzó a masticarlo y saborearlo para finalmente tragarlo.

- Es bueno, bastante. Supongo qué pasa la prueba -

El argentino comenzó a reír tras ver a su amigo feliz.

- Pero aún faltan muchas cosas para probar. Así que prepárense po weones -

En suma felicidad y alzando los brazos, el chileno pedía más comida a la mesera que trajeran a su mesa. Los demás solo reían de ver al chileno feliz. Definitivamente no los dejaría escapar de su comida.

Saliendo del restaurante, todos se sentían llenos que creían explotarían.

- ¿Cuál es el siguiente lugar? Solo espero que no haya más comida -

El costarricense habló, pero todos sentían lo mismo; no podían comer más. Chile les hizo probar casi toda la comida del menú, hubo platillos buenos pero hubo otros no tan buenos, pues no estaban acostumbrados a ese tipo de sazón extraño para ellos. Sus lenguas podían percibir entre uno y tres platillos.

- Pff Hahaha. Vamos a un lugar más tranquilo -

El chileno comenzó a caminar por una de las calles mientras realizaba señas de que lo siguieran.

Caminaban con total duda de hacia donde los guiaba su amigo tricolor. Comenzaron por calles planas, pero poco a poco sentían que se elevaban por el terreno que ascendía. Algunos estaban ya cansados por todo lo que habían comido minutos antes y las rodillas les fallaban por las escaleras que comenzaban a subir.

- Chile ... -

Tomó aire el boliviano.

- ¿A dónde ... nos ... llevas? -

Llenaba sus pulmones con mucho aire entre cada palabra.

- ¿No me digas que se cansaron? -

El chileno a la cabeza de la fila de países miró hacia abajo con una sonrisa.

- ¿De quién crees que es la culpa? -

El paraguayo se quejaba en la misma situación que el anterior, con sus manos sostenidos por sus rodillas. Los mismo le pasaba al peruano y mexicano.

- Deixa eu te ajudar (Déjenme ayudarles) -

El de tez verde bajó unos escalones en donde estaba para cargar al boliviano y paraguayo, cada uno en un brazo diferente siendo recargados en su hombro.

- ¿Por que tienes que ser tan alto? -

Preguntaba el boliviano sonrojado por la vergüenza.

- hahaha eu não sei (Hahaha No lo sé) -

Y así comenzó a avanzar por aquellos escalones por subía anteriormente.

- ¿En problemas mi México? -

El argentino volvió al lugar en donde su pareja se hallaba y lo miraba desde arriba con una sonrisa. El mexicano lo miraba aún con sus manos sobre las rodillas.

- Para nada. Aún puedo caminar -

Soltó orgullosamente con su mano en su pecho. El de escudo de Sol lo vio con ternura ladeando su cabeza.

- No tienes que contenerte conmigo querido -

Tomó al mexicano desde sus piernas y sus brazos para cargarlo en los suyos pegando su pequeño cuerpo al suyo de forma que parecía una escena matrimonial. El tricolor se sonrojaba.

- Vamos -

Subía por las escaleras donde aún se hallaban menos de la la mitad de ellas.

- Vamos Perucito. No nos quedemos atrás -

El tricolor de azul, blanco y rojo con escudo ofreció su ayuda al bicolor.

El peruano asintió sin dejar de mirar al suelo.

El más alto se colocó de espaldas y Perú supo que hacer. Rodeó su cuello con sus brazos y el contrario tomó sus piernas para pararse y así cargarlo desde su espalda, siendo los últimos en partir de las escaleras más abajo.

Y así subieron todos, de una forma u otra las escaleras que llevaban  a un lugar alto, pero en el camino, todos podían observar las coloridas paredes de las casas pintadas como murales.

- ¡Y llegamos! -

El chileno gritó una vez dejó de caminar y se acercó a una cerca de madera estirando los brazos. Los más altos terminaban llegar al lugar y bajar a los que cargaban en sus brazos.

Todos se asomaban por la cerca de madera en donde se asomaba su amigo, sentían su corazón salir de su pecho. La vista era hermosa, al ver al más allá, te encontrabas con una vista a la ciudad casi entera y más al fondo se hallaba el mar y las olas que bailaban con la luz de la noche, un espectáculo realmente bello.

- Cuando estuve en mis peores momentos, mi hijo Valparaíso me trajo a este lugar -

Hablaba el chileno con la mirada perdida en el mar lejano y sentía la brisa chocar contra su rostro.

- Me enseñó este lugar y se siente igual que en ese entonces, se siente bien y libre de cualquier peso -

Estiró sus brazos y cerró sus ojos, pudiendo oír el viento chocar con los árboles, sacudiendo las hojas y haciéndolas caer. Peor de repente escuchó otro sonido pero no era el del viento, sino más bien como el de un aletear. Al abrir los ojos y voltear en dirección del sonido, se encontró con su amigo México en la misma posición que él, con los brazos abiertos, su agitándose por el viento y sus alas extendidas hacia lo ancho, que pareciera que lo arroparan.

- Tienes razón. Se siente bien -

Miró a su amigo con una sonrisa.

- ¡Yo también! -

- ¡Y yo! -

El Peruano y Boliviano imitaron las acciones, colocando sus brazos a lo largo y cerrando sus ojos a la derecha del tricolor sin llegar a tocar sus alas.

- ¿Hay espacio para mi ?

El argentino se hizo paso a través de las alas de su pareja, alzándolas para poder pararse a su lado.

- Eu quero me juntar (Yo me quiero unir) -

El brasileño se paró al lado del tricolor de estrella. Y al lado de él, se posicionó el costarricense y el paraguayo.

El chileno sonrió y comenzó a reír mientras su cola de tez rojo salió sin ser vista moviéndose de un lado a otro con alegría.

~ Creo que es por esto que mi hijo lo llamó Cerro Alegre~

La noche se llenó de risas bajo la luna y su luz.

- Buenas noches a todos -

El chileno se despedía desde la puerta de su habitación.

- Mañana iremos a varios lugares más ...  ASÍ QUE PREPÁRENSE Y DUERMAN BIEN -

Se volvió a su habitación con la sonrisa en su rostro.

- (Hasta mañana a todos) -

Se despidió el brasileño.

- Bye a todos -

El boliviano se refregaba el ojo por el sueño.

- Hasta mañana chicos -

El mexicano fue el último en despedirse de sus amigos y entrar con su pareja a la habitación tomados de las manos.

Cerraron la puerta, se cambiaron sus ropas, las guardaron, se colocaron sus pijamas, se cepillaron los dientes y se acostaron en la cama en donde ambos dormirían.

El menor se acomodó en el pecho del mayor y este abrazaba con ambos brazos a su pareja y lo acercaba a él, como si en algún momento fuera a escapar de su vista.

Ambos se sentían cómodos de esa forma con el contrario. El calor corporal era algo tan normal en su vida cotidiana, el tocarse los hombros, pecho, brazos, piernas, rostro. No podían imaginar como como sería un día sin el tacto del otro, sin su esencia.

México se aferraba más a la playera que llevaba el argentino, en contraste, el argentino jalaba más el cuerpo del mexicano a él.

- México ... -

Habló primero el bicolor.

- ¿Sí? -

Preguntó curioso el menor que volteó a verlo a los ojos.

- ¿Recuerdas como fue la vez que te pedí ser mi novio? -

El mexicano se sorprendió tanto por la pregunta como por la sonrisa que presumía el rostro del de Sol. Sonrió.

- Por supuesto que si -

Afirmó con felicidad para después dejar de ver a su pareja y buscar una de sus manos para tomarla, entrelazarla con la suya y llevarla a su pecho.

- Me invitaste a Córdoba un verano. Decías que era de las mejores épocas para ir, pues hay un viento espectacular -

Volvió al mirada a su pareja sin dejar de sostener la mano.

- Me llevaste a varios lugares durante una semana entera, plazas, parques, salones ... -

El tricolor recordaba cada una de las experiencias, su corazón latía tal y como en ese entonces, con fuerza y calor.

- Pero querías dejar lo mejor para el final me dijiste, y me llevaste a un restaurante donde daríamos nuestra última cena como amigos -

Su rostro sintió enrojecer, por lo que su vista bajó hasta el pecho del mayor.

- Me llevaste hasta el último piso de aquel restaurante, fuiste de lo más caballeroso conmigo como nunca te había visto serlo con alguien, fue bastante lindo -

El más bajo rió un poco.

- Conversamos un poco sobre todo lo que había pasado y cuanto nos divertimos ... juntos -

Una sonrisa y sonrojo completamente visible apareció en el rostro del tricolor.

- Y fue cuando terminando la cena llegó el postre, me sirvieron mi postre favorito, helado de napolitano, con una barra de chocolate donde tenía grabada las letras "Mira detrás". Me paré por la curiosidad  -

El corazón del menor latía aún con más fuerza, en su mente estaba viviendo aquel momento.

- Cuando volteé ... Te vi, con un ramo de rosas rojas entre tus manos y me veías con la mirada más hermosa que jamás pudiese apreciar. Nunca supe en que momento te perdiste de mi vista para poder realizar aquel acto ... Pero estaba completamente asombrado -

Volvió a soltar una pequeña risa.

- Y ... Pronunciaste las palabras que me llenaron de felicidad ... "Te amo México" -

Una pequeña lágrima salió de uno de los ojos del tricolor, pero al estar acostado, resbaló por su nariz, pero no llegó a caer en la cama, pues su curso lo detuvo una mano de color celeste, que después acarició la mejilla por donde había mojado la lágrima. Tomó el mentón color blanco y lo hizo mirar sus ojos que se hallaban llenos de preocupación por el de escudo de águila.

- Esas simples palabras ... llenaron mi corazón de alegría y gozo. Esas palabras eran las que siempre quise escuchar de ti, pero ... para mi parecía imposible -

Secó la próxima lágrima que poco a poco salía de ojo.

- Después pronunciaste la siguiente parte ... "¿Quieres ser mi novio?" ... Yo sentí que mi corazón se detuvo por unos instantes o creía que estaba soñando, pero la fría brisa de aquel lugar me hizo darme cuenta de que no era así ... que todo aquello no era un sueño, era la realidad -

Sonrió con alegría. Nada le hacía más feliz de saber que el bicolor estaba a su lado. Llevó la mano del de tez celeste que tenía entrelazada con la suya hacia su rostro para inclinarla hacia ella.

- Después de eso, solo sentí como te abalanzaste sobre mi y me besaste solo juntando tus labios -

Junto su frente con la del menor.

- Yo también sentía mi corazón explotar. Te amé durante tanto tiempo y ... estaba feliz de que el sueño de tenerte junto a mi se hiciera realidad -

La mano del tricolor entrelazada con la suya la llevó a su boca y dio un ligero beso.

- La brisa que sentimos hoy a donde nos llevó Chile, la sentí exactamente igual que aquel día -

Miraba a su novio con amor.

- Era fría, pero a la vez cálida. Sentías como si en algún momento algún se fuere a revelar o algo fuere a brillar tal y como nuestros sentimientos lo hicieron -

Acercó su rostro al del tricolor.

- Yo te prometo ... que te voy a proteger y cuidar siempre mi México. No importa donde estés o con quien -

Besó rápidamente sus labios.

- Mi entero corazón te pertenece -

México volvió a sentir el fuerte palpitar en su pecho, junto con las pequeñas cosquillas en su estómago y no podía dejar de ver a los ojos a su ser amado.

Devolvió el beso de la misma forma.

- Mi corazón también es tuyo Argi -

Se volvió a acurrucar en el pecho del mayor, donde con una sonrisa caía en el sueño profundo.

- Buenas noches ... mi dulce México -

Dejando un beso sobre su frente, tapaba ambos cuerpos con la cobija de la cama y miró que Mexico cargaba ese collar que tanto amaba y no soltaba por nada, uno en forma de corazón dorado.

Sonrió de tan solo saber el origen de aquel objeto, pero tal y como su pareja, cerró los ojos para descansar de todo un día lleno de fuertes emociones con una sonrisa en el rostro.


Recordaba la mirada del tricolor cuando se separó de él y se vieron a los ojos, ambos sonrojados y con el corazón a punto de estallar.

Él le entregó el ramo al ser que lo volvía loco, lo recibió con "Gracias" y una sonrisa tan pues que podría jurar lo dejaba casi ciego.

Y por último, le entregó un collar dorado donde resaltaba un dije pequeño en forma de corazón. El tricolor aún estaba sonrojado de todo lo que estaba pasando. El bicolor se dispuso a colocarle el collar y comentar la frase "Se ve bien en ti".

Y un beso fue la remienda de aquel acto, seguido de un abrazo que se aferraba a él.

"Yo también te amo Argentina"

Abrió los ojos con cuidado, la luz del Sol era bastante fuerte, se inspiró en la cama mientras tallaba uno de sus ojos con su mano. Volteó a su derecha y ahí lo vio. A México, el ser que se colaba en sus sueños y le robaba los primeros latidos de la mañana.


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Y pues aquí está. La verdad yo se que no estuvo tan bien como el anterior, pero es que sentía que debía de meterle más cosas románticas para no perder el toque .u.

Perdón si los decepcionó ;n; Prometo mejorar.

Estas historias son completamente diferentes a mis otras historias.

Y sin nada más que decir
Bye Bye 💌

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