me and you

Esta es una adaptación de un one shot jenlisa que escribí hace un tiempo (en mi perfil con el mismo nombre) 🖤
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I.

Rosé. Rosé. Rosé.

Es lo único que pasa por mi mente. No dejo de pensar en ella.

Rosé puede enamorar a cualquiera, literalmente. No solamente por su físico, sino también por su increíble personalidad. Es sociable, divertida, amable y de buen corazón. Es perfecta.

Desde que la conocí, supe que seríamos muy buenas amigas. Rosé me sacaba de mi zona de confort, me ayudaba en todo lo que podía y me abrazaba las noches que no podía dormir.

No podía evitar quererla.

Cuando viene a casa a pasar el rato, mamá prepara su comida y su postre favorito; apenas llega, la envuelve en sus brazos y le hace cumplidos, Rosé siempre sonríe tímidamente. Mi padre adora verla también, Rosé puede hablar sobre cualquier tema de conversación, y el, que también es aficionado por los idiomas, se encarga de que ese sea uno de los tópicos que tocan. Ambos la aman.

¿Y cómo no?

Rosé es la chica perfecta para llevar a casa de tus padres.

Siempre subimos a mi habitación luego, ya sea a ver una película y comer dulces o simplemente a hablar sobre temas de interés. Lo cierto es que cada vez que estamos en mi cama, Rosé se recuesta de forma relajada, y eso me hace sentir mariposas en mi vientre.

Es casi doméstico.

A veces simplemente se duerme y yo la admiro, para luego recostarme a su lado y hacer lo mismo. En otras ocasiones, nos acurrucamos tan cerca que ni un alfiler traspasaría nuestro enlace... y se siente tan íntimo.

Cuando voy a su departamento, preparo comida para ambas y nos sentamos en el sofá a ver alguna serie, con Hank al lado. De vez en cuando solo queremos relajarnos, así que Rosé pone música, sirve unas copas de vino y pasamos el rato en la terraza.

El alcohol siempre tiene un efecto en mí, podría decir que es positivo, porque es como una inyección de confianza (con el tema de Rosé). Cuando está en mi sistema, puedo ser cariñosa con ella sin ninguna preocupación y hasta quisiera estar en sus brazos por horas, pero no me gustaría abrumarla.

Una de esas veces que compartimos en su departamento, tomé la iniciativa de acercarme a ella cuando regresamos dentro, le di un largo abrazo y ella lo correspondió, con una mano jugaba con su cabello, y con la otra, acariciaba su brazo.

Ella solo me miraba como si quisiera leer mis pensamientos.

Ojalá pudiera hacerlo.

En esa oportunidad, me alzó por las piernas y yo las enredé en su cintura, nuestra posición favorita. Fuimos a su habitación y así se sentó, conmigo encima de ella.

Pero no pasó nada.

Solo nuestros corazones latiendo indescriptiblemente.

Rosé y yo nunca nos hemos besado, aunque parezca mentira. Usualmente nos tocamos más de lo normal, nos tomamos de la mano, una caricia por aquí y por allá... pero nunca la he besado. Hemos estado cerca de hacerlo, sí, pero los nervios nos ganan.

No me preocupa el que dirán, eso me da muy igual, me preocupa nuestra amistad. Antes de ser la chica que me gusta, es mi amiga, y no quiero perderla por nada del mundo.

Y tú dirás, "pero ella te da señales, ¡también le gustas!"

Y juro que las veo, pero no siempre. Trato de convencerme de que estoy exagerando, que esos 24 regalos por mi vigésimo cuarto cumpleaños son solo una muestra de su amistad, que las horas de FaceTime cuando no está en la ciudad son prueba de cuanto extraña mi compañía como amiga, que sus besos en mi frente las veces que dormimos juntas son solo porque es muy cariñosa... y así, le busco la vuelta a todo lo demás.

II.

—¿Todo bien? —me pregunta Rosé cuando entra a la cocina.

Es el cumpleaños de Jisoo y quiso hacer una pequeña fiesta en su departamento. Todos estamos ebrios, no solo por hoy, sino por las festividades de fin de año. Sospecho que nadie ha dormido desde el 30 de diciembre.

Y volviendo a la pregunta de Rosé, nada está bien. La Jennie sobria está luchando contra la Jennie ebria que quiere plantarle un beso a su amiga.

—Sí, solo quería otra bebida. —miento, si tomo otra cerveza más, algo malo pasará. —¿Y tú?

—Te perdiste, vine a ver qué hacías. —también ha tomado mucho, puedo verlo en sus ojos. —Vi que bailabas con Vince temprano, sólo quería asegurarme de que...

Se detiene.

—¿Asegurarte de...?

—De que no estuvieras con él. —lo dice mirándome fijamente, y yo, me pongo nerviosa. —No me gusta que bailes con él.

Oh, no. Rosé en serio está muy ebria.

—Sólo es mi amigo. —le respondo, ya rindiéndome y tomando un poco de la cerveza, no puedo creer que Rosé esté hablando en serio.

—Lo sé. —se acerca un poco a mi para llegar hasta el refrigerador, toma su cerveza y luego me abraza muy fuerte.

Me acorrala en sus brazos y yo solo le respondo, con la misma intensidad.

—¿Vamos? —le pregunto en medio del abrazo y ella niega. —¿Qué pasa?

—¿Te puedo pedir algo? —se separa y pone sus manos en mi cintura.

—Sí.

—¿Me das un beso?

Río un poco y dejo un beso en su mejilla.

—¿Feliz? —le pregunto.

—No, dame un beso de verdad.

Ahora empiezo a marearme. Es imposible que esto esté pasando.

—Rosé... —le advierto con un hilo de voz.

—Bésame.

—Rosé, no lo sé... —su mano se posa sobre mi corazón.

—Tu corazón está latiendo fuerte. Como el mío. —lleva mi mano al suyo. —También quieres esto.

—Estamos ebrias.

—Sí, pero estamos conscientes, Jennie. —presiona su frente con la mía. —Igual te quiero besar sobria, es sólo que ahora me siento valiente.

—¿Yo te gusto?

—Pfff, qué pregunta haces... —me atrae más a su cuerpo. —Gustarme se queda corto, Jen.

—¿Alguien pidió más vodka? —grita Lisa entrando a la cocina seguida por Jisoo y otros invitados.

Y Rosé y yo nos separamos.

Tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.

Pero agradezco la interrupción, me hace reaccionar y entender que lo que estaba a punto de pasar no está bien.

No lo hablamos más. Ninguna lo menciona después y estoy contenta con eso.

Con el pasar de los días, todo vuelve a la "normalidad", seguimos siendo Jennie y Rosé, mejores amigas.

III.

Otro sábado llega y a pesar de las invitaciones de Lisa y Jisoo a tomar una copa y comer algo, no tenemos muchas ganas de salir, así que nos vamos al departamento de Rosé. Pasamos el rato charlando de temas triviales, comida, ropa, series, viajes, planes...

—Todavía nos debemos ese viaje a Paris. —dice, mientras va a cambiar la película.

—Pensé que lo habías olvidado.

—¿Cómo podría olvidarme de algo tan importante?

—Igual, ya hemos ido. —trato de restarle importancia al asunto.

—Pero no juntas. —lo dice tan natural que mi corazón se pone chiquito, por muy cursi que suene, no hay nada que me apetezca más que recorrer las calles de la ciudad del amor con Rosé.

—Cierto. Tienes que llevarme al sitio de los crepés que te gustaron tanto.

—Oh, sí, esa será la primera parada. —sonríe. —Ahí ordenarás por mi en francés.

—Me harás reír y se me olvidará por completo lo que estoy diciendo.

—Una vergüenza más, una vergüenza menos... ¿cuál es la diferencia? —me guiña un ojo y yo golpeó su hombro. —Ouch.

—Rosie, lo siento mucho. —la observo mientras ella misma acaricia su hombro, tuvo un pequeño accidente mientras estaba en clases de boxing y estaba un poco adolorida.

—No pasa nada, Jen, está bien.

Niego y me acerco a ella, empiezo a masajear sus hombros mientras ella está parada frente a mi. Fui muy descuidada, olvidé por completo lo que le había pasado.

—No me hagas esto, Jennie. —nuestras miradas se encuentran.

—¿Que no te haga qué? –pregunto confundida.

—No me toques de esa forma mientras me miras así.

Me sonrojo y aparto mis manos.

—Lo... lo siento. No quería hacerte sentir incómoda.

—Mejor hazlo sin mirarme. —se acerca al sofá y se sienta en el. —Así. —toma mis manos y me guía como puede hasta la parte de atrás.

Antes de seguir con los masajes, Rosé se deshace de su sweater para quedar con un top deportivo. Ahora las yemas de mis dedos hacen contacto completo con su piel y me estremezco.

Rosé no está nada relajada, está tan nerviosa como yo. En otras circunstancias, este pudo haber sido un momento cualquiera entre ambas, pero después de lo de la fiesta de Jisoo, cada acercamiento entre ambas es casi explosivo.

—Si no te relajas, el masaje no te hará efecto y te seguirá doliendo. —le digo como puedo.

—Está bien, lo intentaré.

Continúo los movimientos en sus hombros y poco a poco Rosé se relaja. Acaricio la parte de atrás de su cuello, la longitud de sus brazos y su espalda... podría pasar todo el día haciendo esto. Hasta estoy considerando cambiarme de profesión, creo que nací para hacer masajes, específicamente a la chica que está de espaldas a mi en este instante.

—¿Se siente bien, Rosie?

—Es el mejor masaje que me han dado. —responde echando su cabeza hacia atrás para mirarme.

Quedo envuelta en sus ojos y me sonrojo, nunca había tenido tantas ganas de besarla.

IV.

Al terminar este último semestre de la universidad, decidimos cumplir la promesa de viajar juntas a Francia.

Al principio estaba un poco reacia, ¿dos semanas juntas completamente solas? Vaya que sería un reto.

Hacemos todo lo que queríamos hacer, vamos al hipódromo de Chantilly, para sentirnos así de la clase más alta francesa. Visitamos algunas comunas del país, como Marnes-la-Coquette y comemos deliciosamente.

Es un sueño estar acá.

Días antes de regresar, terminamos en el puente de las artes; es nuestra primera vez aquí, no había venido antes y Rosé solo había estado por sus alrededores, las respectivas veces anteriores que cada una visitó la ciudad, teníamos otros destinos planeados.

—Ha sido un buen viaje.

—Totalmente. —le respondo, mientras caminamos con nuestros brazos entrelazados. —¿Cuál ha sido tu parte favorita?

—La comida. —señala el crepé que está comiéndose.

—Pensé que dirías la compañía.

—Eso está implícito, bonita. —río tímidamente y me aferro más a su brazo.

—Me encanta este lugar, aunque me pone un poco triste que no podamos escribir nuestros nombres en un candado. —Rosé me mira divertida. —¿Qué?

—Sólo espérame aquí, ya regreso.

—¿A dónde vas...? —pregunto en vano, ya Rosé está corriendo rápidamente hasta el final del puente.

Solo río de manera incrédula y observo el río, con la mente en nuestro viaje y la manera en las que besar a Rosé aumentan.

Me regaño a mi misma, ¿cómo puede ser posible que estemos en la ciudad del amor y no haya hecho algún avance?

"Pero nuestra amistad..." pensamiento coherente.

Ya basta.

"Ella te quiere y tú a ella, ¿qué es lo que falta?" pensamiento coherente parte dos...

—Hey, siento la tardanza. —una Rosé sin aliento llega a mi lado. —No encontraba a ese señor.

—¿Quién es?

—Lo conocí la última vez que vine con mis padres. Necesitaba un cigarrillo y ese señor vende todo tipo de cosas a cualquiera, no le importó que en ese momento fuese menor de edad, sólo quería su dinero.

—¿Fuiste por cigarrillos? —pregunto confundida. —Pudimos comprarlos en otro lugar, somos mayores de edad, Rosé.

—Nop. Fui por esto. —sonríe triunfante mientras saca de su abrigo dos candados y un marcador.

Doy un grito de sorpresa y tomo uno en mis manos.

—Estás loca. —ella asiente orgullosa.

—¿Empezamos?

—Sí. —me sonríe y yo me derrito.

Tomo el marcador y escribo en el.

—¡Le falta algo! —me asegura Rosé y yo la miro expectante. —ponle ahí abajo, para siempre.

La amo demasiado, por favor.

"Nini + Rosie
para siempre"

Sonrío tontamente mirándola. Rosé toma el otro candado y escribe lo mismo en el, toma la llave de ambos y los cerramos.

—¿Y ahora? —pregunto acercándome más a ella.

—Ahora lanzamos las llaves al río. —me abraza por los hombros y ambas hacemos lo que acaba de decir. —Y para que se cumpla ese para siempre, lo sellamos con un beso.

Toma mi rostro entre sus manos y mira directamente a mis ojos, pidiendo mi consentimiento. Muerdo mi labio, tratando de no pensar en los contras que yo misma he inventado.

Sin pensarlo ya mucho más, su boca se apoya en la mía con suavidad aunque a la vez es como si estuviera hambrienta. Ambas hemos esperado demasiado por este beso. Abro mis labios para darle la bienvenida completamente y su lengua me invade, me saborea... el sabor del chocolate por los crepés de hace un rato se está asentando en mis papilas gustativas mientras nuestro beso se intensifica. Con los parpados cerrados, me dejo descubrir por sus manos ansiosas.

—Lo siento, me deje llevar. —me dice apenas nos separamos.

Me sonrojo como una niña que acaba ser besada por su crush de toda la vida, y escondo mi cara en su cuello mientras la abrazo.

—¿Por qué son dos?

—Como ya no podemos ponerlos aquí, quiero que uno lo tengas tú y el otro yo. —deja un beso en mi cabeza. —El que escribí yo es para ti y el que escribiste tú, es para mi.

No puedo resistirme y uno nuestros labios de nuevo.

—Rosé... —me mira expectante. —Te amo y no quiero ocultarlo más.

—Tampoco quiero seguir ocultándolo.—me da su sonrisa más brillante. —Por eso, aquí, quiero gritar a los cuatro vientos lo enamorada que estoy de ti, Jennie Kim. ¡Te amo!

No miente cuando dice que lo quiere gritar, porque eso es lo que hace, yo rio escandalosamente y trato de callarla poniendo mi mano sobre su boca.

—Si me vas a callar, cállame bien. —sonríe divertida y me acerco rápidamente a sus labios, dándole un dulce beso, ambas no podemos dejar de sonreír en el.

Con los candados y nuestras manos entrelazadas, caminamos hacia el final del puente, ansiosas por saber qué es lo que nos espera.

"Nini + Rosie
para siempre"

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