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A veces me pregunto que será eso de sentir un abrazo de un padre, que te diga algo así sea un regaño. Que te canten canciones de cuna, te arropen con la cobija y te hagan sentir bien cuando pasaste un día triste. En mi caso, solo tengo los videojuegos, la bicicleta que son lo que me hacen felices y si ando de mal humor, me pongo a jugar GTA o manejo bici hasta el parque más cercano y hago yo mismo un pícnic para sentirme a gusto.
No soy una persona que conozca demasiadas personas, y me conformo con los que están a mi alrededor, que prácticamente son dos: mi hermano Tan y mi amigo John, del resto no hablo con más nadie.
—Iré a traer algo refrescante —dice John.
Últimamente, hace demasiado calor, y no hay indicios que llueva otra vez. Las nubes forman figuras y me las quedo viendo, para no seguir observando la tumba donde yacen mis padres.
—La gente odia los lugares tristes, supongo que a todos lo tienen abandonados, ¿cierto? —esa voz que he estado buscando aparece a tan solo centímetros de donde estoy. No quiero ser evidente y mirarlo, así que intento mirar mi celular y pasar desapercibido—. Hoy le pediré la mano a Charlotte. Tengo todo previsto, será increíble.
Mi felicidad se desvanece en medio segundo. John llega y los chicos se van hacia otro lugar. Él nota que bajo la mirada y suspiro de tristeza.
—No puedes estar suponiendo.
—No tiene caso, John. Así que no hay nada que hacer, solo me daré por vencido y listo.
—Eres demasiado dramático. Ni siquiera lo conoces, ni te has presentado. Y al parecer el cielo está como tú, mira.
Al observar todas las nubes están grises, y de repente comienzan a caer gotas de agua sin ninguna razón. Nos reunimos con mi hermano, quien está conversando con una chica y nos resguardamos en el techo hasta que deje de llover.
—No entiendo, este clima está muy extraño —comenta John y coincido con él.
Dos semanas donde me derretí varias veces caminando, trotando, corriendo, y hoy justamente llueve sin razón alguna. Quizás así se sienta mi corazón. Es estúpido que me haya enamorado de una persona que no conozco, pero con solo verlo estoy feliz. Tanto así que mi humor cambia, pero ahora ando triste, quiero llorar y gritar.
¿Estoy volviéndome loco? ¿Es acaso normal lo que me pasa? Me siento en uno de los banquitos que una persona acaba de dejar, y observo como las gotas de lluvia suenan cada vez más fuerte.
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