MOCCACINO

MOCCACINO

"El dulce aroma me recuerda a ti, la ilusión de ver tu espuma sobre mi garganta me hace palpitar de la emoción"

—No te muevas, estás perfecto así —dice Joan emocionada—. Bien, bien, el arte que tienes del café es impresionante, Romeo. Quedaste maravilloso —muestra la foto que acaba de tomar y no luzco mal.

—Mi esposo tan hermoso como siempre —dice Lía sonriendo—. Hemos tenido éxito gracias a su talento.

—No solamente es mío, amor. No exageres.

—Como sea, tortolos. Te las envío mañana en la tarde, debo hacer un recado hoy y sabes como es mi hermana de intensa y trabajadora.

—No hay nada de malo en eso.

En todos estos años me he sentido infeliz, no se si en algún momento pueda lograr la felicidad eterna. Aunque este casado con Lía, y pueda sonreírle todos los días, no puedo dejar de pensar que mas allá de este amor que sentimos, hay otra cosa que no me deja avanzar ni crecer. No tengo amigos ni compañeros de clase con quien pueda charlar y hablarles de mi problema, he sido tímido toda mi vida y muy pocas personas puedo conversar pero no de temas personales sino laborales. Quisiera experimentar cosas nuevas, que mi corazón este feliz y que yo pueda aceptarme tal y como soy. No se si he sido una mentira, pero aun así no dejo de aferrarme a esa idea.

He estado casado con mi esposa desde los dieciséis años, básicamente le pedí matrimonio cuando teníamos dos años de noviazgo. Yo la quiero, me gusta estar a su lado, pero no es enamoramiento, es incluso ya una costumbre que la tenga conmigo siempre. Ese sentimiento de dejar todo por alguien a quien no amas, es ridículo, y a nadie se lo he comentado porque todos creen que somos perfectos juntos cuando es todo lo contrario. Es como si me hubiese casado por ella por el simple hecho de tener a una persona que reemplace el amor que mis padres nunca me dieron en mi infancia y parte de la adolescencia.

Nunca estuvieron de acuerdo con mi relación por lo cual nos tuvimos que distanciar para siempre, no he sabido nada de ellos desde ese entonces y ahora que han pasado mas de diez años, no consigo la manera de poder decirles: "Lo siento, fui idiota"; solo que ya no vale la pena porque no se donde viven. Y a estas alturas revivir el pasado no es bueno, así que vivo mi día a día llorando en silencio, ocultando mis emociones y dando una cara que no soy hacia los demás.

—¡Romeo! ¿Estás bien? ¿Quieres algo?

—Estoy bien. Iré a atender a los nuevos clientes.

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