Nuevo alumno
—¿Estás bien? —pregunta un tanto nerviosa—. Llamaré una ambulancia.
—No es necesario, no estoy herido. — Theo se pone de pie sacudiendo el polvo de su uniforme—. Pudiste haberme lastimado. Si no sabes manejar no lo hagas.
—Si no estás herido entonces sigue tu camino. —Ignora su comentario, volviendo a su auto.
—¿Te vas así, sin más? ¿Sin siquiera disculparte? —Frunce el ceño.
—¿Disculparme? —Sonríe cínicamente— ¿Quieres dinero? —Voltea a verlo.
—¿Qué? No —Empieza a indignarse—. Sólo quiero tus disculpas.
—¿Cuánto quieres? —Saca dinero de su billetera.
—Uff —resopla y observa con detenimiento el uniforme de Becky. <<Es de San Idelfonso, ahora lo entiendo>>. Piensa—. Eres de las personas que creen que todo se soluciona con dinero, ¿no es así? —Se acerca peligrosamente a ella; pero Becky ni se inmuta—. Ni siquiera puedes pedir disculpas, no eres mejor que un indigente.
Le lanza una mala mirada. Recoge su bicicleta con intención de irse.
—¿Qué dijiste? —Los ojos de Becky parecen salirse de su rostro. Está dispuesta acabar con aquel idiota.
—Theo. —Mario se aproxima, preguntándose porqué su amigo habla con la "reina"—. Siento si mi amigo te molestó —se dirige a Becky, jalando del brazo a Theo—. Es un poco imprudente.
— ¿Qué? —Se defiende éste.
Becky lo mira con desdén y sube a su auto. Pobre miserable. Piensa mientras observa a Theo por última vez.
—¿Qué ocurrió? —pregunta Mario curioso.
— ¿Porqué dijiste que era imprudente? —evade su pregunta.
—Agradéceme, te salvé la vida.
—¿De qué hablas? —Sube a su bicicleta.
—Te salvé de la reina.
—¿Qué dices?
—Ella es la reina que tanto te había hablado, Becky Coleman.
—Debí haberme imaginado. De cualquier modo estaba solucionando asuntos con ella, pero gracias a ti escapó.
—No es de las personas que escapan. —Mario se lleva las manos al mentón—. ¿Pero dime que pasó?
—Te cuento luego. Toma tu carné y entra.
—Ah cierto. Te veo en casa.
🐝🐝🐝
Becky entra al salón evidentemente molesta.
— ¡Becky! —Llega gritando Charlotte junto a Jane.
—No hagas tanto escándalo. —Se cubre los oídos.
—Lo siento, es que estaba feliz, no nos vemos hace un mes —se justifica Charlotte.
—Es cierto, ¿dónde pasaste las vacaciones? —pregunta Jane a Becky.
—En Escocia —comenta mientras se afloja el corbatín por el calor—. ¿Qué sucede con el aire acondicionado?
—He oído que es un lugar precioso — comenta Charlotte echándole aire con una libreta.
—Así es, estuve allí cuando cumplí los doce años. Incluso aprendí a tocar la gaita —interviene Jane, la pelirroja.
—¿En serio? —Descansa su rostro en ambas manos—. Pediré a mi padre que me lleve en las próximas vacaciones. Estoy muy ansiosa por conocer Escocia.
—Es buena idea. ¿Lo pasaste bien Becky?
Las dos muchachas se quedan viendo al notarla distraída. Sólo mira por la ventana.
—¿En qué piensas Becky? —se atreve a preguntar Jane.
Becky ya no escucha nada, se ha perdido en sus recuerdos del pasado.
Catorce Años atrás.
—Becky mira esto —la llama su madre con dulce voz. Desempolvando el instrumento.
—¿Qué es? —La pequeña se sienta junto a ella y mira curiosa el raro objeto que tiene su madre.
—Una gaita. —Le muestra el pesado instrumento.
—¿Una gata? No parece una gata.
—No Becky. —Sonríe con ternura—. Es una gaita.
—Una gaita, ¿y qué es?
—Es un instrumento musical de viento. ¿Quieres oír como suena?
—Sí.
Su madre empieza a tocar dulces melodías que resuenan en la cabeza de Becky. Siente tantas ganas de llorar, pero no debe hacerlo, al menos no en frente de sus amigas, nadie puede ver su debilidad.
🐝🐝🐝
Joory corre tras el autobús con el fin de no perderlo; jadeante sube en el y toma el asiento junto a la ventana. A través de ella ve a una chica más o menos de su edad subir en un auto, lleva uniforme de colegio también, y suspira pensando en la buena vida que debe tener. Se pregunta constantemente porqué sus padres la abandonaron.
Se peina media cola recordando aquél inolvidable día.
Catorce años atrás.
—Me pregunto cuando despertará — escucha entre sueños la voz de un hombre.
Abre sus ojos delicadamente, y observa a sus costados. Sus párpados están pesados y duele abrirlos.
Un tipo mayor parece estar cocinando; voltea al notar que ya despertó.
—¿Cómo estás pequeña? —le habla dulcemente.
La niña está en total desconcierto, lo único que hace es mirar a todas partes.
—¿Tus papás? —insiste
La niña niega con la cabeza. No recuerda quiénes son sus padres, está en shock.
—¿Cuál es tu nombre? —pregunta una vez más.
—Joory —responde tímida. Es lo único que recuerda.
—Pobrecilla —suspira—. Te encontré en la orilla ¿sabes? Esperaremos hasta mañana, si nadie viene por ti te llevaré al orfanato, ¿si? —La pequeña sólo lo mira con un poco de miedo.
Joory suspira recordando aquel día. ¿Se perdió? ¿Por qué sus padres no la buscaron? Hace el mayor intento de recordarlos pero no puede, se da por vencida y decide sacar su libro de lenguaje. Aprovechará el trayecto hasta la escuela para estudiar. Ayer se quedó hasta tarde ayudando a la dueña del restaurante así que no tuvo tiempo de prepararse.
🐝🐝🐝
Theo llega al salón cuando el maestro ya empezó su clase, <<si no hubiera sido por esa tipa>>, reniega para sus adentros.
—Estudiante Britter, nunca antes había llegado tarde.
—Lo siento maestro, tuve un inconveniente —se disculpa sin levantar la mirada.
—Bueno, por ser la primera vez, lo dejaré pasar. Ve a tu asiento.
No pasa ni media hora cuando el director llega al salón.
—Estudiante Theo Britter, acércate a mi oficina —sin decir más, sale nuevamente.
Theo frunce el ceño al igual que el resto. Se preguntan que habrá pasado.
El joven camina tras el director, preguntándose la razón. <<¿Será porque llegué tarde? No lo creo, fue la primera vez>>. Se responde el mismo.
—Adelante toma asiento —dice el hombre una vez que llegan.
—Gracias.
—No temas, el motivo por el que te hice llamar es por una buena causa.
—¿Cuál es la razón director?
—Es una buena noticia. —Cruza las mamos sobre el escritorio—. Has sido aceptado en la Real escuela San Idelfonso.
—¿Qué? —Agranda los ojos. Eso sí que no se lo esperaba.
—Pero yo no...
—Envié tus calificaciones por correo. Cada cuatro años dicha escuela acepta un alumno de escuelas públicas, así que todas las escuelas mandan las notas de sus mejores estudiantes. Tú eres el mejor estudiante, así que envié las tuyas y por lo visto tu promedio es el mejor de todos. Felicitaciones. No quiero perder un alumno como tú, pero es mi deber velar por tu futuro, así que debes ir aquella escuela.
—Director, yo no quiero ir a dicha escuela, estoy bien aquí. —No encuentra ningún motivo para ir a esa escuela de maníacos.
—¿Cómo dices? —La respuesta del muchacho sorprende al director—. Escucha, piénsalo bien, no lo tomes tan a la ligera, es una buena oportunidad para tí. Ahora vuelve a tu salón
—Si director.
Se encamina Theo de regreso, ¿qué decisión debería tomar?
🐝🐝🐝
—Uno, dos, ¡tres! —cuenta Daniel al ver a Becky. La observa caminar junto a sus amigas en dirección del comedor, y corre hacia a ellas animoso.
—Es Daniel —dice Jane al verlo—. No lo vi en clase.
—Seguro llegó tarde —continúa Charlotte.
—Buen día chicas, buen día Becky —saluda.
—Buen día Daniel —responden las dos, menos Becky, quien lo ignora completamente.
De la nada en un rincón del comedor se aglomeran cantidad de alumnos.
—¿Qué habrá ocurrido? —pregunta Daniel.
Becky se dirige al tumulto seguida por los tres muchachos. Inmediatamente los alumnos al verla le abren paso mostrándole sus respetos. Dos jovencitas de aproximadamente diecisiete años se pelean a golpes, una está sobre la otra tomándola del corbatín y la otra la toma del saco y de ese modo se golpean. Una de ellas nota la presencia de Becky y suelta a su compañera de golpe, la otra muchacha cubre su boca con sus manos al verla.
Becky se aproxima a ellas —serena y tranquila— y arregla el cabello de una, ésta entrelaza sus manos temblando, luego hace lo mismo con la otra, mientras todos la miran extrañados.
—Uff —resopla Becky mientras lleva su larga cabellera negra hacia tras—. ¿En qué año están?
—Primer año —responden al unísono.
—Están expulsadas.—Les da la espalda presta a irse.
—¡No! —exclama una, muy preocupada—. No me expulses por favor.
—Estamos arrepentidas, no lo volveremos hacer —interviene la otra.
—¿Creen que es un mercado de mala muerte para dar semejante espectáculo en mi prestigiosa escuela? —responde calmadamente—. Si las dejo quedarse, cualquier otro alumno hará lo mismo, porque sabrá que será perdonado.
—No lo volveremos hacer —lloriquea la muchacha.
—Vayan a dirección e indiquen al director mi decisión.
—Becky por favor. —Se aproxima una de las muchachas tomándola de la mano—. Reconsidéralo por favor —ruega al borde de las lágrimas.
Esta la mira de reojo y se suelta de su agarre empezando a caminar en dirección contraria seguida por Charlotte, Jane y Daniel.
🐝🐝🐝
Juguetea en su negro cabello esperando el autobús. Las clases de hoy estuvieron aburridas, y ahora debe ayudar en el restaurante. ¿Algún día tendré tiempo para mí? Se pregunta constantemente. Mira hacia la pista y observa pasar en la otra vía a Theo en bicicleta.
<<Es el chico que me ayudó con los cangrejos, Theo Britter>>.
—¡Theo! —lo llama con fuerza mas éste no la escucha. Entonces decide cruzar.
El semáforo está en verde y no debe hacerlo. Se percata que no venga ningún auto y cruza corriendo, sin embargo un auto dobla en la esquina justo delante de ella impactándola con fuerza. Joory vuela en los aires.
El conductor baja del auto nervioso.
—¡No puede ser! —exclama el señor Coleman al ver a la muchacha ensangrentada. Se acerca a ella temblando y la llama en vano.
La gente se acerca curiosa, alguien al menos llama a emergencias.
🐝🐝🐝
Theo maneja absorto en sus pensamientos. <<¿Debería ir a dicha escuela?>> De pronto recuerda lo que su amigo le dijo: los mejores puestos de trabajo están reservados para los graduados de San Idelfonso.
—Hey Theo —lo llama su amigo desde su auto.
El chico sonríe y lo espera.
Juntos suben a su departamento mientras Theo le cuenta la buena noticia.
—Realmente es buena oportunidad para tí, pero es tu decisión, te apoyaré en lo que decidas —le aconseja Mario—. Además estaremos juntos en la escuela.
—Lo pensaré con calma.
—De acuerdo.
🐝🐝🐝
—¿Ya declaró señor Coleman? — pregunta preocupado su asistente en la sala de espera.
—Sí, menos mal las cámaras de seguridad grabaron todo y quedé libre de culpa. Aún así deseo cubrir los gastos. Pero dime ¿ya vinieron sus familiares?
—No señor, según lo que averigüé, la chica es huérfana.
— ¿Huérfana? Eso es triste. ¿Cómo está ella?
—Fuera de peligro, pero aún no despierta.
—Qué terrible. Toma dinero y cómprate algo de comer. —Saca dinero de su billetera, pero al hacerlo una foto cae al suelo.
El asistente la recoge de inmediato y se la queda viendo. El señor Coleman luce sonriente junto a su esposa y dos niñas de la misma edad.
—Aún tiene esta foto.
—Esa y muchas más. Las mantengo ocultas de Becky, se pone mal al verlas.
—La pobre perdió a su hermana y madre de golpe.
—Sí —suspira—. Todos hemos sufrido mucho. Me pregunto si algún día encontraré a mi otra hija. Mi esposa creía que había muerto pero yo tengo la esperanza que esté viva.
—Seguiré investigando señor.
—Bien.
🐝🐝🐝
—¿Becky duerme? —pregunta la abuela a una doméstica.
—Sí señora.
—Iré a verla.
—De acuerdo.
La señora entra a la habitación y observa a su nieta dormir. La cubre con la manta y besa su frente.
—Mamá, mamá —jadea Becky. Tiene pesadillas otra vez.
Becky despierta y corre a la habitación de su madre, mas no la encuentra.
—Mamá, ¿dónde estás? —La busca en toda la casa—. ¿Dónde estás mamá?
La niña recorre cada rincón y nada, sólo queda un lugar, la azotea, sí quizá esté allí. Sube corriendo a la azotea y sonríe a ver a su mamá allí, ¿qué hace mamá allí?, se pregunta viéndola parada en la baranda.
—Ma... —Ni siquiera termina de hablar y ve a su madre caer, descendiendo en los aires— ¡Mamá! — Corre a verla desde lo alto. Su madre yace en el suelo ensangrentada.
—Mamá, mamá —llama Becky desde sus sueños.
—Despierta cariño. —La mueve su abuela.
—Mamá —jadea una vez mientras despierta.
—Tranquila, la abuela está aquí. —Le acaricia el cabello y seca sus lágrimas —. La abuela siempre estará aquí.
🐝🐝🐝
—¿Entonces estudiaste con ella desde la primaria? —le pregunta Mario a Daniel.
—Así es, ella me quiere aunque no lo dice, ella es reservada.
—Más bien creo que no tiene sentimientos. Me enteré que antes de ayer expulsó a dos alumnas de primer año. No estudié con ella en secundaria media pero... ¿Siempre fue así?
—Sí, así fue siempre, en la escuela de secundaria media también era así, en realidad fue así desde que la conocí.
—shhh ahí viene.
—¡Becky! —Daniel se pone de pie para saludarla, lo mismo con otros alumnos que llegaron ya al salón—. Déjame ayudarte con tu maletín — intenta tomarlo.
—¿Acaso pedí tu ayuda? —Se lo quita.
—Bueno —suspira el pobre.
El timbre suena y los alumnos corren para no llegar tarde. El maestro ingresa al salón junto a un nuevo alumno.
—Buenos días niños, saluden. Un nuevo alumno. —Becky levanta el rostro y se sorprende al ver de quién se trata.
—¿Theo Britter? —murmura totalmente sorprendida.
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