La secreta misión

¿Me volví loco?

Theo reacciona y aleja a Becky, quien no consigue salir de su asombro. Inmediatamente lleva su mano a sus labios y retrocede.

—¿Qué rayos has hecho?

—Yo... —balbucea—. No sé qué me pasó.

—Eres un idiota.

—Lo lamento de verdad, no sé. No... comprendo por qué lo hice.

¿En qué estaba pensando cuando la besó? La fiebre... eso era, podía echarle la culpa a la fiebre.

El grupo baja haciendo bastante ruido alertando a la pareja.

—Aquí estaban. —Se acerca el tutor. Pasa la mirada a uno y luego a otro con curiosidad, notando algo raro en ambos—. ¿Por qué están sonrojados?

—Es porque tengo fiebre —se apresura a explicar el muchacho.

—¿En serio? —Le toca la frente—. Vamos por medicina.

🐝🐝🐝

—Fue estupendo. —Jane aplaude bajando del avión. Sus tacones suenan en cada peldaño de la escalera.

—Maravilloso —continúa Charlotte—. Becky ¿estás mejor? No has dicho una sola palabra. Déjame tocar tu frente. —Va tras ella bajando de un salto el último peldaño—. Tu fiebre es terrible. ¿Cómo fue que te contagiaste?

Theo pasa por su costado y la joven aprovecha para fulminarlo con la mirada.

—Entonces por esto lo hiciste —suelta fastidiada.

No, no era por eso, pero no iba a admitirlo. Por lo contrario, dibujó una media sonrisa en sus labios.

—Estamos a mano, por tu culpa me resfrié, ahora estás igual.

—Idiota. —Apresura su paso empujándolo.

Joory a una corta distancia los observa con recelo.

El señor Coleman y la abuela las reciben felices.

—¿Cómo les fue queridas?

—Bien abue —responde Joory.

—Qué bueno. Oh Becky, cariño luces muy mal, ¿qué te sucede? —chilla la anciana.

—Mi hermana está resfriada, necesita que la vea un médico.

Becky voltea los ojos por su hipocresía.

—Vamos con un médico hija —interviene el padre.

Los demás padres reciben a sus hijos también, todos contentos por su recibimiento, todos menos Theo. Es el único que no es recibido por nadie.

Becky se fija en aquello y lo observa melancólica, se pregunta dónde está su familia.

🐝🐝🐝

El recuerdo del corto beso no se le va de la mente; jamás se hubiera imaginado que se atrevería hacerlo.

¿Todos tienen los labios así de cálidos? Se pregunta.

Se da la vuelta hacia la derecha a la izquierda, sin encontrar comodidad.

Joory ingresa con una fuente, llevando un plato de sopa.

—Hermanita, ¿te sientes mejor?

—¿Qué quieres? —Se levanta reacia.

—Sólo te traje sopa de pollo. La abuela insistió que te trajera. —Se sienta en la cama.

—¿Por qué?, ¿qué estas planeando?

—No me agradas, es más, te detesto.

—¿Entonces?

—No puedo mostrar mi desidia frente a papá y la abuela como lo haces tú.

—Sólo vete, tu presencia me enferma. —Se recuesta nuevamente dándole la espalda.

—Sólo quiero saber algo, ¿tienes algo con Theo?

—¿Eh? —Se incorpora de sopetón.

—¿Te gusta?, ¿qué has hecho con él?

Demasiada importancia Joory, tú misma te delatas. Y eso a Becky le causa demasiada gracia.

—¿Te importa? —Sonríe de medio lado—. Theo es guapo ¿o no? Quizá juegue un poco con él. —Vuelve a sonreír maliciosa sabiendo que enfada a su hermana.

—Eres una maldita, ni creas que voy dejarte en paz. —Tira la fuente de un solo golpe y sale de la habitación.

—¿Qué ocurre? —Sube lo más rápido que puede su padre al escuchar el ruido.

—Papá. —Joory finge llorar y lo abraza—. Ella me odia, tiró la sopa porque yo se la llevé.

Becky que escucha desde adentro frunce el ceño, sin poder creer lo que Joory es capaz de mentir.

—Tranquila hija, ve a tu habitación; hablaré con ella.

Asiente y voltea sonriendo.

El señor Coleman ingresa a la habitación de su hija evidentemente molesto.

—¿Hasta cuando vas actuar así?, ¿eres una niña?

La joven traga saliva. Intentar decir la verdad es en vano. Ya se vengará de la pelirroja más adelante.

—No la quiero ver y necesito descansar. Pide que limpien esto por favor, no soporto este olor.

—¡Becky Coleman! —grita con fuerza. Joory desde su habitación continúa sonriendo.

Becky se asusta, jamás le había hablado así.

—Papá.

—Antes eras mi única razón de ser. — Baja la voz—. Pero ahora tu hermana lo es también, y detesto ver como la tratas. Ella solo quiere acercarse a ti; deja de actuar de este modo, o me veré obligado a sobrellevarlo de otra manera. No lo repetiré otra vez.

Abandona la habitación a grandes zancadas. La muchacha rompe en furia y lanza las cosas de su mesita de noche maldiciendo la hora que su supuesta hermana apareció en su vida.

🐝🐝🐝

Nunca la escuela había estado tan silenciosa, su respirar es lo único que se oye. Entra al salón que se ve más grande de lo normal, y se sienta apoyando su cabeza sobre el pupitre.

El sonido de unos pasos la alertan, así que mira en dirección a la puerta. Faltaba más, Theo llegando temprano también. El joven la mira y se sienta.

—Buen día abeja reina —saluda sacando el libro de trigonometría.

Becky voltea la mirada sin levantar la cabeza. El muchacho empieza a resolver los ejercicios como si fuera una simple suma. La chica mira admirada la rapidez con la que los resuelve. Theo se inclina hacia la derecha para sacar su cuaderno borrador mientras el libro se le cae por la izquierda dejando en libertad varias imágenes recortadas de modelos en lencería fina. Becky abre los ojos como platos al mismo tiempo que Theo intenta recoger el libro y se topa con el infortunio. Desconcertado mira a su compañera y recoge las imágenes con rapidez, mira en la pasta del libro, tal como lo pensó:

Mario Ríos, escrito de un extremo al otro.

La campana suena anunciando la entrada de los alumnos, el salón al instante se llena de los de último año. Mario entra corriendo con un libro en la mano.

—¡Hey Theo confundiste tu libro por el mío!

—No me digas. —Lo recibe chasqueando la lengua.

Luego de la aburrida clase de trigonometría, Theo visita el despacho del presidente, espera encontrarlo.

El director sale a recibirlo.

—Britter, ¿qué sucede?

—Vine en busca del señor Coleman.

—El presidente no se encuentra, pero dijo que vayas a su casa a la hora de salida.

—¿A su casa?

—Así es, un auto vendrá por ti.

Theo se vuelve al salón, desconcertado, ¿tendrá que ir a su casa?

🐝🐝🐝

Becky, Jane y Charlotte llevan sus fuentes hacia el comedor, la morena ubica una mesa de su agrado en el centro donde tres estudiantes están sentándose, al verla inmediatamente se ponen de pie y le ceden la mesa. Joory se fija y se acerca junto a sus tres amigas.

—Yo la vi primero —rezonga la pelirroja.

Su hermana ni siquiera se inmuta y empieza a almorzar.

—Búscate otra mesa; copia barata de Becky —gruñe Charlotte. Becky sonríe por lo bajo.

—¿Qué has dicho oxigenada? —inquiere al borde de la histeria.

—Tú... —Se pone de pie dispuesta a darle una bofetada.

—Charlotte. —Le impide Becky—. No bajes a su nivel. —La rubia se sienta de golpe.

—¿Te crees mejor que yo? —Joory parece estallar. Coge el jugo de mango y lo derrama lentamente sobre la cabeza de Becky.
Los alumnos presentes miran desconcertados. La morena sonríe cínicamente y se levanta frente a su hermana. De un jalón tira de su corbatín y se limpia la cara. La tensión es terrible en el comedor.

—Nunca te olvides de esto. —Mete el corbatín en la blusa de Joory.

La pelirroja lo saca y lo tira de golpe mirando furiosa a su hermana quien abandona el comedor. Sus pasos hacen notar lo enfadada que está. En el pasadizo se encuentra con Daniel.

—Becky, ¿qué te pasó? —Saca su pañuelo presuroso a limpiarle.

—Déjalo. —Aparta su mano y continúa su camino.

— ¡Becky!

La muchacha saca una muda de ropa de su casillero y se mete a la ducha.

🐝🐝🐝

El asistente del señor Coleman divisa a las jóvenes y sale del auto. Becky se acerca frunciendo el ceño.

—¿Por qué no vino el chófer?

—Su padre me mandó a mí. —Abre la puerta instándola a entrar.

Joory se aproxima también.

—Señor Peterson, ¿qué hace aquí?

—Vine por ustedes, adelante. —Le abre la puerta.

Becky ve entrar a Joory y la mira renuente.

—Peterson, ¿por qué la dejaste entrar?, ¿no pudiste traer un chófer?

—Lo siento, pero eso lo decidió su padre.

—Tampoco me agrada ir contigo hermanita —enfatiza la última palabra—. ¿Por qué no nos vamos Peter?

Becky voltea la mirada hacia la ventana. El señor Peterson sonríe hacia el alumnado.

—Falta alguien más. Ahí viene.

Las muchachas miran por la ventana, y el asistente abre la puerta para el joven.

—Adelante joven.

—Muchas gracias.

Las hermanas abren sus ojos enormes, muy sorprendidas.

—Theo, ¿qué ocurre? —pregunta Joory.

—Tengo un asunto con tu padre.

—Qué alegría, eres un invitado especial. —Enlaza su brazo en el de Theo. Becky se limita a resoplar y mirando hacia la ventana del lado izquierdo piensa en que posible asunto tendría Theo con su padre.

No tardan demasiado en llegar, Theo es el primero en bajar, tiene la misma reacción que Joory al ver por primer vez la mansión.

—Ven, vamos adentro. —Lo jala Joory. Becky voltea los ojos.

—Bienvenidos. —Cinco domésticas los reciben. La abuela y el señor Coleman salen también.

—Bienvenidos muchachos. Becky ¿qué le ocurrió a tu uniforme, por qué llevas ropa de calle?

—Una estúpida me derramó jugo. —Mira a Joory—. Subiré a mi habitación.

El joven saluda educadamente.

—Pero que joven tan encantador. —Sonríe la abuela.

—Britter, ven conmigo. —El señor Coleman lo guía hacia su despacho.

Joory los mira alejarse con recelo. Mientras ingresan al despacho, Theo observa los lujos que desbordan en la inmensa casa.

—Britter ¿qué has pensando estudiar?

—Mi deseo siempre ha sido ser abogado.

—Serás uno excelente, no hay duda. Pero vamos a la razón de tu visita.

—¿De qué modo le pagaré?

—Es simple. ¿Te has fijado en relación de mis hijas?

—Pues no es la más buena.

—Lamentablemente ellas no se criaron juntas. Joory tenía la intención de llevarse bien con su hermana, sin embargo, Becky no la acepta. Te preguntarás porqué. Voy a contarte la razón y a partir de ello sabrás en que consiste tu trabajo.

🐝🐝🐝

La mucama se marea con los movimientos de Becky. Ir y venir de aquí para allá. Se pregunta que le preocupa. La joven se impacienta cada vez más, ¿por qué mi padre lo hizo venir? Se pregunta sin llegar a nada concreto, no encuentra una razón coherente.

Se sienta sobre la cama.

—¿Necesita algo señorita?

Becky levanta la mirada y se fija en la foto que limpia su mucama personal, se pone en pie y la toma. Un bello paisaje de Escocia.

—Ahí está. —Sonríe—. Eso es. Aquél tonto no pudo haberse pagado el viaje ni en sueños, esa es la razón por la que vino, mi padre se lo pagó.

—¿Qué dice señorita?

—Nada. —Sale de su habitación y se topa con Joory.

— ¿A dónde vas?

—No te incumbe. —Continúa su camino.

La pelirroja no se detiene y va tras ella.

—¿Estás curiosa por la visita de Theo?—La pregunta consigue detenerla—. ¿Sabes por qué Theo fue al campamento? —Becky escucha con atención sin voltear—. Yo se lo pedí a papá, él debe suponer que me gusta. ¿No tienes curiosidad que le pedirá a cambio?, ¿quizá que salga conmigo? — Becky queda aludida. ¿Su padre le pediría eso?, ¿Theo lo haría?, ¿se enamoraría él de Joory? Sin voltear a verla baja las escaleras ante la sonrisa de su hermana.

Con aquellos pensamientos, cambia su destino y se dirige hacia la piscina, se sienta en una de las butacas. Un gato bebé pasa por sus pies asustándola haciéndola pararse de golpe.

—¿Cómo entraste? —Se sienta nuevamente al ver de qué se trata, le toca la cabeza con recelo temiendo su reacción.

🐝🐝🐝

Theo no consigue salir del asombro, sabía que la actitud de aquella chica tenía un porqué, ahora sabe su secreto. Nadie la puede entender más que él, que vivió algo parecido.

—¿Por qué yo?, ¿por qué cree que seré capaz de hacer lo que me pide?

—Ya lo sabrás más adelante Britter.

El joven sale del despacho pensativo, ahora no lo entiende, pero lo entenderá, aunque no sabe cómo cumplirá su "misión"

Joory lo intercepta muy curiosa y no vacila en preguntarle.

—¿Es por lo del viaje que te hizo venir?

—Sí.

—¿Qué te pidió?

—Discreción.

—Theo. —Le da un golpecito en el hombro.

—Adiós Joory te veo mañana. —Acelera su paso.

La joven se muerde el labio, aquel muchacho le encanta. Lo ve salir entre suspiros.

Theo es despedido por las domésticas y Peter se acerca con el auto.

—El señor me dijo que te llevara a casa.

—No es necesario.

—Lo es para mí, no puedo desobedecer órdenes.

—De acuerdo como desee. —Está a punto de entrar más se acuerda de ella—. Señor, ¿sabe dónde está la abeja?

—¿Abeja?

—La arrogante señorita de la casa.

El asistente sonríe estando seguro a quien se refiere.

—Yo no, pero ella si —llama con señas a la mucama personal de Becky—. Llévalo con la señorita.

—Si.

Theo va tras ella, anonadado por la inmensa casa, aún no ha visto nada.

—Ahí está —la señala junto a la piscina.

—Gracias.

Theo la divisa de lejos, pero lo suficiente para verla sonreír con el pequeño gato. Jamás la había visto sonreír con sinceridad. Ahora que sabe todo, es diferente.

La joven sujeta al gato y lleva con ella, el muchacho la sigue sin ser visto.

Becky llega a la cocina sirve un poco de leche y se lo da al gatito. Theo continúa escondido. Evidentemente no es la Becky que todos conocen.

La abuela entra a la cocina por la otra puerta y se sorprende por el animal.

—¿Qué hace aquí? ¿Querida tú lo trajiste?

—No abuela, apareció en la piscina. Debió haber entrado sin que nadie lo notase.

—Pero no lo cojas, no debe estar vacunado, vas a enfermarte.

—Está bien, debe estar perdido. Le encargaré al jardinero que busque a su madre, debe extrañarla.

Theo sonríe suavemente y regresa con Peter.

🐝🐝🐝

—El sol resplandece, perfecto para la clase de natación —comenta Rita entusiasmada—. ¿Joory que estilos sabes?

—Yo ... No se nadar.

—¿No? Rayos, que mal. Yo aprendí a nadar a los diez años, estuve en las mejores academias de natación, siempre me crucé con Becky. Es la mejor nadadora que conozco.

Joory la mira con desdén.

—Pero no es tan difícil, aprenderás tú también y serás mejor que ella.

El maestro de deportes no tarda en llegar.

—¿Están todos? Llamaré lista.

Becky llega junto a sus amigas.

—Faltamos nosotras —recalca la rubia.

—Bien, todos de pie. Realicen calentamiento. Este trimestre tenemos natación. Mario veremos si este años logras entrar al concurso nacional. Tengo el reporte de los anteriores maestros, eres el mejor nadador. Becky lo es también, ¿por qué nunca has participado en ningún concurso?

—No es de mi interés —responde poniéndose el gorro.

—Bueno, todos a la piscina. ¿Hay alguien que no sepa nadar?

Joory levanta lentamente su mano.

—¿Por qué no sabes nadar?

—En las escuelas públicas no hay piscina maestro —se apresura Jane.

— ¿Eres Joory? —Le pone mala cara el maestro.

—Lo siento —responde Jane bajando la cabeza.

Rita se mofa de ella.

—Bien agrúpense de cinco en cinco. Joory ven conmigo.

El maestro toma un pequeño espacio de la piscina para enseñarle a Joory lo básico.

—Lo principal es que sepas contener la respiración bajo el agua. Debes practicar. Sumérgete bajo el agua.

Cogiendo su cabeza la empuja hacia abajo mas la joven sale al instante.

—No puedo. —Da grandes bocanadas de aire.

—Será realmente difícil, pero aprenderás cueste lo cueste.

El resto de alumnos compiten de cinco en cinco. En una ronda coinciden Becky, Theo y tres alumnos más. Mario toca el silbato, y los cinco salen a la misma vez, pero a dos metros la pareja marca distancia. Theo se adelanta un poco más, pero como era de esperar Becky no iba a permitirlo. Nada aún más rápido alcanzándolo. Nadan ida y vuelta en tiempo récord.

—Empate —dice Mario entregando el silbato a otro compañero.

Daniel le alcanza una toalla a Becky.

—Lo hiciste bien, deberías inscribirte en la competencia junto a Mario.

—¿Dónde aprendiste? —Lo ignora dirigiéndose a Theo.

—Mario me enseñó.

—Deberías entrar en competencia —opina Charlotte.

—No tengo tiempo.

Coge una toalla pequeña poniéndola sobre su hombro.

La clase termina, todos se meten a las duchas. Becky es la última en salir. Lleva su ropa en una pequeña mochila. Al salir ve a su hermana mirando a la piscina.

—No perteneces aquí.

Joory voltea a verla.

—Todo esto me quitaste, te quedaste con lo mío, pero he venido para quedarme.

—No eres dueña de nada, ni siquiera de lo que llevas puesta. —Se aproxima hacia ella haciéndola retroceder—. Quieres ser igual que yo pero no eres nada. —Avanza un paso haciendo que Joory caiga en la piscina, gran cantidad de agua sale por el impacto.

Un destello pasa por su mente, la misma situación.

Años atrás.

Su cuerpo se hunde por la fuerza de caída.

—Mamá —consigue decir, sin ser escuchada. Lo único que logra es provocar burbujas en medio del agua.

—¡Joory! —Escucha la voz de su madre.

Mamá aquí estoy, ayúdame.

El agua le impide hablar, y el miedo se apodera de ella, y de repente todo se torna oscuro.

Becky se asusta al ver que ni siquiera consigue ponerse de pie. Está muy alterada, y lo único que consigue es hundirse más.

—Qué tonta —espeta.

—¡Mamá! —grita Joory, haciendo que la pelinegra tenga un escalofrío.
Es igual que aquella vez, aquella maldita vez. Lanza su mochila a un costado y se mete a la piscina de un salto. Nada hacia ella con el corazón en la boca, posiciona su brazo sobre su cuello y la saca a duras penas.

—Joory, ¿estás bien?

La pelirroja tose un par de veces y la queda mirando nerviosa, aun continúa asustada. Una vez que recupera su ritmo respiratorio, Becky se pone de pie y le lanza una toalla, caminando otra vez a las duchas.

🐝🐝🐝

—¿Dónde están las señoritas Coleman? —pregunta el maestro de biología.

Todos se miran haciéndose la misma pregunta. En un instante aparece la respuesta, las dos jóvenes ingresan con el cabello mojado.

—¿De donde vienen?

Las Muchachas se sientan sin responder a la pregunta ante la mirada curiosa de todos.

—Como sea. La próxima semana es la feria de ciencias, dividiré el salón en cuatro grupos de cinco, ya están divididos. Es un concurso de suma importancia —empieza a leer los integrantes de cada grupo—. Y los dos últimos grupos: Joory, Theo, Charlotte, Miranda y Vania. —Charlotte refunfuña—. El último grupo: Becky, Mario, Jane, Daniel y Santiago.

—El proyecto debe ser presentado el próximo viernes.

🐝🐝🐝

La semana transcurre en apuros, cada grupo ocupado en su trabajo. Becky se reúne con el suyo en el departamento de Mario.

—Hemos trabajado toda la tarde, estoy muerto. —Mario se lanza a la mesa.

—Yo muero de hambre. ¿Mario vamos por comida?

—Vamos Jane. Ya volvemos.

—Yo también necesito un descanso, ¿un juego en la consola? —propone Santiago a Daniel.

—Dale.

Becky decide estirar las piernas, conociendo el departamento. Busca el baño, se moja la cara y sale nuevamente. A su izquierda divisa una puerta entreabierta, entra y reconoce inmediatamente a quien le pertenece.

¿Por qué no hay ni una sola foto de su familia, ¿Qué pasó con sus padres?

Se pregunta. Solo hay una foto en un porta retrato, Mario y Theo salen muy sonrientes. La toma y mira de cerca, parecen ser muy buenos amigos. Está por dejarla en su lugar mas un pequeño papel cae de en medio. La joven se agacha para recogerlo, es una foto pequeña, de un niño junto a su madre, se pregunta si se trata de él. Alguien le arranca de fuerza la foto, tomándola por sorpresa, ella voltea asustada.

—¿Qué rayos haces aquí? —El rostro furioso de Theo la congela por completo.

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