K: Kinomoto
Letra N°11
K
Kinomoto
...
Sonomi Daidouji era una mujer empoderada, presidenta de su propia compañía y de carácter indomable. Parecía que nada la hacía doblegar o que nada afectaba su espíritu, pero no era así. Había una palabra, un simple apellido que sacaba su lado agresivo, y todo su porte y gracia se iban con el pensamiento: Kinomoto.
El apellido de su profesor de la preparatoria, ese mismo profesor que enamoró a su adorable prima cuando ambas eran sus alumnas y la separó de su familia.
Para Sonomi, Nadeshiko fue un ángel sin alas. Tan bella, siempre compartiendo sus energías a través de su sonrisa. Nunca pudo soportar que su prima adorada dejara todo por ese profesor. Su fortuna, su herencia y su familia... Y a ella... Eran como hermanas, pero pasaron a ser dos seres totalmente desconocidos.
Aquello siempre sería una astilla en el corazón de Sonomi, no haberse acercado a su prima, no haberla buscado y compartir con ella, los primeros años de vida de sus hijas...
Era increíble pensar que esas dos niñas, que siempre vivieron en sus mentes, Tomoyo y Sakura, iban a ser mejores amigas, iban a hacer todo juntas y apoyarse. Terminaron conociéndose y convirtiendo en realidad, aquella ilusión de un par de primas en sus días de adolescencia.
Sakura para Sonomi era como un pequeño bálsamo que aliviaba esa astilla en su corazón. Cuando Tomoyo le contó sobre ella, nunca se imaginó que hablaban de la hija de Nadeshiko. Cuando lo supo, todo cambió para ella.
Porque ver el color verde de los ojos de la pequeña Sakura, era como ver el de su adorada Nadeshiko. Aunque claro, eso la llevó a reencontrarse con el ser al que ella culpaba de todos sus males.
Sacudió la cabeza para salir de sus recuerdos, cuando una de las doncellas, que trabajaba en la mansión, le informó que el señor Li y la señorita Kinomoto estaban en la casa.
¡Ese apellido!
—¡Sakura! —la corrigió, con las palabras entre dientes— ¡Es la señorita Sakura, no la señorita Kinomoto! —la pobre chica hizo una reverencia, algo asustada, a su jefa y se retiró.
Sonomi suspiró.
Aunque, actualmente, podía conversar con el profesor Kinomoto por el bien de las relaciones familiares, le costaba aun acostumbrarse a ese apellido.
En cambio, había un apellido que no le importaría asociar a la pequeña Sakura. Sonrió.
La pareja de Sakura, a diferencia de la de su madre, había caído muy bien en la familia Amamiya. El abuelo Masaki había sido gratamente sorprendido por Shaoran, desconociendo totalmente su situación familiar, lo cual fue un buen plus cuando le contó quien era el pequeño niño que se veía tan incómodo y asustado en su presencia: Nada más ni nada menos que el próximo sucesor del Clan Li, uno de los Clanes más ricos y poderosos de todo China.
Sonomi siempre lo supo. Tanto él como su prima, estuvieron viviendo toda una semana con ella y su hija, aquel verano cuando Tomoyo y Sakura cursaban el sexto de primaria. Ahí pudo conocer por teléfono a sus padres e, increíblemente, consiguió muchos contactos para llevar sus productos hacia aquel país.
Los negocios empezaron a fluir entre ambas familias, sin afectar la relación de los jóvenes, puesto que ninguno de ellos estaba al tanto. Ni siquiera Tomoyo.
Sonrió cuando los vio entrar al comedor junto con Tomoyo, la cual parecía reírse de la joven pareja porque venían bastante sonrojados.
—¡Muchas gracias por aceptar mi invitación! —exclamó, antes de saltar a abrazar a su pequeña Sakura.
—De nada —Shaoran a su lado, veía a la pobre Sakura ser asfixiada por la madre de Tomoyo—. Gracias a usted por invitarnos.
—¡Vengan! —soltó a Sakura y la encaminó de la mano hasta donde tenía colocada la mesa para ellos cuatro— Espero que todo sea de su agrado.
—¡Vaya! —Sakura quedó sorprendida de los diversos platillos que había sobre la mesa.
—¡Sentémonos! —pidió Sonomi y todos tomaron asiento. Tomoyo se sentó a su derecha, Sakura a su izquierda y Shaoran al lado de ésta. Muerta de la curiosidad, al ver a su hija sonreír tanto, le preguntó a qué se debía.
—¡Es que anoche pasaron su primera noche juntos! —exclamó la chica de ojos amatistas, provocando que ambos castaños se incomodaran en su lugar.
—¿Ya? —Sonomi los miró, perpleja—. Bueno —acomodó su voz—, no sé por qué me sorprendo tanto, a los dieciséis Nadeshiko ya estaba casada...
Shaoran abrió los ojos ante aquellas palabras, al contrario que Sakura, que la miraba sin entender que tenía que ver.
—¡No es lo que piensa! —se atrevió a corregir, rápidamente, el único hombre de esa mesa.
—¿No? —los ojos azules de Sonomi brillaron en confusión.
—Lo que quiso decir su hija... —Shaoran la miró de reojo, pero Tomoyo solo estaba sonriente con los ojos cerrados.
—Nosotros —Sakura interrumpió a Shaoran—, no tenemos planes de casarnos, todavía, pero, me gustaría —ante aquella frase, los tres se quedaron en silencio, simplemente mirándola como hundía la cabeza entre los hombros, apenada. Shaoran estaba asombrado, pero madre e hija estaban -sin dudas- maravilladas pensando ya en la gran boda.
Sonomi sonrió y aprovechó ese momento para hacerle su pedido.
—¡A mí, realmente me alegraría que cambiaras de apellido apenas cumplas los dieciocho! —junto ambas palmas y las dejó bajo su mejilla derecha— Sakura Li —exclamó en voz alta—. Suena mucho mejor que Sakura Kinomoto, sin dudas —afirmó.
—¡Estoy totalmente de acuerdo, madre! —también afirmó Tomoyo, quien ya había sacado su teléfono celular para grabar a la pareja que permanecía con los ojos cerrados y la cara tan roja como un tomate—. De todas formas, me refería a que ayer empezaron su convivencia por el mes que el señor Fujitaka estará en el extranjero.
—Oh —exclamó Sonomi—, ¿Y qué tal la han pasado?
—No hemos compartido mucho aún —Sakura comentó al momento que unas doncellas traían el almuerzo—. Llegamos al departamento casi en la tarde, noche, ya que antes, fuimos a despedir a mi padre en el aeropuerto. Y no creo que haya mayor problema —lo miró con una sonrisa—. Como conversamos anteriormente entre nosotros, yo estoy acostumbrada a vivir con hombres, por mi papá y mi hermano; y él está acostumbrado a las mujeres por sus hermanas, su madre y Meiling, así que, en temas de respeto y orden, no tendremos mayor inconveniente, ¿verdad?
Shaoran sonrió por sus palabras. Tomó la mano de Sakura y le dio un pequeño apretón como muestra de confianza.
—Totalmente —respondió. Acto seguido, ambos se quedaron enganchados de la mirada del otro y solo salieron de él, cuando sintieron el flash directo en la cara.
—Lo siento —Sonomi se disculpó, volviendo a tomar asiento—. No pude evitarlo, se veían tan bellos y son tan fotogénicos los dos... —exclamó, mirando la foto que tomó— ¡Qué envidia!
—En todo caso —Shaoran volvió a tomar la palabra mientras se ponían a comer de una vez—. Wei, mi tutor, estará aquí en un par de días. Se vio atrasado por un inconveniente en casa, pero espero que esté en Japón, antes de iniciar la preparatoria —y tras aquellas palabras que Sonomi escuchó atentamente, Sakura se vio atorada con un pedazo de carne— ¿Estás bien? —le preguntó, dándole la copa de agua.
Sakura tomó agua y, tras aclarar su garganta, miró a su novio con una sonrisa.
—Estoy bien, no te preocupes —respondió con una sonrisa nerviosa que a Tomoyo no le pasó inadvertida.
La charla durante el almuerzo fue mucho más relajada, para alegría de la pareja de magos. Tomoyo pidió disculpas a su madre y con un gesto, le pidió a Sakura que la acompañara. Así que, mientras Sonomi y Shaoran disfrutaban de un té digestivo, las amigas subieron al cuarto de Tomoyo.
La chica de larga cabellera no tardó en arrinconar a su amiga de ojos verdes, por información.
—¿Tomoyo? —preguntó confundida.
—¿Qué pasó con el pobre Wei? —preguntó, directa— Recuerdo que cuando vino para la graduación, estaba bastante bien de salud.
—No le pasó nada a él —respondió Sakura, liberándose de su amiga para adentrarse en la habitación— ¿Dónde está Kero?
—Debe estar dormido —contestó Tomoyo, quien no quitaba la mirada perspicaz sobre la castaña—. Anoche vio videos hasta tarde... —volvió a acercarse a Sakura— ¿Y? ¿Me contaras o tendré que llamar a Meiling?
—Pues —Sakura ocultó las manos detrás de ella—, quizás Meiling y mis cuñadas lo retrasaron a propósito.
La cara de Tomoyo se transformó, de una inquisidora a una totalmente perpleja.
—¡No lo puedo creer! —exclamó— ¡¡Lo hicieron a propósito!!
—Tal vez —dijo Sakura moviendo sus hombros—, yo lo sugerí...
—¡¡Y así te enojas por mis camisones!! —protestó la chica de cabello largo.
—¡Eso era demasiado revelador! —exclamó abochornada—. No quiero provocarlo a ese punto.
—Menos mal que aclaras que no, a ese punto —ante las palabras de Tomoyo, Sakura se mordió la lengua, había hablado de más— ¿Qué le has hecho al pobre chico?
—Nada —se defendió rápidamente—. Solo que anoche si dormimos juntos —le indicó corriendo la mirada—, ya sabes, compartir la misma cama...
—¿Ya empezaron a practicar como hacer a mis sobrinos? —el color en las mejillas de Sakura se intensificó.
—¡No a ese punto! —Sakura llevó las manos a sus mejillas, ocultando su rostro con ellas—. Solo dormimos, dormimos.
—¿Y por qué juntos?
—Vimos una pelicula —le contó— y me quedé dormida.
—Uh...
—Pero, ¿sabes? —Sakura cerró sus ojos, como si tratara de recordar la sensación cálida que sintió cuando abrió sus ojos y lo primero que vio fue el rostro de Shaoran—. Se sentía tan bien, estar así en sus brazos. Como si estuviera acostumbrada a estar en ese lugar.
—Bueno —Tomoyo se cruzó de brazos—, realmente si estás acostumbrada —le recordó— ¿Recuerdas lo que te pasaba cuando cambiabas las cartas Sakura? —mencionó, como si entrara a su nube de recuerdos apreciados—. Quizás tú no eres muy consiente porque te quedabas dormida, pero antes de caer, siempre buscabas los brazos de Li y déjame decirte, querida Sakura, que no fue una o dos veces... era la mayor parte del tiempo. Lo buscabas como un imán.
—Oh —fue lo único que Sakura puro decir.
—Y él, siempre te dejaba estar en sus brazos, hasta te acomodaba para que pudieras descansar mejor —dio un aplauso y entrelazó los dedos de sus manos para apoyarla en su mejilla derecha—. Si vieras como te miraba y, a veces, inconscientemente, te acomodaba el cabello... —suspiró—. El pobre chico siempre estuvo loquito por ti y tú también, aunque te costó bastante aceptarlo.
Pese a que debería sentirse totalmente apenada por lo que Tomoyo le estaba contando, no era así. Sentía en su pecho una sensación muy cálida.
Cuando regresaron hacia el living donde Sonomi estaba hablando con Shaoran, la chica de ojos verdes se quedó admirando a su novio.
No podía haber elegido a nadie mejor... estaba segura de ello.
Y luego, posó sus ojos en Sonomi. Quizás el deseo de la prima de su madre no fuera tan descabellado, porque después de todo... La idea de cambiar de apellido, también la estaba seduciendo cada vez más.
...
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Proxima letra: L de Lento
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31 de Mayo
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