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🌷 «Olvidadizo» 🌷

A Luhan nunca le ha gustado ser un chico ordenado. Lo odia desde secundaria, cuando peleaba con su madre por no asear su habitación y los profesores le retaban debido a su falta de organización. Que si sus apuntes no correspondían a la asignatura, que si su taquilla no cerraba como debía de tantas cosas que ingresaban en ella o que si su mochila parecía la otra entrada a Narnia. Para ser sinceros, no es como si Luhan hubiera elegido ser un tipo desordenado pero es que en realidad, su cerebro no estaba configurado para recordar tantas cosas.

La mayoría de sus descuidos se debía más al olvido y es que, todas esas veces que el castaño presentó al señor Choi un cuaderno que no era el suyo en realidad era que se había dejado el correcto en casa y le había dado vergüenza aceptar la realidad. ¿Cuándo se negaba rotundamente a asear su recámara? Si Luhan movía una sola cosa ahí, todo lo demás se decidía a cambiar de lugar y ya era lo bastante olvidadizo como para auto atormentarse el mismo.

En toda su vida, Luhan nunca se había encontrado con alguien que comprendiera a su mala memoria o que se compadeciera de él que llevaba el uniforme deportivo cuando no le correspondía. En el Instituto, Minseok solía burlarse siempre que se dejaba la bata de laboratorio en su hogar pero aparecía con la casaca para la práctica de futbol. ¿Y qué decir de Yi Fan? Si el gigante parecía ser el obseso de orden y la limpieza.

Cuando Junmyeon llegó a su vida, siendo el elegante pero desordenado muchachito que era, Luhan tuvo su oportunidad para devolverle las mofas a su amigo y es que, Yi Fan estaba tan enamorado que pasaba por alto todas las cosas que Suho rompía al ser tan despistado. En realidad, el mundo sabía lo que decía cuando expresaba que la vida ponía en su sitio cada cosa que fuera necesaria.

Porque así como Yi Fan encontró al desastre que puso alegría y aventura a su vida, Luhan se fue a encontrar con el príncipe de memoria como computadora que se dedicaba a recordarle las cosas antes de que las olvidara. O a resolverle la vida si es que ya se había dejado las manualidades de mariposas que necesitaba para el festival:

—¡Ey, Luhan! —exclamó Sehun desde el patio escolar, con la bolsa de mariposas en una mano y una sonrisa radiante en los labios. Al instante, Luhan dejó atrás el pasillo y se acercó hasta su marido para abrazarlo y agradecerle que hubiera vuelto corriendo a casa por su trabajo de media semana.

—¿Cuándo dejarás de ser tan lindo? —le preguntó el castaño antes de besarlo en la mejilla. Aunque quisiera comerlo a besos, no podía dar esas muestras de afecto frente al montón de niños que les observaba desde el salón.

—Tal vez cuando dejes de ser olvidadizo —se mofó Sehun y no tardó mucho en despedirse porque debía volver al hospital y dejar a Luhan trabajar.

¿Qué habría sido de Luhan si Sehun no hubiera llegado a su vida? No lo sabía y no le interesaba en lo más mínimo llegar a averiguarlo. Porque ya fueran las llaves («Estaban pegadas en la puerta) o los vegetales para la cena («La cajera los ha guardado porque olvidaste tomarlos»), Sehun siempre estaba ahí para poner en orden lo que su adorable marido pasaba por alto en sus cavilaciones.

Ya fuera porque lo quería y no le agradaba dejarlo haciendo el ridículo o porque cuando nació, había sido programado precisamente para ser el razonamiento de un tipo llamado Lu, Sehun no parecía molestarse nunca porque fuera un olvidadizo y es que, de entre todas las personas, era el joven médico el único capaz de entender que Luhan soñaba y lo hacía incluso cuando estaba despierto. Que se dejaba arrastrar a su mundo y no le preocupaba demasiado volver a la realidad y que la mitad del tiempo que pasaba divagando, lo hacía precisamente pensando en Sehun.  

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Seré sincera, no encontré palabras inspiradoras con Ñ, así que he decidido fingir que la ene con sombrero no existe 😂

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