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🌷 «Helado» 🌷
El verano ha llegado a la ciudad. Con un calor infernal que provoca bochornos a partir de las tres y el índice más alto del año en cuanto a ventas de agua y helado que tal tienda de conveniencia han registrado.
Aunque no debería de hacerlo, Luhan está contento de haber comenzado el período vacacional y estar lejos de sus niños. No es como que el calor lo ponga de malas —aunque si lo hace —pero el profesor es remilgoso y le teme a la sangre. Debido al calor, los últimos días se habían plagado con uno o dos niños con sangrado nasal y Luhan a punto de desmayarse.
En el hospital, Sehun también ha debido atender uno que otro caso de insolación y aunque no han sido muchos, sus cinco días de vacaciones por el verano le sientan perfectos para sentirse él también un poco cansado y ligeramente más tostado. Aunque ha tenido la intención, su reservación por tres días en isla Jeju se ha ido al trasto y es que, debido al clima en la gran urbe, la mayor parte de los ciudadanos ha elegido emigrar temporalmente a las playas, bosques y montañas.
Sin opciones para marcharse —porque ir a visitar a sus suegros allá en la lejana China no es una opción (ellos siempre quieren quedarse a Luhan alegando que él se lo robó cuando tenía dieciocho y le drogó con toloache) —, ambos debido resignarse a tapizar la nevera con botes de helado y hacer hielitos al por mayor para arrojar a sus vasos cada vez que la sed les reseca los labios.
—¡Ah, Sehun-ah! —exclama Luhan, tumbado cual estrella de mar sobre la alfombra de la sala—. ¡Asómate a la ventana y dile al maldito sol que se apague por un rato! —
—Me encantaría hacerlo, ángel. Pero temo que un vecino me oiga y llame a la policía tomándome por loco— Sehun sonríe mientras se deja caer en el sofá y da un largo sorbo a su agua helada antes de dedicarse a contemplar a Luhan.
La única cosa buena que Sehun ha encontrado al verano es por supuesto lo que el calor provoca que su marido vista. Shortcitos tan cortos que sus muslos danzan desnudos la mayoría del tiempo y camisetas sin mangas que dejan al descubierto aquellos brazos delgaditos y más piel en su cuello, de la que está acostumbrado.
Definitivamente, llevar a Luhan a la tienda vistiendo de esa forma, le ha provocado un par de buenos malos ratos. No obstante, es la temperatura y la absoluta inocencia del chico lo que ha obligado a Sehun a comportarse y no golpear a los tipos que miran demás donde su marido. Sobre tocarlo y besarlo aunque la gente le mire raro, no puede decir lo mismo.
—¿Se ha terminado la dotación de helado? —pregunta el castaño, sin alterar ni un ápice su cómoda posición.
Al contrario, Sehun se levanta y anda hasta la cocina. Siente un genuino placer al abrir la nevera y sentir las bajas temperadas y uno mucho más grande cuando advierte que aún quedan un par de helados aguardando ser devorados. Tomando uno y regresando a su sofá, su sonrisa es pícara al levantarlo y decir que:
—Es el último. Así que si lo quieres, tendrás que venir por él acá —no debe repetirlo. Andando a gatas hasta el sofá, Luhan se las ingenia para trepar hasta él y antes de poder procesarlo, Sehun se encuentra cómodamente espatarrado en todo su largo con su marido encima de su regazo y sus finas manos apoyándose en sus costados.
—Quiero mi helado, Sehun-ah —le reta Luhan con esa mirada de gatito molesto que causa mariposas en el estómago del menor.
—Yo también quiero —sonríe y abre el envoltorio.
Da un mordisco pequeñito al dulce frío y se relame los labios asegurándose de untarlo. En un instante, Sehun tiene la boca cubierta de helado con sabor a menta fresca. Siente los labios helados y la mirada de Luhan devorándolo.
—Si querías que tebesara, solo tenías que pedirlo —no agrega nada más, simplemente, Luhan seinclina para besarlo. Le limpia el helado usando la lengua y se asegura dedegustarlo cuando es la de Sehun la que ingresa en su cavidad. Poco más tarde,ambos se han olvidado del postre que amenaza con derretirse en sus manos.
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