👻 Capítulo 9


And, I didn't know if you knew, so I'm taking this chance to say
That I had the best day with you today...


– Y... ¿a dónde vamos? – preguntó Magnus, mientras se sentaba en la cama de Alec y le veía vestirse.

El plan era salir. Era raro para Alec dado que Magnus era invisible para los demás, pero eso ya no le importaba. Le había prometido a Magnus dejar el caso por un rato, y para hacer que Magnus lo olvidara había decidido salir con él. Era el tercer día desde que habían dejado el caso y Jace parecía de mejor humor. Al igual que Magnus quien volvía a ser creído y molesto, cosa que hacía sonreír a Alec. Se habían vuelto más cercanos, y Alec no podía evitar sentirse feliz a su lado.

– Pensaba en ir al cine, – contestó Alec, arreglándose el cabello. Se había puesto la ropa que Isabelle le había regalado después del desfile de modas, y al girarse encontró a Magnus admirando su cuerpo. Alec intentó no darle importancia, simplemente había elegido la ropa al azar, no porque le gustara la forma en que Magnus le miraba. – ¿Está bien esta ropa? – Alec se sonrojó.

Magnus estaba perdido comiéndose a Alec, así que nada más pudo asentir. – Si, perfecto, – tartamudeo, mordiéndose el labio. – Lo haces a propósito, ¿cierto? –

– ¿Qué hago? – contestó Alec, juguetón.

– Verte irresistible, – Magnus le rodeaba con la mirada, como un gato viendo a su presa. – No me quejo. ¿Quieres verte bien para mi? –

– Si, – soltó Alec, sintiendo como su rostro se ponía rojo.

– Me gusta cuando eres honesto, detective, – dijo Magnus, deteniéndose detrás de Alec y poniendo sus manos en sus hombros, mandando electricidad por todo su cuerpo. Alec cerró los ojos y soltó un suspiro. – Me siento halagado, que quieras verte bien para mi. ¿Por qué? –

– Yo no...– Alec abrió los ojos, dando un paso lejos.

– ¿Te gusta que te de cumplidos? – Alec sintió que su garganta se secaba cuando Magnus caminó hacía él, dejándolo contra la pared y atrapándolo. Bueno, podía atravesarlo, pero ahora mismo no podía pensar racionalmente. – ¿O quizá te gusta la forma en la que te miro? –

– No seas engreído, – Alec dijo. Odiaba ser un libro abierto. – Eso no tiene nada que ver. –

– Mmm, ya no eres honesto, detective, – Magnus dio un paso atrás, pero aun tenía esa sonrisa que Alec quería borrar. Magnus por el otro lado, se le encantaba poner nervioso al detective. – Bromeaba Alexander. Pero si te ves bastante bien. –

– Gracias, – Alec sonrió tímidamente, sin poder acostumbrarse a los cumplidos. ¿tenía que devolverlo? – Tu también te ves bien. –

– ¿No siempre luzco bien? – preguntó Magnus creídamente, y Alec asintió.

– Si, siempre, – dijo Alec sin pensar, sonrojándose de nuevo. – Qui-quiero decir que tu... um. Tu sabes. –

– Eres adorable, Alexander, – susurró Magnus, acercándose cada vez más.

Alec abrió mucho los ojos y su boca se abrió como pez cuando Magnus se inclinó y depositó un beso en su mejilla. Aunque no se sintió nada como un beso, el corazón de Alec se aceleró y brincó.

– Realmente adorable, – dijo Magnus, alejándose y desapareciendo por la pared, dejando a Alec completamente confundido y sin palabras, solo en la habitación.

Alec se sentó en la cama, acariciando con sus dedos la mejilla donde Magnus le había besado. ¿Qué había sido eso?

Durante el camino al cine y toda la película, Alec seguía en su mundo. ¡Magnus le había besado! Aunque solo había sido en la mejilla, no sabía que pensar. Se supone que eran amigos, pero los amigos no se besaban en la mejilla así, ¿cierto? También le había llamado adorable e irresistible varias veces. Al principio Alec lo encontraba molesto, pero ahora le encantaba que lo hiciera. Sabía que era tonto e ilógico, ya que Magnus era un fantasma, pero no podía negar lo que su corazón estaba sintiendo.

Magnus estaba a su lado, por suerte la sala de cine estaba casi vacía. Mientras Alec comía palomitas y fingía ver la película, Magnus observaba a Alec. ¿cómo podía concentrarse en una película teniendo a un guapo detective vestido con su ropa favorita, a su lado?

Magnus sonrió, decidiendo hacer algo y ver su reacción. Pasó su brazo por los hombros de Alec, quien tembló por el frio del fantasma, y se giró a verlo.

– Magnus, – sise Alec y el fantasma simplemente fingió seguir viendo la película. Alec giró los ojos al pensar que Magnus solo quería molestarle. – Quita tu brazo, – susurro.

– ¿Por qué? ¿Te estoy distrayendo, detective? No es como si le estuvieras prestando mucha atención a la película, ¿o si? – preguntó juguetón, recibiendo una mala mirada de Alec, quien el mismo se quitó el brazo de Magnus.

Magnus sabía que Alec estaba en otro mundo por le beso de hace rato. Era adorable lo que solo un beso le provocaba a Alec. Pero es que Magnus no había podido controlarse.

Alec suspiró y se giró hacía la pantalla. Gracias a dios que la sala estaba oscura, porque probablemente estaba igual de rojo que un tomate, y si Magnus lo llegaba a notar, no habría quien lo detuviera. Para su suerte, Magnus se controló durante el resto de la película, así que Alec estuvo todo ese tiempo pensando en el beso y el brazo de Magnus abrazándole.

Cuando salieron del cine, Alec pensaba que hacer a continuación, ¿quizá caminar? Se le antojaba algo de comer, pero dado que Magnus no podía comer, era una mala idea.

Magnus solo le observaba. Realmente no le importaba a donde fueran mientras estuvieran juntos. Por primera vez en mucho tiempo, se la estaba pasando de maravilla y todo era gracias a Alexander. Sabía que no duraría mucho, Alec reanudaría la investigación. Pero por ahora era feliz en esa pequeña burbuja, solo con Alec.

– ¿Y ahora a donde vamos, Alexander? – preguntó Magnus, rodeando a Alec y sonriendo.

– Podríamos solo caminar, – sugirió.

– Suena encantador, – sonrió Magnus, iluminando el mundo de Alec. Magnus notaba como Alec no paraba de mirarle mientras mordía su labio y Magnus pretendía no notarlo. Era adorable. – Hasta parece una cita, – soltó Magnus.

– ¿Qué? – jadeó Alec, con la cara roja.

– Relájate, – Magnus soltó una carcajada. – Es una broma. – aunque Magnus quería que no lo fuera.

– Oh bien, – Alec suspiró aliviado, sin entender porque ahora Magnus parecía decepcionado. A el también le gustaría que esto fuera una cita, si Magnus no estuviera...– Y ¿te gustó la película? –

– ¿La verdad? Ni siquiera se de que trató. Tu perfecto rostro me distrajo todo el tiempo, – contestó Magnus juguetón.

– ¡Deja de molestarme! – Alec se quejó.

– ¿Por qué no me crees? – preguntó Magnus riendo al ver como Alec gruñía, haciendo que otras personas se le quedaran viendo. – Shh, baja la voz detective. –

Magnus iba riendo mientras Alec solo pensaba en que llegando al departamento tenían que hablar. Principalmente sobre el beso de ese día. Necesitaba respuestas o se iba a volver loco.

Cuando llegaron al departamento, Alec se quedó en silencio por unos momentos, tomando coraje y determinación, pensando en el beso.

– Magnus, necesitamos hablar, – por fin logró decir, sentándose en el sofá.

– Claro, – Magnus apareció a su lado, con expresión entusiasmada, esperando que Alec continuara.

– ¿Te la pasaste bien hoy? – preguntó Alec, bajito.

– Claro que si, – contestó Magnus feliz. – ¿Y tu? –

– Si, – contestó sin pensar. Luego tomo una bocanada de aire y se acercó a Magnus. – ¿Puedo preguntarte algo? –

– Claro. –

– Antes de que saliéramos tu... me besaste, – Alec sentía como su rostro se enrojecía, y Magnus sonrió divertido. – ¿Por qué? –

– Fue solo un beso. Nada más. Además fue en la mejilla, – dijo Magnus con simplicidad, notando como la mirada de Alec se volvía tímida. – ¿No te gustó? – susurró Magnus.

– Se sintió bien, – suspiró Alec, sintiéndose nervioso.

– Me alegra escucharlo, – Magnus se acercó aun más. – ¿Por qué tan tímido, cariño? – preguntó suavemente.

– No lo estoy, – masculló Alec, sabiendo que ni el mismo podía engañarse. Más aun sintiendo como Magnus se acercaba cada vez más a el. Lentamente tomó su rostro entre sus manos. Los ojos del detective se abrieron sorprendidos, pero nuevamente no dijo nada. El tacto frio de Magnus ya no le desagradaba. – ¿Qué estás haciendo, Magnus? –

– ¿No puedo? – susurró Magnus.

Y Alec se rindió. No podía decirle que no si le preguntaba de esa forma. Alec cerró los ojos lentamente, sintiendo las manos de Magnus en sus mejillas. Alec abrió los labios y soltó un suspiró, y la sonrisa feliz de Magnus se convirtió en una triste.

No era justo. Quería estar con Alec, lo quería demasiado, pero no podía. No podía ofrecerle el futuro que alguien más podía, y sentía celos por esa persona. Un nudo se formó en su garganta, al darse cuenta que lo que sentía por Alec era amor. Haría y daría lo que fuera por tener una oportunidad real con él.

– Magnus, – susurró Alec, al ver la expresión en su rostro. Alec acarició su mejilla, lentamente, y Magnus sintió calidez en su cuerpo, gracias a ese toque. – ¿Puedes sentir esto? – preguntó suavemente, moviendo su pulgar sobre la mejilla de Magnus.

– Si, – la voz de Magnus temblaba, mientras colocaba su mano sobre la de Alec.

– Bien, – su corazón iba a mil por hora. No habían cruzado la línea aun, eran solo amigos, intentando hacer sentir mejor al otro.

Alec frunció el ceño. ¿A quien quería engañar? Lo único que deseaba era presionar sus labios contra los de Magnus. Estaba enamorado de Magnus. Mierda. Lo había admitido, ¿ahora qué?

– ¿Puedo intentar algo? – susurró Magnus contra los labios de Alec, quien tembló al sentir su aliento y la mano de Magnus contra su cuello.

Para Magnus, Alec se veía adorable. Gentilmente acarició su labio inferior, sintiendo el gran deseo de besarle. Aunque no sería un beso real, ya que era un fantasma, quizá lo mejor fuera que no...

– Si, – suspiró Alec sin pensar, callando la voz de la razón de Magnus.

– Alexander, – Magnus cerró la distancia entre ellos, algo que llevaba soñando desde que se conocieron, y presionó sus labios contra los de Alec.

Alec cerró los ojos cuando sintió la presión contra sus labios, dándose cuenta que Magnus le estaba besado. Su cuerpo se calentó, y a la vez se congeló, temiendo arruinarlo todo. Temía que si se movía, la sensación desaparecería, por ello no regresaba el beso. Beso que se sentía maravilloso, un simple toque le hizo sentir tantas cosas.

Magnus temió haber hecho algo mal, haber traspasado una línea. Hasta que vio una pequeña sonrisa en Alec, que le animó a ir por más, besándole de nuevo. Era una sensación fenomenal, cálida, incluso para su frío cuerpo, que le hizo sentir vivo.

Alec abrió los ojos lentamente, completamente hechizado por Magnus. – Magnus...–

– Shh, todo está bien, – susurró Magnus, inclinándose para besar al detective de nuevo.


¡Por fin se besaroooon!!! 😍😍

Siento haber desaparecido, pero ya saben como soy. Estoy en finales y toda ajetreada. Una disculpa y gracias a los que decidan esperar 💜

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