👻 Capítulo 4


Magnus de nuevo se encontraba perdido y caminando en la oscuridad, abandonado y temblando por la frialdad familiar en su cuerpo. Se sentía atrapado y casi no podía respirar, sintiendo el pánico mientras gritaba por ayuda. Hasta que finalmente una luz apareció en frente de él y pudo escuchar algo.

Pero solo aumentó el terror, al escuchar gente gritando por ayuda. Niños gritando y sirenas de policía. Se encontraba en el frio piso sin poder pararse y sin ser capaz de ver nada. Todo le dolía.

Y de la nada, la oscuridad desapareció y se encontró en medio del suelo de concreto, en el mismo gran puente de antes. Magnus no sabía que puente era, no podía recordar su nombre. Pero sentía que le conocía bastante bien.

¿Cómo podía recordar la dirección de Alec pero no el nombre del puente? ¿Y porqué siempre terminaba ahí? Magnus no lo entendía. Además, no le gustaba la forma en que se sentía estando ahí. Miedo, tristeza, soledad y muerte. Esa era la razón por la que no le había dicho nada a Alec aun, no quería expresarlo en voz alta.

Sabía que de alguna forma estaba relacionado con lo que le había pasado, pero al mismo tiempo sentía que no quería saber la verdad. Además no quería dejar aun al detective. Ya se había encariñado y no quería dejarle tan pronto.

Pensar en el detective le animó, mientras se iba a su departamento. Ahí, encontró al detective aun dormido. Magnus no sabía que hora era pero parecía ya estar amaneciendo. Se apareció al lado de Alec y sonrió al verle dormir; el hombre se veía más joven así de tranquilo. No tenía el ceño fruncido ni sus labios apretados en frustración.

El Detective Gruñón era realmente apuesto y hermoso. Pero el solo podía admirarle, nada más. Eran solo amigos.

O de eso se intentaba convencer Magnus. Por las últimas semanas juntos, Magnus había aprendido muchas cosas más de Alec. También conoció a la novia del Detective Imbécil, Galletita, y a la hermana de Alec, Calabacita. Alec e Izzy eran tan distintos y aun así se amaban tanto.

Ver a los amigos y familia de Alec le ponía triste. Alec aun no era capaz de localizar a su madre o padrastro. Se sentía tan...solo y perdido. ¿No tenía amigos? ¿Familia? ¿Realmente era un cachorro abandonado? Eso explicaría muchas cosas, como el miedo a quedarse solo cuando Alec dormía.

Alec soltó un ronquiditio y comenzó a balbucear, evitando que Magnus perdiera el control y haciendo que sonriera. Magnus se acostó al lado del detective, procurando no tocarle, sabiendo que eso le disgustaba.

Parecía que lo que estaba soñando era placentero, dado que sonreía dormido y hacía sonidos de gusto. ¿Que soñaba?

– Magnus, – Alec suspiró en su sueño y los ojos de Magnus se abrieron de la sorpresa.

¿Estaba teniendo un buen sueño con él? Interesante. Esa pieza de información le sería útil después. Alec dejó caer su cabeza contra la almohada y soltó un jadeo. ¿Qué estaría soñando?

– ¿Estás bien? – Magnus preguntó preocupado. – ¿No te estoy causando pesadillas, cierto? – Magnus hizo un puchero.

– Magnus... se siente muy bien... más rápido, – Alec susurró y Magnus necesitó unos minutos para entender la clase de sueño que Alec estaba teniendo. Jadeos, decir su nombre, que fuera más rápido... Magnus sonrió burlón.

– Que niño tan sucio, ¿estás teniendo sueños calientes sobre mi? – preguntó Magnus riendo.

Para el momento en que Alec despertó, Magnus ya estaba escogiéndole su ropa. No sabía porque, pero se sentía responsable de el estilo de Alec. Probablemente era algo relacionado con lo que hacía en vida.

Ese día había escogido unos pantalones negros y una camisa violeta de botones. Se sentía orgullo al ver que ya controlaba mejor su energía para tocar objetos.

Alec se sentó lentamente en la cama, con su cabello desordenado, viéndose completamente adorable. Aun no terminaba de despertar, mientras se estiraba como un tierno gatito.

Cuando Alec vio a Magnus, no le gustó la sonrisa burlona que este tenía.

– ¿Por qué me estás viendo así? – preguntó Alec frunciendo el ceño, y aun más al ver la ropa que Magnus le había escogido.

– Me recuerdas a mi gato, – Magnus dijo feliz. – Cuando se despierta siempre está gruñón y estirándose como ti. Es adorable. –

Alec iba a discutir inmediatamente, pero al momento captó algo más. – ¿Tenías un gato? ¿recuerdas más cosas? –

– Verte me hizo recordar, – Magnus se encogió de hombros, y cerró los ojos intentando recordar más cosas, pero solo veía oscuridad. – Pero nada más. Solo se que solía tener un gato. No es de mucha ayuda, ¿cierto? –

– Bueno, lo importante es que sigas recordando. Créeme, es un proceso lento, – añadió Alec, de forma tranquilizante.

– Entonces, Detective Gruñón...– Magnus dijo, cambiando su expresión a una juguetona y coqueta. – ¿Tuviste sueños placenteros? –

Alec frunció el ceño, intentando recordar su sueño, solo recordaba haber soñado algo bueno. Recordaba que Magnus estaba ahí, primero le abrazaba, después se besaban, después le llevaba a la cama y después...

– Si... digo no...– Alec se sonrojó a niveles épicos y Magnus comenzó a reír a carcajadas. – ¡¿Qué?! –

– Se que lo fueron, – Magnus dijo y luego imitando la voz de Alec, agregó. – Oh Magnus, por favor, más rápido. Si, justo ahí, Magnus, – Magnus siguió riendo. – ¿Te suena? –

– Oh por dios, ¡¿Escuchaste?! – Alec se lanzó de vuelta a la cama, cubriendo su rojo rostro.

– Debo decir que me sorprendes, – dijo Magnus apareciéndose sobre Alec, quien seguía congelado. Aunque Magnus era un fantasma, Alec podía sentir una calidez extraña, y no la normal frialdad de un fantasma. – ¿Y quien no? Luces tan inocente por fuera, pero por dentro eres todo un sucio. ¿Me vas a decir que soñabas? Quiero saber cada detalle. –

– Jódete, Magnus. –

– Te gustaría hacerlo tu, ¿cierto? –

– Quítate, – Alec soltó, intentándose levantar, pero no pudo al notar la dureza entre sus pantalones.

– Alguien está feliz de verme, – Magnus dijo, también notándolo.

– ¡Déjame! – Alec gritó. – Mira, con todo lo que ha pasado no he tenido tiempo de... ya sabes y dado que tu te la pasas conmigo todo el tiempo, fue una coincidencia...– Alec intentaba explicarse, pero paró al ver que Magnus no le creía. – Sabes que, no te debo ninguna explicación. Puedes pensar lo que quieras, ni se porque me importa. –

– Oh no lo se, ¿por qué te importará? – Magnus preguntó y Alec le lanzó un almohadazo, que solo le atravesó. – Relájate Alec. Solo bromeo. Yo podría ayudarte...–

– Basta, – Alec le cortó. – Deja de intentar ayudarme. Déjame solo, Magnus. – Y con eso, Alec se fue al baño, azotando la puerta y dejando a Magnus con la palabra en la boca.

¿Qué había ido mal?

Jace y Alec estaban en una escena del crimen. Un hombre en sus treintas había sido encontrado esa mañana por su hermano, había sido asesinado. Mientras Jace daba instrucciones, Alec examinaba a la víctima que se encontraba en el baño.

Toda la escena lucía como un suicidio: el hombre en la bañera, su muñeca cortada. Vio a los forenses recoger unas tijeras y otras pruebas. Pero no se necesitaba ser un genio para saber que esa había sido el arma. Miró alrededor para asegurarse que el fantasma del hombre no estuviera ahí y suspiró aliviado al no verle.

– ¿Entonces fue un suicidio? – preguntó Alec, acercándose al médico forense, Simon.

– No, – dijo Simon, para sorpresa de Alec. – Esto fue un asesinato. –

– ¿Asesinato? –

– Si. La muñeca de la victima fue cortada después de su muerte. No hay demasiada sangre en la tina, lo que indica que fueron heridas post mortem. Alguien quiso que pensáramos que fue un suicido, – Simon explicó. – No hay más heridas ni signos de pelea. Así que quizá fue... ¿envenenamiento? – Simon se quitó sus guantes y prosiguió. – Lo sabré después de examinarlo en la morgue. –

– Comprendo. Gracias Simon...– comenzó Alec, pero fue interrumpido por el molesto y conocido sentimiento de que alguien le miraba.

Sabía que era la de un fantasma. Alec pudo sentir que estaba confundido y asustado, y tuvo que sentarse por la avalancha de sentimientos. Después, de la nada, apareció el fantasma de la víctima al lado del cuerpo.

– ¡No! – gritó el fantasma, haciendo que las luces parpadearan por su energía. Alec vio como Simon brincaba confundido. – ¡No! – Simon brincó de nuevo y Alec se preguntó si había sido capaz de escuchar el grito.

– ¿Quieres dejar de gritar? Se que has tenido un día terrible al ser asesinado, pero tengo una resaca terrible y apreciaría que te callaras, – Simon soltó, agarrándose la cabeza en dolor.

– No dije nada, – Alec susurró, sintiendo como se aceleraba su corazón. Simon definitivamente había escuchado los gritos.

– Oh lo sé, – dijo Simon, girándose a verle. – Le hablaba al fantasma, – Alec abrió los ojos sorprendido. – ¿Por qué te sorprendes? Tu puedes verles, ¿no? Se de tu habilidad, lo noté, ya que es parecida a la mía. Yo no puedo verles, solo escucharles y bueno... te escuché varias veces hablando con ellos, –explicó.

– ¿Siempre... siempre has sido capaz de hacerlo? – preguntó Alec lentamente, como temiendo que alguien más les escuchara.

– Nope, – dijo Simon, guardando sus cosas en su mochila. – Hace algunos años tuve un accidente. Fui declarado muerto por algunos segundos. Supongo que volver fue lo que me dio este don, – explicó Simon.

Alec frunció el ceño. El siempre había sido capaz de ver fantasmas, no necesitó una experiencia traumática.

– ¿Don? – Alec tosió. – Es más como una maldición. –

– ¿Por qué siempre tienes que ser tan pesimista? – Simon preguntó, molesto. – Es un don, somos capaces de ayudar a la gente muerta. Bueno al menos eso hago yo. Después de que ellos te ayudan a ti, vienen a mi y yo termino el trabajo. La mayoría se queja de que no eres ... agradable. –

– ¡Hey! Si les ayudo, – Alec se quejó. Genial, incluso los fantasmas hablaban a sus espaldas.

– Claro, pero... piénsalo, siempre desaparecen de tu camino cuando resuelves el caso. Claro, les ayudas, pero no puedes negar que no serías capaz de resolver los casos tan rápido si no fuera por los fantasmas, – Simon suspiró. – Sin ofender, pero a veces eres un idiota. –

– Como sea, – Alec salió del cuarto y fue a ver a Jace, quien se encontraba interrogando al hermano de la víctima.

Gracias a el hermano de la víctima, fueron capaces de avanzar en el caso. Justo como Simon había explicado, era un asesinato, no un suicidio. Encontraron grandes cantidades de arsénico en la víctima y ya tenían varios sospechosos. De acuerdo al hermano, la víctima le debía mucho dinero a una compañía y a tres amigos. Así que todo lo que tenían que hacer ahora era interrogar a esas personas.

Pero eso podía esperar al día siguiente. Ya era tarde cuando Alec llegó a casa, emocionado por ver a Magnus. Tenía tantas cosas que contarle.

Alec seguía molesto con Simon, ¿cómo se había atrevido a llamarle idiota? Necesitaba quejarse con Magnus y que este le dijera lo contrario: Magnus nunca le había dicho algo así.

Pero cuando Alec llegó a casa, Magnus no estaba ahí. Pasó varias horas llamándole, pero nada pasó. Se había ido. Usualmente Magnus volvía por las mañanas, pero al día siguiente tampoco estaba ahí. Alec maldijo. Literalmente le había dicho que le dejara solo.

Pasó una semana y Magnus seguía sin aparecer. Alec había llegado a pensar que Magnus se había ido para siempre.

Bien. Realmente era un idiota.


Algunos ya lo habrán notado, pero para los que no: me eliminaron las adaptaciones que tenía. Me dieron el consejo de que no lo volviera a subir porque quizá me eliminaban la cuenta, y ps prefiero no arriesgar las traducciones que tengo

Por lo que decidí subirlas de nuevo pero a otra cuenta. También estoy pensado subirlas a AO3 por si alguien lo usa.

Por hoy estoy resubiendo Solo un Poco Retorcido a una cuenta que la grandiosa @ElizabethHernande38 1 me prestó. 

Pueden entrar aquí https://aztruyen.top/tac-gia/Danipreciosa23 (@Danipreciosa23)

Si quieren pueden seguirlo, yo solo lo ocuparé para resubir las adaptaciones, y ps si me llegan a eliminar alguna otra historia y no se si Elizabeth lo ocupará para algo (aunque mejor sigan su cuenta oficial), pero la cuenta donde seguiré subiendo todo lo nuevo es este. 

Gracias(:

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