👻 Capítulo 3


If you're lost you can look, and you will find me
Time after time...

Alec volvía del trabajo más temprano de lo normal. Habían logrado resolver el caso después de varios meses, finalmente logrando que el ex esposo admitiera el asesinato de la señora Jones. La mujer había estado ahí al momento del arresto y Alec pudo sentir su alivio y felicidad de que se hubiera hecho justicia. Además, la novia del ex marido también había sido arrestada por complicidad.

Jace le había invitado unos tragos para celebrar pero Alec se había negado, diciendo que tenía otras cosas que hacer. Pero Jace sabía que tenía prisa por ir con Magnus.

Ya había pasado una semana desde que Magnus había entrado a la vida de Alec y no podía negar que le agradaba cada vez más el molesto fantasma. De alguna forma se había acostumbrado a sus estúpidos comentarios e incluso había aceptado ir de compras con él, donando varias de sus prendas. Magnus estuvo más que feliz.

Además, Magnus había aceptado ya no seguirle al trabajo. Era demasiada distracción, y aunque Magnus tuvo mucho que decir en el asunto, finalmente había aceptado.

Aunque en los casos del trabajo le iba bien, en el caso de Magnus no había ninguno progreso. Magnus seguía sin recordar nada. Alec había intentado buscar la muerte de algún Magnus recientemente, pero no encontraba alguno que encajara con la descripción. Estaban en un callejón sin salida. Incluso había ido con Clary, la novia de Jace, para que hiciera un bosquejo de Magnus, y aun así no pudieron encontrar su rostro relacionado a una muerte.

Y aunque la falta de avance le preocupaba a Alec, parecía que a Magnus no, quien parecía estar pasando el mejor momento de su vida viviendo en el departamento de Alec. Alec sabía que había mucho más detrás de esa gran sonrisa, pero aun no lograba que Magnus recordara algo. Por su gran pérdida de memoria, Alec solo podía imaginar que había muerto de forma horrible.

Alec suspiró al ver que las luces de su departamento estaban apagadas. Sin darle mucha importancia entró, quitándose la chaqueta y poniendo sus cosas en el sillón, mientras buscaba a Magnus con la mirada. Realmente estaba de buen humor y quería compartir su resolución del caso con él.

– ¿Magnus? – Alec preguntó, entrando a su habitación porque sabía que a Magnus le encantaba estar ahí.

Pero no estaba. Alec sintió como su corazón se apachurraba, pero intentó no darle importancia. Magnus era un fantasma y podía ir a donde quisiera.

Así que decidió ir a la cocina para buscar algo de comer cuando escuchó unos sollozos. Al girarse alrededor, no vio a nadie, pero los sollozos solo aumentaban. A veces eso pasaba, que los fantasmas no querían ser vistos y Alec solo podía escucharlos.

Odiaba cuando eso pasaba. Prefería verlos. Así que decidió prender la luz, pero justo cuando lo hizo, esta se apagó de nuevo. Alguien claramente no quería la luz prendida.

– Ayúdame, – dijo una voz, y Alec respiró aliviado al reconocer a Magnus.

– Magnus, oh gracias a Dios, – Alec suspiró. – ¿Qué pasó cuando me fui? – Alec intentó, pero no recibía respuesta. – ¿Por qué te escondes? Puedes confiar en mi, lo sabes. –

– No, – dijo la voz de nuevo. – Me golpeará de nuevo. –

– ¿Quién te golpeó? – intentó sonar calmado, mientras buscaba por algún signo de Magnus. Pero solo lograba ver una sombra.

– Mi padrastro, – Magnus susurró.

Finalmente Alec entendió lo que estaba pasando: Magnus debía estar teniendo una visión de su vida. Los fantasmas solían recordar primero las experiencias traumáticas.

Pero Alec ya sabía que hacer, aunque odiaba esa parte. Tenía que dejar que Magnus le mostrara la visión.

– No te hará daño, te lo prometo, – Alec susurró. – Déjame ayudarte. –

Después de un gran silencio, Magnus apareció debajo de la mesa, aun escondido. Alec sintió las emociones de Magnus y sin dudar un segundo se arrodilló a su lado.

– ¿Sabes quien soy? – preguntó Alec y Magnus negó. – Está bien, solo tienes que calmarte y...––

– ¡Mamá! – gritó Magnus de repente, mirando a través de Alec a la pared en blanco. Debía ser horrible lo que estaba viendo.

Sabiendo que hacer, Alec tomó las manos de Magnus, sintiendo como todo su cuerpo se enfriaba. Lo primero que sintió fue miedo, tristeza, culpa, remordimiento enojo y... odio. Las emociones de Magnus.

Alec se encontraba debajo de una mesa, pero no la suya, y en otra cocina. Viendo a través de los ojos de Magnus, vio a un niño, y su corazón se rompió al darse cuenta que era Magnus viendo como un hombre golpeaba a una mujer, y Magnus gritaba, en un idioma inentendible para Alec. De repente, el hombre se giró y el niño se congeló. No podía ver el rostro de la mujer pero si el del hombre, tenía cabello oscuro y ojos llenos de maldad.

Alec intentó gritar cuando el hombre agarró al pequeño niño del cabello y lo estampó contra la pared. Una y otra vez. Fue ahí donde Alec ya no pudo soportarlo, no podía ver a Magnus sufriendo tanto, mientras el hombre solo reía.

– ¡Para! – Alec gritó, terminando la visión, y encontrándose de nuevo en su cocina. Se sentía cansado, física y mentalmente, y su corazón martillaba. Por suerte, Magnus también estaba a su lado. – Magnus yo... – Alec tartamudeó.

– Alexander, – dijo Magnus, y Alec respiró aliviado. Magnus le recordaba aunque aun se veía confundido por lo pasado. Sabía que eran su madre y su padrastro, pero no podía recordar sus nombres. – Las cosas que vi, ellos...–

– Yo también las vi, – susurró suavemente Alec. – Son recuerdos.

– Si, – Magnus bajó la mirada. – Recuerdo que son mi madre y mi padrastro. El era un hombre horrible, – añadió fríamente. –Me golpeaba, y le tenía demasiado miedo. –

– Lo siento, – susurró Alec, odiando a ese hombre. – Pero no te preocupes. No te puede hacer daño. Y cuando encuentre al bastardo ese, haré que pague, – dijo, en modo detective. – ¿Puedes recordar su nombre? –

– No, – susurró Magnus. – ¿Y cual es el punto de recordar esto? Era más feliz sin saberlo...–

– No importa que no recuerdes. Ahora sabemos como luce, haré que Clary haga un bosquejo mañana y veré que encuentro. Si te hizo eso a ti, a puesto a que es un criminal, por lo que estará en la base de datos, – dijo Alec, y Magnus solo se encogió de hombros. – No vi a tu madre, pero...–

– Si recuerdo su rostro, – Magnus susurró, cerrando los ojos con dolor. – Eso ayudará, ¿cierto? –

– Claro que si, – Alec asintió. – Mañana vendrás a la estación conmigo. Le diré a Jace que traiga a Clary y averiguaremos quienes son esas personas. –

– Gracias, – dijo Magnus.

– No tienes que agradecerme. Es mi trabajo como detective, ¿recuerdas? – Alec le sonrió hasta que Magnus le devolvió la sonrisa.

Fueron juntos a la sala y ahí pasaron varias horas platicando de cosas al azar. Alec esperaba que Magnus pudiera recordar más cosas de su vida, pero no hubo suerte. Aun así, podía sentir la tristeza y soledad de Magnus. Cuando mencionó dormir, Magnus sintió rápidamente ansiedad, haciendo que Alec cambiara de opinión.

– Creo que me quedaré contigo, – dijo Alec, suavemente.

– Estás cansado, deberías dormir. Yo estaré bien, solo serán unas horas – balbuceó el fantasma, negando.

– Unas horas pueden sentirse como una eternidad, lo sabes, – Alec negó. – Me quedaré contigo. No puedo dejarte solo después de eso. No te abandonaré, quiero decir... ¿para eso son los amigos no? –

– ¿Somos amigos? – Magnus sonrió brillantemente. – Creí que no te agradaba. –

– Olvida eso, – Alec sonrió. – Solo estaba haciéndome el difícil, – dijo Alec juguetón, haciendo sonreír felizmente a Magnus.

Al final, los dos terminaron platicando toda la noche, aunque Magnus vio como Alec luchaba por no quedarse dormido. Pero decidió ser egoísta, Alec tenía razón, no quería estar solo.

– Necesito un café, – Alec se quejó, ya estando en la estación de policía.

Era bastante temprano y ya iba por su segundo café. Restregó sus cansados ojos y observó a Magnus, quien estaba sentado en su escritorio, viéndole con una brillante sonrisa.

– Siento haberte mantenido despierto. Pero realmente... aprecié poder hablar contigo, – Magnus suspiró.

– No te preocupes, – dijo el detective, dejándose caer en su silla.

Durante la noche se habían vuelto bastante cercanos y Alec no sabía que pensar de eso. Nunca había tenido un amigo fantasma.

Ahora, Magnus estaba curioseando en su escritorio, hasta que encontró un dibujo suyo.

– ¿Se supone que ese soy yo? – preguntó Magnus, viendo el papel.

– Si. Lo hico nuestra artista Clary, la novia de Jace. Esperaba poder encontrarte con ello, pero hasta ahora no ha sido posible, – explicó Alec,

– No está tan mal, – dijo Magnus, engreídamente, sonriendo. – Capturó totalmente mi belleza y mi encantó, – añadió, haciendo que Alec rodara los ojos.

Mientras Magnus seguía viendo la foto, Jace apareció, abriendo mucho los ojos cuando vio el papel flotando en el aire. Aunque sabía de su existencia, aun le espantaban mucho esas cosas.

Finalmente el papel cayó, cuando a Magnus se le acabó la fuerza. Necesitaba controlar más eso.

– Hey Alec, – dijo Jace, mirando alrededor. – ¿Tienes compañía? –

– Oh, el Detective Imbécil ha vuelto, – dijo Magnus, molesto de verle.

– Si, – dijo Alec, recogiendo el papel. – Magnus dice... hola. –

– ¿Es el de nuevo? ¿No había aceptado ya no seguirte al trabajo? ¿Por qué era demasiado molesto y una distracción? – preguntó Jace. – ¿Y porque tienes esas grandes ojeras? ¿No dormiste anoche? –

– ¿Molesto y una distracción? – Magnus miró a Alec acusadoramente, y Alec se escondió en su silla, intentando hacerse invisible. – ¿Así me describiste ante el Detective imbécil? – Alec sintió una punzada en su corazón.

– Gracias por decirlo en frente de él, amigo. Realmente lo apreció, – dijo Alec, con sarcasmo, mirando mal a Jace, quien inmediatamente notó su error. Luego se giró hacía Magnus intentando disculparse. – Yo...–

– Pero olvidaste la parte más importante... ¡que soy completamente irresistible! – bromeó Magnus sonriendo, haciendo que Alec girara los ojos. – Mira esto, – Magnus señaló su figura. – Apuesto a que incluso Detective Imbécil encontraría difícil resistirse a esto. –

– Y modesto, – Alec bufó, bajo aliento, girando los ojos.

– Por supuesto, ser modesto y humilde es otras de mis virtudes, – Magnus se sentó sobre el escritorio de Alec. – "I'm the best damn thing that your eyes have ever seen", – añadió cantando y guiándole un ojo a Alec, quien solo le veía entre molesto y divertido.

Jace no sabía que pasaba, pero no preguntó. Solo caminó hacía el escritorio de Alec y cuando iba a agarrar unos papeles, atravesó a Magnus. Sorprendido, Jace gritó y brincó hacía atrás.

– A-Alec, – tartamudeó el rubio. – ¿Puedes decirle que deje de hacer eso? ¿Está sentado aquí verdad? – gruñendo cuando Alec asintió.

– Suéltate un poco, teñido. ¿Cuál es el problema? – Magnus saltó del escritorio y se dejó caer en el regazo de Alec. – Hola guapo, ¿me extrañaste? –preguntó coquetamente, bateando las pestañas.

– Dios, basta, Magnus, – Alec siseó, parándose, y estremeciéndose cuando atravesó al fantasma. – ¡¿Jace, dónde está Clary?! – Alec gritó, volviendo a su modo gruñón habitual.

– Ya llegó, – dijo Jace, levantándose de su lugar y caminando hacia su novia que venía caminando. – Hola, – dijo, dándole un beso.

– Hola, Jace... Alec, – saludó la pelirroja, a un sonrojado Alec, que intentaba ignorar a un coqueto sin vergüenza fantasma.

Alec no podía creer todo lo que Magnus le decía, y solo podía agradecer por ser el único capaz de escucharle.

– ¿Estás bien? – preguntó Clary, quien desconocía la habilidad de Alec.

– Completamente, – contestó Alec, acercándose a Clary. – Gracias por venir tan temprano. –

– Me dijeron que era una emergencia, – Clary se encogió de hombros.

Después de tomarse un café, y platicar un poco, Clary y Alec se pusieron a trabajar. Clary dibujó al padrastro de Magnus primero, y después con la ayuda de Magnus, a su madre. Alec quedó satisfecho con los resultados, y con la posibilidad de saber más de la vida de Magnus.

Magnus, por otra parte, pasó el resto del día observando el dibujo de su madre, incluso una vez que estuvieron en el departamento. De alguna forma le tranquilizaba, aun cuando no era capaz de recordarla.

Alec dejó solo a Magnus, porque podía sentir como el fantasma necesitaba tiempo para si mismo, así que finalmente fue a la cama, para descansar un poco.


Aquí ya hubo una pista de lo que pasa con Magnus... pero ya notarán más cosillas más adelante (:

Que disfruten!

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