👻 Capítulo 11
Just a kiss on your lips in the moonlight
Just a touch of the fire burning so bright...
Era un tranquilo fin de semana. Alec estaba en la sala leyendo un libro. El departamento parecía vacío pero sabía que Magnus andaba alrededor. Podía sentir una sombra a su alrededor.
¿Le estaba espiando?
Desde que Magnus se había confesado, las cosas habían estado tensas entre ambos. Ya casi no hablaban, algo que le dolía a Alec. Magnus desaparecía y aparecía con frecuencia, manteniendo su distancia con Alec. Y Alec pretendía leer, mientras sonreía al darse cuenta de lo que Magnus hacía.
Magnus miraba a Alec, que parecía estar ocupado leyendo. Apareció detrás de Alec para ver que libro leía y desapareció rápidamente antes de que Alec le notara. Magnus pensaba que Alec no le veía. Magnus suspiró con tristeza, mordiendo su labio y tentado a acercarse. Pero no sabía que decir. Normalmente era demasiado confiado, pero alrededor de Alec se volvía un desastre.
Alec quería que fueran amigos pero ¿cómo? No podía ni reunir el coraje para hablarle.
Alec estaba tentado a girarse, pero no lo hacía. Quería que Magnus le hablara primero. Además, tampoco sabía como iniciar la conversación.
Solo recordar la confesión de Magnus, sonreía como un tonto. Pero luego recordaba que no era posible y dejaba de sonreír.
– Ouch, – Alec sintió doler su cuello por estar demasiado tiempo en la misma posición. Pero ni así obtuvo la atención de Magnus. – Realmente me gustaría un masaje, – habló consigo mismo. – Quizá debería decirle a Izzy que vayamos a un spa y...–
– Eso sería una pérdida de dinero. Soy bastante talentoso con mis dedos. Yo te daré uno, – dijo Magnus, interrumpiendo a Alec. El fantasma se mordió la lengua al darse cuenta de que había caído. Y Alec solo sonrió.
– Hey, – dijo Alec mirando a Magnus. – Puedes acercarte. Se supone que somos amigos, ¿cierto? –
– Cierto, – finalmente Magnus se apareció al lado del detective, pero aun manteniendo un poco su distancia, por protección. Alec lo entendía
– Magnus...– Alec comenzó, pero se detuvo al no encontrar las palabras.
– Creo que esto es una mala idea, – declaró Magnus, mirando a Alec, quien estaba mordiéndose el labio de forma nerviosa. – Lo de ser amigos. Odio como está siendo entre nosotros. La incomodidad... no puedo soportarla. No debí confesarme. No debí besarte. No debí...– Magnus sonaba triste. – Solo quiero que las cosas vuelvan a ser como antes, pero no podemos regresar el tiempo, ¿verdad? –
– No es tu culpa, – a Alec le dolía verle así. – Yo acepté que me gustó el beso y que me sentía igual que tu. necesitábamos ser honestos. Solo han pasado algunos días, dale más tiempo y volveremos a ser como antes, – dijo Alec, intentando sonar seguro.
– No lo sé, Alexander. No quiero ser solo tu amigo, – Magnus se mordió la lengua, porque sabía que estaba siendo injusto, dado su situación. Si tan solo no hubiera sido tan estúpido esa noche, al conducir borracho... no estaría muerto y tendría una oportunidad con Alec. El universo era cruel– Quizá podría pedirle ayuda a Simon. No quiero herirte con mi presencia. –
– No, no, no, – Alec entró en pánico. – No te vayas con alguien más. Puedo manejarlo. Además, que te vayas con alguien más me haría más daño. –
– Mierda Alec. El que digas cosas así me da esperanza. –
– Lo siento. –
– No te disculpes, – dijo Magnus, sonriendo. – Es que eres tan... ugh, – Alec le veía con ojos llenos de curiosidad. – Me pones muy difícil permanecer lejos de ti. No es justo, – bromeó Magnus, y Alec le sonrió de forma tímida.
– Eso es bueno, – Alec respiró. – Mira, ¿por qué no empezamos de nuevo? ¿Solo amigos? ¿Qué dices? – Alec extendió la mano y espero que Magnus la tomara.
Magnus le miró por un rato, hasta que finalmente la tomó. – Bien. Amigos, – riendo al ver como su mano atravesaba la de Alec.
–Bien, – Alec notó como Magnus volvía a ponerse triste, así que se acercó y le tomó del hombro. – Hey. Todo va a estar bien, – susurró, aunque realmente no creía sus palabras.
– Eso espero, – susurró Magnus. Fue sorprendido cuando Alec le dio un abrazo, quedándose quito en su lugar. ¿No qué solo amigos? – ¿Qué haces? –
– Abrazándote, – contestó Alec, sintiendo un nudo en la garganta. – Los amigos se abrazan, ¿no? –
– Supongo, – Magnus asintió, finalmente respondiendo el abrazo y relajándose en los brazos de Alec, calentándose con su calor corporal, y cerrando los ojos.
El abrazo no duró mucho más que un abrazo de amigos. Ambos lo sabían, pero no querían separarse. Alec jadeó al sentir de nuevo los labios de Magnus en su mejilla. Debía decirle que se detuviera, pero no quería. Además, solo era un beso de amigos.
Y Magnus no podía contenerse, con Alec entre sus brazos no pudo evitar darle otro beso en la mejilla, antes de terminar el abrazo.
– Entonces, estuvo bien, ¿cierto? – tartamudeó Alec. – Quiero decir, no cruzamos ninguna línea de amistad, ¿verdad? Fue un beso y abrazo de amigos. –
– No, – Magnus intentó tranquilizarlo. – No cruzamos nada. –
– Si, tienes razón, – Alec sonrió asintiendo. Eran solo amigos.
Alec sintió su garganta secarse cuando Magnus se acercó a él, y su corazón se acelero. Eran solo amigos, Alec se intentaba convencer. Pero el deseo de volver a besar a Magnus era demasiado grande. Miró los labios de Magnus, mordiendo el suyo y Magnus jadeó.
Alec no se la estaba poniendo fácil. Alec se acercó aun más, viendo a Magnus con una mezcla de curiosidad, hambre y miedo.
– Alexander...– Magnus susurró sin pensar. Alec colocó su mano en la mejilla de Magnus, sintiendo su energía de fantasma contra su palma. Ya no se sentía frío. Magnus se sentía cálido, casi vivo. – Los amigos no...–
– No me importa, – susurró Alec, haciendo temblar a Magnus, quien no pudo alejarse. Una sonrisa cruzó el rostro de Alec al ver como Magnus cerraba los ojos. Lucía hermoso. Magnus era perfecto.
Justo cuando estaban a punto de tocarse sus labios, alguien tocó la puerta, devolviéndoles a la realidad.
Rápidamente, Alec se levantó, colocando una mano en sus labios y maldiciendo.
Magnus sintió su estómago caer al ver como Alec le dejaba solo en el sofá. Habían acordado ser amigos pero Alec estuvo a punto de besarle. Y Magnus había querido que lo hiciera. No podía culparle. Vio como Alec iba hacía la puerta y Magnus pensó que necesitaba tiempo para él.
Alec suspiró cuando vio que Magnus había desaparecido. Pero se tranquilizó al ver a su hermana al otro lado de la puerta.
– Hey, Alec, – saludó Isabelle. – ¿Puedo pasar? –
– Mmm, si claro, – Alec aun tenía la mente en el casi beso con Magnus. – ¿Qué te trae por aquí? – preguntó.
– ¿Necesito una excusa para visitar a mi hermano? – preguntó Izzy, fingiendo estar ofendida. –Es sábado y no tengo nada que hacer. Maia está demasiado ocupada con la compañía. Simon y Rapha están en una cita y no quiero hacer mal tercio con Jace y Clary. Así que necesitamos hacer algo si no quieres que me vuelva loca por lo mucho que extrañaré a Maia por las próximas dos semanas. – terminó, sentándose en el sofá.
– ¿Dos semanas? ¿A dónde fue? – preguntó Alec, sentándose a su lado.
– A Japón. Tenía una sesión de fotos, – contestó ella. – Como sea, no me dejes comenzar a hablar de ella, porque no quiero pensar en ella, porque si no la extrañare y me pondré triste y...–
– Okey, okey, lo entiendo, – Alec la cortó. – Podemos salir. –
– ¿De verdad? Será divertido, – luego Isabelle miró alrededor. – Magnus, ¿no te importa que te lo robe por hoy? Si quieres puedes venir con nosotros, ¡Podemos ir de compras los tres! –
Alec se encogió cuando escuchó el nombre de Magnus, quien apareció rápidamente al lado de la mesa de café, brillando de felicidad. – Cariño, claro que hay que ir. – le dijo Magnus y Alec enrojeció.
– ¿A quién le dices cariño? – siseó Alec e Isabelle rió. – ¿Qué? – Alec giró los ojos.
– Entonces, ¿Qué dices? ¿Vamos a la plaza? – Isabelle brincaba de emoción.
– Izzy...–
– Vamos, Alexander, – dijo Magnus, porque realmente quería salir de la casa. Pensar en el casi beso le estaba ocasionando ansiedad. – Nos hará bien.
– Bien, – dijo Alec resignado, porque entendía el punto de Magnus. No quería quedarse solo con sus pensamientos.
Alec se dirigió a su cuarto a cambiarse y Magnus le siguió, mientras que Izzy se quedó en la sala esperando. Ahí, ella encontró un archivo. Sabía que no debía andar fisgoneando pero la curiosidad le ganó cuando vio el nombre de Magnus escrito en el folder. Quería saber más sobre el amigo fantasma de Alec, así que lo abrió.
Lo primero que vio fue el dibujo de Clary. Y su mandíbula cayó al reconocer al hombre. Era Magnus Bane, uno de sus diseñadores favoritos.
Le tomó varios segundos entender lo que estaba pasando. ¿Magnus Bane le había dicho que le gustaban sus diseños? Izzy gritó de la emoción. Pero luego su sonrisa cayo dándose cuenta de algo. ¿Magnus Bane estaba muerto?
Isabelle no sabía mucho sobre su vida privada. Solo le admiraba profesionalmente. Pero no había escuchado noticias de su muerte. Sabía que había estado trabajando en una colección. Había escuchado de un accidente, pero los rumores decían que no había sido nada grave. ¿Su familia y amigos ya habrían dicho algo, cierto? Nada tenía sentido.
Finalmente Alec volvió, y se encontró a Izzy mirando sorprendida el dibujo de Magnus.
– ¿Izzy? – Alec suspiró. – ¿Estuviste revisando el caso de Magnus? Sabes que no...–
– ¿Por qué no me dijiste que Magnus Bane estaba viviendo contigo? – Isabelle preguntó.
– Yo no... Espera, ¿sabes su apellido? – Alec preguntó, sorprendido.
– ¡Si! ¿Cómo no lo sabría? ¡Es mi diseñador de modas favorito! – ella estaba gritando, mientras que Magnus se encontraba congelado al haber escuchado su nombre completo.
¿Magnus Bane? Ese era el nombre que había escogido? ¿Era un diseñador de modas? Bueno, eso tenía sentido. El fantasma estaba tan confundido como Alec.
– ¿Magnus? – Alec preguntó, suavemente. – Hey, mírame, todo va a estar bien. ¿Recuerdas algo? –
– No creo, pero, – sus ojos se abrieron cuando escuchó que alguien le llamaba por su nombre. Era una mujer. Miró sorprendido a Alec e Izzy, jadeando. – Tengo que irme. –
– ¿Qué? No, no, – Alec le miró con pánico. – ¿A dónde? –
Pero Magnus ya había desaparecido, sin dar respuesta.
– Lo siento, Alec. Si dije algo que no debía. – Isabelle se sentía culpable.
– No, no es tu culpa. Supongo que recordó algo. Dijo que tenía que irse, – Alec pateó el sofá. – No se que pasó. Es demasiado frustrante. –
– Todo va a estar bien, – dijo Izzy. – Hey, quizá puedas ir con la jefa de Maia a preguntarle que paso con Magnus. – de repente Izzy recordó que había unos rumores sobre Magnus saliendo con la jefa de Maia, una mujer bastante desagradable.
– ¿La jefa de Maia? ¿Por qué? –
– Bueno, decían que Camille y Magnus estaban saliendo, así que...–
– ¿Camille? – Alec soltó. – ¿Camille Belcourt? –
– Si, ¿la conoces? –
– Investigué el coche que Magnus iba conduciendo y era de ella, – Alec explicó. – ¿Estaban saliendo? – el rostro de Alec estaba más pálido de lo normal.
– No estoy del todo segura. Pero escuché rumores. Magnus era un hombre bastante privado, – explicó ella y Alec rió.
– Me cuesta creerlo, – Alec se sentó. Quizá Magnus no quería llamar la atención para no ser encontrado por su padrastro.
– Supongo que no iremos de compras, ¿verdad? –
– Lo siento, Izzy, pero necesito procesar todo esto, – contestó Alec e Izzy asintió.
Ella se sentó a su lado en silencio, mientras que Alec volvía a abrir el caso de Magnus.
Sin importar lo mucho que le molestara, tendría que hablar con Camille Belcourt.
Alec ya casi va a averiguar que pasó con Magnus!!
Feliz Navidad y año nuevo atrasado!! 😄🎄🎊🎁
Espero que se la hayan pasado muy bonito con sus seres queridos y que este 2019 sea un año excelente para todos ustedes. Gracias por todo el apoyo y a seguir amando el Malec💝
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